Eran mitades del año escolar, para los alumnos de la Preparatoria de Filadelfia. Joe Jonas seguía algo perturbado por haber repetido el penúltimo año, odiaba el hecho de ver a sus amigos en un salón distinto a él, sin embargo, seguían siendo amigos, y él, el jugador estrella del fútbol americano. Las fechas que se vivían en ese entonces en Estados Unidos eran muy importantes para él. Navidad.
Un día 24 de enero, su madre había fallecido a raíz del último parto que tuvo, el de Miley, su hermana menor. Él apenas tenía 3 o 4 años de edad cuando vio a su madre fallecer en los brazos de su padre, quien tiempo después, enloqueció al haber vivido tal escena. La familia de Joe había sido marcada a causa de esos acontecimientos. A diario vivía recordando eso, y a pesar de querer mucho a Miley, siempre cargó con el pesar de saber que por causa de ella, su madre había muerto. Para empeorar las cosas, Miley salió idéntica a su madre.
Hoy, 17 de diciembre, Joe se había levantado de su cama y se preparaba para un viaje de estudio con sus amigos, que duraría unos 2 días. Estaba emocionado ya que iría con su novia, Taylor Swift, y con su mejor amigo, David Henrie. No eran del mismo grado, pero el paseo era para todos aquellos que quisiesen ir de viaje.
Entonces Joe tomaba plácidamente desayuno, cuando ve a su hermana mayor, Selena, arreglarse para asistir también al viaje que ambos estaban emocionados por ir.
-¿Llevas tú los sacos o los llevo yo?- preguntó su hermana, con una sonrisa sobre su rostro. Se sentó al lado de su hermano, robándole una de las tostadas que él mismo había cocinado para alimentarse.
-No te preocupes, saca cuantas quieras.- dijo Joe en un tono de sarcasmo. Como ella le había robado una tostada, Joe decidió robarle algo de fruta, como revancha.
-¡Oye, no seas vengativo!- le reclamó Selena a Joe, en un tono de broma. Mientras ambos reían, Joe pudo captar como de la escalera Miley descendía, muy somnolienta.
-Hola chicos.- dijo Miley, en un tono muy dulce pero a la vez distante.
-¡Hola!- exclamaron ambos muchachos, mostrando entusiasmo y sentimiento, sin embargo, Miley siempre fue algo… alejada, alguien ajeno a ellos.
Cada vez que Joe veía a Miley, no podía evitar no pensar en su madre, era algo natural. Siempre guardaría rabia y resentimiento contra Miley, quizá no con voluntad, pero si lo haría. Selena en cambio, era distinta con Miley, siempre se encargaba de cuidarla, y brindarle amor y cariño, ambas hacían eso entre sí. Ellas dos eran muy buenas amigas, y aunque Joe amase mucho a su hermana menor, no podía evitar el pesar de saber que ella fue la culpable de la muerte de su madre. Aunque intentase tener un mejor vínculo con Miley, jamás lo lograría del todo.
-Así que ya se van a su viaje, ¿no?- preguntó Miley, desde la cocina, poniendo cereal sobre su leche.
-Así es, llegaremos el lunes por la mañana, así que debes estar atenta.- dijo Selena.
-Bien… sáquense fotos para que yo los pueda ver.
-¿Para qué quieres tantas fotos, Miley? Ya tenemos suficientes aquí.- decía Joe, en un tono despreocupado.
-No lo sé… bueno, no importa. Iré a la preparatoria ahora, se me quedaron unos libros ahí, así que… ¿por qué no me esperan y vamos todos juntos para que yo pueda ver cuando se vayan?- preguntó Miley con cierto grado de entusiasmo.
-Lo lamento Miley, pero justamente ahora me iba con Selena. No llegaremos nunca si nos quedamos a esperarte.- dijo Joe, muy descortés.
-Oh…- suspiró Miley. –Bueno… espero que les vaya bien.- dijo, posando una sonrisa rota sobre su rostro. De inmediato subió las escaleras a encerrarse a su cuarto.
Joe pensó que quizá solo fue a buscar ropa para vestirse después de bañarse, por lo que estaba tranquilo, pero su hermana mayor, le miraba decepcionada. -¿Y ahora qué?- preguntó Joe, confundido por la actitud de su hermana.
-No seas tan duro con Miley, ella está intentando acercarse a ti y tú todo lo que haces es herirla.- decía Selena, muy herida por la situación.
-Selena, juro que intento no tratarla así pero cuando la veo recuerdo todo lo que pasó cuando nació. Si ella no hubiese aparecido en el mapa, mamá aún…
-¡Para Joseph!- gritó Selena desenfrenada y harta de siempre discutir lo mismo. –Lo que a mamá le ha pasado puede pasarle a cualquier mujer. ¿O acaso crees que para Miley es muy fácil vivir sin una madre? Todos sufrimos por igual, pero no sacamos nada echándonos la culpa entre sí.
