Con mucha ira daba cada paso al caminar por los pasillos de la casa de Slytherin. Ya veía ya que explotaba, estaba en su punto exacto y sabía que si se encontraba con alguien, le estallaría encima sin que éste tuviese la culpa de cosa alguna. Su rígido rostro, le dolía al apretarlo tanto. Guardaba sus mejillas dentro de su boca, mordiéndolas, desangrándose sin que a Severus le importase, tan solo quería llegar a su oficina y desahogarse golpeando cosas.
Abrió la puerta con pesadez, y alzó su varita, cerrando todas las ventanas de su oficina. Casi desfallece encima de su escritorio, sintiendo como la sangre le hervía en su interior. Necesitaba de algún consuelo o de algo para hacerlo olvidar de las cosas que ocurrían en ese momento, la única mujer que él amaba en brazos de otro. ¿Cómo era eso posible? ¿Cómo pudo haberlo permitido? ¿Por qué le dolía tanto? No, él no podía amarla, debía parar ese horriblemente hermoso sentimiento que sentía cada segundo del día.
Amar sin ser amado, ya era una locura; pero amar sin ser amado a alguien no correspondido, ¡era algo mucho mayor! Y ese viejo de Dumbledore dándole tontas esperanzas, que ya se habían impregnado dentro de su mente. Y encima debía soportar como sus "locas" hormonas adolescentes, revoloteaban realmente locas dentro de su cabeza, causándole constantemente un serio sentimiento incomodo dentro de su panza.
Inclinó su cabeza hacia el escritorio, respirando con gran dificultad. Sus ojos se irritaban y sus vellos se ponían como la piel de gallina, sentía un gran sentimiento de coraje. Deseaba con ansias gritar, golpear algo, pelear, fallecer, caer, deshacerse, sentir algo para quitar ese horrible sentimiento, que era mucho peor que ser asesinado involuntariamente. Entonces Snape, alza su frente y ve a través de su ventana a Harry y a Ron, espiándolo. Éstos al darse cuenta de que Snape notó que lo espiaban, huyeron de inmediato del lugar.
Severus, más emputecido de ira que antes, tomó fuertemente sus llaves y salio corriendo en busca de ellos. Mientras corrían cerca del Lago Negro, Ron resbala y cae al lago. Severus apresura el paso, y consigue a Harry, alzándolo con la túnica y mostrandole un rostro incompasivo.
-¿Qué andabas espiando, Potter?- pregunta serio, pero apunto de estallar. Apretando sus dientes fuertemente.
-Yo, no señor- dijo vacilando, sin posibilidad de zafarse.
-A mí no me mientes Potter- lo lanza lejos, dejándolo lejos de su varita -Eres igual que el cerdo de tu padre.
-¡Él fue un gran hombre!- le gritó sin temor.
-¿Tú padre? ¡Já! ¡No me hagas reír! Él era un vil, desgraciado que se alegraba de su vida, burlándose de los demás.
-Deje de hablar tonterías de mi padre, y ya salve a Ron, cayó en el Lago y aún no sale- le grita preocupado -O lo haré yo- dijo decidido, poniéndose de pie.
Severus se encontró en el gran dilema de ir o no. Era un alumno y en el fondo lo debía ayudar fuese lo que fuese, aunque estuviese muriéndose de celos por la cercanía entre él y Hermione, el amor de su vida. Miró fríamente los ojos turquesa de Harry y comenzó a desvestirse, hasta quedar tan solo en ropa interior, luciendo un gran físico, con pocos músculos, pero al fin y al cabo, un gran físico. Se lanzó como un saco de patatas dentro del Lago Negro, sin saber exactamente la clase de riesgos que podría correr dentro de este Mar tan peligroso.
Nadaba con gran velocidad, moviéndose como si fuera un pez, buscando por cada esquina a Weasly. Sentía como se le acababa el oxígeno y se cuestionó por qué no hizo algún conjuro para poder estar bajo el agua sin dificultad. Así que finalmente, encontró una cabeza pelirroja que se encontraba al parecer "Aturdida" Nadó con velocidad hasta Ron, y se dio cuenta de que estaba siendo secuestrado por las sirenas.
Alzó su varita y gritó dentro del agua -¡Carpe Retractum!- y al segundo, ya contaba con una cuerda, imposible a ver a simple vista pero que contaba con una fuerza tremenda. Este tomó el cuerpo de Ron y lo acercó hasta donde él estaba.
Severus al tener el cuerpo desfallecido de Ron, conjura el hechizo de Bubblehead que impedía que se muriese dentro del mar. Nadó con dificultad hasta llegar cerca de la superficie, pero entonces siente como algo lo arrastra de su pie. Lanza a Ron fuera del mar, asegurandose de que llegara a la superficie, y comienza a luchar con cientos de grindylows que le estaban impidiendo el paso para poder llegar a la superficie.
