lunes, 31 de octubre de 2011

The Jemi Movie //Better than Revenge// {5º Parte}

-¿Qué tal si nos olvidamos un poco de la venganza?- pregunté con una sonrisa ingenua.

-¿Qué?- pregunta indignado mi mejor amigo –Osea, ¿dejaste que esa perra se burlase de ti e hiciera tu vida miserable y tú ahora me dices que no quieres planear una venganza en su contra? Lo lamento Lisa, pero ahora si que no te entiendo- dijo incomprendidamente.

-Digo que la venganza es un acto desesperado y tonto que no sacará nada a cabo- sonreí sin el sentimiento de estar equivocada.

Los ojos de Ethan se abrieron como plato, al fin dibujando una sonrisa maligna en su rostro. Ya había entendido mi punto –Sea lo que sea que estés pensando, yo te sigo.

-Excelente, gracias amigo- elevé mis pies y besé su mejilla. Tomé su mano y miré directamente sus ojos –Mejor vamos a cenar, tu padre nos debe estar esperando. Mañana te diré todo lo que tengo planeado, ¿bien?

-Me parece que es una buena idea- ambos intercambiamos sonrisas y miradas confesoras. Caminamos tranquilamente hasta la casa de Ethan, cambiando de tema rápidamente.

Llegamos hasta una hermosa casa vanguardista que a pesar de todas las cosas, era sencilla una clara muestra de trabajo producido para poder obtener una casa como esas. Miré de reojo cada detalle de la casa mientras Ethan buscaba las llaves en su morral. Entramos y la casa por dentro era hermosa, de tan solo un piso de nivel, que no era la inmensa casa. Caminamos más adentro de esta y vi a un señor canoso, delgado y con lindo bigote, acompañado de unos lindos ojos azules.

-¡Wow…! Hijo mío, me enorgulleces, qué hermosa señorita es la que tienes como novia.

-¿Qué?- preguntamos ambos algo incómodos.

-Papá, ella no es mi novio, yo no tengo. Ella es Lisa Aniston, mi mejor amiga.

-Oh… bueno quizá que pase más adelante- dijo dulcemente el señor, esbozando una sonrisa sincera en su rostro –Bueno, vengan a comer, de seguro deben estar hambrientos- todos caminamos hasta el comedor y nos sentamos alrededor de la mesa, disfrutando de un gran banquete que tal hombre nos ofrecía.

Conversábamos temas sencillos, tales como la escuela, la universidad, la familia y la religión. El padre de Ethan era un hombre de trabajo, dulce y buena persona. Me trataba como si fuera de la familia, algo que me fascinaba. No podía pedir algo mejor, me sentía excelente en esa casa. A las dos horas después, tomé mis cosas y me despedí del padre de mi amigo, para que luego él me fuera a dejar a casa.

-¡Tú padre es muy dulce!

-Si pero es algo… molesto.- contestó algo inquieto.

-Claro que no, no te preocupes.- tomé su mano y caminamos por las calles de la ciudad, conversando como siempre.

-¿En verdad no me dirás que planeas hacer con Mariah?- preguntó frustrado.

-¡Claro que te lo diré! Solo… que no hoy- sonreí malvada.

-¡Eres mala, y así te haces llamar mi mejor amiga!

-Pues… eso soy obvio- ambos reímos, y hasta que llegamos a mi casa, le regalé una de mis sonrisas más puras y lindas para que nunca la olvidase –Nos vemos mañana.

-Está bien- me devuelve la sonrisa.

-¿Puedes creer que tu padre haya creído que éramos novios?- reí en voz alta, alejándome de Ethan para poder entrar a mi casa.

-Hubiese sido lindo- le escuché decir en susurro a Ethan, haciéndome voltear curiosa.

-¿De qué hablas Ethan?

-Hubiese sido lindo que me hubieras dicho que planeabas hacer con Mariah- contestó nervioso –Yo mejor me voy- se va rápidamente de ahí.

Repasé la información del momento y reí en voz baja, dudando sobre mi inteligencia. Entré a casa y lo primero que vi fue a mi madre, sentada en el sofá leyendo un libro. Fui a saludarla y me senté a un lado de ella.

-No sabía que regresarías temprano.

-De hecho, llegué hace poco- sonrío –Tengo buenas noticias.

-¿Así? ¿Cuáles?- pregunté animada.

-Tienes una entrevista en Harvard el próximo mes. Y si todo sale bien, podrás quedarte allí.

-¡Eso es fantástico! ¡Gracias mamá!- la abracé con fuerza y corrí a mi habitación, con una inmensa sonrisa dibujada en mi rostro.

A la mañana siguiente desperté más feliz que nunca con muchas ganas de comenzar un nuevo día. Me bañé, vestí, cepillé y desayuné normalmente y fui a la Preparatoria. Me encontré con Ethan en el camino, y ahí le iba contando el plan que había pensando para la no venganza.

-Suena excelente, ¿cuándo pensaste en esto?

-Ayer, cuando dijiste la palabra “cerca”

-Wow… quién lo diría.

-¡Lo sé! ¡Soy una genio!- grité emocionada.

-Y sobre Harvard, ¿qué querías contarme?

-El próximo mes tengo una entrevista con ellos, y todo depende de eso para que pueda quedar. Estoy nerviosa- le dije algo neurasténica.

-Lo sé, pero todo saldrá bien- me invita a un reconfortable abrazo de oso, haciéndome sentir confortable.

-Eres el mejor, ¿lo sabías?

-La verdad… sí.- ambos nos miramos y reímos.

De la nada, vi a Max frente de nosotros, con una mirada perturbadora. Me apegué más a Ethan y le miré sin temor o rencor.

-Ah… hola Max, ¿qué se te ofrece?- le pregunté como si nada.
-Nada, solo quería hacerles una invitación.

-¿Así? ¿Dónde?- se incorporó Ethan a la conversación, apoderándose de mi hombro, deslumbrando su hermosa sonrisa a mi ex amor.

-Al cumpleaños de Mariah, sé que a ustedes no les simpatiza, pero en verdad sería un honor contar con su compañía. ¿Y? ¿Vendrán o no?

-Pues…- contestó dudando Ethan.

-¡Claro que iremos! Gracias, no se preocupen si llegamos de los últimos- tomé la mano de Ethan y lo encaminé lejos de Max.

-¿Por qué le dijiste que sí? ¿No que la odiabas?

-Y más que nunca, tenlo por seguro pero por eso mismo, debemos ir.

-Esto ya me está dando miedo.

-Tranquilo, nada malo pasará…- rodee los ojos –No para nosotros.- sonreí inocente y me fui de su lado.

La semana había pasado con altibajos pero ya por lo menos pudimos terminarla. Me sentía excelente, y Mariah se daba cuenta de eso, nada de lo que ella pudiera hacer o decir me podría herir porque tenía asuntos más importantes que ella. La no venganza estaba apunto de ser llevada a cabo por Ethan y yo, y estaba ansiosa por ver su fin. Le advertí que meterse conmigo era una entrada a un desastre, pero ella no me hizo caso, ahora debía pagar la lección.

Estaba en la preparatoria, limpiándola a causa de uno de mis castigos… el lugar estaba solo y hasta me daba miedo la soledad del lugar. Limpiaba los pisos y vi el reflejo de una zapatilla sobre esta, voltee a ver hacia arriba y vi como Max estaba frente de mí. Me levanté y le miré ruda.

-¿Qué haces aquí?

-Necesitaba hablar contigo.

-¿Así? ¿Sobre qué?

-Sobre nosotros.

-Escucha, lo de nosotros fue lindo pero ahora ya no siento nada que me pueda volver atraer a ti.

-Lo sé y lo lamento pero quiero hacer las pases como amigos, no te quiero perder en esta vida.

-Tendrás que hacer mucho más para llamar mi atención esta vez- di media vuelta y decidí alejarme.

-¿Quieres ir conmigo a cenar? Solos tú y yo…- dijo sensualmente acercándose hasta mí, algo que robó mi respiración.

-Tú pagarás todo.

-Bien, es justo.

-Pero no te garantizo que te perdonaré de inmediato o que algo interesante suceda, ¿bien?

-Está bien, solo quiero salir contigo.

-Bien, mañana a las 9.
Me había preparado toda una hora para mi “cita” con Max. Necesitaba verme como una Diosa para que se diera cuenta de qué se estaba perdiendo. Me puse un sexy vestido rojo con un escote amigable, amarré mi cabello dejando mi flequillo sobre mis ojos y la otra parte de mi cabello sobre mi cuello. Di unas cuantas poses en el espejo y esperé a escuchar el timbre para salir. Amé la expresión que dio Max al verme, casi se le caía la baba. Él condujo hasta el restorán fino y casi muero de la risa al ver quien estaba allí, Mariah con el mismo chico de la otra vez.

-Ahora si quieres puedes decirme que tenía razón- le dije normalmente.

-Esa… mujer- gruñó furioso.

domingo, 30 de octubre de 2011

Mi Dulce Locura Cap. 17

Dos o tres días habían transcurrido y Eric no lograba levantarse de esa enorme depresión que estaba dentro de él. Sentía un enorme vacío dentro de él y todo lo que hacía le recordaba a ella. Extrañaba ese dulce aroma de vainilla con manzanas, o la hermosa sonrisa que solía ver cada amanecer, el sonido de su risa pegajosa que siempre le subía el ánimo… ya nada era lo mismo si ella no estaba con él. Dios… estaba destrozado en su interior.

Eric, acostado en el sofá sin compañía alguna más que de su enorme nostalgia, no se había podido levantar en todos esos días, no tenía fuerzas. No había comido y su barbilla estaba horriblemente velluda, sin preocupación alguna de su imagen exterior. Había estado todas las horas pegado a la televisión sin conseguir dormir un poco, ya que todo lo que soñaba era el día en que Rose se marchó de su lado.

Cansado de la tristeza interna, decidió levantarse no importaba lo difícil que fuese. Se sentó sobre el sofá y bostezó por un rato, acarició su cabello y clavó su mirada sobre la televisión, algo que lo distraía un poco. Débilmente pudo levantarse, y tambaleaba un poco dudando que esa hubiese sido la mejor elección. Tomó su celular y marcó el número de su mejor amiga, Avril.

-¿Aló? ¿Avril?

-Si, soy yo. ¿Quién habla?

-Soy Eric.

-¡Ah…! ¡Hola! ¿Qué pasa?- pregunta entusiasta.

-Avril, me siento horrible y yo…- cae desmayado al suelo, sin poder responder el teléfono. Estaba totalmente débil sin nadie quien lo ayudase.