-Bueno, yo tengo 18 años y creo que nunca me he salido de mis cabales. Nunca le he dicho a Miley que la odio, así que no exageres Sel.- dijo Joe, molesto.
-Miley apenas tiene 15 años Joe, no confundas. Tú siempre viviste atormentándola con tus actitudes, y aunque no le hayas dicho nunca que la odias, actúas como si lo hicieras.- finalmente se levantó de la mesa y miró seria a Joe. –Nosotros somos muy amigos, Joe, somos muy cercanos, y así como dices amarme, demuéstramelo siendo más cercano a Miley, siquiera inténtalo. Y cada vez que le hables, que no sea tan frío. Estoy harta de escucharla llorar constantemente, encerrada en su habitación.- decía Selena triste, retirándose de ahí.
¿Acaso Miley lloraba en su cuarto? Con razón pasaba tanto tiempo encerrada ahí… se decía Joe a sí mismo. Se sintió culpable con tal confesión de su hermana. Quizá tenía razón, nunca midió el daño que le hacía a Miley. Para ella fue peor el sufrimiento porque siempre vivió con la carga de saber que fue gracias a ella que su madre haya muerto. Eso debía parar, intentaría acercarse más a Miley, aunque le costase tiempo.
Joe dio un largo suspiro antes de subir al cuarto de Miley. Se levantó de la mesa y se dirigió hasta allí, Joe golpeó de una forma casi silenciosa la puerta, siempre cabizbajo. En cuanto Miley abrió y éste notó que Miley tenía los ojos hinchados y la cara llena de lágrimas secas, se adelantó en entrar a su cuarto. Le miró culpable y sin decir ni una palabra, la abrazó. Era difícil ser el hombre de la casa.
-Joe, yo…- intentaba hablar Miley, pero al final fue interrumpida por Joe.
-Lo lamento Miley. Lamento haberte pasado llevar, lamento ser un idiota pero es que… yo…- a causa del nudo que contenía en la garganta, a Joe se le dificultaba el habla, pero Miley en ni un momento lo apresuró, al contrario, estaba muy atenta a cualquier movimiento que Joe tomase. –Yo extraño tanto a mamá…- dijo finalmente, rompiendo en llanto. –Y sé que todos sufrimos por eso, pero eso no me da derecho de herirte.
-Lo sé Joe, yo también la extraño mucho y si yo no hubiese nacido…
-No tendría a una hermana a quien cuidar.- dijo Joe, en un tono tierno.
-Amo a mamá, y lamento su partida, lamento que por mi culpa haya muerto.- dijo Miley, triste, derramando unas cuantas lagrimas. Al final, la tristeza la venció y terminó abrazando a Joe por un momento.
-Ow…- exclamó Selena desde el umbral de la puerta, emocionada por la emotiva escena donde sus hermanos se abrazaban calidamente. –Creo que falto yo ahí.- dijo divertida, uniéndose al confortable abrazo. Era una conmovedora escena de hermanos.
Una hora más tarde, y los hermanos Jonas se encontraban en la preparatoria: Joe y Selena esperaban al autobús, mientras que Miley daba vueltas buscando a una amiga con la que pasaría la tarde. Todo iba bien, hasta que de repente la sub directora caminó hasta donde Joe y Selena se encontraban. Ésta miró a Joe algo incómoda, pero no podía guardarse el mensaje tampoco. Joe la miraba confuso y entonces no dudó en preguntarle lo que sucedía.
-¿Qué sucede, Sara?- preguntó Joe, con una obvia cercanía.
-Lo lamento Joseph, pero debido a que hayas roto los vidrios del auto del súper intendente, no asistirás al viaje. En cambio, te quedarás aquí a hacer unos trabajos simples y de corta duración.
-¿Cómo qué no iré? ¡He esperado este viaje durante largo tiempo!- exclamó él, molesto.
-Lo lamento Joe, ya habrán más viajes.- dijo la subdirectora, mirándolo algo apenada y luego se marchó.
Selena se adelantó ante todo y se puso frente a frente de Joe, mirándolo despreciablemente. -¿Cómo que rompiste los vidrios del auto del superintendente?- preguntó insólita, frunciendo el seño.
-Eso, querida hermana, es una historia que te contaré algún otro día.- dijo con una sonrisa traviesa, sacudiendo su cabellera con su mano derecha. -¡Nos vemos!- exclamó nervioso, escapándose de Selena.