Comenzó a patearlos, pero estos ya tenían amarrados sus pies, mientras que se lo llevaban hasta el fondo del océano. Severus, ya casi sin respiración, se da por vencido y decide resignarse a salvarse el mismo. En el momento que cierra sus ojos, una pequeña luz aparece cerca de él, pero este ya no le llamó mucho la atención ya que, se desmallaba... sin tener noción de lo que sucedía. Sus ojos se cerraron involuntariamente, finalmente, desmayado.
Para cuando Severus volvía a recuperar la noción, comenzó a escuchar unas voces muy conocidas para él, pertenecientes de Hermione, Ron y Harry. Que hablaban casi en susurro.
-Hermione, ¿no nos dirás acaso por qué Snape ha rejuvenecido sus 60 años?- pregunta Ron, en un tono serio.
-No rejuveneció 60 años, sino que tan solo 25. Osea, tiene nuestra edad.
-Es imposible que tenga 16... no puedo quitarme esa amargada imagen de mi mente- responde Ron.
-La pregunta es, ¿por qué rejuveneció?- pregunta Harry.
Hermione impregna sus ojos fríos y calculadores sobre los de Harry -Se equivocó de poción.
-Quien lo diría...- responde Ron.
--Hermione, debemos hablar- dice Harry en un tono inquietantemente bueno.
-¿Sobre qué?
-Sobre por qué todos están comentando que eres novia del sucio de Malfoy- dice Harry, en un tono muy curioso.
Los ojos de Severus se abrieron como plato. Primero la ve en los ojos de Malfoy, pero... ¿ser su novia? Esto se había salido de control. ¡Finalmente la había perdido! Y no por una fuerte competencia, no, sino por Malfoy, quien la había humillado toda la vida. ¿Por qué? No está diciendo que hubiera preferido que Harry hubiera tomado su lugar, pero, al menos era una mejor competencia que ese Draco. Habían muchas cosas que no concordaban, pero por el momento, decidiría seguir escuchando la conversación.
-Porque... es cierto, Draco me lo pidió hoy en la tarde y yo dije que sí.
-¿Y por qué?- pregunta Ron, desorientado como siempre.
-Porque... él me gusta y yo a él, por eso se forman las parejas.- responde cortantemente.
-Pero es que no entiendo cómo...- de repente, se escucha un campaneo. Algo inusual.
-Bueno chicos, mejor se van antes de que los castiguen.
-Pero Hermione...
-Ya basta Harry, pronto hablaremos pero será mejor que ahora se vayan- sin discutir más, Harry y Ron salieron rápido de la Oficina de Snape, dejando a Hermione con miles de palabras en la garganta. A Hermione se le salio un suspiro melancólico, sin dejar de mirar la puerta.
Entonces, Snape fingió estar como recién despertando. Hermione corrió hasta él, y le miró preocupada, esperando su despertar con un chocolate caliente. Severus hizo varias muecas antes de abrir los ojos, pero él ya sabía que Hermione estaba a su lado, llenándolo de alegría. Severus se levantó de a poco, mientras sentía como los suaves dedos de Hermione se enredaban con los rígidos dedos de éste, y todo esto con la noción de Severus, y él no hizo nada para separarse de la presencia de Hermione, al contrario, los apretó más. Hermione sonríe encantada, y clava su mirada sobre la suya.
-¿Cómo se siente?- pregunta preocupada.
-Como un ser basureado por las asquerosidades del océano.- dijo sin más vueltas.
-Lo lamento mucho.
-¿Cómo fue que salí del Lago Negro?- preguntó confundido.
-Eh...- comienza a hablar Hermione, algo dudosa -Harry lo salvó.
-Dile gracias cuando te lo vuelvas a hablar.- contestó fríamente, levantándose de su cama.
-Bueno, yo ya me iba. ¿Necesita algo?- preguntó Hermione, ingenuamente.
Al voltear a ver a Hermione, no pudo evitar un leve suspiro al ver tal belleza frente a él. Parecía que su cuerpo había sido esculpido por los mismos ángeles. Solo ella podía causarle sentir miles de emociones juntas, haciéndolo estallar en miles de deseos frustrados. Severus pensaba miles de cosas, mientras que su corazón le contradecía. Se encontraba perdido en un gran dilema.
-Si me pide que me quede, me quedaré- dijo Hermione, dibujando una sonrisa dulce sobre su rostro tan blanco como la nieve.
-Quiero que te quedes, por favor- Severus, al darse cuenta de lo que había dicho, quiso contradecirse rápidamente pero entonces Hermione ya se encontraba a tan solo milímetros cerca de él, algo que le alocaba las neuronas adolescentes de Snape.
-Yo no quise decir eso- dijo en casi susurro.
-Pues, ya no hay marcha atrás. Esta noche me quedaré aquí, con usted- le sonríe coqueta mente.
Las horas pasaron en silencio, y la noche casi los rescataba de la misericordia, pero ambos mantenían sus mentes ocupadas con distintos pensamientos, que de alguna forma, eran iguales. "¿Sabrá que existo?" "¿Sabrá algún día cuánto lo/la amo?" Ambos cruzaban sus miradas de vez en cuando, sino, cuando Hermione no observaba a Snape, éste lo hacía; y cuando Snape no la miraba, Hermione lo hacía. Ambos muy incrédulos con su acciones.
