-Severus…- miraba Hermione a Snape ilusionada, quedándose ahí boquiabierta, esperando a que Severus caminase hasta ella. Así fue.
Severus Snape caminó lenta y apreciativamente hasta donde se encontraba parada Hermione, sin que ésta se alejara, simplemente quería sentir la piel de Severus rozando la suya. –Hermione, sé que no me quieres escuchar, pero antes de que me vaya definitivamente, quiero hacerte saber la verdad. Mereces saberla.- decía Snape, en un tono melancólico.
-Bien…- dijo ella, en un tono serio, sin salir del cuadro de emoción donde ella estaba. –Dime.
-Es verdad. El señor tenebroso mandó a que me aliase a alguien cercano a Potter para sacar información de él y matarlo lo antes posible. No quise tomar esa decisión, pero… no había de otra. Nunca quise involucrarte precisamente a ti, simplemente cuando te castigué y pasamos más tiempo juntos, se dio la oportunidad de seguir el pie del plan, pero, lo había olvidado por completo, créeme por favor. Porque, yo en verdad te amo, aunque no me creas.
Hermione abrió los ojos de par en par, anonadada por el momento. –Severus…- inmediatamente éste la interrumpe y sigue con la historia.
-Ahora él ha mandado a asesinar a todos los sangre…- en ese momento, la palabra que iba a decir Severus, la quiso cambiar de repente a causa de su pequeña amada. –Los impuros, simplemente para desviar la atención y matar a Harry en el momento que él menos lo sospechase.
-Pero… ¿cómo es que Draco también estuvo involucrado con esto si ustedes se ven tan… distintos?- preguntó Hermione, confundida.
-Aunque no lo creas, Lucius no siempre estuvo presente en la vida de Draco. Narcissa y Lucius estuvieron 3 años separados, en ese lapsus de tiempo, Narcissa entró a un manicomio porque todos pensaban que estaba cuerda, al igual que Bellatrix, su hermana, puede que más. Yo cuidé a Draco como si fuese mi hijo, luego cuando Lucius volvió, se encargó de lavarle el cerebro y hacerle creer que yo solo era su profesor, y un ser detestable que debía ser respetado.
-Eso… es terrible.- exclamó Hermione, apenada, sin dejar de ver a Severus.
-Si… quise a Draco, y lo sigo haciendo como si fuera mi hijo. Pero supongo que… tendré que acostumbrarme a la idea que tú lo amas a él, y la verdad lo entiendo, es 23 años más joven que yo, cómo podría competir con ello…
-Draco si me atrajo y creo que mucho, pero… nunca lo lograré a amar como te amo a ti, Severus. Porque eres el único hombre a quien amo con locura y podría perdonarlo y caer a sus pies sin importar nada.- dijo ella, esbozando una sonrisa, estallando en un llanto de alegría, haciendo sentir a Severus el hombre más feliz del mundo.
-Hermione, no tienes ni idea de cuanto sufrí al creer que nunca más volvería a escuchar eso de tus hermosos labios color carmesí.- dijo Severus, emocionado, sin dejar ver ese sentimiento, claro, ya que él era Severus Snape. Sin embargo, eso fue todo lo que Hermione necesitó para volver a sentirse bien.
Severus no dudó ni un segundo más en correr en búsqueda de los labios de Hermione y penetrarlos, algo con lo que había fantaseado tantas veces en sus sueños desde que Hermione había desaparecido. Dios… ¡sus labios eran exquisitos! Ella era tan apasionada, sin contar que poseía todas las características que amaba en una mujer. Su pequeña amante volvía a sus brazos, y recordaba como nunca en su vida había sido tan feliz como cuando besaba a Hermione o simplemente cuando estaba con ella. Su mundo recobraba sentido.
