La nieve caía como grandes copos de helado en pequeñas bolitas, cubriendo la ciudad de Los Ángeles en un hermoso resplandor blanco. Los débiles rayos de sol iluminaban un poco la gran Mansión que se encontraba a la falda de una montaña, una mansión que era más grande que 10 casas reunidas, perteneciente al magnate más conocido del mundo que tenía gran poder prácticamente en todos los sentidos, Nicholas Alessandri.
Nicholas, el magnate francés con mayor poder en asuntos de negocios, fortuna, seducción y otros asuntos era tan solo un hombre de 28 años de edad que había comenzado a trabajar cuando tan solo era un chiquillo de 15 años, pero siempre se le dio bien los asuntos de dinero. En asuntos amorosos siempre fue frío y terco ya que muy bien se sabía por el entorno cercano a él que las novias que tenía solo duraban uno o dos meses y al final de la relación siempre le enviaba finas cartas con adornos dorados que tan solo decía: “Gracias por el tiempo que disfrutaste conmigo” acompañado de una gran suma de dinero, no había una mujer en el mundo que pudiese satisfacer por completo los exquisitos gustos de aquel hombre.
La espantosa alarma que tenía el sonido de cientos de aves cantando la bienvenida de un nuevo día, hicieron salir repentinamente a Nicholas de un hermoso sueño, algo que provocó ira en su interior. Dio un largo suspiro, abriendo finalmente sus ojos, vigilando cada rincón de su cuarto para ver si había algo nuevo, pero no, seguía viviendo la misma rutina de todos los días. Se quitó la camisa que utilizaba como pijama y también sus bóxers negros y finalmente se dirige a su baño privado a darse una exquisita ducha de agua caliente.
La niñera que había tenido desde que tenía memoria, la amaba como si fuera su madre. Rosenda, su niñera, tiene 76 años, de una medida de tan solo 1.58 era una señora gorda de cabellos grises y blancos, de piel morena y con unos ojos más verdes que el mismo color de las plantas. Esta señora sabía todos los secretos de Nicholas, y él la amaba como su madre y como su mejor amiga. Ambos se trataban con una confianza, amor, respeto y lealtad pura que cualquier persona envidiaría.
Rosenda lo acompañaba en su ducha y se encargaba de bañarlo ella misma, enjabonarlo y enjuagarlo. Mientras ambos hablaban la misma conversación de siempre, el tono de “Speed of Sound” perteneciente a la banda de Cold Play, sonaba a través del celular de último modelo de Nicholas. El amargo suspiro de Nicholas provocó que Rosenda lo mirara triste y se fuera de ahí. El magnate intentó procesar la información del momento y después de 10 segundos contestó en un tono grave y enojado.
-¿Qué sucede? Son las 8:30 Am y ya voy a trabajar.- dijo en un tono amargado.
-Hay Dios…- dijo una voz femenina con un sentimiento de enojo -¿Esas son formas de tratar a tu novia, Nicky?
-Te he dicho miles de veces que no me gusta que me llamen Nicky, ¿quedó claro, Delta?
-Está bien, no te enojes- cambia de humor y comienza hablarle en un tono de seducción y coqueteo -¿Y hoy nos veremos en tu mansión o en tu departamento, cariño?
-En ninguna de las dos, hoy no quiero verte- cuelga sin más que decir tales duras palabras sin mayor sentimiento de culpa.
Cierra los ojos con fuerza, apoya sus manos en ambas esquinas de la gran bañera donde él se bañaba y se hunde lentamente dejando sus risos totalmente empapados y transformándolos en lisos.
Mientras que en otro lado del país, una chica de 20 años recién venía despertando de un sueño normal, despertando hacia un nuevo amanecer que traía nuevas sorpresas para este día. Se dirigió hasta el baño y se lavó la cara delicadamente, se soltó el cabello, se desvistió y se metió a la ducha. Después de 20 minutos, se dirigió hasta su cuarto con tan solo una toalla que tapaba su cuerpo desnudo y una toalla para su cabello empapado. Al abrir la puerta se dio cuenta de que su madre estaba en su habitación, esperándola con el desayuno.
-Mamá, pero… ¿qué no estabas en el trabajo?- pregunta confundida.
-Si pero hoy era una excepción, hoy es tu graduación- corre a abrazarla y a plantarle besos en su mejilla y frente.
-¡Mamá!
-¡Hay Demetria! No todos los días te gradúas de la Universidad.
Dirige la mirada hasta un cuadro familiar que estaba sobre el velador de su cuarto. –No recuerdo que te hayas emocionado tanto para cuando fue la graduación de Miley.
-Demetria, eso fue distinto.
-Pero las dos somos tus hijas, a pesar de todo, nadie cambiará eso.
