sábado, 28 de enero de 2012

¿Dónde está Miley? {5º Capítulo} "Sobre su colchón"

Los días habían pasado y Miley no salía de su cuarto. Selena y Demi estaban muy preocupadas por ella ya que no hallaban la manera de hacerla sentir mejor. Ya no había ni ruido en la casa, en una de las conversaciones más duras que hubo entre Robbie y Miley, él le dijo que debía ocultar el secreto que ni siquiera podía contárselo a las chicas. Robbie llegó a la conclusión que quizá Miley estaba triste sobre eso, sin saber realmente las intenciones que Nick tenía con Miley. Todo era tan confuso para Miley, algo vivido por primera vez.

A estas alturas a Miley Cyrus ya no le importaba lo que la gente pensase sobre ella. Todos decían que era una adolescente consentida, rebelde y mimada; alguien que solo se preocupaba por ella misma, en fin, todo eso… quizá era cierto, pero ahora no le importaba. Ellos simplemente no estuvieron en sus zapatos en el momento que vio como su padre agredía mental y físicamente a su madre; el momento cuando ellos se divorciaron; cuando uno de sus estúpidos novios la ofendió frente a sus amigos; sentir el constante poco interés que sus padres le prestaban; saber que su padre iba a ser asesinado y hasta quizá podrían matar a la familia completa y finalmente, ser acosada por su supuesto guardaespaldas. Su vida era un desastre.

Pero entonces ella misma decidió que no podía seguir así. Se levantó del marco de la ventana, ventana que no había dejado de ver desde “ese día” Tomó su celular y le marcó a Liam, su novio. Él debía saber lo que sucedía, hace muchos días no hablaba con él, ni siquiera le había dicho que estaba en la India. Él debía estar furioso con ella, y lo entendía.

Miley lo llamó de su celular, y poco le importaba que le costase una millonada, después de todo, su padre era millonario. –Hola.- dijo ella, tímidamente.

-Miley.- decía Liam, en un tono cortante. – ¿Así que ahora recordaste que tenías un novio, no? ¿O acaso esta noche te sentiste sola y necesitabas de un hombre con quien contar?- mofo él, muy burlesco, molestando a Miley.

-Liam no seas cruel, por favor. Esto es serio.- le rogaba Miley, apunto de romper en llanto.

-Está bien, te escucho.- contestó Liam, agobiado.

Miley le contó con lujo y detalle la forma en que Nick, su guardaespaldas, se había lanzado contra ella de una forma poco caballerosa. Miley hablaba de una forma muy emocional, mientras que Liam se aguantaba cualquier impulso de gritarle. En el momento que Miley terminó de narrarle la historia y la forma en que su guardaespaldas la acosaba, tomó un largo respiro y terminó por decirle que no quería a nadie más que no fuera él. Liam se quedó en silencio por varios segundos, y actuó de la forma contraria a la que Miley pensó.

-Qué mentirosa eres, Miley.- dijo Liam. –Es enserio, si hubiesen premios a los mejores mentirosos, te llevarías de inmediato todos los premios.

-¿Qué?- preguntó Miley, sin darle crédito a lo que oía decir de la boca de su amado. –Liam estoy diciendo la verdad.- decía Miley, aferrándose a lo que decía.

-Miley no te hagas la inocente ahora. ¿O acaso crees que no sé lo que pasa en las noches cuando supuestamente estás con tus amigas y finalmente tú estás en las discotecas? ¿Sin mí?- preguntó Liam, indignado. –Miley sé que me haz sido infiel infinitas veces, así como también sé que te acuestas con cualquier tipo que se te cruce en tu camino. De hecho… en la preparatoria, todos hablan de ti y de tus amigas como las pequeñas zorras del West High.

Miley no podía creer lo que Liam le decía. Le estaba diciendo zorra, encima faltándole el respeto, pasándola a llevar en todos los sentidos. Ella se rompió en llanto pero intentó disimularlo lo más posible frente a Liam, volvió a tomar el teléfono y se dispuso a seguir a hablar con Liam.

-Entonces si soy tan zorra como dices que soy, ¿por qué diablos me pediste ser tu novia?- preguntó Miley, duramente.

-Pues… porque eres linda y se supone que los deportistas de la preparatoria deben estar con las animadoras. Siempre ha sido así, Miley.

