sábado, 21 de julio de 2012

Business of Misery "Episodio 5" {Bienvenida a la Empresa Alessandri, Señorita Miley}


-Si me amas como la hermana mayor que soy para ti, entonces dejarás de trabajar para ese hombre y me darás el puesto para que yo pueda trabajar como su asistente.- gritaba Miley, casi violenta al dirigirse a su hermana Demi, quien simplemente le miraba como si estuviera loca, pero que a la vez le daba tiempo para pensar en un buen discurso.

-Miley, no dejaré mi empleo por una patraña tuya. ¿Tienes idea de lo que cuesta en trabajar en una empresa del Señor Alessandri?- preguntó.

-¿Señor? Oh vaya no me dio la impresión de que lo consideraras como un señor cuando estabas apunto de besarlo.

-¡Basta ya Miley, no quiero escucharte más!- le gritó aún más molesta que ella, mientras abría la puerta para pasar a su cuarto. –Y ponte algo de ropa, que se te ve la cicatriz del parto de Nicky.- le dijo indignada, y finalmente se fue y puso de su música a todo volumen para no oír lo que Miley pudiera decir.

Miley estaba molesta, devastada y al mismo tiempo, sorprendida. Quién diría que su hermana trabajaba para su gran amor, y que encima tenían algo más que una relación de trabajo. No podía permitirlo, no estaba dispuesta a que su hermana menor se quedara con el hombre que ella había amado primero, cuando ella recién era una jovencita entrando a la edad de los amores. No, debía hacer algo, y por su fama, sabía cómo hacerlo.

Entonces, miércoles por la mañana y Demetria , como lo era de costumbre, se había levantado temprano para ir a su trabajo para que Nicholas no se enfadara. Decidió olvidar el dramático episodio que se había vivido el día anterior con Miley, y seguir como si nada, por lo que había decidido ir a servirle un rico desayuno. Pero la sorpresa fue grande cuando abrió la puerta del cuarto de Miley y Nicky y no había encontrado a nadie; el departamento estaba desierto, solo Demetria estaba allí.

¿En verdad se habría enojado? Se preguntaba Demetria constantemente, y fue entonces cuando ella misma se contestó y recordó lo enfadadiza que podría llegar a ser a veces Miley con la gente cercana a ella. Sin embargo Demetria fue más interesante y simplemente hizo la rutina de todos los días, y luego se marchó a la empresa, o sea su lugar de trabajo.

Nicholas en cambio, estaba hecho furia, aún en su cama, ni tampoco tenía intención en levantarse, pues los miércoles normalmente no iba a trabajar. Cómo era posible… que Miley haya aparecido en un momento tan inoportuno como ese. Al menos había comprobado que Demetria y Miley si eran hermanas, y que ambas eran muy hermosas pero en distintas áreas, y lo peor de todo, era que Miley seguía ganando.
Se veía tan hermosa, decía él dentro de su cabeza, ese seductor bikini se veía como si hubiese sido hecho única y exclusivamente para ella, y a pesar de que hubiesen pasado más o menos 4 años, se veía bastante más joven y bella que la última vez que la vio, aquella vez que le robó todo hasta el orgullo. Pero no, esta vez debía ser más inteligente que ella, y no dejarle volver a entrar a su vida, aunque eso implicara en destruir su propia vida.

Ahora Nicholas se encontraba en una encrucijada, sabía donde vivía Demetria, y por esas malditas cosas de la vida, Miley también vivía con ella, por lo que Nicholas pondría sus manos al fuego que en más de alguna ocasión sus nervios lo engañarían y le harían conducir hasta aquel inhóspito lugar. Estaba tan perdido, que ni siquiera tomando 10 copas de champagne le podrían borrar la memoria.

Cuando Demetria entró a la empresa, vio a una joven esbelta y bastante arreglada, incluso con un hermoso conjunto formal de una formal de una falda y blusa ajustadas. Demetria abrió un poco su boca, dejando ver una expresión sorprendida y algo molesta, dejó salir un suspiro, y entonces fue hacia donde se encontraba aquella mujer.

-¿Qué haces aquí?- preguntó Demetria, firme.

-Vine a pedir empleo, hermanita.- le respondió ella, con un tono serio y formal, pero luego le dedicó una sonrisa sínica.