-Basta ya, Demetria, no quiero discutir en este día tan especial para mí- le gritó enojada su madre y Demetria le dirige una mirada dura, algo que su madre ya sabía el próximo paso de la discusión
-¿Ves? Este es mí día especial, que yo sea tu favorita tan solo porque sé que tengo un buen futuro para más adelante no tu día.- toma su ropa y sus zapatos –Gracias por una hermosa mañana- cierra la puerta de golpe, dejando a su madre sola y sin un rastro de compasión.
Volviendo a Nicholas. Él ya estaba en la empresa donde él era el jefe máximo, las secretarias y empleadas de su alrededor suspiraban al verlo pasar con esa esencia masculina tan poderosa que se apoderaba de los cuerpos de ellas. Y no era de esperarse si al fin y al cabo Nicholas era comprobadamente el hombre más deseado entre las mujeres según las revistas de la farándula. Con esos impecables músculos de acero, una piel del color de una tarde de verano, unos ojos negros más negros que la misma oscuridad, atraía a toca clase de mujeres. Sin embargo, eso poco le importaba a Nicholas, a la única mujer que en verdad había querido había hecho que su confianza hacia el sexo femenino disminuyera al máximo.
Nicholas llegó con un aire de jefe serio, con una frialdad inmensa que podía hacer desvanecer el aire del lugar, solo la gente que era en verdad experta soportando la frialdad a cada momento era capaz de trabajar allí.
-¿Qué ocurre?- pregunta vagamente.
-Hoy es la entrevista para tu nueva asistente, ¿lo recuerdas?- contesta Delta, su secretaria y novia.
-Claro que lo recuerdo, no tengo Alzheimer querida- contestó en un tono de ironía –Pero pensé que ese era tu trabajo.
-Pues si, pero me gustaría que estuvieras aquí para escogerla. Ya sabes, para que pasemos más tiempo juntos como pareja- se acerca hasta la silla donde él estaba sentado, y comienza a hacerle un masaje en la espalda.
-Qué dulce eres querida, pero hoy te dije que no podía, debo cerrar unos tratos con la gente de Argentina, y la verdad, estoy muy cansado como para fingir que en verdad disfruto el tiempo contigo- se levanta ágilmente de su silla, toma sus cosas y se marcha.
-Ese hombre- niega con la cabeza, enojada.
En la Universidad “Clearenlaid” había gran felicidad en el ambiente y es que ya todos estaban graduados y muy pronto irían a buscar trabajos para poder entrar al mundo de la realidad. Demetria se dirigió hasta su maestra favorita, y de inmediato la charla se puso intensa.
-Señorita, estoy preocupada con todo esto, no sé dónde buscar trabajo- le dijo Demetria a su profesora, frustrada
-¿De qué hablas? Eres una chiquilla linda e inteligente, encontrarás trabajo donde sea que vayas.
-¿Usted cree?
-Claro que si, mira- abre su bolso rosado y saca un diario arrugado –Mira aquí hay ofertas de trabajo, hoy se lo iba a mostrar a mi hija pero ya consiguió empleo. Bien, espero que te sirva- se despide gentilmente de Demetria y se marcha vorazmente del lugar.
Demetria leyó los primeros artículos de la sección empleo y se dirigió hasta dos lugares antes de encontrar el lugar ideal para ella. Antes de ir a hacer sus trámites pasó hasta su casa y se cambio de ropa a una más formal algo que se identificase más con el tema que iba a hacer. Ahora se dirigía hasta una empresa que estaba mucho más al sur de donde estaba su casa, una empresa tan grande que no se lograba decir cuantos metros cuadrados tenía.
Demetria mordió su labio inferior con mucha timidez, caminando incrédula pero nerviosamente hasta donde estaba la secretaria del jefe de la empresa.
-Buenos días señorita Demetria, mi nombre es Delta Goodrem, ¿en qué puedo ayudarla?
-Hola, soy Demetria Steven y vengo por la entrevista de trabajo del señor Nicholas Alessandri.
-Pase por aquí por favor.- Delta dirige a Demetria hasta una oficina que quedaba más escondida de donde estaba ella. Vio con mucha perspicacia cada rincón por el que pasaba y de repente se detuvieron hasta la oficina de Nicholas, sin que él estuviera presente claro. –Bien, déjame ver tu historial- ve detalladamente sobre el computador de Nicholas los datos de Demetria –Bueno tú tienes el historial impecable, no muestras ni un error y parece que fueras perfecta.- dirige sus ojos café hacia los ojos negros de Demetria –Contratada- sonríe plácidamente.
-¡Genial! ¿Cuándo quiere que empiece?
-Mañana.
-¿Mañana?- preguntó sin creerlo.
-Si, mañana. ¿Por qué? ¿Tiene algún problema? Le recuerdo que trabajar para Nicholas Alessandri es un privilegio que no cualquiera tiene el gusto de tener.
-No, mañana no tengo ni un problema- sonríe nerviosa y ofrece gentilmente su mano en forma de agradecimiento –Gracias, muchas gracias- sonríe y se va. Demetria se dirigió hasta el ascensor y mientras bajaba hasta el décimo piso las puertas se abren y don hombres altos y fortachones entran y sin llamarle la atención que ella estuviese ahí.