-Pues búscate a otra animadora y olvídate de mí, yo ya no quiero nada contigo.- dijo Miley.

-Bien… si eso es lo que quieres… que se haga lo que diga la princesa.

-¡No soy una princesa, muérete!- le gritó Miley, devastada.

Miley cortó de inmediato con Liam y pudo llorar tranquilamente. Dejó caer su cuerpo al piso y se inundó en tristeza. Su duda al fin se había aclarado, todo el mundo pensaba que era una zorra. Liam se enteró que le había sido infiel, y que se acostó con un tipo, pero… rayos, no hallaba solucionar eso. ¿En qué momento se convirtió en aquello? Simplemente la vida, malas experiencias y la mala junta le habían pegado esa costumbre. Pero ya no más.

Sabía perfectamente que no era santa, tampoco intentaría serlo, pero sería mejor. Ya no sería la misma chica que antes. No, ella volvería a renacer desde las cenizas a pesar de tanta negatividad. Para empezar, dejaría de ser tan fría con sus acciones; no intentaría complacer a los otros, solo a sí misma; ya no iría tanto a las fiestas, de hecho, estaba dispuesta a no tener novio y preocuparse solo de ella; Selena y Demi demostraron ser sus verdaderas amigas, por lo que les debía toda la confianza del mundo. Miley se encontraba bien, a pesar de todo, se encontraba bien. Cada vez que caes, debes volver a levantarte, y Miley intentaría ser mejor persona, no por lo que los demás hayan dicho de ella, sino por su propio bien.

De repente, la puerta sonó en pequeños golpes, muy débiles. Miley secó sus lágrimas y se levantó del suelo para ir a abrir. Tomó un respiro y la abrió. Se sorprendió a ver a aquel hombre frente a su puerta, quiso cerrarle la puerta en la cara, pero la fuerza de él era mayor. Miley le miró enojada y retrocedió. Esperó a que él entrara al cuarto, irritada, ya que no sacaría nada con empujarlo hasta afuera porque él lucharía por hablarle. Suspiró ahogadamente y cruzó los brazos a esperar a oír lo que él tendría que decirle.

-Así que te haz dignado a abrir la puerta.- dijo él, serenamente.

-Tenía hambre, tampoco iba a pasar el resto de mis días encerrada aquí.- contestó Miley, sublevada.

-Me parece bien.- contestó Robbie Cyrus. –Miley, ven aquí.- tomó su mano y la llevó hasta la terraza a sentarse a ver las estrellas. Miley lo miraba atento y molesta por el hecho de que precisamente ahora se estuviera acercando tanto a ella cuando tuvo 17 años para hacerlo y nunca lo hizo. –Hace años atrás, hice negocios con la Mafia. No pagué a tiempo y ahora aunque pagase no me dejarían tiempo. Ellos me buscan para asesinarme, Miley.- fue precisamente en ese momento en que los ojos de Miley se llenaron de lágrimas nuevamente, Robbie se había quedado en silencio por un breve momento a causa del suspenso. –Cuando muera, tú heredarás todo esto y tendrás que protegerlo como hueso santo, ¿entendido?

-Pero papá, yo…

-¿Entendido?- preguntó él, insistente.

Miley bajó la mirada y soltó la mano de su padre. –Entendido.- contestó ella, muy triste. Lo siguiente que escuchó fue como su papá se levantaba del asiento y se iba del cuarto. Debió haberlo imaginado, él necesitaba que alguien cuidase sus cosas y siguiera con la línea y Logan era muy inteligente como para meterse en un negocio tan macabro como el de su padre.

Las horas habían pasado y la capa de misericordia que la luna dejaba sobre la India era inmensa. Las estrellas se veían hermosas, Miley las observaba constantemente titilar, parecía que esa era la única compañía que tenía porque sus amigas habían decidido ir a conocer la India, no las culpaba sobre eso, de hecho Miley fue quien las obligó para que fueran, no tenía ni una gracia ser vista por ellas llorar. No, ella estaría mejor sola.