Ésta sin embargo volteó y en cuanto dio un solo paso, pero muy apresurada, se encontró con la presencia del mejor amigo de Joe. Ella se sonrojo al haber chocado con él, y haber sentido tan cerca su respiración. Ambos se miraron a los ojos, y en cuanto Joe notó esto, se puso en medio de los dos, avergonzándolos a ambos.
-Entonces… creo que irán ustedes solamente.- decía Joe, molesto.
-Lamento que no puedas ir amor.-dijo la chica rubia, desamparada.
-No te preocupes Taylor, te veré en cuanto lleguen de vuelta.- Joe se agachó a abrir su inmenso bolso, y de éste sacó una bolsa algo grande y pesada. Volvió a levantarse y se la pasó a Selena. –Ahí tienes, para que puedas acostarte calentita.
-Gracias, Joe… recuerda cuidar a Miley, y darle de comer. También recuerda que la comida está dentro del horno y la otra en el congelador.
-Si Selena, no soy un idiota bueno para nada.- dijo frunciendo el seño. Entonces, ahí aparecieron todos los estudiantes, ya que llegaron los buses que lo llevarían al lago. Taylor besó finalmente a Joe y se alejó de él, junto a David, su amigo. La última en despedirse fue Selena, quien se había quedado a abrazarlo. Ambos se miraron con bastante cariño y se fueron por caminos distintos. Joe subió al segundo piso de la Preparatoria a ver mejor como el bus donde su hermana, su amigo y su novia se iban. Suspiró por un momento y volvió a bajar a cumplir con su trabajo. Limpiar las pizarras.
Ya había limpiado unas cuantas pizarras, les quedaban solo 4 por limpiar, pero después… ¿qué haría en toda la tarde? Su hermana, a quien consideraba su mejor amiga, se había ido; al igual que Taylor y David, sin mencionar a los chicos del equipo de fútbol. Estaba solo, bueno… con Miley, pero sería distinto de cualquier modo. Terminó con el castigo y se dirigió hasta la cocina a comer algo. Todo iba bien, las cocineras lo conocían como hueso santo, y es que llevaban tiempo de conocerse. Joe era conocido en la preparatoria por llevarse bien con todo el mundo.
Mientras él veía la televisión, y comía un panqué, vio como Miley entraba a la cafetería, con una chica que se veía de la misma edad que su pequeña hermana. Miley pudo notar a Joe, al final de la columna de los mesones y se dirigió hasta él con una sonrisa en el rostro. Joe saludó a las dos con mucho afecto y les invitó a sentarse a la mesa.
-Hola Miley, hola…- Joe mientras intentaba descubrir el nombre de la chica, haciendo una mueca divertida, causándole gracia a la amiga de Miley.
-Me llamo Demi.- dijo ella, posando una dulce sonrisa sobre su rostro.
-Lindo nombre.- dijo él, luego volteó a ver a Miley. -¿Qué piensan hacer ahora?
-Yo quería ir de compras pero Demi quería ir a casa a jugar nintendo.- respondió Miley, irritada, volteando a ver a Demi.
Joe miró sorprendido a Demi, quien sonreía ingenuamente. -¿Juegas Nintendo?
-Si, con mi hermano y un amigo, siempre jugamos cuando estamos en casa.
-Wow… también juego nintendo y play station.
-Yo también juego pero no soy una obsesionada como ustedes.- decía entre suspiros.
-No importa, no entenderías el sentimiento de jugar ni aunque te golpeasen en la cabeza.- dijo Joe entre risas, donde Demi también se incorporó a ellas.
En ese momento Miley suspiró aburrida y volteó a ver a otro lado, y se sorprendió al ver quien estaba detrás de las ventanas, su gran enemigo, Nick Swift, hermano de la novia de Joe. Ellos dos siempre se odiaron y no porque si, él la atormentó desde el primer día de clases. Siempre la trató como si fuese basura y se creía lo mejor por jugar al fútbol junto a su hermano. Simplemente hubo una vez que le habló de buena gana, y fue solamente porque necesitaba el libro de historia, porque el imbécil había olvidado el libro en casa. Tuvieron que compartirlo, Miley tuvo que soportar la horrorosa presencia de Nick cerca de la suya.
Miley entonces aprovechó el momento en que su mejor amiga y su hermano hablaban con bastante fluidez, como para encontrarse con él en el baño. Habían asuntos que debían arreglar y ahora sería mucho más fácil hacerlo, gracias al hecho que no estaban sus amigos para defenderlo. En cuanto llegó hasta la puerta del baño, se lo encontró ahí, lavando su cara como si nada. Lo miró desafiante y entró al baño, cerrando la puerta con seguro.
-¿Qué quieres?- preguntó Nick molesto, tomando una postura brava.
-Quiero saber por qué diablos me haz hecho la vida imposible desde siempre.- contestó Miley, firme sin dejar de mirar a Nick, quien estaba acechado por dentro.