-Odio los días así- dijo uno de los chicos.
-¿Por qué?- le pregunta su amigo y compañero de trabajo.
-Porque cada vez que llega una nueva empleada, el jefe se las deja para él y nosotros nos quedamos sin pan ni pedazo.- dijo algo deprimido.
-Si, eso es cierto.
-Eh… disculpen muchachos- ambos hombres dirigieron sus miradas hasta la muchacha que no llamaba la atención hace un rato –Que una nueva empleada llegue a trabajar aquí no significa que vaya a ser una amante del jefe.
-Si, claro… mira tú no trabajas aquí, así que no hables- dijo grotescamente.
-Eh… si trabajo aquí, de hecho, yo soy la nueva empleada- justamente las puertas del ascensor abren y Demetria camina seximente fuera de este, sin mirar atrás.
-Y yo que pensé que al jefe le gustaban las rubias.
-Oye, no te burles… es linda.
-Como no, Joe…
Ya era de noche y las suaves tonadas de Solfeo llevaban a Nicholas hasta el único lugar donde él podía ser feliz, sus sueños. Los dedos de sus pies pasaban a llevar las sabanas que lo tapaban, y se daba cuenta que no podía dormir aunque se mintiera a él mismo. Acarició su cabello castaño con su mano derecha, mientras miraba a su lado izquierdo y miraba como una mujer estaba a un palmo de distancia de él. Estaba en Argentina y el horario era diferente al de Usa, lo que provocaba que le diera sueño cuando no debía.
Se levantó silenciosamente y caminó hasta el balcón del hotel donde alojaban. Miró la fase de la luna alejándose, lo que le provocó nostalgia. Apretó la baranda con fuerza, tal como lo hacía con sus ojos. Las memorias y recuerdos que quisiera olvidar se apoderaban de su mente a cada momento, todo lo que veía, escuchaba y sentía era a la vil villana que le robó la vida y con ella, su felicidad; esa bandida del amor, era Miley Steven.
Miley era un año mayor que él y se habían conocido en una junta de negocios hace unos años atrás, donde ambos habían tenido un enamoramiento espontaneo o eso creía él. De la noche a la mañana ya sabían todo el uno del otro y llegaron hasta la cama. Nicholas le ofreció su amor y todo lo que el tenía para que ella se quedase a su lado, pero ella solo estuvo un rato, tal como una liebre jugando en un matorral. En la mañana, Nicholas había despertado con una gran felicidad en su interior pero muy rápido se había esfumado al no encontrar a la mujer que él amaba a su lado. Se sentó sobre la cama y se dio cuenta de que no había nada, se lo había llevado todo con ella, la pregunta era ¿cómo? No lo entendía, revisó en su pantalón su billetera y se dio cuenta de que se había llevado todas sus tarjetas y dinero, no tenía nada para devolverse a su país, tuvo que pedirle alojamiento a un amigo español que ya sabía todo lo que había sucedido. A partir de ese día, el corazón de Nicholas había muerto.
Y ahí se encontraba, solo en una hermosa noche de primavera preguntándose dónde estaba ella ahora, cómo estaba ella ahora deseando que estuviese muerta en mente, pero el corazón deseaba volver a ver a su amor.
-¡Agh!…- lanzó su bata hasta la puerta de vidrio y derramó una lágrima. –J'ai besoin de toi, mon cher- bajó la mirada y se dio cuenta de que su compañera de noche había escuchado lo que había dicho.
-¿Extrañas a Miley, no?- preguntó vagamente ya conociendo la respuesta.
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Ya sé que se suponía que los nombres de los personajes eran otros, pero pensé que se confundirían mucho así que decidí ponerlo con los nombres reales, ¿les parece?
Bueno la fecha de estreno se suponía que era el 1, pero tengo una razón convincente: "Pijamada" tuve una pijamada de halloween con unos amigos y la verdad no dormimos en toda la noche, y fue toda una locura wahsasahj enserio ;) y bueno, llegue a casa y quede Z :$ recien hoy desperte :3
Espero que les haya gustado el capítulo, y anoser que no les haya gustado, no subiré ni un otro capítulo de esta serie.
wow me encanto y q bien q le cambiast ls nombres me revuelvo en kien es kien en fin sube prontico y q bien q haigas disfrutado tu pijamada sube prontico bye
ResponderEliminarMe encantoo:D
ResponderEliminarSubee Pronto la Amooo:D
te pasas por mi blog?
me gusto mucho mucho <3 siguela por fisss :D
ResponderEliminarAy se ve que es una novela de gran calidad en sinopsis, se le nota el drama, buena historia, es muy bonita :3 Me gusta, la encontré buscando mi novela La Nueva Empleada :P
ResponderEliminarSaludos