-No lo entiendo, Granger.- inició la conversación, Snape -Siendo una adolescente tan inteligente, sabiendo qué es lo bueno o lo malo, escoge a Malfoy. Habían mejores opciones para usted.
-Pues, Draco si me atrae, de hecho pienso que es un chico muy guapo. Pero... ¿por qué le interesa esto?
-No lo sé, solo... quería saber.
-Si no fuera un adulto dentro del cuerpo de un adolescente, pensaría que está celoso de Draco- dibuja una sonrisa maliciosa en su boca.
-Por favor, no diga tonterías.
-No he dicho nada malo, ¿o sí?- pregunta sin rencor.
-Mejor cambiemos de tema.
-Será lo mejor- se sienta encima de la cama donde Severus estaba acostado, provocando que éste se sonrojase por completo -¿Por qué nunca se casó?
-Odio los compromisos- dijo tratando sin llamar mucho la atención.
-Alguien debió haberle gustado mucho, y por alguna razón no se dio. No lo sé, tan solo digo.
-Hubo alguien, y eso no lo niego- suspira algo nostálgico.
-¿Así?- pregunta algo rencorosa -¿Cómo fue su historia?
-Bueno... yo la conocí cuando tenía 9 años, era mi vecina. Ambos fuimos amigos y ella era... no era sangre pura, pero eso no fue un impedimento como para ser amigos. Pasábamos las tardes de verano juntos, siempre corriendo por los pastizales, y siempre que estaba mal, su sonrisa podía arreglar cualquier cosa en mi vida. Fue como un ángel para mí.- termina de hablar, bajando la mirada.
Hermione, a pesar de todos sus celos, posó su mano sobre el hombro de Severus, como un acto de fuerza -¿Y qué pasó?- preguntó confundida.
-Ella quedó en Gryffindor y yo en Slytherin, y a pesar de que seguimos siendo amigos, ella conoció a otros nuevos, y esos amigos me odiaban. Yo en cambio, espantaba a todo ser vivo, siendo odiado por todos. Y entonces... ella comenzó a salir con un chico, me dejó de lado y me olvidó. Años después, supe que fue asesinada por el Señor Tenebroso.- tomó un leve respiro y siguió hablando -Nunca volví a ser el mismo, y me volví mucho más frío.
-Lo lamento mucho...- acaricia su espalda -No lo sabía.
-Tampoco debieras saberlo.- respondió avergonzado.
-Pero si lo sé- sonrío y se acercó hasta los labios de Severus, seduciéndolos sin compasión, invitándolos al placer y al deseo de unirse en tregua que sea por un segundo. Hermione, sin permiso alguno, se acercó lentamente hasta los labios de Severus, haciéndolo respirar con dificultad.
-¿Qué haces?- preguntó entre gemidos.
-Algo que siempre fantaseo en mis sueños- dibuja una cálida sonrisa en su rostro, y se une a los labios de Severus, convirtiendo en ambas respiraciones, en una sola.
Severus se sentía liberado, casi completamente libre. Hermione parecía que succionaba todo el mal en la vida de Severus, otra razón más para quererla. Ella era fría y cálida; suave y salvaje; sensible y cruel; rápida y lenta, era una mezcla de cosas que Severus siempre soñó en una mujer. Con el paso del tiempo, el beso tomaba más intensidad, adentrándose más a una fantasía casi real. Tan solo deseaba ser el único en el corazón de Hermione, pero ahora se conformaba con ser la segunda opción, obligado a compartir un cruel martirio con los demás. Ella era una hermosa joven y no podía perder el tiempo con un viejo, no, ella debía buscar a jóvenes de su edad, pero no podía dejarla ir así. Necesitaba tenerla a su lado, no importaba si era tan solo un juego, él la amaba. Sin que Severus se diese cuenta, Hermione ya estaba dentro de la cama, y aunque deseaba más que a nada ser el primero en penetrarla, debía mantener cautela. Él la amaba por ella, no para tener relaciones sexuales.
Gentilmente, se separa de los labios de Hermione y besa su frente con mucha dulzura. Ambos intercambiaron miradas de amantes, y Severus la tapa por completo, acostándose primero él para poder poner encima de su pecho la cabeza de Hermione. La acarició por un rato, en silencio; teniendo miles de sentimientos encontrados, contemplándola con mucha efusión. Sin pensarlo dos veces, decidió acercarse hasta su oído, sin importarle que Hermione estuviese apunto de quedarse dormida y le susurra.
-Acabas de convertirte en todo aquello que jamás volveré a encontrar- sonríe para sí mismo -Escondido en el fondo del océano.- besa con mucha ternura la frente de su amada, sin que éste supiese, Hermione dibujaba una enorme sonrisa en su rostro, más feliz como nunca antes.
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