-Pero tú… tú no puedes…

-Sí, si puedo. Tú eres la asistente personal de Nicholas, ¿no?  Entonces todos confiamos con tus capacidades y confiamos en que no mezcles lo sentimental con lo laboral.

Demetria se veía en serios aprietos, Miley estaba actuando fríamente, bueno… igual que siempre, solo que esta vez si le estaba molestando lo que podría estar planeando Miley al querer trabajar allí, precisamente donde estaba ella y Nicholas. Esto era claramente un plan macabro para quitarle el protagonismo que ella se había ganado en su propia vida.

Ambas hermanas caminaron por lo largo de un pasillo desierto, donde la atmosfera que se respiraba era tan tensa que incluso se podía sentir un aura maligna que se desataba en aquel lugar. Miley caminaba como una Diosa en una pasarela, dejando boquiabiertos a cada uno de los presentes, incluso en más de alguna cabeza masculina llegó el pensamiento de que Demetria podría llegar a ser sustituida, y ser la nueva “ex”

-Señor Alessandri.- habló Demi, dirigiéndose formalmente al hombre que yacía sentado en la silla forrada en cuero, quien dirigía la mirada hacia la ventana que estaba tras él.

-Dígame.

-Se ha postulado una nueva señorita para el puesto de secretaria. Sus papeles están limpios, excepto por algo casi insignificante…

-Si no está totalmente limpio, entonces no puede ser mi secretaria. – Miley sintió como una bala atravesaba su pecho, a pesar de mostrarse fuerte y decidida en esos momentos, había una constante guerra entre cabeza y corazón en esos momentos. -Sin embargo… hay una vacante para oficinista, Selena ha renunciado luego de haber quedado embarazada. Algo bastante vergonzoso para una chica que ni siquiera ha terminado la preparatoria.

Miley entendía lo que se sentía estar en esa situación, ser responsable de alguien más cuando aún no se lograba cuidar de uno mismo. Por supuesto que lo sabía, luego de haber quedado embarazada del hombre que estaba frente a ella, y que sin embargo se sentía como si estuvieran a miles de kilómetros de distancia.

-Así que si a la señorita no le importa ese puesto, lo puede tomar.

-Lo tomo.

-Demetria, llévala a que firme todo el papeleo, a contar de mañana la quiero trabajando aquí.

-Si señor Alessandri. Vamos.- le dijo a Miley, caminando delante de ella y llegando a la puerta.

-Espera un momento.- le interrumpió Nick. –Me gustaría hablar con ella por un momento, solos.

-Claro jefe.- respondió Demetria formalmente y entonces los dejó a ambos solos.

-Así que… al fin y al cabo, si te acuerdas de mí.- dijo Miley, pronunciando ese tono tan seductor que era propio del “Demonio”

-¿Recordarte? Robaste todos mis bienes, mi dinero y mi orgullo…- Nicholas apretaba sus mandíbulas lo más que podía, mientras que con ese tono frío y calculador hacía que un frio soplo de aire recorriese desde la punta de los pies hasta sus cabellos rubios el cuerpo de Miley, la esbelta mujer que se encontraba de pie frente a él, quien lo observaba aunque él no se dignara mirarla a la cara.

-No fue algo que yo haya querido hacer, era algo que debía hacer para existir. En aquellos tiempos, lo único que me interesaba era poder existir, aunque no quisiera mi vida en absoluto, y entonces apareciste tú. Un millonario, no tan famoso, pero que me serviría de algo. Con el dinero que pude sacar de ti, me ha servido para poder vivir en todo este tiempo.

Cada cruel palabra que Miley decía, refiriéndose al por qué le robó su dinero, le dolía enormemente a Nicholas. ¿Qué importaba si Miley ocupaba ese dinero para las apuestas u operaciones? A Nicholas no le interesaba en absoluto, solo le interesaba por qué jugó con él, y por qué no pudo haber visto a través de sus ojos, que él realmente la amaba, sin importar la situación en que estuviese, él la amaba, pero al parecer, nunca le importó.

-Solo vete. Tienes el empleo, te han tratado bien y podrás ganar dinero, que al parecer era lo único que te importaba, pero lo único que te pediré es que no te acerques a mí, que me da repugnancia tu presencia.