Mientras que en otro lugar, los pensamientos de Rose estaban totalmente fuera de control, había salido fuera de sí y no contaba con toda la racionalidad como para decir algo en buena defensa. Estos 3 días se había quedado en la casa de Leticia, la única persona que la recibió con los brazos abiertos cuando nadie más lo hizo. Avril era una extraña para ella, y Eric seguía siendo todo lo que no volvería a encontrar, algo escondido en la profundidad del océano. ¿Cómo habían llegado hasta ese punto? Ni ella lo sabía. Al igual que Eric, ella también había pasado todas esas horas acostada, hundida en una gran depresión sin rastro de alguna salida.

Por suerte, Leticia nunca le falló, la acompañaba a cada momento en sus tristes momentos. Un momento de debilidad, donde Leticia pudo hacer dormir a su pequeña amiga, revisó su bolso para ver si había alguna evidencia de que ella estuviese en lo cierto. Buscó en su cartera, una billetera para encontrar alguna foto de cuando ella era bebé o su cédula de identidad para saber más sobre ella. No estaba equivocada.

Julia Elizabeth Bush, hija legítima de Tomas y Leticia Bush. Un amor adolescente que por un error, tuvieron a un bebé y su inmadurez los llevó a cometer el más grande error de su vida, darla en adopción. Ambos tan solo tenían 14 años, y su familia desaprobaba que una “pequeña mancha” en el historial de la familia, cambiase su reputación. Quizá era un mal momento pero a pesar de todo, Tomas y Leticia jamás dejaron de amar a su pequeña bebé.

Las lagrimas de emoción de Leticia corrían desde sus ojos y todo ese sentimiento de esperanza y alegría provocó un nuevo renacer del corazón de Leticia. Corrió  hasta donde se encontraba su esposo, Tomas, que se encontraba leyendo el periódico, muy atento.

-¡Tomas!- gritó el nombre de su esposo, empapada de lágrimas.

-Leticia, ¿qué pasó? ¿Por qué lloras?- pregunta preocupado.

-Nuestra bebé…- derrama unas cuantas lagrimas –Ha aparecido.

-¿Qué?- pregunta atónito –Leticia, amor… no juegues con mis sentimientos, puede que tenga 30 pero me siento como de 50.- dijo sin ánimos.

-No, no… amor, la encontré por cosas simples de la vida y ahora me di cuenta de que Rose es nuestra hija.

-¿Rose? ¿La chica que está acostada ahí en nuestra habitación?

-La misma- sonríe nostálgicamente.

-Dios…- apreta su cabeza y mira directamente a los ojos a su verdadero amor –Déjame verla, siquiera un segundo. Necesito verla.

-Ve a verla, pero no la despiertes.

Tomas entró silenciosamente hasta el cuarto donde Rose dormía y se quedó examinando su belleza por bastante tiempo. Sentía como su corazón estaba apunto de desbordarse por todas los sentimientos encontrados que sentía en ese momento. En el segundo en que tuvo que desprenderse de ella, decidió que cuidaría por siempre a su madre y que la buscaría por cielo, mar y tierra por tan solo verla un segundo. Sin embargo, nunca pensó que la volvería a ver en realidad.

Se acercó hasta la cama y se sentó a un lado de ella, sonrío y acarició su cabello oscuro por un momento. Finalmente decidió retirarse rápido, besándole la frente y velando su sueño; agradeciéndole a Dios haberla encontrándola de nuevo.
Caminó nuevamente hasta donde su esposa y la abrazó como nunca antes, con mucha fuerza dejando caer sus lagrimas en el hombro que abrazaba. Ambos padres se abrazaban y se consolaban a través del abrazo.

-La tenemos, la tenemos…- no dejaba de repetir Tomas.

-Lo sé amor, y es por siempre- ambos se sonríen y cierran la conversación en un dulce beso.

Eric mientras tanto, estaba en una camilla conectado a cientos de cables de suero entre otros. Avril, preocupada y destrozada al ver a su mejor amigo en peores condiciones que un muerto, se llenaba de angustia y culpa por saber que ella era el principal factor de todas las cosas que estaban pasando. Sabía interiormente que ella era la culpable de que Rose se haya ido y eso le rompía el corazón. Ahora no tenía tiempo para estar pensando en Jesse, había cosas más importantes que él.

Avril se encontraba sentada a un palmo de Eric, acariciando su mano esperando a ver el momento donde pueda ver a su mejor amigo despertar… pero cada vez más, el momento parecía eterno.

De un momento a otro, un obstáculo se presenta frente a la esencia de luz, Avril voltea curiosa y de repente todo su ego se echa abajo con tan solo una razón, él. Jesse encontraba en el umbral de la puerta como un ángel guardián que venía a protegerla, día y noche. Con cada paso que se acercaba a ella, cada vez más robaba su respiración y la atmosfera la asfixiaba como si se estuviese hundiendo en el agua, cada vez más profundo.

-¿Cómo está?- pregunta preocupado.

-Estable… es lo único que puedo decir- vuelve a dirigir la mirada a Eric.

-Todo esto es por Rose, ¿no es así?

-No, esto es mi culpa… si no hubiese interferido entre los dos…

-No creo que haya sido tu culpa, eres una de las personas mas bondadosas que he conocido.

Esas palabras sonaron como un asesinato dentro de Avril. Odiaba encontrarse en esa situación, se sentía como una vil mentirosa que no hacía nada más que engañar a la gente que amaba. Clavó sus grandes ojos verdes en los ojos café de Jesse y de la nada unas cuantas lagrimas brotan de sus ojos. Baja la mirada y se deja caer en la camilla de Eric. Jesse, confundido y preocupado al ver a Avril de tal forma, camina a socorrerla pero Avril vuelve a empujarlo lejos de él.

-¿Pero qué ocurre?- pregunta desesperado.

-¡Yo no soy lo que tú crees!- le grita descontrolada.

-¿Entonces qué eres? ¿Una castaña falsa? No me importa si te hayas teñido el cabello.

-¡No!- se acerca a él y lo empuja –Mi padre no está muerto, jamás se suicidó y jamás me violó. Él…-  baja la mirada –Es un agente secreto del FBI que ahora es prófugo de la policía.

-Avril…

-Lo lamento- sale corriendo del cuarto y se va conteniendo sus lagrimas hasta llegar a casa.

Lo único que Avril deseaba para este año era tan solo pasar con buenas notas y ser una más del resto, pero jamás enamorarse. Los planes se salieron de control y ahora estaba locamente enamorada sin querer reconocerlo, estando a dos lados de la senda, hundiéndose como el Titanic sin salida y sin un bote salvavidas que la pudiese ayudar en esa situación. ¿Qué iba a hacer ahora? Todo lo que hacía era provocar daños, quizá lo mejor era irse con su padre y empezar desde cero una nueva vida y así para que nadie la recordase.

Llegó a su casa sin rastro de presencia humana alguna, por lo que pudo meterse tranquila a la ducha. Se desnudó y se duchó con agua tibia. Desprendió pétalos de una rosa roja y los lanzó en la ducha. Puso algo de música relajante y logró aclarar un poco mejor sus pensamientos. Ya se estaba quedando algo dormida dentro de la ducha pero de repente siente como la ventana del baño se abre, se asusta y tapa con la cortina su cuerpo desnudo. Vio como el cuerpo que había visto hace unas horas antes, estaba frente a ella.

-¿Qué haces aquí? ¿Qué no ves que estoy desnuda?

-No me interesa, debemos hablar.

-A mí si me interesa.- reclama finalmente.

Jesse se acerca hasta donde estaba la ropa y le lanza una toalla para que se tapase. Se sienta en la tapa del WC y mira directamente los ojos verdes de Avril.

-No me interesa si eres la persona más mala, mentirosa, vil y horrible del mundo… sé que te amo y que quiero pasar mi vida contigo.- dijo francamente sin mover un solo musculo.

-Jesse, yo…

-Di que no me amas y juro que jamás te volveré a molestar.

Ahí ya la había atrapado, no quería perderlo, no se imaginaba la vida sin él. Sin pensarlo dos veces, se levanto de la bañera sin siquiera tapar su cuerpo desnudo y se acerca para besarlo. A Jesse le tomó desprevenido esa situación y tan solo la abrazó, y se dejó llevar por el apasionado beso que su amor le daba.
Tomó a Avril en brazos y comenzó a caminar con ella sin desprenderse del beso, llevándola hasta su habitación para poder consumar a fondo su amor.

Dejándola con mucha delicadeza sobre la cama, comienza a quitarse lentamente su ropa, estando aún sobre ella. Jesse besa cada esquina del fino cuerpo de Avril provocándole sentir a ambos una gran mezcla de placer, seducción, amor y lujuria. Tan solo querían que sus cuerpos fueran uno.
-Jesse…- alcanzó a decir entre gemidos.

-Olvídate de todos los demás y solo piensa en mi amor hacia ti.- Mira directamente los ojos de Avril –Avril, yo te amo.

Lo mira con amor y lujuria –También te amo, Jesse Adams.

Sin pensarlo dos veces, Jesse besa nuevamente los gruesos labios del amor de su vida y se apodera de una de sus piernas para poder penetrarla. Mete con mucha lentitud y mucha delicadeza su miembro dentro del de ella.
Provocándole gritar dentro de su boca, Jesse repite varias veces el mismo acto, cada vez más rápido hasta alcanzar el pleno clímax del romántico y apetitoso acto. Apoderándose también de uno de los pezones de Avril, ella misma comienza a sentir emociones que jamás en la vida había sentido. Ambos dejándose marcas en el cuello dejando como delito lo que había pasado esa tarde. Después de bastante rato después, ambos se echan en la cama rendidos. La cabeza de Avril apoyada en el abdomen de Jesse y el cuerpo de Jesse encadenado al de Avril, sin modo de salida para poder librarse de tal pasión que estaba sintiendo.

-Gracias por el mayor regalo de todos Avril- sonríe.

-Por favor no me dejes sola- le rogó desesperada.

-Jamás te dejaré sola amor, eso te lo juro- le contestó dulcemente, acariciando la espalda desnuda de Avril.
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1.- ¿Les gustó?
2.- ¿Qué creen que pasará en el siguiente capítulo?
3.- ¿Será necesario que continúe la serie?

domingo, 16 de octubre de 2011

Mini Serie Jemi ~ Niley: "Can't have you" (2º Parte)

Las horas habían pasado y Amanda se acomodaba cada vez más  en ese ambiente tan apretado. Las cosas iban bien hasta el momento, pero aún así, Amanda no bajaba la guardia, sabía que en cualquier minuto algo malo podría pasar y adiós a su sueño de ser una artista famosa. Hasta el momento había recorrido toda la preparatoria, se había bañado y cambiado de vestuario y tocar algo de piano por un rato. Lo mejor de ese día era que nadie tenía clases porque ese día todos se dedicaban a conocer el lugar y a ellos mismos.

