Las horas habían pasado y Amanda se acomodaba cada vez más en ese ambiente tan apretado. Las cosas iban bien hasta el momento, pero aún así, Amanda no bajaba la guardia, sabía que en cualquier minuto algo malo podría pasar y adiós a su sueño de ser una artista famosa. Hasta el momento había recorrido toda la preparatoria, se había bañado y cambiado de vestuario y tocar algo de piano por un rato. Lo mejor de ese día era que nadie tenía clases porque ese día todos se dedicaban a conocer el lugar y a ellos mismos.
Amanda se encontraba en el baño, limpiando su rostro con mucha delicadeza con una fusión de aloe vera. Enchufó la alisadora de pelo en el enchufe y comenzó a alisarse cada cabello castaño claro, dejándose un lindo look de cabello. Se acercó algo más al espejo y se encontraba linda, pero necesitaba de algo más para verse sensacional. Se dirigió al negocio que estaba en la esquina del baño y compró algo de maquillaje al azar, colores muy divertidos según ella entonces se dirigió nuevamente al baño y sacó todo el maquillaje que llevaba en su bolsa y comenzó a maquillarse. Agarro el lápiz labial sin mucho cuidado y se lo echo sobre la cara como si fuera una pre-escolar pintando con temperas. Se miró al espejo y se dio cuenta de que se veía como un payaso en apuros, apuntó el dedo sobre su reflejo y se rió en voz alta por un largo rato. Ordenando sus cosas lentamente, siente como la puerta hace un rechinado suave viendo ver claramente que se trataba de Destiny.
-¡Destiny!- aclamó emocionada, volteándose a verla –Justo estaba acordándome de ti- dibuja una sonrisa cálida sobre su rostro y se dirige a ella para abrazarla.
-Qué gusto es verte, Amanda; hacía rato que no te veía.- le devuelve la sonrisa con mucha dulzura.
-Si… es que he estado recorriendo el lugar y me quedé tocando el piano por unos 20 minutos.
-Súper, que bien…- se queda mirando el rostro de Amanda pro un rato y de la nada, comienza a reír -¿Qué pasó con tu rostro?
-Nada solo me quise maquillar para verme mejor.
-¡Pero no así! A ver, dame tu maquillaje, yo te maquillo.
-Gracias- se sienta en el lavamanos y se presta para que Destiny pudiese maquillarla.
Destiny tomó un pote de crema y algo de papel higiénico que traía en su rostro. Pasó el papel con crema con extrema delicadeza sobre el rostro de Amanda para poder limpiarlo y volver a maquillarla nuevamente. Cuando finalmente Destiny terminó de limpiarla, comenzó a pintarle los labios con un color rojo brillante, muy lindo según ella; un delineador negro para que se le acentúen los ojos y finalmente coloreó sus ojos con un gris brillante. Se veía espectacular.
-¡Wow! ¡Gracias Destiny!- se va rápidamente del baño, dejando a Destiny totalmente sola.
-Pero… agh- golpeó la pared, molesta –Me dejó sola aquí y encima se le quedaron sus cosas- guardó rápidamente las cosas y sale corriendo, exagerando, del baño. Al salir del baño, tropieza con un pie que se encontraba justo fuera de la puerta. Destiny se golpea fuertemente ya que cae de cabeza, haciendo que apenas pudiese moverse.
-¿Pero qué demonios les pasa a las chicas últimamente?- reclamó enojado.
-¿A las chicas? ¡Tú eres el cretino que se pone en lugares que no debe- contestó más enojada.
-Ok, pero no me golpees- se levanta primero que Destiny y la ayuda a levantarse -¿Cómo te llamas?
-¿Te interesa?- le dirige una mirada de hielo.
-Con esa mirada podrías hacer que un muerto reviviera para volver a morirse- ríe en un tono burlesco.
-¡Já! ¡Qué chistoso!- dice en un tono sarcástico, empujándolo contra la muralla y siguiendo con su camino.
-Oye, no seas tan amargada.
-No soy amargada.- dice en su defensa.
-Si claro, por lo menos ya sabemos por qué no tienes novio.
En ese momento, Destiny se detuvo. Se mantuvo quieta por pocos segundos y voltea de golpe, dirigiéndose con la velocidad de un puma hasta dónde estaba el chico con el que había tropezado, golpeándole una bofetada.
-¡Repite eso y te irá peor!
-Cálmate no te tomes las cosas a la defensiva, solo quería ser gracioso.
-Pues todo lo que haces es hacerme enojar.
-Debe ser porque estás en esos días.
Destiny le clava una mirada de odio, alzando su mano para golpearlo; sin embargo, el chico de inmediato se dio cuenta y la detuvo.
-Déjame en paz- caminó lejos de él nuevamente, sin mirar atrás.