Miley fingió una sonrisa, y a pesar de que estaba apunto de romper a llorar, su orgullo no se lo permitía, así que decidió seguir jugando. –Como usted diga, jefe.- dichas estas palabras, Miley caminó hasta la salida, y cerró la puerta de la oficina de Nicholas, lo que éste aprovechó para lanzar un amargo suspiro.

-Êtes toujours dans mon esprit, le rat sacrament- exclamó Nicholas, apretando su mano, dejándose marcas a causa de la ira que sentía en ese momento, por culpa de esa mujer que tanto odiaba, y que sin embargo, era lo más preciado que alguna vez había conocido.

A pesar de que Miley estuviese bastante triste por el odio de Nicholas hacia ella, ella debía seguir estando de pie, y seguir con sus planes, todo para su pequeño hijo, que no tenía la culpa de nada en absoluto. 
Demetria la llevó hasta su puesto de trabajo, y no cambió su actitud seria en ningún momento, lo que hacía que se viera chistosa para Miley, que en más de algún momento soltó una carcajada debido a esto, y la situación terminando en que Demetria siempre la regañaba por su imprudencia.

-¿Ya te vas a ver a tu noviecito?- le preguntó Miley en un tono relajado, a Demetria.

-¡Cállate! No es mi novio, y deberías hablar con más cautela sobre ese tema, los empleados aquí son muy celosos y vanidosos. Ten cuidado con ello.- dicho esto, Demetria se fue de inmediato hasta la oficina de Nicholas, su jefe, porque estaba más segura que la terminaría llamando para algo.

Entre todo eso, Miley arreglaba su escritorio con todas sus cosas, mientras leía todo el papeleo que Demi le había dado. Hoy no empezaría a trabajar, pero quería dejar listo el escritorio para cuando volviese, además, le gustaba decorar. En eso, un joven más alto que ella, que venía ni formal ni casual, pasó de largo cuando la vio, pero entonces se tomó unos cuantos segundos como para reconocer que era otra novata, de seguro “la próxima ex”

Como no era fea, y se veía que podía ser simpática y amigable, el joven decidió devolverse y sociabilizar con la nueva chica. Quizá había una leve posibilidad en que pudiese salvarse, y poder tener algo con él, en vez del señor Nicholas.

-¡Hola! Supongo que eres una nueva empleada.- exclamando se acercó a ella, sonriendo de par en par.

-Hola, si, soy la nueva.- le respondió Miley, devolviéndole la sonrisa.

-¿Trabajarás en este sector? Wow…

-¿Por qué te sorprende?- preguntó Miley, curiosa.

-Porque Nicholas siempre deja a las más bellas mujeres como a su secretaria o como a su asistente personal.

-Adivino, sus amantes.

-Exacto. Es una verdadera pena, porque una chica que me gustaba actualmente está trabajando como su asistente personal.

-¿Demi?

-Si, de seguro la conoces porque ella se encarga de todo el papeleo para los nuevos empleados.- le dijo él, totalmente calmado.

-Bueno si… ella vio ese asunto, pero yo tengo la oportunidad de conocerla desde hace más tiempo.- de repente, Miley lo observa fijamente mientras sonreía placenteramente. –Mi nombre es Miley Steven, hermana de Demetria.

domingo, 1 de julio de 2012

Eneamor cap. 2 [Una Cita Real en Francia]


Luego de que Draco le haya dicho que Hermione era hermosa frente a sus ojos, ellos dos no habían vuelto a hablar. Hermione seguía anonadada con lo que Draco le había dicho, y la forma en que la confortó aquella vez que estaba hecha un lío a causa de su amor imposible de Harry. Era verdad que le había hecho bien, solo que aún no era capaz de tragar ese cuento, pues Draco la había torturado durante 6 años, y éste último año, todo era tan distinto…

En el salón de clases, Hermione era muy cuidadosa para que Draco no notara que ella lo observaba, lo mismo pasaba con Draco, que moría de ganas por estar donde ella estaba a cada momento, y escuchar su voz melodiosa cerca de su oído que provocaba miles de emociones dentro de éste. Hermione no había vuelto a botar otra lágrima por Harry desde aquel día, y a pesar que aún lo quisiese y sufriera porque ahora estaba con Ginny, su alma estaba en calma hasta ahora.

