domingo, 26 de febrero de 2012

Permanent December {Epílogo}

Marie Lautner Gómez peinaba su largo cabello negro, y le sonreía al espejo, pensando en la hermosa vida que venía en unas cuantas horas más, junto a su futuro esposo. Todos estaban muy emocionados, nadie se llegó a imaginar que Jesse, el hijo del matrimonio de Miley y Nick, pudiese casarse con la pequeña Marie, la hija del matrimonio de Jacob y Selena. Siempre imaginaron que sus hijos podrían ser grandes amigos, pero nunca llegar a enamorarse, mucho menos llegaron a imaginar la enorme pasión que había en ese amor adolescente.

Habían pasado ya 20 años desde el nacimiento de Devonne, y por su parte, su destino había sido distinto, ella vivía en el mundo normal, junto a su amado que no tenía ni un poder aparente. Luego de tantas situaciones felices, tristes y problemáticas, Bella y Demi pudieron retomar su amistad, junto a Miley y Selena. Nadie se explica como Bella y Edward pudo enamorarse, cuando todo el mundo sabía que había una fuerte rivalidad entre ambos, pero bueno… el amor era algo extraño.

Al parecer todo había estado bien, ya no hubieron más guerras entre Rosmoclupo y Ferliantropolis, Demi seguía siendo la reina de éste reino, mientras que Bella la de Rosmoclupo, después de que Jacob se negase a tomar ese papel. Pero bueno… ahí estaban todas las parejas: Demi y Joe, Miley y Demi, Selena y Jacob y por último, Bella y Edward, quienes habían asistido al matrimonio de Jesse y Marie, hijos de Miley y Nick y de Selena y Jacob.

El matrimonio entre Marie y Jesse se había consumado por completo, precisamente ahora estaban en la parte del vals. Marie bailaba con Jacob, su padre; mientras que Miley bailaba con su hijo, Jesse.

-¿Alguna vez pensaste que iba a terminar casándome con la hija de tu hermanastra? – preguntaba Jesse, maravillado viendo las estrellas, mientras bailaba con su hermosa madre.

-No, la verdad. Nunca lo imaginé, pero me alegra mucho que hayan terminado juntos. Son una muy hermosa pareja.- respondió Miley.

Mientras que en otro lugar del salón, Jacob bailaba algo fantasmal con su hija. Marie estaba extrañada con la postura de su padre y por eso lo miró atenta a los ojos y se atrevió a preguntar que sucedía.

-¿Qué sucede, papá?- preguntó ella, inocentemente.

-Nada es solo que… no puedo creer que tenga que entregar a mi hija en cuerpo y alma a otro hombre…- respondió él, nostálgico.

-Ambos nos amamos, estaré bien. Pero…- de la nada, Marie había visto cómplice a Selena, quien estaba tomando jugo de frutas en compañía de Joe y Demi, muy sonriente. –Yo que tú le prestaría un ojo a mamá.- dijo ella, soltando una carcajada y alejándose de Jacob, dejándolo confuso.

-¿Pero qué quiso decir con eso…?- preguntaba él, al aire.

Horas más tarde, todos bailaban fluidamente. Demi, Bella, Selena y Miley estaban paradas solas en un rincón, tomando bebidas y hablando entre sí, como grandes amigas que eran, con una gran sonrisa en el rostro.

-Vamos… ¿cuándo le dirán a los chicos la noticia?- preguntaba Demi, emocionada.

-Creo que… nunca.- contestó Miley, sonriente pero nerviosa.

-Lo mismo digo, Jacob me va a matar.

-No creo que mi hermano sea capaz de hacer eso.- repuso Bella, riendo.

-No lo haz visto en la cama.- contestó Selena, divertida.

-Demasiada información.- contestó Bella, haciendo una mueca de disgusto.

-¿Y qué hacen las cuatro amigas chismeando en el matrimonio de Marie y Jesse?- preguntaba una voz de la nada, que aparecía detrás de Demi. La voz de Joe, acompañado por Nick, Jacob y Edward.

-Nada.- respondieron Miley y Selena casi de inmediato, muy nerviosas.

-Nada de eso.- contestó Demi. –Las chicas tienen una noticia que dar.

-¡¿Qué?! ¡Demi, no!- le rogaba Miley, casi saliendo de los estribos.

-¡Atención todo el mundo!- gritaba Bella, golpeando un vaso de vidrio con una cuchara, llamando la atención de todos los invitados. –Selena Gómez y Miley Cyrus, tienen una noticia que dar.

Nick y Jacob miraban atentos a las chicas, mientras ellas hablaban en privado. Las chicas miraron a todo el mundo y cada una tuvo su momento para hablar.

-Pues… Marie, tendrás un nuevo sobrinito.

-Lo mismo va para ti, Jesse.- concluyó Miley, ambas con sonrisas nerviosas sobre sus rostros.

Nick miraba casi fuera de sí a Miley, quien todo lo que hacía era mirarlo expectante, sonriendo con la típica sonrisa de una niña traviesa. Ésta se había acercado hasta él, mientras el ambiente estaba lleno de gritos ensordecedores de alegría y de aplausos. Nick la miró impaciente y no dudó en preguntar…

-¿Cuántos meses llevas?- preguntó.

-Casi 6… fue en el cumpleaños de Devonne.- respondió Miley, mirando serena a Nick.

-En verdad fue una noche de locura, eh…- reponía Nick, con cierto grado de humor. -¿Y cuánto lleva Selena? No me dirás que también fue en el cumpleaños de la hija de Demi, ¿o si?- preguntaba él estupefacto.

-No.- contestó ella a carcajadas. –El de ella fue para tu cumpleaños.

-¡Qué!- exclamó Nick, sin poder creerlo.

-Tómalo con humor, tu familia se hace cada vez más grande. Aunque por otro lado… tu primer amor está teniendo hijos con otra persona.- contestó Miley, triste y cabizbaja.

Nick tomó ambas manos de Miley y acarició delicadamente su mentón. –Puede que haya querido mucho a Selena en su época, pero tú eres y seguirás siendo la única mujer en mi vida, la única que en verdad amo.

-¿Lo dices enserio?- preguntó Miley, muy emotiva con la charla que compartía con su marido.

-Claro que si amor.- en ese momento, se acercó a Miley y la besó dulcemente en los labios, luego la abrazó con todas sus fuerzas. Una escena realmente muy sentimental.

-Es un varón.- susurró Miley, divertida en los oídos de Nick.

-No me digas.- contestó él, divertido.

FIN

martes, 14 de febrero de 2012

Luz de mis Ojos //14º Episodio// {Cuando casi se pierde la fe}

Hermione, Ron y Harry se adentraban por las calles que se dirigían hacia el Ministerio de Magia, teniendo mucha cautela de no ser descubiertos. Las respiraciones de los tres chicos de acortaban de a poco cada vez que veían algo sospechoso. Harry cuidaba por delante, Hermione la parte intermedia y Ron, la parte de atrás. 

Fue entonces cuanto dieron un solo paso dentro del Ministerio y varias antorchas comenzaban a encenderse, una detrás de otra.

-Harry…- susurraba Ron, atemorizado.

-Ahora no, Ron.- le dijo secamente. Éstos siguieron caminando por el pasillo, sigilosamente, pero fue entonces cuando sombras negras se apoderaban de la sala. En cuánto quisieron salir de aquel lugar, se encontraron con la gran sorpresa de que todas éstas estuviesen cerradas. Harry miró desolado hasta aquel cuerpo que le pegó justo en la frente, haciendo caer inconsciente al suelo. Ya era demasiado tarde.

Hermione también había sido golpeada, pero no con tanta brusquedad que a Harry o a Ron. Ella se dio cuenta que estaban en el mismo calabozo donde estuvo ella antes de saber la verdad de Severus. Estaba atada junto a Ron y a Harry, y ni uno de éstos dos daban señales de estar conscientes de lo que ocurría. 
Dependía de ella sacarlos con vida de ahí, después de todo, sus dos mejores amigos habían arriesgado la vida por ir a ver a su amado.

Miró al techo y solo encontraba telarañas, en momentos así, agradecía que Ron estuviese inconsciente, sino hubiese hecho una feroz escena de temor, y eso retardaría la salida de aquel lugar. Pero en cuanto pensaba en algún hechizo que pudiese salvarlos, voces se escuchaban desde arriba. ¿Qué haría Hermione Granger? 
Nada más que fingir como si estuviese inconsciente.

Ella inclinó la cabeza y cerró los ojos, y abrió lo bastantemente grande sus oídos como para poder escuchar todo lo que se conversaba entre aquellos hombres que estaban arriba. Ella se sorprendió bastante al escuchar la voz de Lucius y Draco Malfoy, después de la historia que le había contado su amado, ya tiempo atrás.

-Ya sabes el plan, hijo. No quiero ni un error, ¿entendido?- hablaba Lucius, seriamente. Se notaba que él hablaba muy enserio y sin embargo algo en su voz hacía notar que estaba atemorizado. Lucius era un completo inútil y un miedoso bueno para nada, pero Hermione podía presentir cuando alguien estaba mal a kilómetros de distancia.

-Sé lo que debo hacer, no soy tonto.- respondió Draco, mirándolo con odio. Luego, él caminó y vio de más cerca a los tres chicos que estaban prisioneros en esos calabozos. -¿Y que pasarán con ese trío?- preguntó él en un grado de curiosidad, pero sin poder ocultar totalmente su desdicha.

-No lo sé, por mí que se vayan al infierno.- dijo él sin ni un grado de compasión. Entonces él salió de ese lugar, dejando solo a Draco y a sus pensamientos, sin contar a los tres que supuestamente estaban inconscientes.

Draco usó un conjuro y bajó lentamente hasta donde estaban los tres encarcelados. Miró con compasión a su amor imposible y no pudo evitar ahogar un suspiro de compasión. ¿Ahora qué haría? Haría lo que fuera por protegerla, pero… estaba entre la espada y la pared, ¿qué podía hacer? Absolutamente nada, ya todo estaba acabado.

Draco se agachó hasta donde estaba Hermione y la contempló por un momento. Acarició suavemente su mentón y sonrió frágilmente. –Lo que daría yo para que tú me amases.- replicó él, palabras que sonaban como bombardeos para los oídos de Hermione. Era dolorosa esa escena, a la vez muy conmovedora.

Cuando Draco yacía apunto de irse de aquel horrendo lugar, la dulce voz de la joven se escuchó como un rugido en el corazón de Draco, éste inmediatamente volteó a verla, y se dio cuenta de cómo aún tenía los ojos cerrados, pero sin duda estaba consciente de lo que pasaba. –Si quieres ganarte un lugar importante en mi corazón, debes demostrarlo, ¿no crees?

Draco supo inmediatamente a lo que Hermione se refería. Quería que él los ayudara para salir de allí, sin embargo, había otra condición que él no estaba dispuesto a hacerlo. –No te ayudaré para que te veas con Snape.- replicó él, duramente.

-Solo quiero que me digas cómo está él. Por favor Draco.- fue en ese momento que un brillo especial se desprendía de los ojos de Hermione. Estaba al borde del llanto. Draco se preguntaba constantemente por qué siempre debía caer antes esos ojos marrones que al parecer era su fuente de poder. Él no podía negarse, jamás podría negarse.

-Él no está aquí, pero sé que está bien.- respondió Draco, secamente. Esto bastaba para que a Hermione el mundo le volviese a sonreír, pero hubiese deseado haberlo oído de la propia boca del hombre que amaba.

