Cabizbajos, tristes, y llenos de dudas habían estado todos después de la ida de una persona, que nadie imaginaba cuan importante iba a terminar siendo. El viento susurraba el nombre de quien ya no estaba presente, y llegaba a golpear el recuerdo de ésta. Palabras en silencio, sentimientos ocultos y encontrados, fue todo lo que se vivía diariamente. Ya nada era igual.
La recuperación de Eric fue casi rápida, se tomó varias semanas para su recuperación, y aún estaba con dificultades para caminar. Por suerte, Rose nunca le falló, ella siempre estuvo allí, pendiente de cada proceso de su recuperación. Nadie había nombrado "ese tema" por todo ese tiempo, y de hecho, ambos se trataban muy bien, se dedicaban cálidas sonrisas, sin existir momentos incómodos. Estaban juntos, no de la forma que les hubiera gustado, pero algo era algo, y eso era mucho mejor que estar separados.
A los días después del accidente de Eric, Nicholas se presentó al hospital, y Rose algo incómoda por su presencia allí, fue directo al grano, preguntarle qué hacía allí.
Flashback
-¿Nicholas?- preguntó confundida al ver ese cuerpo, tan cercano pero a la vez de ella. Abrió de par en par los ojos y pregunta -¿Qué haces aquí?
-Yo...- suspira y baja la mirada, apenado -Vine a pedirte unas disculpas.
-Si vienes a pedirme que nuevamente sea tu novia, yo...- al momento que quiso terminar lo que iba a decir, Nicholas le interrumpió.
-No de hecho, no vine a pedirte que vuelvas conmigo- el ambiente se puso más incómodo con un silencio inquietante. Mucho más qué antes -Vine a pedirte disculpas, porque en verdad no quiero perderte como persona.- mira piadosamente los ojos de Rose.
Rose al principio le miró extrañada, pero con el paso de los segundos, una sonrisa se desprendía de su ser, logrando así el conocimiento de lo que intentaba hacer Nicholas. Caminó lentamente hacia él y le miró seriamente a los ojos, elevó sus pies y se dirigió a su oído. Con un tono dulce, comenzó a hablar.
-Aún es tiempo para recuperarla.- se separó de él, sonriendo orgullosamente.
-¿Cómo sabes que...?
-Nicholas, soy una chica. Las mujeres tenemos esa rara capacidad de ver en los ojos los sentimientos de los demás. Y tú amigo mío- posa su mano sobre el hombro de Nicholas, suspirando, un gesto que provocó que Nicholas soltara una ligera risa -Se nota que aún amas a Evelyn.
-Es que es raro, ¿sabes?- toma a Rose del brazo y la encamina hasta la banca que estaba frente a la camilla de Eric, quien aún dormía.
Rose se sentó y esperó atenta lo que Nicholas iba a decir, mientras que éste se quedó de pie.
-Al principio yo encontraba a Evelyn linda, de hecho me gustó y mucho; por eso le pedí que fuera mi novia. Pero a fines de año, le ofrecieron una beca en otra ciudad y bueno... ella se fue, y a pesar de que no rompimos, no demoré en enamorarme de otra persona, tú.
-Pero finalmente te diste cuenta que no era de que te habías vuelto a enamorar, sino que necesitabas de alguien que te diese el amor que Evelyn te daba.
-Si...- suspira -Pero aún así, no fue razón como para haberles hecho lo que les hice.
-Eso ya pasó, y aunque si me dolió, fue a Evelyn que más le dolió, porque ella te ama más de lo que nadie más lo hará en la vida.
-Entonces... ¿piensas que podré recuperarla?
-Claro que sí.- le devuelve la sonrisa y lo abraza por un rato. De la nada, ve como Eric se quejaba, aún dormido.
Rose se alejó de inmediato de Nicholas y se sentó en el asiento que quedaba frente a frente con su hermano. Coge su mano, y mira como si se estuviese disculpando a Nicholas. Éste le respondió con una sonrisa y se marchó del lugar.