Volviendo a la actualidad, los chicos estaban en horario de clases, y Harry se sentaba con Dean; Hermione con Ron y Draco con Pansy, en la clase de Historia de la Magia. Hermione como siempre prestaba mucha atención y participaba en todo lo que podía, lo que resultaba ser casi toda la clase, mientras que Draco escribía sus apuntes y al mismo tiempo pensaba en una única persona: Hermione Granger.

La miraba a cada momento que podía, cuando nadie se diera cuenta. Ella se había convertido en una fuerte obsesión y debía superarlo, la interrogativa aquí era, ¿cómo? En cuanto salió del salón se dirigió a la biblioteca a repasar un poco de historia para el examen que sería mañana. Entonces, su obsesión también estaba allí.

Draco había tomado un libro del mueble, y en cuanto lo sacó, pudo observar a través del hueco que Hermione había entrado junto a Ginny, de una forma muy extraña pues, Ginny iba adelante mostrando una cara seria y enojada, mientras que Hermione llevaba una cara algo atemorizada. Draco las observó hasta que ambas chicas llegaron a su lugar definitivo, y entonces Draco las siguió hasta un pasillo más adelante que el suyo, esforzándose para poder escuchar su conversación.

-Ni te atrevas a tocar a Harry, ¿me escuchaste?- le dijo Ginny a Hermione, de una forma intolerante.

-Ni lo he tocado, ni tampoco besado Ginny, cálmate por favor.- le rogó Hermione, silenciándola e intentando calmarla.

-Es una estupidez, luego de todos estos años de amistas a ti se te ocurre enamorarte de Harry, ¡el chico que me ha gustado hace más de 6 años!

-Harry ha sido mi mejor amigo desde hace 6 años tú solo eres la hermana pequeña de Ron, tú te entrometiste en mi camino con Harry primero.- se defendió Hermione, regulando su voz respecto a la situación.

-No importa quien se haya enamorado primero de él, el tema está en que yo te confesé primero que él me gustaba, y luego me debo enterar por otras personas que a ti también te gustaba. ¿Qué clase de amiga eres? -preguntó Ginny, nefasta.

-Ginny no importa ya, a Harry también le gustas y no pienso interferir en una relación donde la atracción es mutua. No quiero ser el mal trio.

-Muy bien dicho, espero que encuentres a alguien pronto para que podamos hacer una cita doble, los cuatro en un restaurante.

-Así será, no te preocupes.

-Eso si… debes conseguir a alguien para antes del domingo, para que pruebes que Harry ya no te interesa.

-¡¿Qué?! Pero Ginny es solo una semana…- decía Hermione, exaltada y preocupada.

-Lo sé, eso le dará un mejor toque a todo esto.

-Pero…- en menos de lo que había cantado un gallo, Ginny se había marchado sin decir ni otra palabra, dejando a Hermione asustada y sin saber qué hacer. Anduvo de vaga por la biblioteca intentando concentrar sus pensamientos en una sola cosa, pero se le hacía imposible pues, le estaba entregando en bandeja de plata a Harry, y ni siquiera era una decisión que ella conscientemente había tomado.

De la nada, Draco había aparecido con un libro de magia oscura, quien estaba de una apariencia muy formal e intelectual, lo que lo caracterizaba. Hermione le miró a los ojos queriendo decirle que no era un buen momento ahora, y aunque Draco haya entendido el mensaje, él hacía caso omiso pues quería estar con ella, y entonces se sentó a su lado.

-No entiendo por qué todas las de Gryffindor les gusta tanto ese “San Potter”- habló Draco, lanzando las palabras al aire sínicamente.

-Muchas lo quieren solo por su fama, yo lo quiero desde antes que ellas y por distintos motivos.

-Como sea… ¿necesitarás mi ayuda, no?- preguntó Draco de una forma muy tranquila.

-Draco hemos sido enemigos desde hace mucho tiempo que se me hace difícil pensar que nosotros realmente podamos ser amigos.

-Yo no quiero ser tu amigo, solo quiero estar cerca de ti, que es distinto.

-Por eso es extraño.- contestó Hermione, masajeando su cabeza con una mano. Miró de reojo a Draco. -¿Podemos fingir una cita?