-¡Me llamo Drew…!- gritó esperanzado para que Destiny voltease a verlo, pero para su mala fortuna, ella no volteó –Drew Jones…- terminó la frase, totalmente desanimado. Dio media vuelta y caminó lentamente cabizbajo, algo desalentado.
Destiny caminó rápidamente hasta el cuarto que compartía con Amanda, tirando bruscamente las cosas que Amanda había olvidado en el baño. Se apoyó en la puerta y frunció el seño, negó con la cabeza y se dejó caer en el suelo, sin mayor cuidado. Dobló sus rodillas hacia dentro, y abrazó su propio cuerpo, dejando caer su cabeza sobre sus rodillas.
-Esto no puede estar pasando, no de nuevo…- dijo nostálgica, balanceando una lagrima que se aproximaba hace unos minutos antes. –No permitiré que de nuevo me rompan el corazón.- dijo rudamente, parándose en un segundo.
Destiny caminó hasta el espejo, limpió sus lágrimas, y volvió a maquillarse con unos colores oscuros. Abrió uno de sus cajones y sacó un lindo vestido Beige que lucía unos adornos dorados en la parte inferior. Se desvistió rápidamente, y se lo puso. Arregló finalmente algunos ligeros detalles del destino, y sonrío al espejo; haciendo algunas cuantas poses seductoras. La elección de Destiny al usar un vestido tan formal pero a la vez casual, fue por tan solo un motivo, venganza. Un vestido que llegue hasta arriba de las rodillas, luciendo un dulce escote de forma corazón; hacía una excelente combinación con el cuerpo tan escultural de ella. Destiny era una hermosa chica, de gran figura; de caderas grandes, piernas gordas, senos medianos, de un largo cabello negro, y de piel del color de un atardecer. Muchos chicos siempre habían luchado por obtener algo de ella, sin embargo, a ella le gustaba verlos hacer el ridículo, ver como seguían luchando sabiendo que su lucha era algo inútil, ya que nadie podría conseguir robarle el corazón.
Se dio una última vuelta por el espejo, agarró su bolso que hacía juego con sus negros ojos brillantes, y se fue.
Mientras tanto, en un pasillo que quedaba bastante alejado del salón principal, lugar donde todos celebraban el principio de un nuevo año en la Academia Artística “Imagine” una jovencita, que recién entraba a la adolescencia, se encontraba solitaria como el mismo salón, gris y sombrío. Se encontraba leyendo un libro que traía dentro de su bolsa, llamado “Sobredosis” del autor Alberto Fuguet. De la nada, un chico alto, flacucho de una figura muy deseada por el sexo femenino, aparece de una gran puerta antigua que estaba a unos 5 metros de donde ella estaba. El chico camina con una gran seguridad en sí mismo, observando por cada rincón por si es que se encontraba con algo raro en el camino. Cada vez más el chico se acercaba más a la chica que leía el libro en silencio, sin saberlo, pero en una de esas, el chico pisa falsamente y se tropieza por culpa de los pies de la chica. El chico rápidamente se pone de pie, y mira con furia los grandes ojos turquesa que iluminaban el salón. De un momento a otro, la ira se había ido.
-Eres la chica de la otra vez.
-Perdón, ¿te conozco?- preguntó confundida.
-Pues… algo así. Te vi tocar piano junto a tu hermana.
-Oh… claro- sonríe y se pone de pie –Me llamo Amanda Rodriguez, ¿cómo te llamabas tú?
-Ryan Jones- le devuelve la sonrisa -¿Qué haces aquí? La fiesta ya comenzó.
-Lo sé.- dijo sin sentimiento alguno.
-¿Entonces?
-No me gustan los eventos como esos.
-¿Entonces por qué estás tan arreglada?- preguntó mirándola de pies a cabeza.
-Porque… me gusta estar bien arreglada para cuando vea a un chico lindo- sonríe mientras Ryan se reía, tapando su boca –Que linda es tu risa, es como si tragaras aire en voz alta- ríe en voz alta.
-Eres rara.
-¿Así?
-Si, pero… de una forma linda.
-¡Qué lindo!- al terminar la frase, escucha como cambian la música rockera a una música lenta. Amanda se acercó más a él y se agarró del cuello de Ryan, danzando al principio sola.
-¿Qué haces?- dijo frívolo.
-¿No es obvio? ¡Bailo! ¡Bailemos!
-Bien… como digas.- contesta Ryan. Se apoderó de la cintura de Amanda, acercándose más a ella, mucho más, haciendo que ambos sientan distintas respiraciones.
-Pero cállate, quiero que disfrutemos este momento en silencio- dijo normalmente según ella, pero para él, le molestaba.