Fin Flashback
Temas así, salieron bien al fin y al cabo, pero no estaba su mejor amiga para que la felicitase. Tenía a su hermano y a su amiga, Leticia, pero necesitaba de Avril. Alguna vez fue como su hermana, y ahora, ni siquiera sabía en dónde estaba, ni por qué se había ido.
El único que sabía lo que en verdad pasó el día que Avril se fue, era Jesse, y éste en verdad se encontraba afectado por su ida. Clara intentaba hablar con él, intentar subirle el ánimo; pero todos sus intentos eran fallidos, ya que Jesse no lograba salir de esa inmensa depresión.
Sus días eran silenciosos y solitarios, no lograba decir ni media palabra en el día, menos una sonrisa. Lo único que deseaba era que sus días pasaran lo más rápido posible para poder verla de nuevo, o simplemente para decaer en el sueño más hermoso y profundo, estar tan solo ellos dos para recuperar los segundos perdidos. Pero siempre era fantasía.
Volvió a amar y le jugaron una trampa, pero ahora, lo había perdido todo. Ya no le importaba si alguien lo veía débil, porque todo lo que podía ocultar, había muerto el día en que vio a la única persona capaz de amarlo de la forma correcta, irse. Sus ojos irritados por tanto llorar, tanto en el día como en la noche, ardían y quemaban en el interior, y sentía como las cenizas de su corazón ya roto, se rompía más y más, multiplicando las piezas rotas. No se despegaba de la ventana, esperando ingenuamente que un día Avril apareciera entre la multitud y ésta gritase su nombre; que corriera hacia él y le dijera que aún lo amaba... cada día más, parecía como su esperanza se desgarraba.
El tiempo pasaba como una eternidad, Jesse sentía como envejecía más de la cuenta, y no le importaba. Dos primaveras después, las cosas habían mejorado, pero aún recordaban a esa persona que se fue sin aviso alguno.
Rose se encontraba en su cuarto, poniéndose su vestido en la casa de Eric, mientras que éste justo había ido a casa de Lisette con su madre, a arreglar algunos asuntos. El ambiente estaba tenso, y nadie lo quería reconocer.
Mientras tanto, Clara arreglaba a su hermano con mucha delicadeza y amor, dejando temas simples surgir, mientras que Jesse, estaba poco animado para las fiestas, pero era algo necesario. Era la graduación de su hermana y debía ir, si o si.
La feliz pareja entre Evelyn y Nicholas, estaban juntos en la misma casa, solo que en cuartos separados, arreglándose para el gran día de sus amigos. Todos compartían un gran entusiasmo por iniciar un nuevo ciclo en sus vidas, no podían creer que ya habían pasado dos años, apunto de entrar a la Universidad.
Eric caminaba en círculos, desesperado. Sus pensamientos estaban centrados en tan solo una cosa <<el fin>> No podía creer que el momento había llegado, luego de reprimir todos sus sentimientos por dos años. Había sufrido y mucho al no tener a Rose como novia, pero igual estaban bien como hermanos, por suerte, ni ella ni él habían tenido alguna relación amorosa en ese tiempo.
Pero ahora, sabía que no podía pensar por él mismo. No permitiría que el corazón de su amada se rompiera de tal forma. Quedaría destrozada y él no sabría cómo hacerla sentir mejor.
-Eric, siéntate por favor.
-¡No quiero!- le grita enojado y finalmente da un largo suspiro y se sienta. Mira fijamente los ojos de Leticia, con un inmenso rencor -No permitiré que suceda esto.
-Ella ya tiene 19 años Eric, es hora de contarle la verdad. Ella es hija mía y de Tomas, no de tus padres.
-Eso si lo entiendo, y sé lo muy difícil que es para ustedes pero también piensen en ella, quedará destrozada para cuando se entere de la verdad.
-¿Y qué quieres que haga? ¿Que me muera sabiendo que Rose no sabe quienes son sus verdaderos padres? Lo siento Eric, eso no pasará.