-No acostumbro ser el consuelo de nadie pero… como no tengo nada que hacer, supongo que puedo hacerlo. Solo con una condición.- le advirtió Draco, engruesando su voz, intimidando a Hermione, provocando que ésta abriera sus ojos de par en par.

-¿Qué… qué cosa?- preguntó ella inocentemente, mientras miraba a Draco muy alarmada.

-Antes de la cita falsa quiero tener una verdadera cita contigo.

-¿Enserio? ¿Qué pasa si te ven junto a una “sangre sucia”?

-Me importa un pepino lo que esos inferiores a mí puedan opinar, solo quiero saber tu respuesta.

-Bueno, creo que podría resultar…

-Excelente, mañana te veo fuera del salón de clases, a las cuatro. Ponte linda.- y eso fue lo último que dijo Draco antes de que se marchara tal cual como lo hizo Ginny hace más o menos una hora.

Y entonces un día había pasado, y como Hermione creyó que estar con un vestido de gala en los pasillos de Hogwarts en plena hora de término de clases, solo llevó su vestido y zapatos dentro de su bolso que parecía tener como otra dimensión hay dentro. Esperó por casi diez minutos a Draco, y cuando estuvo apunto de irse indignada por su impuntualidad, llegó él, tan reluciente como siempre, llevando un terno completamente negro, y de camisa gris, con zapatos italianos. En verdad se veía fantástico.

-Menos mal que dije que te pusieras linda.- dijo Draco en un tono de ironía.

-¡Gracias! Qué caballero…- contestó Hermione en un mismo tono de ironía.

-¿Trajiste tu ropa elegante, no?

-Si, están en el…

-Póntelo.

-¡¿Qué?! Estás loco si piensas que me voy a desvestir frente a ti.- decía Hermione indignada.

-No quiero que te desvistas, tonta. Puedes usar el hechizo que nos enseñaron la clase pasada para aparecer con ese vestido, sin siquiera haberte quitado la ropa.

La cabeza de Hermione parecía que iba a estallar por la vergüenza. No recordaba el hechizo hasta que Draco se lo había mencionado y entonces lo usó. Se veía fantástica y muy elegante. Era un vestido corto de tirantes, muy al estilo casual, de un color gris con encajes negros, una perfecta combinación con los tacones grises de plataforma que justamente le hacían subir de estatura hasta la estatura de Draco. Draco estaba sorprendido viendo a Hermione, realmente estaba hermosa, y ya casi se le caía la baba.

Sin pleno aviso, ambos se habían tomado de las manos para tele transportarse. Hermione solo siguió a Draco, pues ella no tenía ni idea de dónde iría para la cita que Draco raramente quería tener con ella. La sorpresa de Hermione fue aún más grande cuando se dio cuenta que ya no estaban en el mundo muggle, más bien, estaban en el mundo normal, Francia, París. La ciudad del amor.

Constantemente Hermione se preguntaba cómo era que un orgulloso de tener una sangre reluciente la haya llevado a su primera cita al mundo muggle. Draco aún le sostenía la mano, y cuando llegaron a una clase de suite, apareció un hombre de tez morena con el que susurraba. Ambos entraron a un cuarto muy lujoso de un hotel que al parecer era muy famoso. Los suelos estaban impecables, y los adornos eran tan rústicos y elegantes, dignos de unos millonarios. Sin embargo Hermione se asustó al entrar a una habitación donde había una cama matrimonial, con una mesita llena de comida, flores, champagne y entre otras cosas que se les da a los recién casados.

-Draco… nosotros no…

-No haremos nada que te haga sentir incómoda.- le aseguró Draco, lo que hizo sonreír a Hermione muy sorprendida y sin embargo, maravillada con ese hermoso momento que compartía con el enemigo de toda su vida y que ahora sin darse cuenta, comenzaba a ser algo muy importante para ella.

-Gracias.

El dúo se había sentado frente a frente en una mesa para dos personas, mientras disfrutaban de un rico pavo, y unos fideos, junto a otros platos que Hermione jamás había escuchado en toda su existencia. La conversación que ambos compartían era muy fluida y no estuvo ausente en el sentido de las risas y sonrisas que guardaban sentimientos ocultos. Una velada encantadora, hasta que Hermione pudo recuperar la noción del tiempo.