Amanda se encontraba en el baño, limpiando su rostro con mucha delicadeza con una fusión de aloe vera. Enchufó la alisadora de pelo en el enchufe y comenzó a alisarse cada cabello castaño claro, dejándose un lindo look de cabello. Se acercó algo más al espejo y se encontraba linda, pero necesitaba de algo más para verse sensacional. Se dirigió al negocio que estaba en la esquina del baño y compró algo de maquillaje al azar, colores muy divertidos según ella entonces se dirigió nuevamente al baño y sacó todo el maquillaje que llevaba en su bolsa y comenzó a maquillarse. Agarro el lápiz labial sin mucho cuidado y se lo echo sobre la cara como si fuera una pre-escolar pintando con temperas. Se miró al espejo y se dio cuenta de que se veía como un payaso en apuros, apuntó el dedo sobre su reflejo y se rió en voz alta por un largo rato. Ordenando sus cosas lentamente, siente como la puerta hace un rechinado suave viendo ver claramente que se trataba de Destiny.

-¡Destiny!- aclamó emocionada, volteándose a verla –Justo estaba acordándome de ti- dibuja una sonrisa cálida sobre su rostro y se dirige a ella para abrazarla.

-Qué gusto es verte, Amanda; hacía rato que  no te veía.- le devuelve la sonrisa con mucha dulzura.

-Si… es que he estado recorriendo el lugar y me quedé tocando el piano por unos 20 minutos.

-Súper, que bien…- se queda mirando el rostro de Amanda pro un rato y de la nada, comienza a reír -¿Qué pasó con tu rostro?

-Nada solo me quise maquillar para verme mejor.

-¡Pero no así! A ver, dame tu maquillaje, yo te maquillo.

-Gracias- se sienta en el lavamanos y se presta para que Destiny pudiese maquillarla.

Destiny tomó un pote de crema y algo de papel higiénico que traía en su rostro. Pasó el papel con crema con extrema delicadeza sobre el rostro de Amanda para poder limpiarlo y volver a maquillarla nuevamente. Cuando finalmente Destiny terminó de limpiarla, comenzó a pintarle los labios con un color rojo brillante, muy lindo según ella; un delineador negro para que se le acentúen los ojos y finalmente coloreó sus ojos con un gris brillante. Se veía espectacular.

-¡Wow! ¡Gracias Destiny!- se va rápidamente del baño, dejando a Destiny totalmente sola.

-Pero… agh- golpeó la pared, molesta –Me dejó sola aquí y encima se le quedaron sus cosas- guardó rápidamente las cosas y sale corriendo, exagerando, del baño. Al salir del baño, tropieza con un pie que se encontraba justo fuera de la puerta. Destiny se golpea fuertemente ya que cae de cabeza, haciendo que apenas pudiese moverse.

-¿Pero qué demonios les pasa a las chicas últimamente?- reclamó enojado.

-¿A las chicas? ¡Tú eres el cretino que se pone en lugares que no debe- contestó más enojada.

-Ok, pero no me golpees- se levanta primero que Destiny y la ayuda a levantarse -¿Cómo te llamas?

-¿Te interesa?- le dirige una mirada de hielo.

-Con esa mirada podrías hacer que un muerto reviviera para volver a morirse- ríe en un tono burlesco.

-¡Já! ¡Qué chistoso!- dice en un tono sarcástico, empujándolo contra la muralla y siguiendo con su camino.

-Oye, no seas tan amargada.
-No soy amargada.- dice en su defensa.

-Si claro, por lo menos ya sabemos por qué no tienes novio.

En ese momento, Destiny se detuvo. Se mantuvo quieta por pocos segundos y voltea de golpe, dirigiéndose con la velocidad de un puma hasta dónde estaba el chico con el que había tropezado, golpeándole una bofetada.

-¡Repite eso y te irá peor!

-Cálmate no te tomes las cosas a la defensiva, solo quería ser gracioso.

-Pues todo lo que haces es hacerme enojar.

-Debe ser porque estás en esos días.

Destiny le clava una mirada de odio, alzando su mano para golpearlo; sin embargo, el chico de inmediato se dio cuenta y la detuvo.

-Déjame en paz- caminó lejos de él nuevamente, sin mirar atrás.

-¡Me llamo Drew…!- gritó esperanzado para que Destiny voltease a verlo, pero para su mala fortuna, ella no volteó –Drew Jones…- terminó la frase, totalmente desanimado. Dio media vuelta y caminó lentamente cabizbajo, algo desalentado.

Destiny caminó rápidamente hasta el cuarto que compartía con Amanda, tirando bruscamente las cosas que Amanda había olvidado en el baño. Se apoyó en la puerta y frunció el seño, negó con la cabeza y se dejó caer en el suelo, sin mayor cuidado. Dobló sus rodillas hacia dentro, y abrazó su propio cuerpo, dejando caer su cabeza sobre sus rodillas.

-Esto no puede estar pasando, no de nuevo…- dijo nostálgica, balanceando una lagrima que se aproximaba hace unos minutos antes. –No permitiré que de nuevo me rompan el corazón.- dijo rudamente, parándose en un segundo.

Destiny caminó hasta el espejo, limpió sus lágrimas, y volvió a maquillarse con unos colores oscuros. Abrió uno de sus cajones y sacó un lindo vestido Beige que lucía unos adornos dorados en la parte inferior. Se desvistió rápidamente, y se lo puso. Arregló finalmente algunos ligeros detalles del destino, y sonrío al espejo; haciendo algunas cuantas poses seductoras. La elección de Destiny al usar un vestido tan formal pero a la vez casual, fue por tan solo un motivo, venganza. Un vestido que llegue hasta arriba de las rodillas, luciendo un dulce escote de forma corazón; hacía una excelente combinación con el cuerpo tan escultural de ella. Destiny era una hermosa chica, de gran figura; de caderas grandes, piernas gordas, senos medianos, de un largo cabello negro, y de piel del color de un atardecer. Muchos chicos siempre habían luchado por obtener algo de ella, sin embargo, a ella le gustaba verlos hacer el ridículo, ver como seguían luchando sabiendo que su lucha era algo inútil, ya que nadie podría conseguir robarle el corazón.
Se dio una última vuelta por el espejo, agarró su bolso que hacía juego con sus negros ojos brillantes, y se fue.

Mientras tanto, en un pasillo que quedaba bastante alejado del salón principal, lugar donde todos celebraban el principio de un nuevo año en la Academia Artística “Imagine” una jovencita, que recién entraba a la adolescencia, se encontraba solitaria como el mismo salón, gris y sombrío. Se encontraba leyendo un libro que traía dentro de su bolsa, llamado “Sobredosis” del autor Alberto Fuguet. De la nada, un chico alto, flacucho de una figura muy deseada por el sexo femenino, aparece de una gran puerta antigua que estaba a unos 5 metros de donde ella estaba. El chico camina con una gran seguridad en sí mismo, observando por cada rincón por si es que se encontraba con algo raro en el camino. Cada vez más el chico se acercaba más a la chica que leía el libro en silencio, sin saberlo, pero en una de esas, el chico pisa falsamente y se tropieza por culpa de los pies de la chica. El chico rápidamente se pone de pie, y mira con furia los grandes ojos turquesa que iluminaban el salón. De un momento a otro, la ira se había ido.

-Eres la chica de la otra vez.

-Perdón, ¿te conozco?- preguntó confundida.

-Pues… algo así. Te vi tocar piano junto a tu hermana.

-Oh… claro- sonríe y se pone de pie –Me llamo Amanda Rodriguez, ¿cómo te llamabas tú?

-Ryan Jones- le devuelve la sonrisa -¿Qué haces aquí? La fiesta ya comenzó.

-Lo sé.- dijo sin sentimiento alguno.

-¿Entonces?

-No me gustan los eventos como esos.

-¿Entonces por qué estás tan arreglada?- preguntó mirándola de pies a cabeza.

-Porque… me gusta estar bien arreglada para cuando vea a un chico lindo- sonríe mientras Ryan se reía, tapando su boca –Que linda es tu risa, es como si tragaras aire en voz alta- ríe en voz alta.

-Eres rara.

-¿Así?

-Si, pero… de una forma linda.

-¡Qué lindo!- al terminar la frase, escucha como cambian la música rockera a una música lenta. Amanda se acercó más a él y se agarró del cuello de Ryan, danzando al principio sola.

-¿Qué haces?- dijo frívolo.

-¿No es obvio? ¡Bailo! ¡Bailemos!

-Bien… como digas.- contesta Ryan. Se apoderó de la cintura de Amanda, acercándose más a ella, mucho más, haciendo que ambos sientan distintas respiraciones.

-Pero cállate, quiero que disfrutemos este momento en silencio- dijo normalmente según ella, pero para él, le molestaba.

Aunque estuviesen bien lejos de la fiesta, aún así se escuchaba la música y los gritos de los adolescentes en susurros. Amanda estaba encima del pecho de Ryan, acurrucada en las suaves tonadas de solfeo. Mientras tanto, Ryan no dejaba de preguntarse qué diablos hacía, si alguien los veía, podía arruinar su reputación pero… ¿quién los podría ver? Todos estaban en la fiesta, aunque el mismo pensaba que el encargado de la Academia bailando con una alumna era un nefasto error, y no le importaba. ¿Cómo era posible que esa chica lo llevase hasta otro mundo? No le agradaba pero aún así, sentía cómo ella se apoderaba de sus pensamientos, incluso estando cerca.

Al término de la canción, Amanda cruzó la mirada con la de Ryan, una mirada confundida y temerosa. Los grandes ojos brillantes de Amanda intentaban traducir un mensaje en una lengua que ella jamás había escuchado, pero que de alguna forma, Ryan si conocía.

Los cuerpos de Amanda y Ryan comenzaban a temblar, se sentía como si se encontraran con su propia muerte y se sentía raro que se sintiesen ansiosos por saborear el agridulce sabor del fin de una era. Sin pensarlo dos veces, Ryan se apoderó de los gruesos labios de Amanda. El corazón de Ryan sabía lo que quería y aunque se conociesen hace muy poco tiempo, sus sentimientos no le fallaban y no importaba el tiempo que llevasen, importaba el sentimiento. Amanda nunca había besado a nadie y nunca había pasado por algo así, pero simplemente se dejaba llevar en el éxtasis del momento.