Entonces lo que tanto se temía, se cumplía. Voces se escuchaban desde lejos, alertando a ambos adolescentes. Draco salió casi de inmediato de aquel lugar, simplemente elevándose. Mientras que Hermione volvía a actuar como si estuviese inconsciente.

-¿Han despertado?- preguntó Bellatrix.

-Pues obvio que sí, Lestrange.- contestó Voldemort, sorprendiendo a ambos adolescentes. –Lucius al fin hizo algo adolescente en haber dejado al par solos.- miró sin corazón a Draco, sonriéndole odiosamente, mientras que Draco temía cualquier paso que éste tomase. –Créeme que no hay dolor más grande que amar sin ser amado.

Los ojos de Draco se turnaron blancos, llenos de confusión. ¿Cómo era posible que ese desgraciado supiese lo que sucedía? Digo, él sabía que era uno de los seres más poderosos, pero aún así, algo no calzaba.

-Y solo porque creo que casi me simpatizas, te daré el gran gusto que tú mismo acabes con ella.- decía él, con una completa serenidad. Depositó su propia varita en las manos de Draco, dejando estupefactos a todos los presentes. Draco miró pasmado a aquella figura y rápidamente vio a Hermione que le miraba temerosa. ¿Acaso esto era real?

Draco apuntó la varita contra Hermione, mientras que ella arrugaba los ojos muy asustada. Luego volteó a ver a los mortifagos quienes estaban impacientes por presentar aquella escena. Draco tragó saliva y rogó por su vida y la de su amada. “Que Dios me perdone” decía él, dentro de su mente. –B… ¡Bombarda Maxima!- gritó él, dirigiendo finalmente la varita hacia el techo, provocando una gran destrucción del lugar, gran cantidad de polvo en suspensión se apoderaba de la escena.

Harry y Ron habían sido más rápidos y tomaron sus varitas que estaban debajo de ellos. Era como si nunca hubiesen estado inconscientes, pero no era momento para pensar en ello. Hermione fue hasta Draco y gritaba mientras que a los demás se les hacía difícil respirar

-¡Draco ven con nosotros!- le pidió Hermione, mientras tomaba su mano. Draco por su parte aún no le daba crédito a lo que acababa de pasar. ¿Había desobedecido a sus padres y lo que es peor, ¡a Voldemort!? ¿Y acaso ahora tomaba la mano de Hermione Granger? Claramente era un sueño, pero… no, no lo era.

Segundos después de tomar un objeto, la atmosfera tomaba forma de una tormenta. Todo se movía con bastante rapidez y en cuanto Harry dio la señal, todos se soltaron de éste, cayendo como saco de patatas a tierra. Cuando Draco se dio cuenta que estaba junto a los tres amigos, tomó rápidamente la varita y la apunto frente a todos ellos.

-Suelta la varita Draco.- le ordenó Hermione. –Ya demostraste que estabas de nuestro lado.

-Eso no era por ustedes, era por…- Draco intentaba hallar las palabras para completar lo que quería decir, pero… era cierto. Siempre estuvo de su lado, pero… era algo muy peligroso.

-Creo que podemos dejar atrás las diferencias y trabajar juntos para hallar la forma de matar a Voldemort.- dijo Ron, seriamente, sorprendiendo a los demás. Éste les miró confundido. -¿Qué? ¿Acaso tengo monos en la cara?- preguntó él con el típico grado de sarcasmo que hablaba normalmente

-Es bastante raro que Ronald Weasley dentro de sus cabales esté proponiendo tregua con una persona que odió prácticamente toda su vida.- decía Hermione, anonadada.

-No es momento para peleas de niños, es momento de unirnos para destruir una fuerza mayor.- concluyó Harry. –Nos juntamos a las 4 pm en el bosque prohibido. No sean impuntuales.- ordenó y se fue junto a Ron de la casa del Grito.

Draco miró profundamente los ojos de Hermione, con cierta gratitud, y ésta con algo de halago. Sin decirse ni una palabra, solo intercambiaron miradas cómplices y ambos partieron hacia distintas direcciones. Draco sabía perfectamente que no lograría recuperar la confianza de Hermione de un día para otro, pero al menos la tendría cerca y con algo de esfuerzo, podría llegar a ser su gran aliado. Sin embargo, lo máximo que podría llegar a ser, era solo amigos, ya que sabía que el amor de aquella jovencita le pertenecía a nada más ni nada menos que a Severus Snape. Draco decidió dejar de pensar en ello y dirigirse a su casa, al menos ahí tendría algo más de paz.

Ya habían pasado sus largos días, semanas incluso, pero los chicos seguían ideando planes para poder destruir a Voldemort, que en el fondo todos sabían que era muy poco probable que llegase a funcionar. A Hermione le entristecía el hecho de pensar que su querido profesor podría estar pasando hambre, frío y necesidades. Se le rompía el corazón. Pero si pudo estar frente a Voldemort tanto tiempo, fácilmente podría vivir ante esas cosas. O eso creía Hermione.

Ni una sola carta, ni una sola llamada, ni una sola señal de él. ¿Cómo podía seguir aferrándose a la idea que todo estaría bien si sus vidas dependían se algo tan frágil? No había un solo día en que Hermione no se sintiese culpable a causa de la ida de Severus, si ella nunca le hubiese propuesto esa maldita idea, él jamás se hubiese ido. Sin embargo, el plan inicial no era que él se marchase solo, Hermione estaba decidida a acompañarlo eternamente. Se había hecho esa promesa varios años atrás, acompañarlo a donde sea que vaya. Pero no, el cabeza dura ese se fue solo y lo decidió todo él por si solo. Era tan testarudo.

Se iban a cumplir dos meses desde que se fue, el tiempo cada vez más era eterno. Y Hermione Granger siempre paseaba por su despacho, porque tenía la ligera esperanza que él se presentaría ahí y le diría alguna estupidez. Pero la esperanza cada vez más se desvanecía, más y más…

Era día martes, y faltaba poco para que volviesen a retomar las clases. Era de madrugada, pero como era de esperarse, Granger tenía insomnio y rondaba por los pasillos de aquel viejo castillo, esperando a encontrarse con algo interesante. Ella simplemente estaba vestida de un pijama de algodón, de una polera sin mangas y de unos pantalones que le llegaban hasta un poco más debajo de las rodillas, decorado con un estampado de corazones. Ella caminaba tranquilamente, hasta que se encontró con alguien que dejaba algo sobre el suelo, un pasillo que estaba delante del comedor de Hogwarts. Hermione se quedó viéndolo impactada, y en cuanto intentó ahogar un suspiro, aquel sujeto vestido por un largo traje, desvaneció completamente del lugar. Hermione quiso gritar, pero primero decidió ir a echarle un vistazo a las cosas que éste sujeto había dejado en el suelo. Era una bolsa blanca y bastante vieja.

Hermione la abrió, y lo primero que fue, fueron unos bombones. Lo otro que vio, fue una carta. Ésta no dudó en abrirla, pero en cuanto lo hizo, se dio cuenta que era la mitad de un papel razgado, que quizá solo diría un mensaje simple. Hermione Granger nunca pensó que “aquel mensaje simple” podría llegar a hacerla tan feliz en un instante.
“Estoy bien. Te amo”
S.S

Era obvio que aquel mensaje era de Severus Snape, sin embargo, le sorprendió que le dijera te amo. Solo se lo decía cuando la situación lo indicaba. Decidió no inventar problemas y solo disfrutar del momento. Él estaba bien, y se pudo contactar con ella, justo cuando ya comenzaba a perderse la fe.

One Shot (Especial Día de San Valentín) Niley~.

Bueno este es mi regalo de San Valentín para mis seguidores. No es el mejor, y eso que hace mucho tiempo que no hago Shots, pero... lo hice lo mejor que pude, espero que a alguien le haya gustado. Bueno, disfrútenlo.
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“…Hoy era uno de aquellos días especiales, donde la gente se entusiasmaba con comprar regalos, proponer cosas absurdas, y jurarse amor eterno. Exacto, día de San Valentín. Normalmente, yo hubiese estado feliz, haciendo las compras, las típicas cosas: chocolates, flores, globos, o buscar algún lugar donde poder comer de una forma romántica. Pero no. Ya no creía en nada que estuviese relacionado con el amor, no, todo porque aquella chica que tanto solía amar, que yo creía mi ideal, la mujer de mis sueños, rompió de una forma despiadada de mi corazón. Una relación de dos años, pero ella solo se tardó 5 minutos en terminar con eso. Recuerdo como fue exactamente todo, como si hubiese sido ayer…”

-¿Pero qué sucede, Delta?- le pregunté desamparado a mi novia, mirándola totalmente triste. Ella lloraba como si hubiese muerto alguien importante para ella, esto me dolía por supuesto, ya que compartía todas sus penas y alegrías como si fueran mías.

-¡Ya no puedo seguir con esta farsa!- me gritaba ella, alborotando el ambiente, que era en pleno centro comercial y la gente nos miraba como si estuviésemos peleando. Bueno, en su momento yo tampoco sabía qué sucedía.

-¡¿Pero de qué farsa hablas?!- le pregunté desorientado.

-No te hagas el tonto, Nick, que no eres para nada bueno en eso.- respondió ella, en un tono muy seguro y ya más calmo que antes. Mientras ella limpiaba sus lágrimas, yo la veía desconcertado. Aún no entendía nada y ella creía que yo si sabía la razón de por qué actuaba así. Sin embargo, yo sabía que algo había cambiado en mí, una angustia recorrió todo mi cuerpo, haciéndome temblar.

-Delta, por favor explícame qué sucede.- le pedí amablemente.

Ella sin más se levantó de la banca donde estaba sentada y me miró de una forma incrédula. –Nick, yo amo a Joe. Siempre estuve enamorada de él y no puedo permitir que se case con esa tal Demi. Tengo que luchar por él, y creo que fingir como si realmente nos amaramos solo retrasará mi plan. ¿Si entiendes, no?- preguntó ella, mirándome de una forma muy segura, casi inocente.

Por mi parte, yo no daba crédito a lo que acababa de escuchar. ¿Acaso mi novia decía que estaba enamorada de mi hermano y que su amor solo era fingido? No, no lo podía creer. ¡¿Cómo pude haber sido tan tonto al haber caído en algo como esto?! Me quedé mirando el suelo, intentando recibir la información del momento, y me di cuenta que no era una pesadilla, sino real. Por un largo rato miré pasmado el suelo y sentía su mirada frívola, calculadora y arrogante frente a mí, como si no se diese cuenta de lo que me había hecho. Fue en ese momento que entendí que no podía volver a confiar en nadie otra vez.

En cuanto recuperé la noción, lo primero que hice fue lanzarle el ramo de flores que traía entre los dedos sobre su dorado pecho, haciéndola sentir confusa y ofendida. Yo la fulminaba con la mirada y solo dije esas palabras, que llevaría como un peso durante toda mi vida. –Quizá tu amor hacia mí era falso, pero mi amor por ti era verdadero y siempre lo será.- le dije sin más, sin dejarla interrumpirme. –Y lamento informarte que Joe y Demi están muy enamorados, y él nunca dejaría enamorarse por una bruja como tú. A diferencia de mi hermano y yo, él no es tan cabeza hueca como para enamorarse de una bruja como tú.- aquellas palabras horrorizaron a Delta, mirándome furiosa. –Buen día.- dije finalmente, arrastrando mis pies con todas las fuerzas que tenía. Pero ya era tiempo de dejar algo que nunca fue mío.