-Oh por Dios… mira qué hora es.- decía Hermione preocupada al ver que ya estaba oscuro, y pensar que en Hogwarts podrían expulsarlos.

-No te preocupes, lancé un hechizo para que detuviese el tiempo. Es como si todo lo que hemos vivido hasta ahora, haya sido un sueño.- la tranquilizó Draco.

-Oh… bueno… supongo que está bien.- decía Hermione, no muy conforme. -¿Dormiremos aquí?

-Si… dormiremos juntos para conservar el calor. Puede que en las mañanas aparezca caluroso pero en las noches, la temperatura baja de una forma considerable.

-Pero… no tengo pijama… y no pienso dormir desnuda a un palmo de ti.- decía ella, indignada.

-No dormirás desnuda, hay una bata que trajo el mozo hace un rato.

-Oh…- exclamó Hermione, muy apenada por mal interpretar cada palabra que Draco hablaba.

-A no ser que quieras que te vea desnuda.- susurró Draco mientras le sonreía pícaramente a Hermione.
La sangre de Hermione parecía hervir, estaba muy sonrojada que parecía que iba a estallar. Realmente nunca se había visto así en la vida. -¡Cómo crees, degenerado!- gritó Hermione, al borde de colapsar.

-Bien…- Draco había reído con ganas y con un plato de bocadillos salió fuera de la habitación para dejar que Hermione se cambiase de ropa.

¿Estaría loca? ¿Acaso recién estaba conociendo un lado de Draco que nunca había visto con anterioridad? Lo que sea que haya pasado con él, a Hermione le traía curiosidad, y a  pesar que hayan pasado un acogedor momento juntos, sentía que había una barrera entre ellos que les hacía difícil relacionarse con más facilidad. Algo andaba mal, pero no sabría describir con perfección de qué se trataba.

Hermione se quitó la ropa pensativa y con una sensación rara en su boca. Pensó en Draco la mayoría del tiempo, y luego recordó a Harry. A esa altura de la noche haberlo recordado le hizo pensar. ¿Realmente estaba enamorada de Harry? O en primer lugar, ¿Por qué se había enamorado de él? Las respuestas a tales incógnitas se vieron interrumpidas por Draco, quien entró al cuarto en pantaloncillos, y sin camisa, lo que dejaba al descubierto sus bien formados músculos.

-Pensé que ya habías terminado, por eso entré.- contestó Draco sin que Hermione haya hecho pregunta alguna.

-Está bien, no te preocupes.- le respondió Hermione con una débil sonrisa, y entonces ambos ordenaron la cama donde dormirían para acostarse.

La pareja se acostó sin mirarse a la cara, era como si Draco supiera lo que Hermione estaba pensando, y lo confundida que se encontraba con la cita. Hermione se dio vuelta, mirando hacia la ventana, y dándole la espalda a Draco, quien miraba derechamente el techo.

Cuando ya estaba apunto de dormir, Draco la abrazó por atrás y le dio un beso en la mejilla a Hermione, lo que provocó que Hermione se asustara, pero al mismo tiempo emocionara. Draco estaba pegado, literalmente, a ella, y para hacerla dormir, le dijo algo que Hermione recordaba hasta estos días.

-Lamento si te hice daño los años anteriores con mis estupideces. No sabía lo que hacía.

Parecía algo simple, pero para Draco Malfoy, eso era todo un logro, pues Hermione se sorprendía cada vez más de lo sentimental que éste se había puesto, y cómo esto influía en ella.

Pasó un rato más y Hermione se quedó dormida, con una sonrisa confortante en su rostro, mientras que Draco… él solo pensaba si era lo suficientemente fuerte como para ir a una cita falsa, con alguien por la que sentía sentimientos verdaderos. En verdad le hacía pensar…

domingo, 17 de junio de 2012

Buscando a la Chica Ideal Capítulo 4 {Como en Aquellos Tiempos}


Luego de una larga conversación sobre Miley entre James y Nick, ambos caminaron hasta la casa del último a pasar el rato, como era lo habitual para disfrutar entre amigos cercanos. Ellos estaban viendo unos asuntos en el computador, cosas tales como subir nuevamente su estado de ánimo y recordar las fechas donde había fiestas. Para sorpresa de ambos, hoy había una.