El momento era dulce y lleno de buena energía, pero se dejaban llevar por la pasión, la frustración y el amor. Nadie sabía con exactitud si era lo correcto o no, pero para ser feliz algunas veces es mejor olvidarse de las reglas. El mechón castaño claro de Amanda se interponía entre ambos labios, y Ryan dulcemente lo guarda detrás de la oreja. De repente, Ryan termina el beso pero Amanda seguía besando a un ser que ya no estaba frente a ella.

-Amanda…- dijo entre gemidos –Esto no es lo correcto.

-¿Por qué no?- pregunta ingenua –Digo… me besaste.

-Lo sé y ha sido estupendo pero no sé si debamos hacer esto. No quiero estar separado de ti, pero yo soy el encargado del lugar y tú eres tan solo una estudiante.

-Bien… no quiero verte- lo empuja lejos –Y sé feliz con tu maldita vida- camina rápidamente por el pasillo.

-¡Amanda, por favor…!- fue lo último que escuchó Amanda antes de estar completamente lejos de él.

En la fiesta era todo lo contrario, todos disfrutaban del ambiente que se respiraba ahí, excepto una persona, Destiny. A pesar de que haya logrado capturar la atención de muchos chicos de la fiesta y haber logrado poner celosas a las citas de ellos, a ella solo le interesaba ese maldito hombre que había robado su felicidad. Observaba cada simple cosa que él hacía con mucha atención. Observaba como disfrutaba la compañía de una chica rubia y alta, típica chica de la que él se enamoraría, pensó ella. Sin embargo la chica se había ido sin él, sin enojarse, pero se había separado. El chico bebía un zumo de frutas y de la nada levantó la vista y se dio cuenta de cómo había sido espiado por la chica de vestido Beige. A Destiny lo único que se le ocurrió fue escapar de su vista, fuese como fuese.

Ya se había alejado lo bastante como para no escuchar la música, estando a tan solo un palmo de la puerta de su cuarto. Empujando la llave para que entrase, vio una mano grande y pesada sobre la suya, impidiendo que pudiese abrir la puerta. Los ojos de Destiny se habían encontrado con los mismos ojos café que antes, y sintió como se quedaba sin respiración en solo un segundo.

-Tú te me resultas muy conocida.

-Debes ser muy sin vergüenza como para no reconocer a la chica que le destruiste la vida.

Los ojos de Drew se abrieron en toda plenitud y dejó caer un gemido forzado provocado por la impresión –No me digas que eres la hermana de Sara…

-Es obvio que soy su hermana, soy la chica a la que enamoraste para luego votarla a la basura por escoger a su torpe hermana.- gritó enfurecida.

-Destiny yo…

-¿Tú qué?- le dirige una mirada salvaje.

-Lo lamento…
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Ok chicas necesito saber si les está gustando o no la mini serie para poder seguirla o no y no perder tanto tiempo. Lamento por demorarme en subir, estos días han sido en verdad locos :S

martes, 11 de octubre de 2011

The Jemi Movie //Better than Revenge// {4º Parte}

“Los días pasaban y la tensión de Lisa aumentaba. Ya nada era tranquilo o confiable, y ya estaba apunto de perderlo todo. Ya había perdido a sus amigos, los ingratos eran amigos desde antes de Max así que por sobre todo lo escogieron; Ethan era la única persona confiable para ella. Parecía que cada mañana, el odio entre Lisa y Mariah aumentaba, y Max cada día más la decepcionada. Lisa se preguntaba cada día cómo era posible que él le creyera a una señora que recién conocía, y no a ella misma que la conocía desde más o menos un año. Las tardes que deberían ser felices, llenas de romance, amistad, chismes y risas… habían cambiado rotundamente por tardes de melancolía, confusión e ira. Lisa ya no era la misma, había cambiado de ser un ser dulce y apasionado a ser un ser frío y desconfiado…”

-Lisa…- pronuncia su nombre la única persona que la ha acompañado todo este tiempo, en un tono de compasión y amor. –Lisa, debemos irnos.

-Claro…- dice sin animo alguno a su mejor amigo –No sé cuánto tiempo aguantaré el tener que ver todas esas miradas acusadoras sobre mí, en verdad no lo sé…- baja la mirada apunto de desbordar sus lagrimas.

-Ven aquí- la toma en sus brazos y la apreta hacia él, abrazándola en un cálido acto de amor y amistad –Siempre estaré para ti, y conmigo a tu lado, sabes que jamás podrán hacerte daño. Yo siempre te protegeré, lo prometo.

-Lo sé Ethan, siempre me haz demostrado tu amor y lealtad, es por eso que te confío hasta mi vida. Gente como tú, ya no hay por aquí.

-Me halagas- sonríe dulcemente y se acerca hasta la oreja derecha de Lisa, y la besa. –Ven- dijo apoderándose del brazo de Lisa, caminando lejos de ahí –Sé que es difícil, porque sé que aún quieres a Max, pero si algo me enseñó mi mamá es nunca dejarse caer por alguien más.

-Es muy sabia tu mamá, nunca la conocí…- dijo algo culpable e incómoda.

-Ella murió hace muchos años atrás, me tuvo a una edad tardísima y luego de que me parió, tuvo problemas cardiacos. Finalmente el destino me la arrebató.

-Lo lamento mucho… enserio- suspira -¿Y qué con tu papá?

-Papá es lo único que me queda, él es mi ejemplo a seguir. Siempre me apoyó en todo y cada noche velaba mi sueño para así levantarme cada día con las fuerzas necesarias para seguir con el día a día.

-Por lo menos ya sabemos de dónde sacaste la dulzura- sonríe reconfortantemente, traspasando su energía al corazón de Ethan.

-Cambiando de tema, ¿qué harás con Mariah?

-No tengo idea, me prometí que no me dejaría vencer por esa… desgraciada, pero finalmente me está venciendo.- derrama algunas lagrimas y se lanza contra Ethan en un acto desesperado, llorando desesperadamente –No sé qué más puede hacer contra mí, Ethan, tengo miedo. ¿Y si lo último que me borrase fueras tú? No sé si lo soportaré… o si se mete con mi futuro. He soñado con Harvard toda una vida…- dijo temerosa.

-Ni idea, tú eres la de las ideas, yo solo te sigo adonde sea que vayas.

-Bien… no se me ocurre nada…- dijo frustrada. –Bien… no importa, supongo. Ahora estoy obligada a soportar este maldito día…- entran a la preparatoria de la mano. Voltea a mirarlo a los ojos -¿Te veo luego?

-¡Seguro! Estaré en la sala de computación por si me buscas- se agacha un poco y besa la mejilla de Lisa. Camina un poco, dejando delicadamente la mano de esta –Cuídate.- se aleja rápidamente sin mirar atrás.

Lisa POV:

“Tapé mi cabeza con el gorro que traía mi chaqueta verde oscuro y me puse los lentes aviadores que tanto me gustaban para no llamar la atención. Apreté el libro que traía en las manos más hacia mi pecho, y caminé boca abajo todo el tiempo. Me dirigí hasta mi casillero y guardé unas cosas dentro de ella. En cuanto lo cerré, mi corazón comenzó a latir mil por hora a causa de lo que mis pupilas me mostraban. Max estaba frente a mí, descifrándome a través de los lentes verdes. Decidí obligar a mi corazón calmarse y quitarme los lentes para demostrarle a él y a mí misma que ya no guardaba rencor. Mis ojos se turnaron a ser fríos y serios por él, y aunque lo intentará no podía lograr el coraje que esperaba”

-¿Se te ofrece algo? ¿Acaso me dirás más cosas para dañar mi salud mental? Si es así, te digo que ya estoy harta- caminé unos cuantos pasos y sentí una fuerte mano sobre mi muñeca, haciendo que mi ser interior se derrumbase y que mi yo externo se quedara –Ok, ya dime qué pasa… pero que sea rápido, estoy apurada.

-No estoy de acuerdo con lo que pienses de Mariah, es una buena chica y es mi novia; pero tampoco estoy de acuerdo en perderte, eres gran parte de mí.

-¿Y tú qué propones?

-Propongo que nos olvidemos de todo, y que volvamos a ser amigos- ofrece su mano respetuosamente.

“Me quedé en blanco por un momento, no quise ser mala persona, pero ya eso qué importaba… después de todo, ya todos me conocían como la villana de la historia. Suspiré por un rato y lo miré seria, pero sin rencor”

-No quiero ser tu amiga, y la verdad estaba mucho mejor estando lejos de ti- sin que él pudiese decir media palabra, me marché rápido de aquella zona de la preparatoria. En algún principio me dolió el rechazo, pero sabía que era mejor estar solo que mal acompañado, para mi suerte, no estaba sola… tenía a Ethan de mi lado.

“El día había sido normal… Ethan me fue a dejar a casa y rápidamente se fue. Mientras hacía mis deberes, vi de reojo la ventana y vi que otro hombre, esta vez un rubio y de estatura bastante encantadora; entraba a la casa de Mariah. Bajé las escaleras y pude mejor por las ventanas. Vi como Mariah lo increpaba entre sus brazos y le plantaba un enorme beso apasionado, fue ahí donde cerró las ventanas. Lo único que se me ocurrió hacer fue llamar a Max para decirle…”

-¿Hola?

-¡Max! ¡Soy yo, Lisa!

-Ah… hola- lo escuché un poco, fastidiado -¿Qué pasa?

-Vi a Mariah por la ventana con otro hombre, besándose.

-Lisa por favor, deja atrás el odio y los celos. Sé que aún me amas, pero yo amo a Mariah y no importa lo que digas, yo le creeré 100% a ella, porque ella es mi novia ahora.

-Pero…- él imbécil me había cortado y no pude decirle nada más.

“Me sentí tan… triste, nadie me creía, nadie. Todos creían que yo era la arrastrada enamorada de Max, cuando no era así. Lo peor de todo es que en cada intento que hacía por demostrarles a los demás que Mariah era la antagonista de la historia y no yo, más me humillaba. En fin… suspiré por un largo rato y luego fui a la cocina a prepararme un chocolate caliente con un postre de frutillas con crema, me senté en el sofá y encendí la televisión. Al fin disfrutaba del momento en que veía la tele, pero justo alguien golpea la puerta. Por un momento pensé que sería mamá, pero después me di cuenta que era muy temprano en comparación a la hora que ella llegaba; así que luego pensé que sería Ethan, porque se le quedó aquí el teléfono; pero no… era la maldita de Mariah”

-¿Qué quieres?- le pregunté con todo el odio que tenía.

-Nada es solo…- dirige la mirada hasta mi panza –Vaya… si que estás volviendo por tu niñez, ¿no?

Me cerré la bata y me abracé a mí misma, tapándole la visión a mi panza y volví a insistir -¿Qué quieres?

-Nada, solo quería venir a saludar a una vieja amiga.