“…No sabía con exactitud hace cuánto tiempo había sido eso, y sin embargo lo recordaba con mucha claridad. Sin embargo gracias a mis amigos y familia, seguía de pie. También recordaba perfectamente que en cuanto Delta visitó a Joe para confesarle su amor, éste le negó pudiese sentir algo hacia esa frívola mujer. En resumen, esa también fue la última vez que vi a Delta…”

“…Pero entonces, volví a aterrizar en Tierra. Era 14 de febrero, faltaba más o menos una semana para mi cumpleaños número 22, y sin embargo, a mí poco me importaba. Como estaba en el trabajo y todos debían retirarse antes, yo no tuve otro remedio que pasarme a un restaurante cerca de éste, porque estar en casa para esas fechas y soportar las caras de pena de Joe y Demi, era algo que no estaba con ánimos de soportar hoy. Llegué hasta aquel restaurante y pedí la orden, mientras miraba embobado las afueras del restaurante, viendo como se veían tantos bobos regalos, bobos regalos que por un largo tiempo los encontraba adorables; sentí una voz parlanchina a unos cuantos metros lejos de mí, pero no cualquier voz parlanchina, una voz que me resultaba muy familiar, pero… ¿de dónde? No hallaba respuestas…”

Entonces cuando busqué con la vista a aquella persona, apareció casi de inmediato. Ya me acordaba de todo, Miley Cyrus. Sonreí al recordarla y reí al recordar que la recordaba. Ella era mi única amiga en la primaria, y siempre jugábamos juntos en la hora de recreo. Sin embargo, yo me tuve que cambiar de escuela, y con esto y gracias a los apretados horarios que ambos teníamos, tuvimos que cortar la amistad de a poco. Me alegraba volver a verla, aunque estuviese lejos de mí.

Se veía muy sonriente, esa era la principal característica de ella. Entonces cuando creí que ella jamás me vería sentado al final del pasillo, fue cuando sus ojos azules se clavaron en los míos y por alguna extraña razón, sentí mucho calor en ese momento. ¡Ella caminaba hacia donde yo estaba! Y era como si el viento estuviese de su parte, su cabello se revoloteaba y ella caminaba dejando ver sensualmente sus largas piernas, vistiendo de un hermoso vestido lila y una clase de cintillo que usaba en la frente, que tenía una rosa como adorno principal. Ella se sentó frente de mí y me sonrió, como siempre.

-¡Nicky!- exclamó ella, muy alegre, también emocionándome a mí. -¿Pero qué haces aquí?- preguntó ella, curiosa.

-Pues… trabajo cerca de aquí, soy reportero del periódico.- contesté.

-Pero eso queda a dos calles de aquí, mi departamento queda en la esquina de ese edificio.- de repente, ella se había puesto muy pensativa, mirando al techo, pensando en algo que intentaba deducir a través de su mirada confusa. –Supongo que nunca te vi cerca porque siempre salgo y llego tarde a ella.

-Y yo también, aparte esta era la primera vez que vengo a este restaurante. Muy cómodo, por supuesto.- le dije amistosamente.

-Me alegra que te guste. Es el negocio familiar.- respondió ella.

“…Y así los minutos y las horas pasaban y nosotros seguíamos hablando con mucha fluidez. Creo que hace mucho tiempo no me sentía tan cómodo hablando con alguien que no sea Demi, y eso que ella parece una madre para mí, aunque tan solo nos llevemos por 4 años. Miley era tan solida, sincera y graciosa que me hacía pensar que simplemente el hecho de estar con ella, era como una clase de terapia. Incluso no dudé en contarle sobre mi historia con Delta, y ella solo dijo algo que siempre recordaré el resto de mis día…” Quizá Dios te está dando una nueva oportunidad…

Entonces nos dimos cuenta que estábamos a poco tiempo del anochecer, ella se levantó de su silla y se dirigió hasta mí. Sacó una bolsita muy fina que estaba dentro de su bolso y la depositó dentro de mis manos. Yo la miré confundido y antes de que pudiese decir media palabra, ella comenzó hablando primero. –Hoy es el día del amor y de la amistad, ¿no? Lamento que te haya tocado vivir una experiencia fea, pero por algo se dan las cosas. Quizá Dios sabía que ella no era buena para ti y quiso darte otra oportunidad para encontrar a la chica indicada.- sin ni un permiso, Miley abrió la bolsita que me entregó hace poco y vi como unos ricos chocolates salían dentro de ésta. –Feliz San Valentín.- dijo Miley, sonriente, apunto de marcharse.

No sabía muy bien que estaba haciendo, pero necesitaba hacerlo. Tomé su brazo y me paré delante de ella, le miré entusiasta. -¿Nos volveremos a ver?- pregunté ingenuamente, con la misma sonrisa que ella me había estado regalando todo el tiempo que pasamos juntos-

-Tú di cuando y ahí estaré.- contestó Miley, guiñando un ojo y alejándose totalmente de mí.

“…Y henos aquí, siete años después. Yo estaba leyendo uno de mis libros favoritos de Sherlock Holmes, en mi cuarto. Sin embargo, también pensaba en todo lo que había vivido los últimos siete años. Joe y Demi habían tenido dos hijos, uno tenía tan solo 10 años y ya llegaba a tener la estatura de la pequeña de Demi, y la otra pequeñita, mi ahijada, que solo tenía meses de vida. Hoy, 14 de febrero, celebrábamos algo muy importante para mí, bueno, también para mi esposa. Haríamos un almuerzo familiar con mi hermano, mi cuñada, mis sobrinos, y obvio, mi esposa. Bajé de inmediato cuando sentí la voz de Miley llamarme impacientemente, parecía que ella jamás cambiaría su voz, y amaba eso. Sonreí y dejé el libro a un lado. Me encontré con mi sobrina que estaba gateando en uno de los escalones, la tomé entre mis brazos y bajé corriendo para almorzar. Todos nos sentamos alrededor de la mesa, y mi esposa se sentó a mi lado izquierdo. Teníamos una importante noticia que decir. Y qué mejor que hacerlo justamente el día en que me volvería a encontrar con aquella mujer que ni yo sabía que sería la mujer de mi vida, y el mismo día que me casé con ella, solo que unos años después…”

-Bueno chicos, dígannos que pasa.- exigió Joe, impaciente por escuchar la noticia. En realidad, todos sabíamos que no estaba impaciente por la noticia, sino más bien por su asado que se enfriaba.

-Bueno… Miley, diles tú, amor.- le dije a mi esposa, sonriente y muy animado.

-Bueno…- sonrió ella, tímidamente y se paró delante de la mesa, resoplando un poco. –Nick y yo queremos decirles que… seremos padres.- concluyó, esbozando una sonrisa muy ilusionada. Todos estaban felices y nos felicitaban por aquello.

-Wow… qué increíble, ¿no?- decía Demi, mientras nos miraba atentamente, a mí y a Miley. –Un 14 de febrero se volvieron a reencontrar, meses después son novios. Años después, Nick y Miley se casan el 14 de febrero, y ahora 14 de febrero, anuncian que serán padres. ¡Justo el día de los enamorados!- exclamaba mi cuñada, tan inocente como siempre.

-Pero amor.- prosiguió Joe, complementando sus palabras. –Recuerda también que nuestro hijo nació el 14 de febrero también.- decía feliz. –Quién lo diría…

-Cupido lo planeó todo, supongo.- respondí yo y le eché un vistazo a la comida que habían preparado Miley y Demi durante todo el día. Se veía todo delicioso. –Bueno, ¡comamos!- y todos empezábamos a comer, Miley siempre se manchaba la parte inferior del labio, viéndose como una niña pequeña recién aprendiendo a comer. La miraba con dulzura. Era irónico, por largo tiempo odié esta fecha, y ahora, era la fecha más feliz de toda mi vida. Cupido… realmente te luciste… decía dentro de mi cabeza, soltando una silenciosa carcajada…
Fin.

lunes, 13 de febrero de 2012

Permanent December (2º Temporada) cap. 13 {Capítulo Final}

Al fin termino con esta serie, que aunque me gustase, ya me tenía harta. Por lo menos ahora podré concentrarme en otras series. Espero que les haya gustado, y bueno... ahora solo me falta el epílogo, veré si mañana lo subo, pero no es muy seguro. Bueno, disfruten del blog.
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Miley seguía abrazando a Nick, y éste a ella, ni uno de los dos les cabía en la cabeza la idea de que Nick estuviese precisamente ahí en ese momento, abrazando a su eterna enamorada. La última vez que se vieron, se portaron como unos estúpidos, pero eso no volvería a ocurrir, no después de todas las cosas que tuvieron que pasar. Ésta vez, Nick no estaba dispuesto a alejarse de Miley, ni ella de él.

Nick depositó por última vez sus labios sobre los de Miley, antes de que la voz de aquella jovencita de cabellos cobrizos, irrumpiera con la conmovedora escena que se llevaba a cabo en el subterráneo del castillo de Louis.

-Chicos, lamento interrumpir la escena, pero si no llegamos pronto hasta donde está Selena, morirá.

-Es cierto.- concordó Nick, en un tono pensativo. –Les escuché decir a los súbditos de Louis que hoy sería el último encuentro, o algo así.- decía Nick, acariciando su barbilla sin dejar de lado su postura seria y pensante.

-¿Último encuentro?- repitió Miley, muy intimidada por su parte. ¿No pensaría en matarla a ella o a Selena? Bueno, era lo que más calzaba, pero nunca resultaba. Sin embargo, algo aún no calmaba a Miley, y era eso mismo lo que su corazón decía que debían ir lo más rápido posible hasta donde Selena se encontraba.

-¡Vamos Miley, debemos irnos!- gritó Nick impaciente por ir hasta el campo de batalla, tomando la mano de su amada, listos para ir hacia aquel lugar.

-¡Hey, esperen!- gritó Bella. -¿Acaso no planean bajarme de esta cosa?- preguntó irritada, haciendo referencia a las cadenas, mirándolas notoriamente.

-Lo lamento Bella.- se había disculpado Miley y rápidamente las cortó con su espada, haciendo caer como un saco de papas el cuerpo de Bella sobre el sucio suelo de aquel subterráneo.

Nick corrió de inmediato hasta donde estaba Bella, sorprendiendo a Miley con tanta preocupación que tomaba Nick con aquella chica. -¿Te encuentras bien, Bella?- preguntó él, preocupado.

-Si Nick, gracias por preguntar. Ahora vayan, sino será demasiado tarde.- les exigió, levantándose rápidamente del suelo. –Yo restauraré las almas en sus antiguos cuerpos.

-Bien.- respondió Miley, sin más. Ella y Nick salieron en búsqueda de Selena, sin embargo, Miley se sentía egoísta al seguir recordando esa modestia y cariño que había entre ese par. ¿Acaso se conocían de algún lado? ¿Acaso Bella era la enamorada de Nick? No, eso era imposible, después de todo, Nick había estado en la fuente de los espíritus, era imposible que hayan entablado alguna clase de relación, pero… seguían siendo sospechas para Miley.

-Espera, Nick.- le pedía Miley, deteniéndose. En cuánto Nick volteó a verla, se dio cuenta de cómo Miley tenía una expresión facial desconfiada y muy temerosa, algo que lo inquietó profundamente.

-¿Sucede algo, querida?- preguntó él, con sumo cariño.

-Quiero saber si conocías a Bella desde antes.- preguntó ella, secamente.