En el momento que el beso se hacía cada vez más apasionado, Hermione ahogaba gemidos dentro de la boca de Severus, algo que le provocaba bastante excitación. Hermione no aguantó más aquel calor en su cuerpo, ese calor que corría por sus venas la estaba quemando en ese preciso momento. Simplemente Hermione se separó y como estaba solamente con una toalla, la dejó caer hasta sus tobillos, dejando al descubierto su intacto cuerpo, aún de una niña pasando a la faceta de mujer.
Severus se quedó boquiabierto, su amada se le estaba entregando no solo en alma sino que también en cuerpo. Eso indicaba que Hermione en verdad lo amaba, tantos años fantaseando con esa escena, esa escena de tener a Hermione desnuda sobre su colchón estaba apunto de hacerse realidad. Y fue precisamente por eso mismo que Severus quiso detener el juego.
-Hermione, vuelve a ponerte la toalla. No haré el amor contigo, por lo menos no hoy.- dijo él, seriamente.
-Pero, Severus…- se miró de pies a cabeza a ella misma, y apunto de romper en lagrimas, le lanza una mirada acusadora –Me tienes desnuda frente a ti con la oportunidad de ser tuya, y tú me rechazas de la forma más miserable… eres un… un…
-Un hombre que te ama. Hermione yo te amo por ser tú, sé que no me entiendes ahora, de hecho a través de tu mirada sé que estás furiosa pero… ahora tú no estás preparada para perder tu virginidad. Yo te esperaré todo el tiempo que quieras, porque quien te ama no te forza a nada y ahora que sé que piensas que tener sexo conmigo sería un buen hecho, no lo es para nada.
-Puede que tengas razón…- decía Hermione, rodando los ojos.
-Sé que la tengo.- dijo Severus en su típico tono de sabiduría, besando a Hermione en la frente. Hermione era la única persona que conocía su lado más sensible, y no sabía si era bueno o malo pero no le gustaba hacer eso, simplemente era inevitable no hacerlo.
Severus levantó la toalla y cubrió el desnudo cuerpo de Hermione con mucho cuidado. Hermione lo miró con mucho amor y volvió a besarlo, esta vez, solamente con ternura y amor.
Horas más tarde, Hermione llegó a la sala común de Gryffindor, con una gran sonrisa en su rostro, y muy distraída, en todos los sentidos. Ella estaba con un vestido floreado de pijama, sosteniendo sus zapatos colgados de ambas manos, y con el cabello rebelde, pero sin perder la hermosura de éste. Hermione miraba el techo sin deshacerse de su sonrisa risueña. Si no hubiese sido porque la voz de Harry la alertó, hubiese seguido en las nubes.
-Hermione, ¿por qué traes esa sonrisa?- pregunta Harry, en un tono curioso pero muy feliz por su amiga.
-Harry, no me creerás esto.- decía Hermione entusiasta, aún con su enorme sonrisa. Se sentó frente de Harry, en un sillón, y comienza a narrarle emocionalmente la historia. -¡Severus y yo nos reconciliamos!- Antes de que Harry pudiese abrir la boca, Hermione siguió diciendo la historia, callándolo todo el tiempo para impedir decir algo que pudiese desanimarla.
Varios segundos después de que Hermione haya terminado de contar la historia, Harry habló por primera vez después de tanto rato. –Vaya… me alegro Hermione, mereces estar con alguien que te ame y tú a él. Es increíble que de los tres, dos estén de novios, y yo aquí esté solo.- decía él, con una sonrisa rota sobre su rostro, algo que preocupó a Hermione.
-Harry, aún puedes luchar por Ginny, ella y tú…- esta vez, Harry interrumpió a Hermione.
-No Hermione, no lo vuelvas a decir. Lo poco que creí que había de mí y Ginny, se esfumó más rápido de lo que pudieses decir perjurio.- dijo Harry, irritado.
-Pero… Harry, ¿qué ha pasado? Hace 1 año siempre me comentas lo linda que está Ginny o cosas su cabello, pero ahora… parece que la odias, ¿qué pasó?
