jueves, 9 de febrero de 2012

Luz de mis Ojos //13º episodio// ¿Hecho o Realidad?

Hermione despertó volviendo a mirar al lado derecho de su cama, rogando que aquella pesadilla en la que vivía diariamente acabase lo más pronto posible, y volver a ver a Severus ahí, acostado, abrazándola. Todos los días era lo mismo, siempre terminaba derramando una lágrima a causa de él, por no saber si estaba bien o no. Su corazón no sabía cuánto tiempo duraría viviendo con tal martirio, pero le prometió a Severus que sería fuerte, pasase lo que pasase, e intentaría seguir esa promesa.

Entonces decidió levantarse, no podía quedarse acostada en su cuarto como una vaga, ni aunque quisiese. Se vistió con su uniforme de Gryffindor y bajó las escaleras, junto a su mejor amiga, Ginny Weasley, quien hace unos días atrás, le había confesado toda la verdad. Ambas hablaban pacíficamente, y Ginny como siempre, intentaba animar a su amiga para que pudiese volver a ser la misma chica dulce y sonriente de antes, con un gran carácter y que siempre usaba su tiempo libre en estudiar, y no en llorar.

Llegaron hasta el gran Comedor, donde estaban sentados Ron, Lavender y Harry, quien se veía ansioso esperando a ambos. Hermione se sentó a un lado de Harry, mientras que Ginny se sentó al otro lado de él mismo. Ambos comían con bastantes ánimos, Harry y Ginny se encontraban extasiados hablando, avivadamente; mientras que Lavender le hablaba animada a Ron y éste con suerte escuchaba lo que su novia parloteaba. Hermione observaba a ambas parejas y se daba cuenta de cuánto extrañaba a Severus, a pesar de que nunca hallan demostrado su amor públicamente, ella constantemente necesitaba sentir los labios sobre los suyos, y sentir sus brazos abrazados a su cintura. Fue entonces cuando lagrimas aparecieron en sus ojos, sorprendiendo a Ron quien estaba muy atento a cada movimiento de su amiga.

-Hermione, ¿pasa algo?- preguntó él, curiosamente, posando su mano sobre la mano de su amiga de cabellera rebelde. Ésta le miraba anonadada, e intentaba detener sus lágrimas pero cada vez más aparecían más y más… sentía un espantoso nudo en la garganta que solo se desataría si lloraba en paz.

-Yo… eh…- Hermione con suerte hablaba, aún tenía ese nudo en la garganta. Y sin decir más, escapó de la presencia de sus amigos, huyendo hacia el baño. Se imaginaba la cara de confusión de sus amigos y a pesar de que sabía que alguien la seguía, hizo caso omiso y siguió huyendo hasta algún lugar donde tuviese la confianza de que estaría sola. El baño del tercer piso.

Cerró de golpe la puerta del baño y corrió hasta donde estaba el lavado, mojando su rostro brutalmente sin fijarse en su alrededor. No podía verse al espejo y verse tan rota… tan fuera de otro mundo. Pero, ella después de todo era un humano, ella tenía sentimientos, pero estos estaban destrozados, no podía seguir luchando contra algo inútil. Cada segundo sin Severus era una pesadilla.

Cuando por fin pudo desahogarse mediante el llanto, se silenció por un momento, levantando poco a poco la mirada, y viendo que a través del espejo, se mostraba el reflejo de sus dos mejores amigos: Harry y Ron, ambos mirando preocupados a su amiga, quien estaba destrozada y quien no tuvo la fuerza suficiente para fingir como si nada hubiese pasado.

-Hermione por favor… las cosas pasan, pero la vida sigue y tú debes seguir con ella. Apenas tienes 16, no puedes vivir este juego al que le solemos decir vida, como una anciana de 70.- decía Harry desesperadamente, intentando hacer entrar a su amiga en razón.

-¡Tú no entiendes, Harry!- le gritó Hermione furiosa, pero aún llorando, a su mejor amigo, tirándole un pedazo de vidrio roto que había sobre el lavado, haciéndose daño en los dedos. –Tú tienes aquí a Ginny, pero si no la tuvieras cerca estarías peor que yo.- dijo ella nostálgicamente, mirando desamparada a su amigo.

-Chicos, no entiendo nada de esto.- decía Ron, incluyéndose a la conversación, muy confundido por su parte.

Harry y Hermione se quedaron mirando por un largo rato, en una postura cómplice que poco a poco se descifraba por si sola. Hermione suspiró y le pidió a Harry que contase todo lo que estaba pasando, desde lo de Severus hasta lo suyo con Ginny. Ambos sabían que en el fondo Ron podría terminar enfadado con ambos, pero ya era hora de que supiese la verdad, después de todo se suponía que eran amigos desde chicos, siendo así, no podrían ocultarse ese gran secreto a su mejor amigo. Así que entre Harry y Hermione comenzaron a decirle toda la historia. Los tres muchachos se sentaron en el mojado suelo del baño, mientras que Hermione veía por primera vez a su amigo Ron tan atento escuchando la historia. Todo esto cayó como una bomba para Ron.