-Miley no me dirás que estás.- sin poder terminar lo que tenía propuesto decir, fue interrumpido.

-Solo contéstame Nick, por favor.- le pidió ella, mirándolo con cierto brillo en los ojos que Nick conocía perfectamente. Decepción.

Nick suspiró y miró al suelo por un momento, luego volteó a ver nuevamente a su amada, y le miró serenamente. –Bella y yo fuimos novios, mucho antes de que te conociese, Miley.

-¿Qué?- preguntó ella, sin darle crédito a lo que escucharon sus amigos.

Mientras que para Selena, el panorama era diferente. Ella estaba acabada, sin muchas fuerzas, echada en el suelo. Louis le había golpeado en diversas ocasiones, haciendo que sangrase por todas partes. Estaba acabada y se sentía más débil que nunca. Pero ella no podía perder, no podía darse ese gusto, había muchas cosas en juego que ella no estaba dispuesta a perder. No, ella debía resistir, con o sin la ayuda de Miley.

-Haz sido una completa imbécil al haber cambiado de posición con Miley. Es muy probable que ella esté lejos de aquí ahora mismo, huyendo y procurando salvar su propia vida.- refutaba Louis, con una fulminante sonrisa que era solo para hacer enfadar a Selena.

-Me da igual si está o no aquí, yo acabaré contigo a como de lugar.- decía ella, decidida. Se levantó lentamente del piso, con mucho dolor. Apenas aguantaba su propio cuerpo, y sabía que si nadie la ayudaba, ella sería asesinada por Louis, tal y como él lo decía antes.

Sin dar más aviso, Selena se lanzó en contra de Louis, pero éste fue más rápido y la pudo esquivar. Selena cayó nuevamente al piso, de una forma brutal, un sonido que pudo haberse escuchado sin mucho esfuerzo. Ya no había más qué decir, estaba acabada. O eso pensaba hasta que apareció Jacob de la oscuridad, lanzándose detrás de Louis.

Éste lo tenía afirmado del cuello, y Louis había dejado caer sin querer su pequeña arma, quedándose como rehén en los brazos de lo que él creía, un aliado. Jacob no ocupó palabras, y sus movimientos fueron rápidos y casi fugaces. Al parecer, había asesinado a Louis simplemente doblando su cabeza hacia atrás. Con este acto, Selena se quedó pasmada y casi furiosa. ¿Había estado expuesta a todos esos golpes por más de una hora, y de repente aparecía su ex enamorado y en menos de un minuto lo había aniquilado? No era justo.

Selena se levantó del suelo y se dirigió hasta Louis, mirando a Jacob de una forma incrédula. Éste simplemente sonrió plácidamente, y se mantuvo parado frente a ella, sin hacer nada.

-¿No que eras un fiel seguidor de Louis?- preguntó Selena, sin dar mayor rodeo. Cruzó los brazos y lo miró de una forma aniquiladora.

-Lo era, pero tu hermana me mostró lo tonto que había sido durante todo éste tiempo.

-¿Un tonto? ¿No querrás decir mejor que fuiste un imbécil, estúpido, cretino, malagradecido…?

A Jacob le causaba mucha gracia ver a la mujer que amaba reclamándole. Él sabía que era cierto, y que ella seguiría insultándolo, así que se acercó a ella rápidamente, la tomó de la cintura y la besó. Para Selena todo esto era un aluvión de sentimientos, eran demasiados. Por momentos sentía rabia, confusión y temor, pero luego decidió no pensar en más y seguir con ese beso. Selena a pesar de ser una persona que sabía perfectamente esconder sus sentimientos, podía fácilmente olvidarse de aquello frente a Jacob. Seguía siendo él su sol y luna.

Jacob se apartó de ella y antes de que Selena pudiese decir media palabra, él se apresuró en ser el primero en hablar. –Sé que todo esto es confuso, pero me di cuenta de lo tonto que fui al haberme unido a Louis y haber descuidado lo que más amaba, a ti.- con tal confesión, Selena se había ruborizado totalmente, intentado no hacerlo notar, pero ya era muy tarde para ello. –Creí que si era alguien con más poder, tú podrías amarme… a la vez, quería vengar a mi pueblo. Quería que Rosmoclupo volviese a tener su brillo, pero al parecer volvía a ser cada más oscuro.- hizo una breve pausa y miró a su alrededor. La gente los miraba expectante, y nadie se oponía a nada. Era un escenario bastante sereno. –La ambición se apoderó de mí y no tomé nada en cuenta. Incluso llegué a herir a mi hermana, en todo aspecto.

-¿Hermana?- preguntaba Selena, atónita. -¿No me dirás que Bella es tu hermana, o si?- musitó Selena.

-Lo es, Selena.

A los instantes llegaron Nick y Miley, quienes se veían bastantes agitados. Ambos se sorprendieron a l ver que Louis tenía el cuello totalmente dislocado, y ver a Selena con Jacob tomados de la mano. No quisieron hablar nada del tema, y los cuatro depositaron sus armas en el suelo, no queriendo luchar ya nunca más. Se adentraron hasta el bosque y siguiendo el sendero. Selena hablaba animada con su hermanastra, mientras que Nick hablaba en una postura firme con Jacob. Todo iba bien hasta que Miley vio frente a sus ojos, algo totalmente inesperado.

Miley fue la primera en correr hacia donde sus ojos miraban, luego los tres chicos la siguieron. Ella se tiró sin mayor cuidado a la tierra y miró totalmente estupefacta a aquella persona que había decidido alejar para salvarla. Si, nada más ni nada menos que Demi.

Ella estaba con un bebé en sus manos, y por la suciedad que ambos traían encima, Miley pudo descifrar que Demi había dado a luz hace poco. Eso encajaría perfectamente, sin contar que el aspecto de ella era pálido.

-Demi, no dirás que…

-Lo logré Miley, di a luz a Devonne.- decía ella feliz.

-¿Devonne?- preguntaron todos, confusos.

-Ese era el nombre que habíamos decidido ponerle si es que fuese niña, antes de mi partida.- dijo aquella voz tan conocida para ellos, proveniente detrás de unos árboles. Joe.

Éste caminaba hacia ellos con algo de prisa, con algo de comida y unos paños. Se sentó a un lado de donde estaba Demi acostada y le dio de comer. También limpió al bebé y la frente de su querida Demi, suave y delicadamente.

-Así que pudiste encontrarlos.- resopló Selena, alegremente. Sonrió de una forma conmovedora, pero Miley, Nick y Jacob le miraron desconcertados.

-¡Pero Joe la había abandonado!- exclamó Miley, eufórica.

-Eso lo puedo explicar yo.- se incluyó Jabob. –Todo lo que pasó ha sido mi culpa, y me arrepiento totalmente. Si pudiese hacer algo para compensar mi error.

-No te voy a negar que estuve muy decepcionada, pero… supongo que por algo se dan las cosas.- decía Demi, con una paz interior sorprendentemente.

-¿Así que tengo una sobrina?- se preguntaba Nick a sí mismo, atónito.

-Si, te haz perdido muchas cosas.- decía Demi, algo incómoda.

-¿Y cómo fue que se encontraron?- preguntó Selena, inocentemente.

-Pues…- resopló Demi junto a Joe, recordando aquel momento.

Flashback

“…Demi caminaba totalmente asustada por el sendero, afirmando su enorme panza que tanto le pesaba y hacía doler su espalda. Sentía como sus pies estaban apunto de explotar. A pesar de no encontrarse tan gorda, si se sentía muy pesada. Ya tenía aproximadamente 8 o 9 meses de embarazo, y en cualquier momento podía nacer el bebé. Sin embargo, a Demi le interesaba poco estar embaraza, solo quería hallar a Miley y regañarla por haberla devuelto al castillo. Pero fue entonces cuando unas pisadas se sintieron muy cerca de ella, asustándola. Demi se quedó quieta y fue en ese momento que aquel hombre caminaba justamente frente a ella, sorprendido, igual o incluso más que ella misma. Demi estaba totalmente en una situación incómoda…”

-¡Demi!- exclamó Joe, felizmente salió a abrazarla, pero ésta le pegó una cachetada. Él la miró confundido. -¿Pero qué…?

-¡No te hagas el tonto!- le gritó furiosa. –No sé cuanto tiempo ha pasado desde que te fuiste, te portaste como un imbécil y ahora que me ves actúas como si nada hubiese pasado. Eres un… un… inmoral.

-Fui un imbécil, lo sé, pero todo fue obra de Jacob amor, debes creerme…- casi al instante, un chorro grueso de liquido salía de los genitales de Demi, dejándola totalmente pasmada. Ésta miró totalmente nerviosa a Joe, y éste a ella. –No me dirás que…

-Se me rompió la fuente.- musitó ella, poniendo sus ojos en brazo. Luego de esto, gritos salieron de la boca de Demi, a causa del dolor. Parecía que tendría al bebé instantáneamente. Ella se dejó caer entre las hojas secas de los árboles y Joe rápidamente fue a socorrerla. Éste se puso frente a sus piernas, y se las abrió con brusquedad. -¡¿Pero qué diablos haces Joe?!- preguntaba ella atónita.

-El bebé debe nacer de una u otra forma, ¿no?- decía él, seriamente. Fue en ese momento en que el trabajo de parto se llevaba a cabo mientras que Joe le contaba todo lo que había sucedido realmente en todo ese tiempo.

Fin Flashback

-Wow… No me lo puedo creer.- decía Miley, totalmente sorprendida.

-Fue algo… raramente lindo.- decía Joe en un tono muy tierno, mirando cálidamente a su amada.

-Si… así es el amor. Raro, insoportable, obsesivo, pero no deja de ser lo más hermoso en el mundo.- Complementó Demi, devolviéndole la mirada a Joe. Ahora todo estaba bien.

viernes, 10 de febrero de 2012

Nuevo Blog //Detective Conan//


Para todos los fanáticos del Anime o específicamente de Detective Conan y de Kaito Kid, les informo que en este blog escribiré novelas de los personajes de estas series.
http://detectiveconannovelas.blogspot.com/
Pasen el dato a todos quienes les pueda gustar.

jueves, 9 de febrero de 2012

Luz de mis Ojos //13º episodio// ¿Hecho o Realidad?

Hermione despertó volviendo a mirar al lado derecho de su cama, rogando que aquella pesadilla en la que vivía diariamente acabase lo más pronto posible, y volver a ver a Severus ahí, acostado, abrazándola. Todos los días era lo mismo, siempre terminaba derramando una lágrima a causa de él, por no saber si estaba bien o no. Su corazón no sabía cuánto tiempo duraría viviendo con tal martirio, pero le prometió a Severus que sería fuerte, pasase lo que pasase, e intentaría seguir esa promesa.

Entonces decidió levantarse, no podía quedarse acostada en su cuarto como una vaga, ni aunque quisiese. Se vistió con su uniforme de Gryffindor y bajó las escaleras, junto a su mejor amiga, Ginny Weasley, quien hace unos días atrás, le había confesado toda la verdad. Ambas hablaban pacíficamente, y Ginny como siempre, intentaba animar a su amiga para que pudiese volver a ser la misma chica dulce y sonriente de antes, con un gran carácter y que siempre usaba su tiempo libre en estudiar, y no en llorar.