-No la odio, sería incapaz de odiarla.- dijo él en un tono grueso.
-¿Entonces…?
Harry en ese momento miró triste a su amiga de cabellera rebelde y desgarró un suspiro ahogado por tanta tristeza. Harry se sentó al lado de Hermione y miró el suelo, como si fuera lo más importante del momento. A él no le salían las palabras, era como si tuviese un nudo en la garganta, ya que intentaba hablar y no podía. Se tomó un momento y miró fijamente a Hermione, tragando su pena frente a su amiga.
-El mes pasado llegué tarde aquí porque estaba tomando el té con Hagrid, se me hizo tarde y entré sigiloso por el castillo. El punto es que… Ginny estaba en el baño del segundo piso, besándose con Michael Corner…- decía él, intentando no derramar ni una lagrima. –Ambos se besaban apasionadamente y no lo sé… tuve que salir rápido de ahí para no causar una escena. Yo no podría… no frente a ella… quizá, fue lo mejor.
-Harry yo… lo lamento mucho, no lo sabía…- decía Hermione muy afligida por lo que Harry le contaba.
-¿Cómo ibas a saberlo?- preguntó Harry con una sonrisa fingida, disfrazando su pena. –Tú no estabas aquí, estabas en Londres, ¿recuerdas?
-¿Qué?- preguntó Hermione exaltada. –No es posible… ¿cuánto tiempo me quedé en casa de mis padres?
-Creo que un mes y medio o dos meses. No lo recuerdo muy bien.- contestó Harry.
-Vaya… no me di cuenta cuanto tiempo había pasado.- dijo Hermione. Miró a Harry de una forma consolándolo con la mirada. Enrolló el cuello de Harry con su brazo y lo abrazo. Éste con el abrazo que su mejor amiga le daba, no soportó más… las lagrimas habían brotado y simplemente caían, y aunque Harry intentase detenerlas, no podía. Hermione lo acariciaba y le decía palabras de consuelo, sin embargo, Harry no sentía nada, no escuchaba nada, ya que memorias de él junto a Ginny aparecían en su cabeza…
Flashback
(Hace 4 años atrás)
“…Harry se encontraba en la madriguera de los Weasley, desayunando cuando de repente llegó Ginny simplemente en un pijama de short y un una polera larga que le llegaba hasta el largo del short, muy despeinada; ella preguntaba donde estaba su vestido. Harry no dejó de mirarla y en el momento que Ginny se da cuenta de la presencia de Harry en su casa, lo mira horrorizada, corriendo a su cuarto. Ron bromea al decir que la expresión de Ginny se debió a que ella estaba locamente de Harry. Todos en la mesa rieron menos Harry y la señora Weasley, quien le golpea con el periódico en la cabeza. Desde ese momento, a Harry comenzó a importarle mucho más Ginny, mucho más que antes…”
(Hace 2 años atrás)
“…Harry se encontraba en su cuarto, leyendo un libro, cuando escuchó sonidos extraños en la sala común. Como era de madrugada, Harry salió con la capa de invisibilidad, intentando no llamar la atención de nadie. Al bajar a la sala común, se da cuenta de que la persona que tanto metía ruido a esas horas, era nada más ni nada menos que la pelirroja Ginny Weasley, que estaba bajos los efectos de la cerveza de mantequilla o del hechizo confundus. Harry fue a socorrerla para poder tomarla en sus brazos y llevarla hasta su cuarto. Pero Ginny en cuanto rozó la piel de Harry, casi cae al suelo por su mareo. Harry la alcanzó a tomar, pero en cuanto hizo aquello, ambos labios se rozaron entre sí por menos de un milímetro de segundo, pero ese milímetro de segundo bastó para quedar en uno de los mejores recuerdos de Harry…”
(Hace meses atrás)
“…Volvió a sentir los labios de Ginny sobre los suyos, y fue por voluntad propia. Ginny le abrochó los zapatos y miró los ojos verdes de Harry, y poco a poco se fue acercando a los labios de Harry, terminando en un corto pero hermoso beso. Encima… pudo coger su mano. Era muy feliz, llegó a creer que podría haber algo entre él y ella, pero todo eso acabó cuando vio a Ginny besándose con el cretino de Corner… toda esperanza se había esfumado…”
Fin Flashback
Harry había perdido la noción del tiempo, y seguía hundido en su profunda tristeza. Hermione, su amiga se quedó fiel como siempre, lo único que hacía era acariciarlo, porque parecía que las palabras sobraban. No era menos de las 1:30 de la madrugada, y ahí seguían los dos, uno llorando y otro consolándolo. La puerta se abrió de repente cuando alguien abrió la puerta. Hermione se levantó de inmediato a ver de quien se trataba, mientras que Harry intentaba secar sus lagrimas, y calmarse. No quería mostrarse débil frente a nadie. Pero, para sorpresa de ambos, no era ni un alumno molesto de su casa, sino más bien, era Ginny.