-Así que… Hermione pasaba la mayor parte del tiempo con Snape por gusto, no porque la castigara demasiado.- decía Ron, al aire, mirando perturbado el reflejo de Hermione en el agua, quien estaba ruborizada. Ron no podía creerlo.

-Si… me enamoré de él hace uno o dos años, y éste año, pasamos tanto tiempo juntos que no me resistí a demostrarle mi afecto. Sé que es difícil de creer, pero yo amo a Severus Snape.- decía Hermione, nostálgicamente pero en una postura muy firme.

-¿Te acostaste con él?- preguntó Ron, seriamente.

A Hermione esa pregunta le había caído pésimo. ¿Cómo podía pregunta aquello? Obviamente Ron no entendía el significado de amarse. No Hermione no había tenido sexo con Severus, pero si se había acostado en el mismo colchón que él, y se habían acariciado, pero nada más.

Hermione lo miró seria, y simplemente negó con la cabeza rotundamente. –No tuve sexo con él, pero ambos pasábamos mucho tiempo acariciándonos, y amándonos. Pero solo eso.

-Bien… eres mi amiga, te apoyo en lo que hagas, aunque no lo parezca. Pero eso no quita el hecho de que me haya dolido de que ambos siendo mis mejores amigos, me lo hayan ocultado, después de… no sé cuanto tiempo.- decía Ron, decepcionado y molesto.

-De hecho… yo estoy con Severus desde principios del año escolar.

-Y yo estoy enamorado de Ginny desde hace 2 años.- se incluyó Harry.

-¿Por qué no me sorprende?- se preguntaba Ron a sí mismo, algo triste por aquella situación. Rápidamente volteó a ver a Harry, seriamente, y éste le devolvió una mirada confusa. Ron tomó su postura más drástica y se dirigió a su amigo. -¿Ya te haz besado con Ginny, mi hermana menor?- preguntó él, rudamente, haciendo énfasis en la pregunta.

-Bueno pues… ella… yo…- Harry intentaba contestar la pregunta que su mejor amigo le hacía, sin herirlo pero al mismo tiempo sin mentirle. Harry en menos de un segundo se había sonrojado, y revolvía su cabello con su mano izquierda, mientras que Hermione se reservaba cualquier comentario, apunto de estallar en risa al ver de esa forma a Harry.

-Solo cuídala y no le hagas sufrir.- dijo Ron, finalmente, sorprendiendo a ambos amigos. Generalmente Ron se hubiese opuesto a darle su bendición a cualquier novio de su hermana, pero conocía a Harry y confiaba en él.

-Gracias Ron, eres el mejor.- respondió Harry, sonriente y muy feliz por la reacción que tuvo con esa situación. Golpeó suave y repetidamente la espalda de Ron en postura de cariño y confidencialidad. Mientras que Hermione se acercaba más a ellos y los abrazaba por igual. Quedando así por un largo rato.

Luego Hermione se separó de ambos amigos, ambos levantándose del suelo. Con los brazos cruzados, de repente se había perdido en sus pensamientos al recordar cuanto tiempo llevaba con Severus Snape. Ya llevaban más o menos 6 o 7 meses juntos, pero… contando cuanto tiempo habían estado lejos el uno y el otro, se sentía mucho menos de la mitad. Para Hermione era difícil esa situación. ¿Dónde estaría? ¿Estaría bien? Recordó la última conversación que Severus y ella habían tenido el día de su despedida, sobre la cama de Snape.

Flashback

-¿Ya sabes que tienes que hacer si no vuelvo, cierto?- preguntó Severus con un dejo de tristeza, tomando la mano de su querida amante, acariciándola y abrazándola, deseando tener que despedirse de ella. Para mala fortuna, su tiempo junto, terminaba. Él no sabía cuánto tiempo duraría sin Hermione, sería vivir en un mundo de prejuicios, siendo un ciego sordomudo.

-Te esperaré toda la vida si fuese necesario, Severus.- contestó ella en un tono serio, pero al mismo tiempo con calidez, sin verlo a los ojos ya que sería muy doloroso.

-No quiero que estés esperando toda tu vida a un viejo decrepito como yo. Ni siquiera quiero que pierdas tiempo, pero si decides esperarme, pero tú no sabes cuánto tiempo estaré afuera, si es que regreso, quiero que máximo sea hasta finales de Mayo. Cuando la última lluvia de la temporada caiga sobre el castillo.

-Pero Severus…

-Pero nada, Granger. No quiero que me esperes.- dijo él, finalmente.

Fin Flashback

Hermione recordó nunca haberle entregado ni una respuesta, y aunque le doliese tomar aquella decisión, lo haría solo por Severus, quien se lo pidió. Cuando caiga la última lluvia de la temporada. Que ironía, las flores ya habrán mostrado lo más hermoso de si mismas, y los días serán soleados, cuando para el mundo de Hermione, todo era frío y oscuro, como aquel diciembre que no habían pasado juntos. No había marcha atrás, se había enamorado de aquel viejo decrepito, pero lo esperaría hasta aquellas fechas, que ella rogaba sin cesar que él apareciese en su vida. Deseaba que todo saliese bien, para ambos.