Llegaron hasta el gran Comedor, donde estaban sentados Ron, Lavender y Harry, quien se veía ansioso esperando a ambos. Hermione se sentó a un lado de Harry, mientras que Ginny se sentó al otro lado de él mismo. Ambos comían con bastantes ánimos, Harry y Ginny se encontraban extasiados hablando, avivadamente; mientras que Lavender le hablaba animada a Ron y éste con suerte escuchaba lo que su novia parloteaba. Hermione observaba a ambas parejas y se daba cuenta de cuánto extrañaba a Severus, a pesar de que nunca hallan demostrado su amor públicamente, ella constantemente necesitaba sentir los labios sobre los suyos, y sentir sus brazos abrazados a su cintura. Fue entonces cuando lagrimas aparecieron en sus ojos, sorprendiendo a Ron quien estaba muy atento a cada movimiento de su amiga.

-Hermione, ¿pasa algo?- preguntó él, curiosamente, posando su mano sobre la mano de su amiga de cabellera rebelde. Ésta le miraba anonadada, e intentaba detener sus lágrimas pero cada vez más aparecían más y más… sentía un espantoso nudo en la garganta que solo se desataría si lloraba en paz.

-Yo… eh…- Hermione con suerte hablaba, aún tenía ese nudo en la garganta. Y sin decir más, escapó de la presencia de sus amigos, huyendo hacia el baño. Se imaginaba la cara de confusión de sus amigos y a pesar de que sabía que alguien la seguía, hizo caso omiso y siguió huyendo hasta algún lugar donde tuviese la confianza de que estaría sola. El baño del tercer piso.

Cerró de golpe la puerta del baño y corrió hasta donde estaba el lavado, mojando su rostro brutalmente sin fijarse en su alrededor. No podía verse al espejo y verse tan rota… tan fuera de otro mundo. Pero, ella después de todo era un humano, ella tenía sentimientos, pero estos estaban destrozados, no podía seguir luchando contra algo inútil. Cada segundo sin Severus era una pesadilla.

Cuando por fin pudo desahogarse mediante el llanto, se silenció por un momento, levantando poco a poco la mirada, y viendo que a través del espejo, se mostraba el reflejo de sus dos mejores amigos: Harry y Ron, ambos mirando preocupados a su amiga, quien estaba destrozada y quien no tuvo la fuerza suficiente para fingir como si nada hubiese pasado.

-Hermione por favor… las cosas pasan, pero la vida sigue y tú debes seguir con ella. Apenas tienes 16, no puedes vivir este juego al que le solemos decir vida, como una anciana de 70.- decía Harry desesperadamente, intentando hacer entrar a su amiga en razón.

-¡Tú no entiendes, Harry!- le gritó Hermione furiosa, pero aún llorando, a su mejor amigo, tirándole un pedazo de vidrio roto que había sobre el lavado, haciéndose daño en los dedos. –Tú tienes aquí a Ginny, pero si no la tuvieras cerca estarías peor que yo.- dijo ella nostálgicamente, mirando desamparada a su amigo.

-Chicos, no entiendo nada de esto.- decía Ron, incluyéndose a la conversación, muy confundido por su parte.

Harry y Hermione se quedaron mirando por un largo rato, en una postura cómplice que poco a poco se descifraba por si sola. Hermione suspiró y le pidió a Harry que contase todo lo que estaba pasando, desde lo de Severus hasta lo suyo con Ginny. Ambos sabían que en el fondo Ron podría terminar enfadado con ambos, pero ya era hora de que supiese la verdad, después de todo se suponía que eran amigos desde chicos, siendo así, no podrían ocultarse ese gran secreto a su mejor amigo. Así que entre Harry y Hermione comenzaron a decirle toda la historia. Los tres muchachos se sentaron en el mojado suelo del baño, mientras que Hermione veía por primera vez a su amigo Ron tan atento escuchando la historia. Todo esto cayó como una bomba para Ron.

-Así que… Hermione pasaba la mayor parte del tiempo con Snape por gusto, no porque la castigara demasiado.- decía Ron, al aire, mirando perturbado el reflejo de Hermione en el agua, quien estaba ruborizada. Ron no podía creerlo.

-Si… me enamoré de él hace uno o dos años, y éste año, pasamos tanto tiempo juntos que no me resistí a demostrarle mi afecto. Sé que es difícil de creer, pero yo amo a Severus Snape.- decía Hermione, nostálgicamente pero en una postura muy firme.

-¿Te acostaste con él?- preguntó Ron, seriamente.

A Hermione esa pregunta le había caído pésimo. ¿Cómo podía pregunta aquello? Obviamente Ron no entendía el significado de amarse. No Hermione no había tenido sexo con Severus, pero si se había acostado en el mismo colchón que él, y se habían acariciado, pero nada más.

Hermione lo miró seria, y simplemente negó con la cabeza rotundamente. –No tuve sexo con él, pero ambos pasábamos mucho tiempo acariciándonos, y amándonos. Pero solo eso.

-Bien… eres mi amiga, te apoyo en lo que hagas, aunque no lo parezca. Pero eso no quita el hecho de que me haya dolido de que ambos siendo mis mejores amigos, me lo hayan ocultado, después de… no sé cuanto tiempo.- decía Ron, decepcionado y molesto.

-De hecho… yo estoy con Severus desde principios del año escolar.

-Y yo estoy enamorado de Ginny desde hace 2 años.- se incluyó Harry.

-¿Por qué no me sorprende?- se preguntaba Ron a sí mismo, algo triste por aquella situación. Rápidamente volteó a ver a Harry, seriamente, y éste le devolvió una mirada confusa. Ron tomó su postura más drástica y se dirigió a su amigo. -¿Ya te haz besado con Ginny, mi hermana menor?- preguntó él, rudamente, haciendo énfasis en la pregunta.

-Bueno pues… ella… yo…- Harry intentaba contestar la pregunta que su mejor amigo le hacía, sin herirlo pero al mismo tiempo sin mentirle. Harry en menos de un segundo se había sonrojado, y revolvía su cabello con su mano izquierda, mientras que Hermione se reservaba cualquier comentario, apunto de estallar en risa al ver de esa forma a Harry.

-Solo cuídala y no le hagas sufrir.- dijo Ron, finalmente, sorprendiendo a ambos amigos. Generalmente Ron se hubiese opuesto a darle su bendición a cualquier novio de su hermana, pero conocía a Harry y confiaba en él.

-Gracias Ron, eres el mejor.- respondió Harry, sonriente y muy feliz por la reacción que tuvo con esa situación. Golpeó suave y repetidamente la espalda de Ron en postura de cariño y confidencialidad. Mientras que Hermione se acercaba más a ellos y los abrazaba por igual. Quedando así por un largo rato.

Luego Hermione se separó de ambos amigos, ambos levantándose del suelo. Con los brazos cruzados, de repente se había perdido en sus pensamientos al recordar cuanto tiempo llevaba con Severus Snape. Ya llevaban más o menos 6 o 7 meses juntos, pero… contando cuanto tiempo habían estado lejos el uno y el otro, se sentía mucho menos de la mitad. Para Hermione era difícil esa situación. ¿Dónde estaría? ¿Estaría bien? Recordó la última conversación que Severus y ella habían tenido el día de su despedida, sobre la cama de Snape.

Flashback

-¿Ya sabes que tienes que hacer si no vuelvo, cierto?- preguntó Severus con un dejo de tristeza, tomando la mano de su querida amante, acariciándola y abrazándola, deseando tener que despedirse de ella. Para mala fortuna, su tiempo junto, terminaba. Él no sabía cuánto tiempo duraría sin Hermione, sería vivir en un mundo de prejuicios, siendo un ciego sordomudo.

-Te esperaré toda la vida si fuese necesario, Severus.- contestó ella en un tono serio, pero al mismo tiempo con calidez, sin verlo a los ojos ya que sería muy doloroso.

-No quiero que estés esperando toda tu vida a un viejo decrepito como yo. Ni siquiera quiero que pierdas tiempo, pero si decides esperarme, pero tú no sabes cuánto tiempo estaré afuera, si es que regreso, quiero que máximo sea hasta finales de Mayo. Cuando la última lluvia de la temporada caiga sobre el castillo.

-Pero Severus…

-Pero nada, Granger. No quiero que me esperes.- dijo él, finalmente.

Fin Flashback

Hermione recordó nunca haberle entregado ni una respuesta, y aunque le doliese tomar aquella decisión, lo haría solo por Severus, quien se lo pidió. Cuando caiga la última lluvia de la temporada. Que ironía, las flores ya habrán mostrado lo más hermoso de si mismas, y los días serán soleados, cuando para el mundo de Hermione, todo era frío y oscuro, como aquel diciembre que no habían pasado juntos. No había marcha atrás, se había enamorado de aquel viejo decrepito, pero lo esperaría hasta aquellas fechas, que ella rogaba sin cesar que él apareciese en su vida. Deseaba que todo saliese bien, para ambos.

Entonces los dos chicos se dieron cuenta que Hermione ya estaba perdida en sus pensamientos. Ésta no hizo más que suspirar, intentando desarmar el nudo de la garganta. Abrazó firmemente sus piernas y miró desolada hacia otra dirección. No podía continuar de esa forma.

-Hermione, estoy seguro de que él volverá.- decía Ron, con una sonrisa esperanzada en el rostro, haciendo sentir mejor a Hermione, que aunque Harry también lo había dicho antes, haberlo escuchado de su amigo colorín, era el mejor de los consuelos que escuchó en todo ese tiempo.

-Gracias Ron.- respondió ella, ilusionada.

Unas horas habían pasado y los tres muchachos estaban en pijama en la sala común de su casa. Conversaban temas absurdos, pero eso les hacía recordar los viejos tiempos, cuando aún era muy pequeños como para enamorarse. Ahora parecían todos estaban enamorados: Harry lo estaba de Ginny, Hermione de Severus Snape y por último, Ron de Lavender Brown, aunque siempre lo estuviese fastidiando, siempre había algo que le hacía volver a ella.

Hermione decidió irse a acostarse, dejando a ambos amigos solos. No se demoró nada en obtener el sueño, ya que siempre tenía sueño, y aunque los últimos días solo haya tenido pesadillas, las dejaría de lado, siquiera para descansar sus ojos. En menos de un minuto, Hermione ya había caído en el sueño, pero como era de esperarse, era una pesadilla. La única cosa que llamaba la atención esta vez, era que se veía demasiado real.
“Estaban en el Ministerio de Magia, Voldemort y sus mortifagos estaban allí, reunidos en una mesa, excepto tres personas: Severus Snape, Draco Malfoy y Lucius Malfoy. Parecía que los tres estaban teniendo un conflicto entre sí, ya que Lucius estaba gritando, Severus también pero si tanto sentimiento, Draco era el más afectado con todo esto. Hermione aclaró sus oídos y entendió lo que sucedía. Draco ya sabía lo que pasó durante sus primeros tres años de vida…”

-¡Me obligaste y me hiciste creer que me querías como a un hijo, cuando en realidad solo querías estar a salvo tú solo!- gritó Draco, en un estado eufórico, mostrando un lado nunca antes visto. Draco estaba al borde del colapso, se veía realmente pésimo. A Hermione le causaba mucha tristeza esta escena, pero no podía hacer nada para que Draco mejorase, ya que solo era una ilusión.

-Bueno, ¿y qué esperabas, mocoso?- preguntó Lucius, subiendo el tono mucho más alto que el de Draco. –No tienes ni idea de lo que es estar en mis zapatos, y los hijos deben dar la vida por sus padres. Da gracias de aún estar vivo.- hablaba él, en un tono muy engreído, mirando a Draco como a un ser inferior.