-Pff… ¿amigas? ¿Nosotras? ¡Si pudiera tener la oportunidad de empujarte a un precipicio, no dudes en que lo haría!

-Ok… vine a decirte que luces patética reclamándole a Max que te crea.

La miré enojada, pero esta vez, apunto de derrumbarme -¿Disfrutas ser una maldita perra, no?

-La verdad, esa es la forma en la que he llegado en dónde estoy.

-Algún día me las pagarás todas y desearás nunca haberme hecho sufrir.

-Si claro…- lo dijo sin mucha importancia –Por cierto, el chico que acabas de ver que estaba conmigo se llama Lucas.- dijo riéndose, y al fin yéndose.

-Qué maldita esa…- reclamaba sola, reprimiendo toda clase de desastre. Finalmente me eché otra vez en mi cama, y dormí por un rato. Cuando desperté, me sorprendí al ver a mi mamá acostada a un lado mío, sonreí al verla cerca de mí y la tapé con la manta que tenía debajo de mis pies. Bajé al comedor y me hice unas papas fritas. Me encargue de ponerles Kétchup encima y fui a ver la Tv a comerlas en compañía, pero entonces… pase por un vidrio que mostraba mi reflejo. Vi claramente como había subido de peso, todo lo que comía eran golosinas y grasas… me estaba convirtiendo en lo que antes fui, una maldita obesa. Fui al baño y me impregné el anular en la garganta, haciendo que vomitase. Me sentí mal al principio, pero el malestar se fue rápido. Me mantuve despierta hasta no sé qué hora, el punto es que cuando me desperté ya se veía claramente el sol, eso significaba que ya llegaba tarde. Fui hasta la preparatoria, y todos entraban, pude mezclarme entre la multitud y logré pasar de ser percibida. Me junté con Ethan y paseamos por cada esquina de la preparatoria, hablando sobre distintas cosas…

-Te juro que no sé cómo, pero cada día esa mujer hace que la odie más…- dije enojada.

-No dejes que esa inepta robe todo lo bueno de ti, sino, dejarías que ella ganara finalmente.

-Lo sé, es solo que… cada vez que la veo siempre me dan ganas de golpearla.

-Ok, cambiemos de tema… tengo algo que decirte- dijo algo nervioso, agarrándose un mechón que caía en su frente.

-Ok, dime- sonreí a gusto para que él se sintiera a gusto al decírmelo.

-Yo… quiero decirte que…- me mira por un rato a los ojos, y cuando abre la boca, justo, suena el timbre de entrada –Olvídalo, ya no importa…- se afirma de su mochila y da media vuelta para alejarse.

-¡Ethan!- le grité y corrí hasta él –Vamos, dime… estuviste apunto de decírmelo.

-No ya no importa, aparte… ya tocaron el timbre de campana.

-Hay por favor… un castigo más, un castigo menos ¿qué más da?

-Bien… te iba a decir que hoy en la noche mi papá quiere conocerte. ¿Puedes ir?

-¡Claro! ¿Ves? No era tan malo- sonreí y me fui de ahí.

“Cuando salimos de la escuela, me fui con Ethan hasta el parque de diversiones. Estuvimos ahí por unas dos horas, pero lo pasamos excelente, en verdad, él es tan… único en su clase. Sé que con él puedo hablar de todo, hasta de cosas que jamás pude hablar con mis amigas anteriores.”

-Ethan… ¿puedo hacerte una pregunta? Pero necesito que me contestes con la verdad.- dije seria.

-Bien, suéltalo- contestó animado.

-En este último tiempo, ¿me encuentras diferente?

-Pues… cuando te han hecho tanta maldad, te conviertes en lo que quieres destruir.

-Dices que… he sido mala ahora. Lo entiendo, está bien.

-Prefiero al cambio en que te haz sometido en vez de ser como Mariah.
-Gracias…

-Además, obvio que te ayudaré en tu pequeña venganza.

-¿Sabes? Algunas veces pienso que es mejor dejar las cosas como están en vez de hacer algo al respecto.

-No Lisa, por favor no te des por vencida cuando estamos tan cerca.

En ese segundo abrí los ojos como plato y una sonrisa maléfica salió de repente –Cerca ¡eso es! Todo lo que debemos hacer es quedarnos cerca.- cogí la mano de Ethan y comenzamos a correr rápido.

-¿Qué? ¡No entiendo nada de esto!

-Solo sígueme, luego te lo digo todo- y seguimos corriendo hasta la casa de Ethan. Sin dejar de tomar su mano. Tenía una gran idea, y esta vez no sería tan así como venganza, tantas conversaciones con Ethan me habían enseñado algo, la venganza nunca es buena. Digo… siempre decíamos que nos vengaríamos de Mariah, pero jamás lo decíamos enserio; aunque siempre quisimos verla sufrir, nunca quisimos ser los responsables. Pero esta vez no haría nada en su contra, solo que… me encargaría de hacerla aprender la lección. Yo no hago venganzas, pero hago algo mucho mejor que eso. Nos detuvimos en la esquina de una casa grande y muy hermosa, y antes de que hablásemos, nos encargamos primero de recobrar el aliento.

-¿Y bien…?- pregunte Ethan, curioso.

-Bien, yo planeaba en…
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Chicas, espero que les guste esta parte de la Movie, no sé si está muy buena, pero... pff la próxima parte estará genial, lo juro ;)

One Shot Niley: “Our love is like a movie”

Miley Cyrus como Rossie Falcon
Nick Jonas como James Symons

Rossie POV:

“Hoy era un día muy especial para mí, todos me felicitaban y parecía que ahora recién les empezaba a importar, ya que antes de esto, parecía que nadie valorara mi talento, pero en fin… mi sueño al fin se había cumplido, era una famosa actriz de la Televisión mejicana, aparte de eso, hoy era mi cumpleaños número 21. Me había costado mucho esfuerzo llegar hasta donde estaba, y había hecho cosas de las que no me enorgullezco, pero que si debían hacerse para lograr mi objetivo. La telenovela “El amor no se paga con dinero” ha estado en el aire durante 3 meses, y siempre ganaba un lugar importante y especial al momento de la competencia entre canales por los televidentes, había sido difícil de grabar por un lado, ya que en ciertas partes me tocaba hacer de desnudos, y mi familia no se alegraba de eso. De todas las cosas que tuve que dejar atrás para cumplir este valioso sueño, creo que lo que más extraño es a mi novio, perdón, ex novio, James. Él había sido mi primer amor, nos conocíamos desde que yo tenía 15 y desde ese momento nos habíamos enamorado entre sí, fue algo así como un enamoramiento espontáneo, recuerdo exactamente como sucedió…
Había sido un pésimo día para mí, todo salía mal, aunque intentase que siquiera algo bien me saliera, nada funcionaba. Me había quedado dormida y llegaba tarde a clases; el autobús me había dejado y tuve que llegar a la preparatoria corriendo; mi profesora de matemáticas me gritó por no haber entregado el trabajo a tiempo; vi al chico que me gustaba desde años, besándose con mi mejor amiga, ni pregunten cuánto lloré; luego otro profesor, que ni conocía, me pidió llevar un computador a la sala de clases, le rogué que se lo pidiera a otro ya que si lo hacía, de nuevo me dejaría el autobús, pero no lo pude convencer, y como era de esperarse, me dejó el autobús. Estaba enojada con todo, estaba rabiosa y no quería saber de nada ni de nadie. Para sacar el enojo en mí, golpee fuertemente una lata de sopa, y sin querer, golpee a un auto; el conductor me gritó cosas terribles, dejándome más triste y enojada que antes. Lo único que quería era llorar, y perderme de este mundo. Como iba tan distraída con mis pensamientos, no sabía qué hacía hasta que vi el nombre de una calle, creo que se llamaba Libertad o Libertadores, algo así, el punto era que no conocía esa calle. Miré alrededor y el sector se notaba que no era muy bueno, aparte de eso, parecía un sector fantasma. Finalmente, la pena me venció, mis lágrimas brotaron de la nada y simplemente las dejé caer. Por lo general, soy de esas personas que aunque estén llenas de pena, las guarda hasta el final, pero finalmente, estallé. Me senté en la acera y abracé mis piernas; nuevamente, distraída con mis pensamientos, escuché el sonido de una bocina. Levanté la cabeza, cautelosa, y vi un auto viejo y apunto de echarse a pedazos, conducido por un joven guapo, de aspecto pobre, pero de una hermosa cabellera rizada castaña. Recuerdo exactamente lo que dijo…”

-¡Hey! ¿Qué te pasó?- gritó curioso desde el auto.

“Quise dejarlo como bajo perfil y no hacerle caso, pero mi corazón me decía que no podía quedarme sin responderle. ¿Sería lo correcto? ¿Estaría mal? No lo sabía, y la verdad me importaba poco, después de todo era una adolescente, vivía cometiendo errores para poder aprender de ellos.”

Me levanté lentamente, y le miré rudamente a sus ojos castaños –Me perdí.

El chico primero que nada, me miró extrañado y de la nada, comenzó a reír. Mis mejillas se turnaron rojas como tomate, y él se había dado cuenta de eso. Tomé mi bolso rápidamente y molesta, por supuesto, y di unos cuantos pasos para alejarme de tal grotesco muchacho. Fue entonces cuando sentí la presencia del mismo auto, al lado de mí. Voltee molesta, cruzando los brazos, y decidí gritarle. -¿Qué quieres? Si quieres pasar un buen momento, existen bares y circos.- le contesté rabiosa.

El chico me miró algo avergonzado, lo supe por el rubor de sus mejillas blancas como la nieve. Bajó las ventanas y volvió a gritarme –Lo lamento… es solo que, es raro ver a una chica por estos sectores, siendo tan difícil de llegar aquí.

-¿De qué hablas?- pregunté ingenua, pero conservando la guardia. Vi al chico, volver a subir las ventanas, por un momento me enfadé, porque pensé que me dejaría con las palabras en el aire, claramente estaba equivocada. Se bajó del auto y pude apreciar su estatura, que era muy complaciente. En comparación a mí, parecía un rascacielos, algo que siempre me había gustado en los hombres, no medía menos de 1.75 y yo tan solo medía 1.57 algo que de alguna forma me gustaba sobre él. Se acercó de una forma peligrosa hasta mí y yo solo contuve mi respiración y me quedé ahí, sin dejar de mirarlo a los ojos. -¿Qué quisiste decir?- pregunté vagamente.

-Escucha, este no es un buen sector para niñas como tú.

-No soy una niña, tengo 15.

-Osea, una niña.

Hice una pataleta mucho más enojada que antes y le miré a los ojos nuevamente -¡Que no soy una niña!