Entonces los dos chicos se dieron cuenta que Hermione ya estaba perdida en sus pensamientos. Ésta no hizo más que suspirar, intentando desarmar el nudo de la garganta. Abrazó firmemente sus piernas y miró desolada hacia otra dirección. No podía continuar de esa forma.

-Hermione, estoy seguro de que él volverá.- decía Ron, con una sonrisa esperanzada en el rostro, haciendo sentir mejor a Hermione, que aunque Harry también lo había dicho antes, haberlo escuchado de su amigo colorín, era el mejor de los consuelos que escuchó en todo ese tiempo.

-Gracias Ron.- respondió ella, ilusionada.

Unas horas habían pasado y los tres muchachos estaban en pijama en la sala común de su casa. Conversaban temas absurdos, pero eso les hacía recordar los viejos tiempos, cuando aún era muy pequeños como para enamorarse. Ahora parecían todos estaban enamorados: Harry lo estaba de Ginny, Hermione de Severus Snape y por último, Ron de Lavender Brown, aunque siempre lo estuviese fastidiando, siempre había algo que le hacía volver a ella.

Hermione decidió irse a acostarse, dejando a ambos amigos solos. No se demoró nada en obtener el sueño, ya que siempre tenía sueño, y aunque los últimos días solo haya tenido pesadillas, las dejaría de lado, siquiera para descansar sus ojos. En menos de un minuto, Hermione ya había caído en el sueño, pero como era de esperarse, era una pesadilla. La única cosa que llamaba la atención esta vez, era que se veía demasiado real.
“Estaban en el Ministerio de Magia, Voldemort y sus mortifagos estaban allí, reunidos en una mesa, excepto tres personas: Severus Snape, Draco Malfoy y Lucius Malfoy. Parecía que los tres estaban teniendo un conflicto entre sí, ya que Lucius estaba gritando, Severus también pero si tanto sentimiento, Draco era el más afectado con todo esto. Hermione aclaró sus oídos y entendió lo que sucedía. Draco ya sabía lo que pasó durante sus primeros tres años de vida…”

-¡Me obligaste y me hiciste creer que me querías como a un hijo, cuando en realidad solo querías estar a salvo tú solo!- gritó Draco, en un estado eufórico, mostrando un lado nunca antes visto. Draco estaba al borde del colapso, se veía realmente pésimo. A Hermione le causaba mucha tristeza esta escena, pero no podía hacer nada para que Draco mejorase, ya que solo era una ilusión.

-Bueno, ¿y qué esperabas, mocoso?- preguntó Lucius, subiendo el tono mucho más alto que el de Draco. –No tienes ni idea de lo que es estar en mis zapatos, y los hijos deben dar la vida por sus padres. Da gracias de aún estar vivo.- hablaba él, en un tono muy engreído, mirando a Draco como a un ser inferior.

-Basta de mentiras, Lucius.- dijo finalmente Severus, sobresaliendo entre los demás, con una sombría luz, oscura. –Sabías bien que entregando a Draco al Señor Tenebroso, podría desquitarse con él por todas las cosas que hiciste antiguamente. Esperaste hasta que fuiste nuevamente a Azkabán para poder manejar mejor a tu esposa y a tu hijo, imponiendo pena y preocupación.- se detuvo Severus, pero rápidamente prosiguió, dándose cuenta como todos estaban atentos, inclusive a Lestrange. –Todo esto fue un plan macabro, para que Draco te salvase de todos tus castigos y llegase incluso a dar la vida por ti. Eres un desgraciado, ¿qué clase de hombre hace eso con su propio hijo?- preguntaba él, indignado.

-¡Tú cállate!- le gritó Lucius furioso, alzando su varita contra Severus, gritando un maleficio. Severus inmediatamente cayó rendido al suelo, sin señales de vida, y lo último que escuchó Hermione fue un ensordecedor llanto proveniente de Draco.

Hermione se levantó agitada de su cama, respirando con bastante dificultad. Fue el peor sueño que tuvo en todos esos días, pero… Dios, se veía tan real que la dejó muy preocupada. Decidió no arriesgarse a pasar por alto aquello, así que fue hasta el cuarto de los chicos a buscar a Harry y a Ron para hablarles sobre su sueño. Pero en cuanto Hermione Granger cruzó la puerta, sintió un fuerte cabezazo con nada menos que… ¿Harry?

-¡¿Harry?!- preguntó Hermione sorprendida por encontrarlo precisamente allí a su mejor amigo. –Justamente iba a buscarte.

-Lo sé, Hermione acabo de tener una visión donde Lucius asesinaba a Severus.

-¿Qué?- preguntó Hermione exaltada, sin darle crédito a lo que Harry decía. –No, no puede ser… yo soñé eso mismo, pero… Dios… ¡No!- gritó Hermione desamparada, aprisionando su cabeza con ambas manos.

-No hay tiempo, debemos ir al Ministerio de Magia, sino será muy tarde para Snape.- hablaba Harry, saliendo rápido del cuarto. Aún tenía fe de que podrían salvar a Severus Snape, aunque lo que hayan visto dentro de sus sueños no se veía muy convincente.

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