-Basta de mentiras, Lucius.- dijo finalmente Severus, sobresaliendo entre los demás, con una sombría luz, oscura. –Sabías bien que entregando a Draco al Señor Tenebroso, podría desquitarse con él por todas las cosas que hiciste antiguamente. Esperaste hasta que fuiste nuevamente a Azkabán para poder manejar mejor a tu esposa y a tu hijo, imponiendo pena y preocupación.- se detuvo Severus, pero rápidamente prosiguió, dándose cuenta como todos estaban atentos, inclusive a Lestrange. –Todo esto fue un plan macabro, para que Draco te salvase de todos tus castigos y llegase incluso a dar la vida por ti. Eres un desgraciado, ¿qué clase de hombre hace eso con su propio hijo?- preguntaba él, indignado.

-¡Tú cállate!- le gritó Lucius furioso, alzando su varita contra Severus, gritando un maleficio. Severus inmediatamente cayó rendido al suelo, sin señales de vida, y lo último que escuchó Hermione fue un ensordecedor llanto proveniente de Draco.

Hermione se levantó agitada de su cama, respirando con bastante dificultad. Fue el peor sueño que tuvo en todos esos días, pero… Dios, se veía tan real que la dejó muy preocupada. Decidió no arriesgarse a pasar por alto aquello, así que fue hasta el cuarto de los chicos a buscar a Harry y a Ron para hablarles sobre su sueño. Pero en cuanto Hermione Granger cruzó la puerta, sintió un fuerte cabezazo con nada menos que… ¿Harry?

-¡¿Harry?!- preguntó Hermione sorprendida por encontrarlo precisamente allí a su mejor amigo. –Justamente iba a buscarte.

-Lo sé, Hermione acabo de tener una visión donde Lucius asesinaba a Severus.

-¿Qué?- preguntó Hermione exaltada, sin darle crédito a lo que Harry decía. –No, no puede ser… yo soñé eso mismo, pero… Dios… ¡No!- gritó Hermione desamparada, aprisionando su cabeza con ambas manos.

-No hay tiempo, debemos ir al Ministerio de Magia, sino será muy tarde para Snape.- hablaba Harry, saliendo rápido del cuarto. Aún tenía fe de que podrían salvar a Severus Snape, aunque lo que hayan visto dentro de sus sueños no se veía muy convincente.

viernes, 3 de febrero de 2012

Permanent December (2º Temporada) cap. 12

Cuando los seguidores de Louis y él ya se habían marchado, Selena se arrastró por los suelos, aún encadenada, hasta donde Joe se encontraba. Él estaba en pésimo estado, algo que le causaba dolor a Selena, aún desangraba y tenía los ojos a medio cerrar, él agonizaba. Selena sacudió fuertemente a Joe, con todas las fuerzas que poseía.

-Joe, despierta por favor.- le rogaba Selena, al borde del llanto.

-Selena, por favor… déjame morir en paz. Si no tengo a Demi… entonces no tengo a nadie ni tampoco una razón por la que he de vivir.- decía Joe en un tono de agonía, respirando con gran dificultad y sin ver del todo a Selena, ya que su vista era nublosa.

-Joe por favor no te des por vencido. Debemos ser fuertes…- cuando Selena seguía diciéndole que debía ser fuerte, sin importar lo que pasase, una idea había cruzado por su mente, una “brillante idea” según ella. Quizá la ayuda no duraría mucho rato, pero la situación lo indicaba. –Demi viene en camino.- dijo ella, mordiéndose el labio inferior, nerviosa.

En ese momento, por arte de magia, Joe abre firmemente los ojos, recuperando todas las fuerzas en menos de un segundo. Sus ojos parecían haberse turnado rojos por un momento, pero no duró tanto tiempo, sin embargo, Selena lo había entendido perfectamente: Joe era una bestia. No hallaba saber la respuesta del por qué, y por qué no lo había notado antes. Entonces, Selena había llegado a la conclusión de que las heridas y la causa de por qué él sangraba, no era porque alguno de los súbditos de Joe lo habían herido, sino, él mismo se hacía esas heridas.

Para una bestia es fatal el no beber sangre, y por eso en la mayoría de las veces, recurría a beber su propia sangre, pero esto provoca que el mismo ser quede seco de sangre. Si Joe seguía bebiendo su sangre, moriría a causa de falta de ésta. Selena decidió sacrificarse.

Ella tomó un pedazo grande de vidrio que estaba debajo del cuerpo de Joe, y se hizo un corte en su muñeca, haciendo que gimiera a causa del dolor. Joe la miró confundido a causa de aquella escena, y sin preguntar nada, Selena ya le estaba ofreciendo su muñeca para que bebiese de su sangre y recuperase sus defensas perdidas. –Selena, ¿qué estás haciendo?

-Eres una bestia, ¿no? Bueno entonces bebes, necesitas fuerzas.- le decía Selena duramente y apresurándolo para que tomase luego de su sangre y no muriese ella desangrada.

Joe la miró culpable, pero no podía negarse a tal bocado tan tentador que lo era para su raza. Tomó su mano delicadamente, hizo crecer sus colmillos y los enterró en la muñeca de su amiga Selena. Ésta se retorcía del dolor, pero intentaba soportarlo, él era el importante ahora. Joe bebía y bebía sin compasión, pero ya era hora de quitarlo de encima de Selena, así que lo separó suavemente lejos de ella, mientras que Joe aún saboreaba de sus labios, la sabrosa sangre de Selena.

-Gracias Selena.- le agradecía él, feliz.

-No te preocupes Joe.- decía algo adolorida, mientras masajeaba delicadamente su muñeca. –Ahora… ¿crees que podrás ser capaz de sacarnos de aquí sin que nadie lo sospeche?- preguntó Selena, ilusionada.

-Creo que sí, haré todo lo posible.- contestó él, poniéndose detrás de Selena. Rápidamente la desencadenó de las manos, y luego ella se desencadenó de los tobillos. Ambos se pusieron de pie, pero intentando no hacer ni un ruido.

Para Selena, sentirse de pie era algo muy raro. ¿Hace cuántos días no se paraba? Muchos, contestaba ella para sí misma. Selena miró agitada a Joe. -¿Y ahora cómo lo hacemos para salir de aquí?

Joe puso su mano sobre su barbilla y la masajeó. Intentaba hallar la forma de idear algo, y lo consiguió, sacando una sonrisa terrorífica, algo que le fascinó a Selena. –Ponte detrás de la puerta y sales en cuanto te de la señal ¿entendido?- preguntó él, animadamente.

-Entendido.- contestó ella y de inmediato siguió el pie de la letra del plan de Joe.

Joe se movió hasta la muralla y volvió a sentarse, fingiendo estar débil y encadenado. Entonces, éste de repente llama a un guardia, él apareció de inmediato a su lado, mirándolo despiadado y confundido. -¿Qué ocurre aquí?- preguntó el guardia.

-Necesito ir al baño.- respondió Joe.

El guardia cerró un poco los ojos y lo miró desconfiado. Sin embargo, aún así se agachó para desencadenarlo para que Joe pudiese ir al baño. En cuanto el guardia estuvo lo suficientemente concentrado en desencadenar a Joe, éste aprovecha para golpearlo en la cabeza, haciendo que cayese desplomado en el suelo. Joe rápidamente se levantó y fue corriendo hasta afuera, tomando la mano de Selena y guiándola hasta la salida. Cada vez que veían a cualquier súbdito de Louis, ambos los golpeaban hasta que perdiesen la consciencia. Selena se detuvo al ver un pequeño rayo de luz que provenía de la ventana. Ella miró hacia atrás preocupada, y soltó la mano de Joe.

Éste le miró confundido. -¿Qué sucede?- preguntó él.

-Miley está en el castillo, y le prometí a Nick que lo sacaría de aquí costase lo que costase. No huiré como si fuese una criminal, me iré con ellos sino no me iré.- respondió ella, duramente, con una voz casi rota. –Huye tú, busca a Demi y no salgan de casa.

Joe había abierto los ojos como plato, sorprendido y anonadado –Pero Sel…

-Pero nada, Joseph.- dijo finalmente Selena. –Tú vete, puede que sea la única oportunidad que tengas para escapar.

Joe la miró triste y aunque estaba en ambos lados de la senda, quiso pensar en él y en su familia, por lo que salió corriendo por la salida. Selena miró nostálgica tal escena, esa escena donde ella también pudo haber encontrado su libertad. Pero, ¿de qué sirve la libertad si no la vives con quien amas? En ese lugar estaba Miley, y la persona que llegó a amar tanto que la cegó. Aunque sea difícil de negar, ella aún amaba a Jacob.

Estaba al borde del llanto cuando sintió la voz de Louis demasiado cerca de ella, quizá estaba en el cuarto de al lado. Debía buscar una salida, lo más pronto posible, así que vio las escaleras, unas largas escaleras que la llevaban hasta los salones principales. Los subió rápidamente, pero con mucha cautela, vigilando por todos los rincones, y desconfiando hasta de su sombra. Selena tomó una maza medieval que estaba colgada en la pared que rodeaba las escaleras y la atravesó en el corazón de uno de los hombres que estaba justo en los primeros escalones y siguió buscando a Miley. La búsqueda se hacía cansadora pero cuando comenzaba a perder las esperanzas, observó como dos muchachos estaban escondidos detrás de una pared, algo que le pareció sospechoso a Selena, pero esto no quitaba el hecho de ver a Miley y a… ¡¿Robert?!

Ella se acercó sigilosamente hasta donde se encontraba el par y los silenció poniendo ambas manos sobre ambas bocas para que no hicieran ruido. En cuando Miley reconoció a Selena, ésta estuvo al punto del colapso, lo único que quería era abrazarla, pero debía mantener calma para no hacer sospecha y Louis no las asesinase sin pelear por haberlas pillado en un momento de distracción.

Selena les susurró a ambos que debían susurrar para que nadie los escuchase. Entonces Miley sacó su mano de la boca y pudo hablar tranquilamente. -¡Selena! Pero creí que tú habías…

-¿Muerto?- preguntó ella  -Ojalá hubiese muerto, pero no. Estuve viviendo de las peores formas existentes, pero he sobrevivido. Decidí que si he de morir, va a ser en la lucha por matar a Louis de una vez por todas.- dijo Selena, sonriente.

-Wow… y ésta chica, ¿quién es?- preguntaba Robert, revoloteando su cabello y hablando de una forma sensual. Se acercó más a Selena, haciéndola sentir incomoda.

-Soy Selena Gómez, pero te diré algo, no salgo con ladrones.- decía ella, sonriendo triunfante.

-¿Estás segura? Te recuerdo que salías con un aliado de Louis, que es algo mucho peor que ser ladrón.- decía él en un tono burlesco.

-Eres un…

-Ya chicos, tranquilos. Éste no es el momento. Debemos buscar a Louis.

Los tres chicos comenzaban a deambular por los sombríos pasillos del castillo, haciendo disimular su presencia en el lugar. A cualquier paso en falso, Selena y Miley estaban atentas con sus armas, mientras que Robert tenía guardada una espada colgada en su cinturón, en caso de emergencia. Llegaron hasta una clase de estadio, solo que con techo, donde habían varias antorchas y un campo de batalla. Miley lo comprendió desde un principio, ella tendría que pelear con Louis.