El chico volvió a reírse, no sé cómo, pero su risa me había cautivado completamente. Relajé mi rostro y saqué una pequeña sonrisa, apenas cuando él se dio cuenta de que yo sonreía, paró de reírse y me miró confundido. Abrí la boca y le pregunté qué sucedía, él me devolvió la sonrisa y contestó finalmente –Que linda sonrisa tienes.- Acabé por sonrojarme y esta vez ambos sonreímos. Nos sentamos en la vereda y di un largo suspiro, volví a verlo, esta vez seria –Enserio, quiero saber qué sucede en este sector.

-Es algo complicado, la mayoría de los habitantes de aquí, se dedican a… un negocio no muy bien mirado.

-No entiendo…- contesté ingenua.

-Aquí se venden drogas de todo tipo, se almacena y se vende. A no ser que quieras comprar drogas, no creo que este sea un lugar bueno para ti.

-Wow…- suspiré –Creo que… soy una tonta- reí avergonzada.

-¿Cómo fue que llegaste aquí?

-Estaba distraída. Este fue uno de mis peores días.

-¿Por qué creo que esto es culpa de un chico?

-En parte, pero no totalmente- bajé la mirada, triste –Vi al chico que amaba desde 3º grado besándose con mi mejor amiga.

-Qué suerte- miró su reloj como si nada. Yo en cambio lo miré enojada y confundida.

-¿Suerte? ¿Ver a tu mejor amiga con el chico que amas besándose es suerte? Lo lamento, pero creo que no pensamos igual- contesté molesta.

-Entiendo que te haya dolido, y está bien, es solo que… donde yo he tenido más experiencias en el amor, sé que es mejor liberarse de esa persona que aunque ames desesperadamente, siempre te traerá dolor. Espero que ahora no lo sigas queriendo después de que lo viste con tu mejor amiga, sino es así, significa que estás dispuesta a siempre sufrir por alguien que no te merece.

“Miré perdida a lo que me rodeaba, tenía razón. Pensé en todas las veces que había fantaseado con él, y todas las veces que imaginaba que algún día sería la señora de él. Todos los días soñaba con la noche en que me besó la primera vez. Era una noche de agosto, y hacía mucho frío; todos los chicos de nuestro salón fueron a una sala de juegos, y estuvimos ahí por un rato. Unos se quedaban jugando a cosas de electrónica, otros a deportes clásicos como el fútbol, mientras que yo, me había quedado apartada de todo. Estaba con mi mejor amiga, charlando, fue entonces que ella me dijo que Jacob, el chico que me gusta, se acercaba. Me dejó sola, y yo intenté relajar mi rostro, me dolían las mejillas tan solo por la emoción. Él llegó hasta mí y comentó lo linda que estaba la noche, dejó su mano sobre la mía y me besó sin pleno aviso. No podía cerrar los ojos, la emoción no me dejaba hacerlo. Yo solía pensar que el primer beso sería algo hermoso, y romántico, pero no sé si fui yo la muy sensible o él, el muy bruto; pero mi primer beso no fue lo que yo quería, no sentí el escalofrío de amor y locura dentro de mí, solo sentía un deseo frustrado. Después del beso, yo le sonreí enamorada y él todo lo que me dio fue la espalda. Al día siguiente llegué a la escuela y lo busqué por todos lados, pero él me evadía. Fue la primera vez que me sentí tan pisoteada y usada, bueno… yo aún así lo seguía amando y, al fin y al cabo obtuve mi primer beso a los 8. Todos estos años lo veía a escondidas crecer, y parecía que yo era invisible para él, me dolía pero yo aún lo amaba. Ahora que este chico me acaba de conocer, creo que había perdido gran parte de mi vida por una torpe obsesión”

-Tienes razón- contesté finalmente.

-Como siempre- se levantó del suelo, y él muy educadamente me ofrece su mano para levantarme. Quedamos a desnivel, y ahora que estábamos más cerca, parecía mucho más alto, eso me inquietaba.

-Por lo menos ahora entiendo por qué nunca le gusté- dije franca.

-¿Qué? ¿De qué hablas?

-Mírame, no tengo el cuerpo de modelo y uso unos torpes lentes.

-Eso no es cierto. Eres hermosa- me sonrojé y sin poder decir nada, él se me acercó más y quitó mis lentes –Tienes unos hermosos ojos verdes, acompañado de unos cabellos rubios bien tratados, y un cuerpo normal. ¿Qué más quieres? Cualquier chica quisiera estar en tus zapatos, si quieres que alguien te ame, debes empezar por ti misma.

-¿Acaso eres poeta o qué?

-Ya te dije que todo lo que digo es cierto.- se acerca hasta su auto y voltea a verme nuevamente -¿Quieres que te deje a tu casa?

-Eh… ¡Claro!- contesté animada. Aprecié cada detalle del auto y me encantó el diseño de este; era un clásico auto de los 90’ El chico se sentó a mi lado y puso en marcha el auto. No conversamos por un largo rato, hasta que yo inicié la conversación –Que lindo es tu auto, es un clásico Nissan de los 90’ modelo 360, creo que reluciría más si lo lavaras de vez en cuando- dije en un tono de broma.

-¿Cómo sabes tanto de autos?

-Mi padre es mecánico, y tenía que aprender de autos o ir a clases de Ballet.

-Creo que… me estás simpatizando- dijo amigablemente.

-Oye, no sé tu nombre- dije apenada.

-Me llamo James Symons, a tu servicio. ¿Y tú?

-Rossie Falcon, es todo un placer- dibujé una pequeña sonrisa en mi rostro y seguimos hablando -¿En qué grado vas?

-De hecho... yo ya salí de la escuela.

-Oh…- el pánico volvió hacia mí, pero de alguna forma, rápidamente se me quitó. -¿Entonces cuántos años tienes?

-Tengo 19, no me creas un viejo, hace apenas un año salí de la escuela.

-Está bien.

-Y tú tienes 15…

-¿Cómo sabes eso?- pregunté confundida.

-Porque… tú me lo dijiste, ¿recuerdas o sufres del olvido?

-No, lo siento… aún estoy distraída.

“Entonces, antes de que me diera cuenta, ya habíamos llegado a mi calle. James apagó la radio y me dejó a unas cuantas casas antes de la mía. Fue entonces cuando repasé lo que debía hacer, y nuevamente me sentí como un bebé aislado sin las indicaciones que debía seguir”

-¿Volveré a verte?- pregunté alarmada, rogando con que la respuesta fuera un sí.

-No creo que el destino nos tenga separados por un largo tiempo. Pero hasta entonces… vamos a tener que fingir que no nos conocemos, ¿está claro?

-Está bien…- no entendía por qué me decía eso, y en verdad me dolía mucho, pero no podría humillarme frente a alguien que conocía hace poco. Suspiré triste y abrí la puerta del auto –Fue un gusto haberte conocido.- contesté cortante.

-Lo mismo digo- me respondió con el mismo sentimiento, y puso nuevamente en marcha su auto. Observé como se iba alejando cada vez más, hasta que desapareció de vista. Sentí un raro vacío en mi interior y sentí serias ganas de llorar como nunca antes. ¿Sería que me había acostumbrado a él? ¿Cómo era posible si recién hoy lo había conocido? Cada pregunta que me hacía, sonaba tan vaga que cada vez la respuesta parecía esconderse más en el fondo de la oscuridad.

“Caminé hasta mi casa y me preparé para uno de los gritos de mi madre de por qué venía llegando a esas horas de la noche, si se suponía que yo salía a las 2:30 Pm y ya eran las 8:00 Pm, en verdad se había pasado rápido el tiempo. Me dirigí al baño y tomé una relajante ducha. Cepillé mi cabello y me puse el pijama, miré caer el anochecer bajo su misericordia. Miré el collar que llevaba mi nombre y lo rompí, no sé porqué, simplemente lo hice. Sin darme cuenta, ya había entrado al único lugar donde podía vivir mis más grandes fantasías, mis sueños…
Los siguientes días en la escuela fueron tensos, no volví a hablarle a la que yo creía mi mejor amiga y me sentía libre, porque aunque fuera difícil de aceptar, era mejor estar solo que mal acompañado. Esos días fueron difíciles de seguir pero mi esperanza siempre me mantuvo de pie, ahora solo me preocupaba de que me fuera bien en la escuela e ir a la universidad lo antes posible. A los dos meses después, aún recordaba a James, y me daba cuenta que necesitaba su compañía, era la primera vez que me sentía tan gusto conversando con él, siendo yo misma. Tontamente había intentado muchas veces poder verlo en el mismo lugar donde nos encontramos la primera vez, pero fracasaba en el intento. Pero se presentó un día que todos salimos temprano y sin dudarlo, volví al callejón donde conocí a James. Pasaron horas y no pasaba nada, di un largo suspiro y me levanté de la vereda, pero entonces, algo se había presentado. Varios autos se presentaron frente a mí, como una caravana, y comenzaban a acercarse cada vez más. Eran hombres de distintas edades, desde los 16 hasta los 30, y comenzaban a gritarme cosas, así como Hey mi amor, dame unas cuantas y cosas asquerosas como esas, estaba asustada. Fue cuando un chico de más o menos 18 años se acercó a mí, con una sonrisa burlesca y lujuriosa. Me aprisionó hasta la pared de a finales del callejón, y comenzamos la charla…”

-¿Qué quieres de mí?- pregunté tartamudeando con un claro sentimiento de temor.

-¿Qué? ¿Acaso la muñequita tiene miedo?- rió burlescamente, entonces me tomó forzosamente de la cintura y comenzó a respirar sobre mi boca. Sus asquerosos labios apretaban los míos sin un rasgo de compasión, solo de deseo. Cuando comenzó a subir mi falda, comencé a gritar dentro de su boca, pidiendo que por favor alguien me ayudara, pero nadie lo hacía. El joven me elevó hasta el cielo y apretó su miembro hacia el mío. Cuando ya me veía perdida, el sucio auto que vi por primera vez por estos sectores, apareció en la escena del crimen.

James bajó del auto y miró furioso al que trataba de forzarme por obtener mi amor en un acto despiadado. Se acercó peligrosamente hasta él, y yo, aprovechando de que aflojó sus brazos, corrí lejos, pero sin perder la audición de lo que sucedía, escuché a James gritar -¿Qué creías que hacías?- preguntó exaltado.

-Hermano… ¿sabes hace cuánto tiempo no lo hacía?

-Para eso hay burlesques.

-La chica era linda, no la iba a dejar ir.- le dio una señal a James, que él creía que yo no entendería, pero provocó lo contrario –Lo lamento James, no sabía que ella era tuya.