Aunque estuviesen bien lejos de la fiesta, aún así se escuchaba la música y los gritos de los adolescentes en susurros. Amanda estaba encima del pecho de Ryan, acurrucada en las suaves tonadas de solfeo. Mientras tanto, Ryan no dejaba de preguntarse qué diablos hacía, si alguien los veía, podía arruinar su reputación pero… ¿quién los podría ver? Todos estaban en la fiesta, aunque el mismo pensaba que el encargado de la Academia bailando con una alumna era un nefasto error, y no le importaba. ¿Cómo era posible que esa chica lo llevase hasta otro mundo? No le agradaba pero aún así, sentía cómo ella se apoderaba de sus pensamientos, incluso estando cerca.
Al término de la canción, Amanda cruzó la mirada con la de Ryan, una mirada confundida y temerosa. Los grandes ojos brillantes de Amanda intentaban traducir un mensaje en una lengua que ella jamás había escuchado, pero que de alguna forma, Ryan si conocía.
Los cuerpos de Amanda y Ryan comenzaban a temblar, se sentía como si se encontraran con su propia muerte y se sentía raro que se sintiesen ansiosos por saborear el agridulce sabor del fin de una era. Sin pensarlo dos veces, Ryan se apoderó de los gruesos labios de Amanda. El corazón de Ryan sabía lo que quería y aunque se conociesen hace muy poco tiempo, sus sentimientos no le fallaban y no importaba el tiempo que llevasen, importaba el sentimiento. Amanda nunca había besado a nadie y nunca había pasado por algo así, pero simplemente se dejaba llevar en el éxtasis del momento.
El momento era dulce y lleno de buena energía, pero se dejaban llevar por la pasión, la frustración y el amor. Nadie sabía con exactitud si era lo correcto o no, pero para ser feliz algunas veces es mejor olvidarse de las reglas. El mechón castaño claro de Amanda se interponía entre ambos labios, y Ryan dulcemente lo guarda detrás de la oreja. De repente, Ryan termina el beso pero Amanda seguía besando a un ser que ya no estaba frente a ella.
-Amanda…- dijo entre gemidos –Esto no es lo correcto.
-¿Por qué no?- pregunta ingenua –Digo… me besaste.
-Lo sé y ha sido estupendo pero no sé si debamos hacer esto. No quiero estar separado de ti, pero yo soy el encargado del lugar y tú eres tan solo una estudiante.
-Bien… no quiero verte- lo empuja lejos –Y sé feliz con tu maldita vida- camina rápidamente por el pasillo.
-¡Amanda, por favor…!- fue lo último que escuchó Amanda antes de estar completamente lejos de él.
En la fiesta era todo lo contrario, todos disfrutaban del ambiente que se respiraba ahí, excepto una persona, Destiny. A pesar de que haya logrado capturar la atención de muchos chicos de la fiesta y haber logrado poner celosas a las citas de ellos, a ella solo le interesaba ese maldito hombre que había robado su felicidad. Observaba cada simple cosa que él hacía con mucha atención. Observaba como disfrutaba la compañía de una chica rubia y alta, típica chica de la que él se enamoraría, pensó ella. Sin embargo la chica se había ido sin él, sin enojarse, pero se había separado. El chico bebía un zumo de frutas y de la nada levantó la vista y se dio cuenta de cómo había sido espiado por la chica de vestido Beige. A Destiny lo único que se le ocurrió fue escapar de su vista, fuese como fuese.
Ya se había alejado lo bastante como para no escuchar la música, estando a tan solo un palmo de la puerta de su cuarto. Empujando la llave para que entrase, vio una mano grande y pesada sobre la suya, impidiendo que pudiese abrir la puerta. Los ojos de Destiny se habían encontrado con los mismos ojos café que antes, y sintió como se quedaba sin respiración en solo un segundo.
-Tú te me resultas muy conocida.
-Debes ser muy sin vergüenza como para no reconocer a la chica que le destruiste la vida.
Los ojos de Drew se abrieron en toda plenitud y dejó caer un gemido forzado provocado por la impresión –No me digas que eres la hermana de Sara…
-Es obvio que soy su hermana, soy la chica a la que enamoraste para luego votarla a la basura por escoger a su torpe hermana.- gritó enfurecida.
-Destiny yo…
-¿Tú qué?- le dirige una mirada salvaje.
-Lo lamento…
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Ok chicas necesito saber si les está gustando o no la mini serie para poder seguirla o no y no perder tanto tiempo. Lamento por demorarme en subir, estos días han sido en verdad locos :S
me encanto!!! síguela por fa me gusta mucho. Aunque te tardes no importa quiero leer mas! :D
ResponderEliminarwaaa girl! no me había puesto al corriente!
ResponderEliminarpero yap!!
sorry por no haber coment antes!
giiirl!
super duper la entrada!
kiiero lo siguiente! aaah! pliiis! jaja
kuidathe!
tkm! =D