Había perdido la cuenta de hace cuantos días no se había preocupado en sus cuidados personales. Así que se dirigió al baño y se duchó. En cuánto salió del baño, que no estaba más que vestida con una simple toalla cubriendo su cuerpo desnutrido y deshidratado, dejando caer pequeñas gotitas que caían desde su cabellera. Se sentía mejor estando limpia, por lo menos sus pensamientos eran más claros. Pero en cuánto se encontró con esa presencia masculina dentro de su cuarto, a Miley se le detuvo el corazón, metafóricamente. Sus piernas temblaban, no importara cuanto lo negara, A Miley Cyrus si le atraía Nick Jonas, siquiera un poco.

Nick estaba sentado sobre la cama, leyendo un libro, como de costumbre, miró como si nada a Miley, sin siquiera llamarle la atención que estaba solo con una toalla en su cuerpo desnudo. Miley tomó su celular que estaba a un palmo de donde Nick estaba sentado, e intentó no mirar esos hermosos ojos negros que tanto le intrigaban. Sus ojos eran un misterio.

-Veo que… haz vuelto a la soltería.- dijo Nick, serenamente.

-¿Qué? ¿Cómo lo sabes?- preguntó Miley, confundida.

-Revisa el mensaje que te envió.

Miley le hizo caso e inmediatamente desbloqueó su celular. Se dirigió a mensajes y vio una horrorosa foto donde él salía con Laura Griffin, una soportable chica de su salón que siempre la había odiado, besándose apasionadamente. A Miley le dolió esta situación pero no lo suficiente como para llorar, se dio cuenta de la basura que era Liam y lo tonto que fue al haber perdido tiempo con él. Miley elevó la mirada y se dio cuenta de que Nick estaba a un lado de la ventana, observando las estrellas. Ella se acercó hasta Nick, sin mirarlo en absoluto, imitó su acto de estar mirando las estrellas.

-Hubiese sido mejor que no le contaras nada sobre tu traición.- dijo Nick.

-Fue lo mejor y me ayudó a ver la clase de persona que era Liam, que no resultó ser más que una basura.- suspiró Miley y tomó delicadamente el rostro de Nick, encargándose de hacer contacto visual. Nick al principio solo vio los labios de Miley y lentamente elevó la mirada. Ambos se miraban profundamente. –Sé que no soy la victima y sé que tengo muchos defectos, pero estoy dispuesta a mejorar como persona, volver a ser lo que solía ser y tener algo positivo frente a tanta cosa negativa.

-Sé que lo lograrás, eres fuerte.- dijo Nick. –Y es en todo sentido, aún me duelen…- Nick bajó la mirada hasta “sus miembros” y volvió a mirar a Miley, quien lo miraba divertida. –Estoy adolorido, ayer me quejaba mucho. ¿Sabes que gracias a eso podrías dejarme infértil?- preguntó Nick, riendo.

-Bueno… podrás tener sexo sin culpa.- dijo ella riendo también.

-No es la idea… aunque tampoco me gustan los niños.

-¿Nunca haz pensado en ser algún día un padre?- preguntó Miley, extrañada.

-Creo que lo seré algún día pero por ahora, no tengo apuro. De hecho no quiero tener hijos, no antes de 10 años más.

Miley asintió y se dirigió hasta la puerta, le puso portillo y volvió a mirar a Nick. Ella lo miró ingratamente al notar que Nick veía su trasero al caminar, éste simplemente sonrió ingenuamente. Miley fue hasta uno de sus muebles y sacó un pijama limpio, volvió a mirar a Nick.

-Me tengo que vestir.

-Pues hazlo, a mí no me molesta.- dijo Nick, aún sonriendo.

-No pero a mí si.- dijo Miley, abrió la puerta del baño y volvió a mirarlo. –Me vestiré en el baño, tú si quieres te vas o ves la televisión.- dijo Miley finalmente, cerrando la puerta.

Miley se dio todo el tiempo del mundo para vestirse. Había escogido un pijama rosado, uno de sus colores favoritos que la hacían sentir femenina. Se puso sus shorts y luego su polera sin mangas. Se dirigió hasta el espejo y se quitó los lentes de contacto. Miley miró sus ojos y pensó que quizá debiese dejar de usarlos, la perjudicaba la mayoría de las veces y no aumentaba su visión. Se lavó los dientes y secó su cabello. Luego se lo peinó con bastante dificultad ya que naturalmente su cabello era semi ondulado. Finalmente se retocó un poco, posó frente al espejo y salió de su cuarto. Miley Cyrus se llevó un gran susto al encontrarse con los grandes ojos de Nick, tan cerca suyo, literalmente a unos milímetros de distancia. Él se encontraba observándola profundamente a los ojos, había descubierto el verdadero color de sus ojos.