“Con tales palabras, mi corazón se detuvo. Todo lo que escuchaba tanto dentro como fuera de mí, era un implacable Qué. Rápidamente volví a ver a James, para ver su reacción.”

-Claro que es mía, y no quiero que te vuelvas a acercar a ella. ¿Está claro?- mira seriamente al joven y rápidamente camina hacia mí, tomando mi mano. –Váyanse de aquí, ¡Ahora!

“Todos corrían rápidamente hacia sus autos, poniéndolos en marcha muy urgidos, como si, le guardaran mucho rencor y miedo a James. Lo último que recuerdo haber visto, fue al que intentó forzarme a hacerlas, lanzando un vil y asqueroso beso a distancia. Levanté la mirada hacia los ojos marrón de James, mirándolo con un cierto grado de confusión.”

-¿Por qué dijiste eso?- pregunté curiosa.

-Oh lo lamento, ¿acaso querías que el imbécil ese te poseyera?- pregunta furioso –Lo lamento, será la última vez que te ayude- suelta mi mano con una decepción inmensa, algo que me dolió en el fondo de mi corazón.

“Me acerqué más a él; esta vez con temor pero con mucha seguridad. Ya me imaginaba que él me devolvería otro grito, pero… claramente estuve equivocada”

-Claro que no… es solo que…- ese segundo me quedé sin palabras, no sabía qué decir. Raramente, estaba preparada para otra humillación.

-Ven…- me invitó amigablemente hasta la vereda; sucia y solitaria donde él habitualmente se sentaba. Lo miré curiosa, intentando entrar más allá de lo interior, quería llegar hasta su corazón e imaginar que él no se había olvidado de mí. –Tú no sabes todo de mí; de hecho, no sabes nada de mí. –Cuando dijo eso, mi cabeza decía que era tiempo de despedirme de él, pero mi corazón me decía que me quedara ahí. Después de todo, ya me importaba poco lo que sucediera conmigo.

-¿Qué es lo que tanto guardas que te pone tan… en guardia?- pregunté ingenuamente.

-Prométeme que si te cuento, jamás te irás de mi lado y me entenderás hasta en lo más tonto.- Asentí con la cabeza con una seguridad enorme tanto interna como externa. Tan solo por impulso, se me ocurrió abrazarlo, sin embargo, planeaba quitarme de inmediato, pero él recibió mi abrazo con tanto amor, que nos mantuvimos así por unos minutos.

-Ok, quiero escucharte, prometo que jamás me iré de tu lado.- sonreí para darle más comodidad a la situación.

-Bien… los tipos que viste hace un rato, son mis amigos.- Quise hacerle miles de preguntas, pero él prosiguió, como si supiera que yo en algún momento lo iba a interrumpir –De hecho, no lo son; son solo unos compañeros de trabajo, odio a la gente así. Verás… yo tuve a una hermana mayor, y ella me dejó de lado por culpa de uno de esos tipos; ella fue como mi madre por mucho tiempo, pero entonces llegó ese tipo y la robó de mi lado. Necesitaba dinero para comer y para seguir estudiando, así que me dediqué a vender… ya sabes.

-Drogas.- contesté cortante.

-Si… cuando te echan abruptamente del mundo que solías conocer, tienes tan solo 2 opciones: Sobrevivir, sea como sea; o dejar que te coman. Yo escogí sobrevivir.- Silencia un poco y toma un largo suspiro –Fue un error que tú vinieras hasta aquí, no es seguro.

-Lo lamento, pero tú me habías prometido que esa no sería la última vez que nos veríamos.

-Entonces, ¿querías verme?- pregunta entusiasmado.

-Era lo que más quería en el mundo. Cuando hablamos, sentí que finalmente alguien me podía escuchar, sin importar lo tonto que fuese. Yo sabía que podía confiar contigo.

-Me halagas.- dibuja una sonrisa complaciente en su hermoso rostro color del rayo de sol. Ambos nos levantamos de la vereda y nos miramos fijamente –Creo que fue un error haberte evitado; aunque suene tonto, también necesito de alguien que me escuche.

-Exacto… Pero quiero verte más seguido para no sentirme tan perdida y tonta. ¿Bien?

-Lo que digas.- entramos a su auto y comenzamos a escuchar música.

“El tiempo después fue excelente ya que lo pude ver más seguido y ahora nos tratábamos de maravillas, éramos algo así como los mejores amigos. Lo obligué a que cambiara de trabajo, y él, el muy complaciente, me hizo caso. Un tiempito más y había llegado mi cumpleaños número 16, fui temprano hasta su trabajo para que el primero que me saludase fuera él, no quería a nadie más, solo a él. Pero lo que había visto en ese maldito día, cambió el punto de vista que tenía de él. Llegué a la escuela sin llamar la atención de nadie. Muchos me saludaron y yo fingí una cálida sonrisa, pero mi corazón era frío. ¿Cómo se suponía que iba a seguir después de lo que había visto? No quería nada, solo ver a mi cuerpo enterrado en su tumba. No entendía por qué me dolía tanto, esa no era la primera vez que alguien me decepcionaba tanto, sin embargo, me llegó muy profundamente. Horas más tarde, mi mamá me preparó una rica cena con un pastel, todos en familia. Me retiré temprano de la mesa y fui a acostarme para poder meditar todo lo que debía hacer el día siguiente, y el siguiente, y el siguiente… fue entonces cuando escuché el dulce y amargo sonido de una moto. Quise ignorarla, pero cada vez metía más ruido. Furiosa me posicione delante de la ventana para mandarlo al diablo, pero ahí estaba James, no podía mandarlo al diablo ni aunque quisiese.”
-¡¿Qué haces aquí?!- pregunté a través de señas.

-¡Baja!- gritó el muy tonto. Me puse una chaqueta y mis viejos zapatos. Fui hasta el espejo y me peiné solo un poco. Quería estar lo más desastrosa posible frente a él. Entonces bajé cuidadosamente y en una de esas, bajando de la sabana, casi resbalo, pero ahí caí encima de James. Ambos reímos y lo ayudé a levantarse. –Lo siento… sabes qué, la verdad no.- Dije enojada.

-¿Qué sucede?

-Nada, solo que…- la ira se apoderó de mí y estallé como una bomba en guerra. -¡Te vi con esa chica rubia besándose!- tapé inmediatamente mi boca, abriendo los ojos de par en par. Vi como James me miró serio.

-Fue un error haber venido aquí, lo siento… y feliz cumpleaños.- Se había dado la vuelta y ya había dado unos pasos. Estaba confundida, no sabía si ir con él o quedarme ahí; no sabía si yo era la culpable o lo era él; no sabía si yo era muy sensible, o si él era un… ¡tonto! Algo tenía claro, no quería alejarme de él, no podría, ni aunque quisiese. Así que corrí hacia él y grité su nombre; en cuanto él volteó a verme, me lancé encima de él e impregné mis labios sobre los suyos, fue un impulso, pero fue el impulso que abrió mis ojos.

“Mi corazón se detuvo en cuanto hice lo que hice, ya que él mantenía sus ojos abiertos y sus labios fríos de la impresión, sin embargo, yo seguí. A los segundos después, James reaccionó y apretó mi cintura más hacia él y cerró sus ojos por fin involucrándose a tal acto. Nos levantamos de la acera sin despegarnos de nuestro beso y con los minutos cada vez más se volvía más apasionado. Nunca me sentí tan aceptada en la vida, y la entrada a su cálida boca me hacía sentir como si estuviera a pasos del cielo. Todo era perfecto, fue como si su boca y la mía hubiesen sido diseñadas para reencontrarse en esta vida. Lo recuerdo todo demasiado bien; yo acariciaba su mejilla derecha con mi pulgar izquierdo y él apretaba más y más mi cintura con un brazo, con el otro, él acariciaba mi cabello. Mis pies me dolían por tanto estirarse, y cuando por fin me iba a rendir, él me abrazó más y me tomó en brazos, haciéndome soltar un semi gemido desde mi interior. Tal vez lo sospechaba, quizá no me había dado cuenta, pero siempre estuve enamorada de él, desde que vi sus ojos marrón que me enamoraron con tan solo un vistazo, estaba cautivada por su belleza tanto interna como externa. Lo amaba en todo sentido, y eso era todo. Nos despegamos y yo solo vi sus ojos, por un momento, estuve aterrada y ansiosa por ver que era lo que seguía. Mi corazón estaba que vomitaba y no era broma, pero él a través de mi mirada se dio cuenta de cómo me sentía, y me dio otro cálido beso, esta vez solo de segundos.”

-Mentí.

-¿Qué?- pregunté confundida.

-Te mentí, nunca besé a la chica.

-Pero… yo los vi.- dije segura de mí misma.

-Si, pero fue un plan.

-Si que eres raro…

-Lo que pasa es que… es algo tonto, pero me gustaste. Esa vez que te encontré en los callejones y vi como Max te forzaba para tener sexo con él, me di cuenta de que me pondría furioso si otro te tiene.

-Entonces…

-Yo te amo. No sé cómo ni cuando fue en verdad, pero te amo. Eres la protagonista de mis sueños y la única chica que quiero darle mi corazón sin tener nada a cambio.

-¿Eso es enserio o solo mientes?- dije con un obvio grado de vergüenza.

-Si quieres me crees, pero yo en cuanto te vi entrando a mi trabajo, y estando cerca de la mujer esa, aproveché para besarla y sacarte celos.

-Lo lograste.- dije enojada.

Río en un tono burlón y abrazó mi cuello, acercándome más a él –Te ves hermosa estando celosa.

-¿Pero sabes? ¡Hay más formas de demostrarme que me querías a mí!

-Lo sé, pero necesitaba besos, desde que te conozco no he besado a nadie.

-Vaya que castigo…- dije en un tono de ironía.

-¡Vamos no te enojes!- comienza a hacerme cosquillas, haciéndome reír como desquiciada.

-¡Basta ya!- le rogué, muerta de la risa.

-No hasta que me digas que eres mi novia.

-¡Bien, acepto!- en ese segundo James se detuvo. Me miró fijamente y levantó mi barbilla para poder ver bien mis ojos. –No te dejaré ir nunca, Rossie. Eso te lo aseguro.

Sonreí como nunca y miré durante varios segundos sus ojos –Lo sé, te amo.- Finalmente nos besamos nuevamente y esta vez James se dio cuenta que la puerta de mi casa se abría de par en par así que corrió hasta detrás de un arbusto para esconderse. Vi nerviosa a mi mamá y ella gritó:

-¡Niña! ¿Qué haces ahí?

-Yo…

-Entra, ¡Ahora!