Selena fue la primera en pisar aquel pasillo que la llevaba hasta el campo de batalla, y en cuanto hizo este acto, todas las antorchas se encendieron de inmediato, súbditos de Louis, obviamente encapuchados, se ponían por todos los rincones. El suelo se movía como si fuese un terremoto, y los chicos se afirmaban de cualquier forma que podían, hasta que se dieron cuenta que Louis aparecía desde el subterráneo. Selena lo entendió, Louis sabía que ellos estaban en el castillo y dejó que lo buscase cuanto quisiesen. Era un plan macabro, y ellos habían caído en la trampa.

Selena corrió hasta el campo, dejando a Miley y a Robert detrás. Ella estaba con una postura desafiante frente a Louis, tomó su maza medieval con ambas manos y cuando estaba dispuesto a golpearlo con ésta, Louis sacó de no sé dónde a Demi, quien estaba rozándole el cuello con un cuchillo. Demi tenía una enorme panza, entonces Selena recordó que ella debía estar alrededor de los 8 meses y medio, lo que significaba que, ella podría tener al bebé en cualquier momento. Esto dificultó los planes de Selena.

-¡Demi!- gritaba Miley, quien venía corriendo en su búsqueda. Cuando llegó, se puso delante de Demi, mirándola con mucha tristeza. –Suéltala, la lucha no tiene nada que ver con ella.

-Claro que también tiene que ver con ella.- respondió Louis en un tono sereno pero jovial. –Ella tiene el cargo que yo debiese tener.

-No digas tonterías, Louis.- dijo Selena molesta.

-Hagamos un trato.- por primera vez, Louis hablaba en serio. –Yo dejaré en paz su reino y a todos sus habitantes si me ganan en esta batalla.

-No.- respondió Miley en un tono serio y duro. –Devuelve las vidas a las personas que mataste y ya es un trato.

-¿Y qué ganaría yo?- preguntó Louis, en postura de defensa.

-¿Qué quieres?- preguntó Selena.

-Si yo gano, cosa que así será, quiero los poderes de todos los de Rosmoclupo y los de Ferliantropolis, también quiero al hijo de la “Reina”- dijo Louis, haciendo énfasis.

-No ganarás.- contestó Miley, poniéndose en una postura de defensa.

-Miley, yo pelearé con Louis, tú busca la fuente de los espíritus y busca los cuerpos que están en…

-El río de la muerte, lo sé, ya estuve ahí.

-Excelente Miley, no te costará mucho trabajo.- dijo Selena, sonriendo.

-Creo que es de familia.- dijo Miley, intercambiando su sonrisa con ella.

-¿Podemos empezar ya? Tengo cosas que hacer.- decía Louis, irritado por la situación.

Miley lo miró enfadada pero de inmediato volteó a ver a Selena y le sonrió. –Suerte, hermana mía.- y así Miley se fue, haciéndole saber a Selena que ya había descubierto la verdad. Selena y Miley que eran hermanastras.

Miley corría y mientras Robert le miraba confundido, Miley le dio la señal que debía quedarse ahí en caso de que Selena necesitase ayuda. Ella salió del campo de batalla y buscó incansablemente por cada rincón del castillo la fuente de los espíritus, que ella pudo deducir que era la misma que vio en aquella premonición. Finalmente llegó hasta una parte donde se veía desierta, donde se veía intacta. El suelo estaba mugriento, pero algo en su corazón decía que debía seguir por aquel pasillo. Entonces siguió caminando y se encontró con un gran marco transparente, el mismo que había visto en sus sueños, la fuente de los espíritus.  Ella caminó segura pero silenciosamente hasta aquella fuente, vigilando por cada rincón si todo estaba bien. Entonces vio a su antigua amiga que no veía hace tanto tiempo, colgada sobre el muro encadenada, Bella Swan. Ésta en cuanto se dio cuenta de la presencia de Miley en ese lugar, se movía a todos lados, desesperada.

-¡Miley, cuidado!- gritó su amiga Bella, desesperada.

Miley rápidamente volteó a ver hacia atrás, y ahí estaba él, aquella persona que nunca se le cruzó por la cabeza que sería un patán, súbdito de Louis, la pareja de Selena, Jacob Lautner. Él estaba en postura de defensa, y Miley no dudó en golpearlo en el estomago antes de que él lo hiciera, luego lo golpeó con el mango de su cuchilla, haciéndolo caer al suelo. Miley agarró firmemente el cabello de Jacob, y se sentó encima de éste, controlándolo completamente.

-¿Desde hace cuánto trabajas para Louis?- preguntó Miley, agarrando aún más fuerte el cabello de Lautner.

-Trabajo para Louis antes de que conociera a Selena.

-¿Qué? Entonces la enamoraste y te hiciste novio de ella solo para asesinarnos, ¿no? Claro y Selena nunca se hubiese dado cuenta que eras un traidor al estar tan cegada de amor por ti.- decía Miley frustrada y enojada.

-No exageres Miley. Habrán otros hombres que ella podrá amar también.

-No Jacob, Selena nunca estuvo tan enamorada como lo estuvo de ti. De hecho, creo que aún sigue enamorada de ti.

Jacob se quedó pensando por un momento, todas las cosas que pasó con Selena: lo bueno y lo malo, aunque la mayoría de sus momentos fueron más malos que buenos. Pero… ella siempre estuvo ahí cuando él necesitaba de alguien, nunca se fue de ahí porque en el fondo sabía que algo iba a cambiar, pero… Jacob… no había hecho nada bueno por ella, a pesar que la quisiera demasiado. ¿Cuántas mujeres se habían cruzado en su camino y él no hizo caso por estar pensando en Selena? Ni una… era insólito que a estas alturas recién se estuviese dado cuenta que la única mujer que en verdad amaba, era aquella que siempre dañó, Selena.

-Yo no… yo no sé qué…- decía Jacob, parloteando, sin saber que decir realmente para mejorar la situación.

-Si quieres recuperar a Selena, vente de nuestro lado, y ayúdala, en este preciso momento está luchando contra Louis.

-Si, enseguida voy.- dijo Jacob, emocionado, sacando suavemente a Miley que estaba encima suyo. Cuando se propuso ir a buscar a su amada, miró hacia Miley y la miró dulcemente. –Gracias Miley.- dijo finalmente, con una sonrisa esperanzada sobre su rostro.

Rápidamente Miley fue hasta donde se encontraba Bella, y con su cuchilla, pudo cortar las cadenas que la encadenaban de mano a pie. Bella cayó rendida al suelo y mientras tomaba un respiro, Miley miró alrededor del salón y se dio cuenta que aquel lugar era muy familiar para ella. Pero, ¿por qué?

-Miley…- susurraba una voz masculina, obviamente no era de Bella, pero si estaba detrás de ella.

Entonces Miley miró y casi desfallece al darse cuenta de quien se trataba. Una bola gaseosa estaba frente a frente de ella, a una distancia de unos cuantos metros. Ella no temía si estaba cara a cara contra su muerte. Deseaba tocar a Nick, y eso hizo. Rápidamente parecía como a Miley se le escapaba la vida en un segundo, pero pudo ser cómplice de lo más hermoso que había visto en su vida. La transformación gaseosa de Nick, a pasar a ser solidificado. Nick seguía siendo el mismo, con los mismos hermosos ojos, solo que su cuerpo estaba algo más desgastado, pero… ¡¿Eso qué?! Lo tenía frente a ella, eso era lo que realmente importaba.

-¡Nick!- gritó Miley emocionada, corriendo hacia él, y abrazándolo con todas las fuerzas que tenía. A través de sus lagrimas susurraba cosas, y a través de besos se desvelaban sus sentimientos. Jamás volvería a dejar a Nick, no esta vez.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Luz de mis Ojos //12º Episodio// {Una dura partida}

Hermione Granger sonreía plácidamente mientras se estiraba, recién despertando de su cama, más bien, de la cama de Severus Snape. Vio a su amado aún dormir, y decidió no hacer ni un ruido para no despertarlo. Se destapó y se dirigió hasta el pequeño comedor que Severus tenía en su despacho. Se sirvió una taza de café y se encaminó hasta la ventana, a ver el amanecer. Sonreía feliz, a pesar de la difícil situación que se vivía en Hogwarts, por lo menos ella volvía a tener a Severus, y esta vez sería mucho más difícil separarse de él.

Ella en verdad estaba perdida en sus pensamientos, pensamientos acerca de todo lo que había vivido con Severus los últimos meses. Cada vez que peleaban, se reconciliaban, se besaban, se abrazaban, y como el uno a pesar de todo, siempre terminaba buscando al otro. Parecía un amor de adolescentes, sobre todo para Severus, ya que sentía las hormonas revolucionadas en todo su cuerpo, y a pesar de que no diga tantas cosas dulces, si sabe demostrar su amor frente a Hermione.

Entonces Hermione por fin despertó, se dio cuenta de que pudo haber estado mucho rato sonriendo como boba viendo el amanecer. Ella caminaba hasta el cuarto que compartía con Severus, pero de repente, pensamientos cruzaron por su mente: Draco Malfoy.

Hermione veía claramente como Draco era torturado por Bellatrix, haciéndole cortes en todo el cuerpo con una espada, obligándolo a confesar una cosa, que no sabía Hermione con exactitud. Él en verdad estaba pésimo, lloraba, y estaba amarrado en una mazmorra. El señor Tenebroso no se encontraba, de hecho gran parte de los mortifagos no se hallaba, pero ver como los padres de Malfoy, estaban presentes y no hacían nada por él, llenaba de ira a Hermione.

Entonces Hermione despertó de la burbuja, y sin saber si aquello era real o no, fue de cualquier forma a despertar a Snape. Ella lo sacudía todos lados, muy desesperada para que Severus despertase. Éste despertó y vio a Hermione en un estado mezclado de cólera y consternación.

-¿Qué ha sucedido, Hermione?- preguntó Severus, confundido y preocupado al ver a su pequeña amada de esa forma. Se sentó sobre las sábanas y miró fijamente a Hermione, esperando por la respuesta.

-Es Draco, ésta en problemas.- dijo ella, muy preocupada. Le tomó la mano a Snape y la llevó a su corazón. –Severus él está en una mazmorra, ésta siendo torturado por Bellatrix. Hay que ayudarlo.

-¿Qué?- preguntó alterado. -¿Cómo sabes eso?

Hermione dudó en contestar aquella pregunta, ya que si lo hacía, Severus la regañaría al no haber estado atenta. Pero en casos así, la verdad debía ir adelante. –Alguien manipuló mi mente y pude ver aquellas escenas.- respondió ella.

Para sorpresa de Hermione, Severus actuó de una forma opuesta a la que ella pensó. El rostro de éste se puso rígido y volvió a ver a Hermione, quien no dejaba de verlo preocupada. –Quizá no era cierto y ellos quisieron que tú vieras eso para que aparecieses por ahí con Harry y los asesinasen.

-De cualquier forma, Severus. No quiero arriesgarme a nada, y tú mismo dijiste que Draco era como un hijo para ti.- Hermione le miraba suplicante mientras acariciaba la mano de Snape. –Por favor Severus, por último iré yo sola. Pero necesitamos buscar otro lugar, lejos de aquí para que nadie nos descubra.

-Hermione, te recuerdo que he estado mucho tiempo aquí sin que nadie lo supiese. No podemos arriesgarnos a eso. Si los alumnos se enteran de esto, llegará a los oídos de Voldemort y él no tardará en llegar aquí para asesinarme por haberme separado de su lado.

-Separarse…- dijo Hermione pensativa hasta que elevó su mano y gritó en un tono de victoria. -¡Eso es! Hay que separarlo.- decía entusiasta, corriendo por los pasillos de la casa.