Hermione la miró algo incómoda y luego volteó a ver a Harry, dándose cuenta que él aún sentía cosas por Ginny. Harry miraba extrañado a Ginny, que al parecer tenía los ojos hinchados, lo que significaba que había estado llorando. ¿Por qué? A Harry le partía el alma verla herida, a pesar de todas las cosas, no le gustaba para nada verla mal.
-Creo que yo… me iré a dormir, estoy algo cansada así que nos vemos.- dijo Hermione, retirándose rápidamente de ahí.
Harry se levantó rápidamente, y miró confundido a Ginny, seguido de éste, Ginny hizo lo mismo que Harry. Ésta caminó hasta donde se encontraba parado Harry. Ambos se quedaron mirando por un largo rato, hasta que Ginny tomó la mano de Harry y lo llevó hasta los primeros escalones que estaban a la vuelta de los sillones. Escaleras que llevaban a los cuartos de los chicos. Ginny miró curiosa a Harry.
-¿Por qué haz estado llorando, ojitos?- Preguntó Ginny, preocupada.
Harry sonreía en su interior. Ginny le puso ese apodo hace unos años atrás, a causa que una vez, Harry se había caído y sus gafas se rompieron. Como Hermione no estaba cerca para repararle las gagas, Harry fue obligado a usar las gafas rotas, que poco le ayudaban. Entonces la angelical de Ginny, quien estaba saltando dentro del castillo, vio el estado de las gafas de Harry y sin aviso alguno, las reparo con un simple hechizo. Harry le sonrió y le agradeció, y en ese momento, Ginny aduló por primera vez los ojos de Harry, diciéndole: “Lindos ojos Harry, no lo había notado” De ese momento, comenzó a decirle: “Ojitos”
-Creo que…- prosiguió Harry. –Se me juntaron cosas y penas pasadas. ¿Y tú? ¿Por qué haz llorado?- preguntó Harry, preocupado. -¿Acaso Michael te trató mal?
-Es sobre Michael, pero no me trató mal, solo me aclaró la verdad y… terminamos a causa de esa verdad.- contestó Ginny, apenada, cabizbaja.
-¿Puedo saber esa “verdad”?- preguntó Harry, haciendo énfasis en la última palabra.
-Solo si prometes que después de que te lo diga, tú no me mirarás raro y seguiremos igual de siempre.
-Está bien Ginny, lo prometo, ahora por favor dime por qué terminaron.
-Bueno, yo…
Flashback
Ginny se encontraba triste, mirando a través de la ventana, la noche estrellada. Pensativa como siempre, siempre metida en los mismos dilemas de amor. ¿Cómo podría seguir con alguien que en verdad no amaba? Ginny era una de las jóvenes más codiciadas en Hogwarts, y muchos muchachos de distintas casas la deseaban. Sin embargo, Ginny no quería a ni uno, solo a uno, pero sabía perfectamente que ese amor no era correspondido. Fue entonces que buscó consuelo en alguien, y ahí apareció Michael Corner, abriéndole los brazos. Ella creyó fielmente que podría llegar a sentir algo por él, pero era hora de terminar con esa mentira. ¡Ella estaba enamorada de alguien más!