“Corrí hasta mi casa y subí corriendo las escaleras para posicionarme rápido en la ventana y poder ver si él seguía ahí. Para mi tristeza, él ya se había ido. Me mantuve sonriendo maravillada y sonrojada viendo desde mi ventana, la noche estrellada. La luna me hacía una mirada acusadora revelando mi felicidad. Estaba muy distraída, y fue ahí donde vi el auto de James en la otra calle. Mi corazón se aceleró queriendo estallar y desahogarse, pero lo reprimí con suspiros largos y piadosos. James corrió el auto hasta mi casa y gritó…”

-¡Te amo Rossie Falcon!

“Reí tanto que llegué a caer al piso. Bautizó mis labios como suyos y desde ahora solo tenían una misión, complacer los deseos de James. Pasó el tiempo, y discutíamos pero no eran peleas largas ni grandes, ni uno de los dos podía estar separado entre sí. Parecía que cada vez lo amaba más. Mis padres no estaban de acuerdo con nuestra relación, pero pasaron 2 años más para que se pudieran acostumbrar a la idea. Para cuando fue mi graduación, fue justo cuando James cumplió los 22 años, fue… definitivamente, el mejor día de mi vida. Use un vestido corto, color crema con un amoroso escote, usando varias joyas de mamá y alisé mi cabello, dejándome un largo flequillo. Bailamos un vals toda la noche, hasta que planeamos nuestra fuga final. Nadie se importaba de nosotros, así que nos escapamos hasta su departamento. Entramos hasta su departamento besándonos sin control, él desabrochó mi vestido, pero fue ahí donde nos detuvimos. Lo miré incomoda y con ganas de irme, él me dedicó una mirada acusadora y dijo…”

-Lo siento… sé que no estás preparada.- se levanta del sofá y abre la puerta de su cuarto. –Puedes dormir en mi cama, yo dormiré aquí, en el sofá.

“Fue en ese momento que me decidí para entregarme en cuerpo y alma a la persona que amo. Digo… hemos estado juntos desde hace 3 años y nunca me ha engañado o sentir como si no valiera. ¿Por qué me tendría que sentir insegura ahora? Salté hacia él y lo besé apasionadamente. Besé su cuello y él desamarró mi vestido nuevamente. Me acostó en su cama y lentamente nos fuimos deshaciendo de nuestra ropa. Amaba como James realizaba mis deseos más oscuros y sensuales de vida, presionaba sus labios hasta mi piel húmeda y me hacía sentir como toda una mujer entrando a una clase de mundo. En uno de nuestros actos, James se detiene para encender la luz. Yo me quedé con cara de WTF? Pero él me alivianó con una suaves y tiernas palabras…”

-Si que eres completamente hermosa…

“Eso me hizo sentir más segura que antes. Me entregué por completo y dejé que James me poseyera sin arrepentimiento alguno. A la mañana siguiente, desperté con resaca y con serias ganas de tomar una larga ducha. Me senté y busqué con la mirada mis zapatos, y sentí como una fuerza masculina me detenía en mi camino”

-¿A dónde vas?- preguntó serio.
-A tomar una ducha, ¿por qué?

-No me dejes, por favor…- dijo con una gran pena interna.

-Amor, sabes que jamás te dejaré.

-Pero irás a la maldita Universidad a estudiar actuación.

“Mi corazón se detuvo y todo lo que vi fue en escala de grises. ¿Cómo supo eso? Se suponía que hoy se lo diría. Inmediatamente posicioné mi cabezo en su pecho desnudo.”

-Dime que no te irás, me prometiste que jamás me dejarías solo.- dijo desamparado y horrorizado por saber mi respuesta.

-Sabes que la Universidad a la cual yo iré, solo queda aquí.

-Pero después te irás, te irás a quizá dónde.

-Eso no es seguro.

-Tienes un talento natural, no me sorprendería si te llevan a grandes ciudades para trabajar en teleseries o telenovelas.

-Amor sabes que siempre me quedaré aquí contigo.

-¿Siempre?

-Siempre- sonreí coqueta y me puse encima de él, dejando al descubierto mis senos solo a centímetros de sus ojos. -¿Qué tal si seguimos jugando a eso que tanto sabes hacer?

-Eres una pequeña bruja- dijo con dulzura, cambiando de posición y por fin, besándome otra vez.

“Disfrutaba cada segundo compartiendo su respiración, sin embargo, mi cabeza daba vueltas y vueltas. No estaba segura de que me quedaría por mucho tiempo aquí y acabo de prometerle de que jamás lo dejaría, sentía una gran culpa. Pasaron 2 años más y terminé mi carrera, siempre intentaba evadirlo lo más posible hasta que él se dio cuenta de lo que vendría. Mi culpa me llevó a planificar toda una noche romántica llena de pasión y amor. Todos los cercanos sabían que a la mañana siguiente tomaría un vuelo a la mañana siguiente con destino a Beverly Hills a grabar la nueva serie, donde estoy actualmente. Tuvimos una larga noche de pasión y me encargué de que tomara mucho alcohol para que no sospechara nada. Le escribí una carta que expresaba exactamente lo que pasaría. La memoricé y ese recuerdo me sigue dañando el corazón…”

Querido James:

Cuando ya hayas leído esta carta, ya sabrás que me habré ido de tu vida y no importa cuanto preguntes, nadie te dirá donde estoy, porque nadie lo sabe, solo saben que me fui. El punto es que me siento muy culpable por dejarte así, enserio lo lamento, se me rompió el corazón cuando lo decidí, pero fui a grabar una nueva telenovela. Era una gran oportunidad y estaba segura que algo como esto jamás se me volvería a repetir en la vida, lo lamento… pero debía hacerlo. Sé que te debes sentir triste y usado, pero por favor no pienses que al haber estado contigo fue una pérdida de tiempo, porque disfruté cada segundo que hemos tenido juntos y aún eres lo que más amo en el mundo. Enserio te amo como a nadie amo en este mundo, siempre conservaré en mi memoria todos los hermosos momentos que me diste y siempre estaré en deuda con Dios por haberte puesto en mi camino, pero sabíamos que algún día esto debía pasar, separarnos. No volveré a enamorarme en la vida, porque tú eres mi único amor. Así que por favor sé feliz como puedas y sigue, porque la vida continúa y debes seguir, no te preocupes por mí, estaré bien si tú lo estás. Estuve encantada de conocerte y de haber sido amada por ti, pero ya es hora de tomar distintas direcciones. Siempre te amaré mi amor, y si algún día llegas a perdonarme, no dudes en que permaneceré siempre a tu lado.

Te ama: Rossie Falcon.

“Y aquí me encuentro, más sola como nunca, en un cuarto de hotel que paga la agencia. Jamás pensé que la vida de un actor fuera tan solitaria, pero lo es. Extraño tanto a James y desearía llamarlo, escribirle o algo, pero sé que él estará muy enojado aún y no puedo ser tan egoísta como privarlo de su felicidad. Él es hermoso y tiene todo lo que una mujer quiere, y yo solo soy una egoísta que no quiere dejarlo ser feliz. Por lo menos teniendo un diario de vida me ayuda para liberarme de mis penas. Había llegado la noche y la luna nos mantenía bajo su piedad, unos amigos del trabajo llegaron hasta mi cuarto para invitarme a una cena especial que preparaba el hotel. En el momento me negué, pero… ellos me convencieron así que fui. Me vestí con mis viejos jeans y botas vaqueras que llevaban ya tiempo en mi armario, acompañado con una larga blusa de a cuadros con una camiseta blanca. Peiné mi cabello usando algunos rizos naturales y usando maquillaje suave. Baje las escaleras del Hotel y todo lo que vi, fue oscuridad, no es enserio, parecía como si alguien hubiese cortado la luz. Pero entonces volvió la luz y James estaba frente de mí. Mi corazón gritaba con ganas y mi mente decía que debía correr, por primera vez, me guié por la racionalidad y salí corriendo. Llegué nuevamente hasta mi cuarto y respiré y me aseguré de que esto no era un sueño, y no lo era. Escuché varios golpes de la puerta y abrí. Tomé un respiro y solo lo miré, esperando mi condena.”

-No me haz dicho como te ha ido.- dijo tranquilo.

-Pues… todo ha salido bien con la novela.

-No lo pregunto por eso.

-No hay nadie importante en mi vida, solo mi trabajo, al cual amo mucho.

-Que bien…

-James yo…

-Lo sé, pero… yo no sé si pueda confiar otra vez en ti- dijo en un tono muy serio.

“Sin pleno aviso comencé a llorar. Mi mundo se derrumbaba, sabía que esto pasaría pero creí que estaría preparada para escucharlo y soportarlo, pero no lo estaba. Ahora todo me confundía, mis ojos estaban cegados por las lágrimas. Me reconforté sentir nuevamente un abrazo de los suyos, pero mi pena aún seguía ahí.”

-Tranquila… no me refería a eso.

-¿Entonces a qué? Por favor no me digas que te enamoraste de alguien más, por favor…- bajé la mirada.

-No es eso. Es solo que me di cuenta que fue egoísta de mi parte no haberte dejado ir a las buenas. Pero ahora sé que no puedo estar sin ti, te necesito a mi lado, Rossie. Eres todo lo que necesito.

-También tú, no quiero nada de nadie si no te tengo a ti.

-Entonces… ¿comenzarías todo de nuevo conmigo?

-Creo que… eso me tocaba preguntarlo a mí, yo soy la que debe disculpas aquí.

-No claro que no.

-Claro que si.

-Que no.- Y así seguíamos con nuestra divertida diversión hasta que él por fin me besó de nuevo. Sentir sus labios otra vez sobre los míos me hizo ver de nuevo la vida con colores, no lo oscuro que era antes de que él volviera. Sus labios era todo lo que necesitaba, algo así como el premio de haber recorrido todo el desierto de Atacama, el agua; y si que parecía deliciosa.

-Vamos a empezarlo todo de nuevo, ¿bueno?

-Está bien… pero aún me siento culpable por…

-Ya Rossie, deja ir el pasado para construir un buen futuro- sonrío con cierta ternura y transparencia que lo único que quise decir fue…

-Te amo James, y es para siempre.

“Siguiente paso, silencié su boca y lo besé como nunca antes en la vida. Me entregaba 100% segura de mí misma, sin dejar que el miedo y la incertidumbre se apoderaran de mí, ya no le guardaba ni un secreto y me sentía pura al fin. Ahora si me sentía completa, tenía el trabajo que siempre soñé y al hombre que siempre desee. Nuestro amor si fue como una película, si hubo un final feliz.”

-Fin-
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Este es mi regalo para ustedes chicas por la tardanza, espero que les haya gustado, últimamente no estoy buena para escribir, lo siento :/