-Ya se alocó…- dijo Severus, en un suspiro, levantándose de su cama e ir en busca de ella. Cuando Severus salió de su cuarto, se encontró con la sorpresa de ver a Hermione sacando todos los libros que tenía Snape dentro de sus muebles. Éste simplemente se quedó quieto y la vio confundido, hasta que Hermione se sentó en el suelo y leyó tranquila un libro. Severus se sentó a su lado, y preguntó curioso. -¿Qué ha pasado dentro de u mente, Granger?

-Si logramos el modo de destruir a Voldemort, ya no tendremos que preocuparnos por nadie más. Y qué más fácil si Voldemort muere en un momento y por persona menos esperada.- decía ella, sonriéndole a Snape de una forma provocativa.

-¿Estás proponiendo que yo asesine a Voldemort?- preguntó él, sorprendido. -¡¿Estás loca?!- preguntó él en un estado de cólera. –Nunca se me daría la oportunidad, y ¿acaso crees que yo soy el único que ha intentado asesinarlo?

-Todos los que intentaron asesinarlo, lo intentaron con armas y de una forma muy obvia. ¿Qué pasaría si tú lo haces de una forma más… sigilosa?- preguntó ella, haciendo énfasis.

Severus Snape se quedó pensativo a causa de lo que su novia le decía. ¿Cómo lo haría? Voldemort quizá ya sabe que está en el Castillo o que simplemente escapó de su campo de control. Él volvió a Hogwarts solo para ver a su amada, y ahora volvería a irse… sería alto el costo, pero… debía admitir que era una buena idea la que Hermione proponía.

-Ambos correríamos mucho peligro, Hermione. No quiero que te pase nada…

-Pero, Severus por favor… yo…

-Por eso no vendrás conmigo.- respondió él, finalmente, cerrándole la boca con un pequeño beso. Volvió a mirarla a los ojos, con un dejo de ternura. –Te quedarás aquí y vigilaras que todo esté en orden aquí, hasta que vuelva con Draco, y regrese de haber asesinado a Voldemort.

-Pero Severus…- susurraba Hermione, al borde del llanto.

-No digas nada, y solo hazme caso. Esto lo haré solo por nosotros, para que podamos estar juntos sin ni una interrupción, a cambio de que me prometas algo.- decía Severus, en un tono serio.

-¿Qué cosa?

-Que nunca me olvides.- dijo Severus, finalmente, mostrando un brillo de sus ojos, un brillo cristalino.

Ni Hermione ni Severus se hablaron por un largo rato, solo se veían fijamente. Severus esperaba la respuesta de Hermione mientras que ella pensaba en todas las consecuencias que habrían si dejaba ir a Severus, y en todas las consecuencias si habrían si no lo dejase ir.

-Lo prometo.- dijo ella, derramando una lagrima. –Prometo nunca olvidarte Severus.- hasta que finalmente estalló en llanto y buscó consuelo en los brazos de Severus.

Ambos estuvieron abrazados mucho tiempo. Severus acariciaba la espalda de Hermione, intentando consolarla solo con ello, ya que él no era muy bueno consolando con palabras. No podía mentirse a si mismo, él también temía por su vida, pero si se mostraba débil frente a Hermione, ella era perfectamente capaz de decirle algo para que no fuera. No, él debía ser fuerte y enfrentarse a su destino, aunque éste significase atentar contra su propia vida.

Hermione se apareció hacia la hora de cenar en el gran comedor, a reencontrarse con sus amigos de siempre. Intentaba no demostrar que estaba rota por dentro, no en público, por lo menos hablaría con Harry, su mejor amigo, después de cenar y cuando estuviesen solos. Observó como Ron y Harry estaban acompañados de sus respectivas amadas: Ron con Lavender y Harry con Ginny. Hermione era la única que no tenía a su amado cerca, y eso la hundía más dentro de la tristeza.

-Hermione.- repetía variadas veces Ron, sacudiéndola suavemente de un lugar a otro. -¿Qué sucede?- preguntó Ron, curioso al ver a su amiga tan distraída.

-Nada Ronald, ¿qué pasa?- preguntó Hermione, desviando la atención de sus amigos.

-Te decía que mañana hay partido de Quiditch y jugaremos contra Ravenclaw.- dijo finalmente Joe, emocionado.

-Oh…- mofó ella. –Qué bien Ron, sé que les ganaras.- sonrió ella, sin muchos animos.

-Obviamente mi Ro ro les ganará, es el mejor de todos.- contestó Lavender, incluyéndose en la conversación, mirando como una loca obsesionada a Ron. Algo que hasta a él le molestaba.

Mientras que para Ron y Hermione todo era fastidio, el panorama era distinto para Ginny y para Harry, que para ellos todo era ternura, y palabras dulces, y cariños debajo de la mesa. Sin que Ron notase eso, ya que si lo hubiese notado, hubiese regañado a ambos. Hermione se distrajo un poco del tema de Severus y pensó en lo divertido que se vería Harry al pedirle permiso para salir con su hermana. Esto hizo que Hermione se riese por un momento, bajando la mirada. Ron le miró curioso de nuevo.

-¿Y ahora que Hermione?- preguntó él con una sonrisa.

-Es que…- cuando Hermione se preparaba para inventarle una excusa a Ron para decirle por qué se reía, ve como la sombra de Severus estaba detrás de la esquina del comedor, quien rápidamente se aleja. Hermione sin pensarlo dos veces, decide ir en busca de su amado. Se levanto rápidamente de su asiento y miró a Ron. –Lo siento, luego conversamos.- fue lo último que le dijo antes de salir corriendo por los pasillos de Hogwarts en busca de su amado.

Hermione ya llevaba tiempo buscándolo por todo el castillo, hasta que se encontró en el bosque prohibido, buscándolo en el mismo refugio donde pelearon con sus varitas por primera vez. Ella miraba paranoicamente por todos los rincones, elevando la varita en caso de cualquier desgracia. Entonces, el ruido de una rama romperse se escuchó como si fuese una mandrágora llorando. El silencio era intenso, e inclusive con sus pisadas eran de desconfianza. Hermione dejó de lado la varita y se acercó a Severus, quien estaba con la misma ropa negra de siempre. La única diferencia de ahora, era que Severus estaba desecho y no le importaba si eso manchaba su reputación.

-Severus, ¿qué ocurre?- preguntó Hermione confundida, dando un paso delante de él, pero él rápidamente dio un paso hacia atrás.

-Dumbledore ya conoce nuestro plan, pero solo él, supongo que ya luego se enterará Potter, pero… nadie más puede saberlo.- dijo él, desviando el tema.

-Pero… se suponía que el plan iba a ser en silencio y dado para el próximo mes.- dijo ella, confusa.

Severus no fue capaz de decir ni una palabra, simplemente miró desamparado a Hermione, quien ya se había dado cuenta de lo que él planeaba. Ella rápidamente aprovechó el momento para acercarse a él y llorar nuevamente.

-No Severus, tú no te puedes ir ahora. No me puedes dejar ahora.- decía ella, apunto de desfallecer.

-Piensalo Hermione, se supone que eres inteligente. Si esperamos un mes, él ya habrá matado a muchos impuros. Esto debe ser ahora. Yo me iré ahora porque ni siquiera sabemos lo que podría estar sucediendo ahora en el castillo.- respondió él duramente, luego suspiró. –Es por el bien de todos.

-Por favor, déjame ir contigo.- le rogó ella, apunto de caer a sus pies.

-No Hermione, ya hablamos sobre esto.- al ver como Hermione caía rendida al suelo, él sintió algo a morir dentro de sí y se agachó para abrazar a su amada, quien estaba desecha, al igual que él, solo que él lo sabía guardar bien para dentro. –Debes ser fuerte, debes seguir adelante.- decía él.

-Pero Severus...- en ese momento su boca fue silenciada brutalmente al sentir los labios de su amado, sobre los suyos. Ella se dejó llevar por el beso que ambos compartían, a pesar de que fuese extraño. Ella lo amaba, y él a ella, y sin embargo el beso fue extraño. Quizá fue por el hecho de que ambos podrían saber internamente que ese podría ser el último beso que ellos compartirían.

Para cuando el beso terminó, Hermione seguía con los ojos cerrados, como si estuviese queriendo guardar aquel momento dentro de su memoria y atesorarlo como el mayor tesoro que alguna vez tuvo. Severus le miraba afligido, por dentro gritaba por no querer alejarse de su amada, pero no tenía opción, era por el bien de todos. Él se levantó de la tierra y miró a Hermione desconsolado, mientras ella lo miraba aún botando lagrimas.

-Te amo Hermione Granger, y así seguirá por el resto de mis días.- dijo Severus finalmente, transformándose en una sombra negra que volaba a gran velocidad por los cielos, mientras que una chica desamparada volvía a tener el corazón roto y miraba como aquella sombra que amaba más que a nada de su lado se alejaba por el bien de todos. Jamás se perdonaría si a Severus le llegase a pasar algo malo, pero lo único que podría hacer ahora, era esperarlo sin importar cuanto tiempo demorase, ella lo seguiría esperando.

Una hora después y Hermione Granger había aparecido desecha en la sala común de Gryffindor, procurando no llamar la atención de nadie. Ella aún tenía las marcas de sus lagrimas sobre su rostro, y muchos alumnos se dieron cuenta de eso, solo que sin llamarles la atención. Cuando Hermione subía las escaleras para ir a su cuarto e irse a dormir, Harry y Ginny aparecieron tomados de la mano, Hermione y Harry tuvieron un encuentro visual y Harry pudo comprender en algo a su amiga. Hermione no volvió a mirarlo y se dirigió rápido al cuarto.

-¿Qué le pasa Hermione?- preguntó Ginny, curiosa.

-Iré a verla, no te preocupes.- dijo él, sonriéndole. Cuando dio un paso, volvió a mirar a Ginny y le plantó un gran beso. Ella lo miró feliz al igual que él a ella, y finalmente Harry fue a ver a Hermione.

Harry se dirigió hasta el último escalón y vio como Hermione lloraba desconsoladamente mirando la noche nublada que se presentaba en el exterior. Éste caminó silenciosamente hasta donde se encontraba Hermione, y sin decir ni una palabra, abrazó fuertemente a Hermione, y ésta rápidamente lo acogió. Quedaron abrazados por un largo rato hasta que Harry tomó la mano de Hermione y se fueron a sentar al primer escalón de la escalera, aprovechando que todos estaban en sus cuartos, descansando para mañana apoyar con todos los ánimos a Gryffindor. Hermione le contó a Harry lo que sucedía sin que éste se lo hubiese pedido ya que sabía que Hermione se lo contaría por si sola. Éste miró triste a Hermione.

-Lo lamento mucho Hermione… pero ya sabes lo que dicen, si es tuyo volverá y si no vuelve, es porque jamás te perteneció.- dijo Harry con una sonrisa tímida en su rostro, intentando subirle los ánimos a Harry.

-Eso es lo que temo Harry. Quizá él nunca me perteneció y de cualquier forma, no quiero que nada malo le pase.- dijo Hermione, mirando profundamente los ojos verdes de Harry, de una forma abatida –Yo lo amo Harry, y lo seguiré haciendo a pesar de todo.- fue lo último que dijo Hermione Granger antes de volver a romper en llanto, abrazando a Harry.

-Tranquila Hermione, todo estará bien.- dijo Harry en todo de consuelo, abrazando a su amiga, dudando que todo saliera bien del todo. Solo esperaba que su mejor amiga mejorase.