-Bonitos ojos, no entiendo por qué usas lentes de contacto.- dijo Nick, confundido.

-Es porque me canse que la gente siempre estuviese preguntando de por qué mis ojos son así.- contestó Miley, molesta.

-¿De qué hablas? Encontrar ojos como los tuyos sería una búsqueda que no tendría sentido porque solo tú lo posees. Tienes suerte de ser distinta.- le dijo Nick sonriendo.

-¡Qué mentiroso eres! Odio mis ojos y deja de mirarlos.- gritó Miley, riendo, tapando sus ojos con ambas manos.

Entonces Nick las baja delicadamente, mirando cautivamente los ojos de Miley. –Tus ojos son tan especiales como tú lo eres Miley Cyrus, ¿acaso no lo entiendes? Los ojos son la ventana del alma, y tú… tienes una hermosa alma que aún no ha salido a luz por múltiples factores. Pero no te preocupes, prometo no fallarte nunca, intentaré demostrarte que vales oro.

-Nick…- susurró Miley, sorprendida por todo lo que Nick le dijo.

Ella había cerrado los ojos e inclinado sus labios para que los besara, y Nick aunque moría por hacerlo, decidió que lo dejarían para después. Simplemente besó su frente y tomó su mano, guiándola hasta su cama. Dejaron las cortinas abiertas para observar el gran paisaje que la India les otorgaba. Mientras Miley se acomodaba en la cama, Nick fue a apagar las luces y se sentó a un lado de donde Miley estaba sentada. Nick simplemente miraba de una forma muy peculiar a Miley que ella misma decidió no referirse a hablar por el momento.

-Creo que debería irme a mi cuarto, si alguien me ve aquí…- interrumpido.

-Por favor quédate, por último mañana te vas al amanecer.

Nick se resignó a aceptar esa proposición y acostarse con Miley. Inmediatamente Nick la abrazó y ella a él, mientras que Miley acariciaba la cabellera rizada de Nick, él acariciaba su espalda. Ambos se susurraban cosas al oído, cosas que olvidarían al amanecer. Cuando Miley se quedó totalmente dormida, Nick sonrió para sí mismo y besó su mejilla, cerca del labio. Susurrando dos palabras claves para él: “Algún día…” con cierto tono de esperanza e ilusión. Pocas horas más tarde, un gritó alertó a toda la mansión. Miley fue la primera en levantarse y mirar aterrada a Nick. Éste, por su parte, encendió la linterna de su celular y la mano de Miley, caminando juntos hasta donde se había escuchado el grito. Miley se sorprendió al darse cuenta que el grito de hace un rato provenía del cuarto de su padre. Antes de que Miley abriese la puerta, Nick se lo impidió y decidió que él abriría la puerta, escondiendo detrás suyo a Miley. En el momento que Nick vio el interior del cuarto de su jefe, se le cayó la cara de la impresión. Intentó por todos los modos que Miley no viese tal escena, pero ya era tarde.

-¡Papá…!- gritó Miley desgarradoramente, al ver el cuerpo muerto de su padre sobre el colchón, manchado de sangre.

Miley corrió de inmediato hasta el colchón donde su padre estaba acostado. Las luces se encendieron y de repente el lugar donde Nick estaba, se llenó de los que presentes en la mansión. Todos miraban muy tristes la escena, el ver a Miley llorar desesperadamente sobre el busto de su padre. Nick decidió no entrometerse, no por el momento, y sin darse cuenta, Logan ya había entrado e ido hasta donde Miley se hallaba. La apartó de su padre fallecido y la abrazó con fuerzas.

-Dime que esto no es cierto, por favor…- le rogaba Miley a Logan, cuando ambos sabían la hiriente verdad.

1 comentario:

  1. Que Hermosuraaaaaac;
    Me encantooo casi lloro con la ultima parte ;'(
    Siguela Me encantaaaaaa;)

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