-Pero...
-Pero nada, tú también deberías estar feliz, finalmente podrás estar con ella sin culpa.
-Lo nuestro ya no se dio, es cosa del pasado. Y prefiero su felicidad ante la mía.
-La verdad duele pero será mucho más fácil.- se levanta decidida de su sofá -¡Hay que decirle a Rose que fue adoptada!
Un silencio inquietante se produjo y parecía como si la habitación tuviese un eco. El corazón de Eric se detuvo y sintió como se ahogaba con el mismo aire que respiraba. Algo iba mal, vio lo que Leticia veía con tanta inquietud, y se dio cuenta que la burbuja se había roto. Rose estaba presente, martilizandose al haberlos escuchado.
-Eric...- dijo en susurro, acercándose hacia él. Sin dejar de mirarlo a los ojos, decepcionada -Dime que lo que acabo de escuchar, no era cierto.
-Yo...- mira fijamente a Leticia, pidiéndole ayuda.
-Es cierto Rose.- contestó Leticia, entrometiéndose entre Eric y Rose. Mira seriamente los ojos de Rose -Los padres de Eric te adoptaron porque...- baja la mirada -Eres mi hija y te dejé en adopción. Lo lamento.
-¿Lo lamentas?- mira inflexible a Leticia, dando un paso más adelante en una postura amenazadora -¿Qué lamentas? ¿Mentirme o qué?
-Rose, cálmate. No te miento.
-Eso es imposible porque si tú fueras mi madre, me hubieras tenido a los 14.
En ese momento Leticia bajó la mirada, triste, apunto de estallar en llanto.
-No...- dijo temerosa, echándose atrás -No puede ser.
-Rose, escúchame- le rogó Eric.
-¡NO!- gritó fuerte -No quiero escucharlos ni verlos, nunca más en la vida- sale corriendo de allí. Desesperada, y hundida en un inmenso llanto.
-¡Rose!- grita su nombre y de inmediato sale en busca de ella.
Rose corría rápido entre el bosque que estaba detrás de la casa de Leticia, buscando un lugar alejado donde ella podría estar sola, y desahogarse a través del llanto. Eric por su parte, seguía su rastro, bastante cansado, pero no dispuesto a dejarla sola. La fuente había estallado y ya era hora de aclarar las cosas.
Cegada por sus lagrimas, enreda uno de sus pies con la raíz de un árbol, haciéndola caer fuertemente, con un pie torcido, y sin saber qué hacer. Antes de tiempo, se dio por vencida, y no hizo ni un esfuerzo por levantarse, no, tan solo quería llorar. Eric, al ver tal escena, acelera el paso y socorre a Rose. Posa la cabeza de Rose entre sus piernas y acaricia su cabello.
-Rose, lo lamento tanto. Nunca creí que pasarían así las cosas.
-¿Por qué no me dijiste?- preguntó en susurro, casi sin poder sacar la voz -De todas las personas que creí que me pudiesen decepcionar, tú no eras una de ellas.
Ese sonó como una apuñalada al corazón para Eric, le dolía mucho estar así.
-¿Desde hace cuánto sabes que soy adoptada?- pregunta triste, pero dejando de llorar.
-Hace dos años, escuché a mamá hablar por teléfono con la señora que te recibió en el orfanato, y... bueno ahí lo supe todo. Por eso me había puesto rudo contigo, por un lado estaba feliz que no fuéramos hermanos para quererte y seguir besándote, pero... por otro lado, sabía que si te lo decía, te deshacerías.
-Pues pensaste bien...- dijo sin mayor importancia, pero de la nada, abre de par en par sus ojos, dirigiéndole la mirada -Entonces... tú te pusiste odioso y pesado conmigo, no porque no me amaras, temías por mí.- dibuja una débil sonrisa en su rostro -Me amabas.
le devuelve la sonrisa, y toma su mano dejándola en su corazón -Aún lo hago. Desde siempre y para siempre.
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Espero que les haya gustado el cap. c:
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