Entonces, alguien apareció de las sombras, nada más ni nada menos que Michael Corner, quien la mirada algo molesto. Él sabía la razón de por qué Ginny había estado rara y ya era momento de encararla.
-Así que aquí era donde te escondías cuando te buscaba, ¿no?- preguntó Corner.
-Michael, yo…
-Basta Ginny, creo que ya tuve suficiente. No quiero sentirme más como la segunda opción. Ambos sabemos que estás enamorada de Potter.
Ginny se quedó callada por un momento, sin dejar de verlo. Ella no lo negó en ni un momento, y por eso lo hacía más incómodo y triste. –Lo lamento Corner, pero no podemos seguir así.- dijo ella, nostálgica.
-Lo sé… pero te diré algo Ginny, a pesar de que seas hermosa, Potter está constantemente rodeado de hermosas chicas además de ti. Si se hubiese fijado en ti, el día del baile hubiese recurrido a ti en vez de a Cho en primer lugar.- dijo Michael, crudamente, haciendo llorar a Ginny, sigilosamente. Él tomó un breve respiro, y finalmente dijo. –Buenas noches Ginny, espero que encuentres a alguien que en verdad te merezca.- dijo él, marchándose del salón donde se encontraba, dejando a Ginny horriblemente mal.
Fin Flashback
Harry se quedó sorprendido al escuchar la versión de Ginny. Tenía varias ideas mezcladas en su mente. En primer lugar, ¡Ginny lo amaba! En segundo lugar, ¿cómo Corner pudo haber sido tan cruel al haberle dicho eso a Ginny? En su opinión personal, ni él sabía que estaba constantemente rodeado de chicas.
Harry no sabía qué hacer en primer lugar, tenía a Ginny llorando en silencio a sus pies. Pero… simplemente no hallaba las palabras para decirle que él también sentía lo mismo, o darle algún consuelo y desmentir lo que su ex novio había dicho. Entonces una idea “rebelde” se alumbró en el cerebro de Potter, miró a Ginny y tomó su mano. Ginny levantó la mirada, curiosa y antes de poder decir algo, Harry la besa brevemente. A pesar de que el beso haya sido corto, fue lleno de sentimientos, y nadie los veía así que podía besar a Ginny tranquilamente, a pesar de que su cuerpo haya estado en un momento fuera de sí a causa de sus hormonas masculinas.
Al termino del beso, Harry vio profundamente los ojos castaños de Ginny, quien mantenía los ojos sorprendidos, sin poder creer la conducta de Harry. Éste le sonrió y no dejó de sostener la mano de ésta. –Corner es un mentiroso. Si no pudo notar que yo solo veía a una chica a cada instante, o si lo hizo y nunca lo quiso admitir, fue porque sabía perfectamente en el fondo que yo estoy enamorado de ti, Ginny.
Ginny abrió los ojos de par en par y sonrió sin creerlo. -¿Qué tú qué Harry?
-Ginny, estoy enamorado de ti. La razón por la que lloraba era porque creí que amabas a Corner y…- sin poder terminar lo que quiso decir inicialmente, siente como alguien cae al pasillo donde ellos estaban.
Harry miró molesto a Hermione, quien se dio cuenta de inmediato que los espiaba. Hermione se levantó rápidamente y los miró avergonzada.
-Lo lamento chicos pero al menos… todos sabemos la verdad ahora. ¡Ambos se aman!- gritó Hermione, emocionada, haciendo que tanto como Ginny y Harry rieran. Ahora todo estaba mejor.
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