-Así que la tal… Miley está de cumpleaños… interesante.- susurraba para sí mismo James Maslow, mientras mostraba una sonrisa traviesa a lo largo de su rostro. –Supongo que tu hermana irá, ¿No?

-Eso creo… pero yo en realidad no tengo ganas de salir, no hoy, sobre todo cuando mañana es navidad.- respondió Nick, si ánimos para nada, mirando de una forma natural a James. Sin embargo, él lo miraba molesto. –No me puedes obligar a salir a un lugar donde yo no quiero ir. Empeoraría la fiesta.

-Oh vaya… entonces creo que no te molestará si conquisto a Miley para mí solo, precisamente, en el día de su cumpleaños.

Nick Swift al escuchar tal barbaridad se levantó de la silla, miró inflexible a James, e hizo que el ambiente se hiciera sentir tenso. La amistad de James era única, era su mejor amigo desde hace tiempo, pero no estaba dispuesto a que le robara la chica de sus sueños, sobre todo cuando no había pasado ni un día de haberle confesado que lo era Miley.

-¿Es un broma, cierto? Porque si no es así, entonces juro que te haré la vida imposible.- le advirtió Nick, en un tono despiadado y demasiado serio.

-Por supuesto que no lo haría, eso de robar las novias de tus amigos solo trae problemas…- dijo James, con una sonrisa atolondrada en el rostro. –El tema está en que, tienes una inmensa oportunidad de declararle tu amor, y tú la desaprovecharás no yendo a la fiesta, y exponiéndote a que otros chicos tomen tu lugar.

-Hay por favor…

-Es la verdad, Miley no es nada fea. Solo piénsalo, tiene lindos ojos azules casi verdosos, tiene un pelo castaño claro casi rubio, es de estatura mediana, es linda, simpática, inteligente….

-Bien ya entendí.- dijo Nick, hartado. –Pero… no lo sé…

-Amigo, no pienses, solo actúa.- le ordenó él, en su tono característico, muy travieso.

Las horas pasaban, y Miley seguía fuera de su casa, comiendo en una cafetería, leyendo un diario. El día había sido largo, y aún recordaba la conversación que había tenido con Nick sobre lo que había pasado hace más o menos 9 años. Ella deseaba profundamente que su amistad pudiese darse una segunda oportunidad, pero si no ponían ambos de su parte, entonces no valdría la pena. Miley a pesar de todo le guardaba mucho afecto, sobre todo porque era cuñada de Taylor, la hermana de Nick, a pesar de que no la quisiera mucho que digamos. La única razón por la que Miley aceptaba a Taylor como su cuñada, era que Joe la amaba mucho, y le encantaba verlo feliz, sonriente. ¿Acaso así era el amor? Esa magia que te hace pensar en la felicidad de otros sobre la tuya, y que cada simple cosa que la persona hace, para ti es… adorable. Miley nunca lo había sentido, pero deseaba sentirlo en toda su gloria lo más pronto posible.

El plan de Miley era encontrar un nuevo trabajo, para ayudar con las cosas en la casa. Sus padres se habían matado toda una vida para tener la casa donde actualmente Selena, Joe y Miley vivían, pero ya era hora de pensar en ser independiente y ayudar.

Eran ya las nueve de la noche, y había mucho frio, estaba a punto de nevar. A Miley le había ido bien con algunas ofertas de trabajo, incluso le dijeron que volviera la próxima semana, lo que provocó mucha alegría en ella. Llegó a su casa, pero antes de abrir las rejas, Demi había aparecido de la nada, y le dijo que pasaran a la parte de atrás de la casa, porque quería mostrarle algo.

Lo que nunca pensó era que Demi le haría una emboscada para ponerle un lindo vestido descotado, sin importar que hubieran grados bajo cero, y de inmediato, entraron a la casa.

-¡¿Qué es todo esto?!- preguntó Miley indignada al ver que un montón de personas estaban allí, haciendo una fiesta.

-¡Sorpresa!- gritaron todos, y de inmediato Selena y Joe se acercaron para abrazar a su hermana menor.

-Miley si te vas a enojar, entonces que sea mañana por favor.- le pidió Selena, mirándole con unos ojos de cachorro.

-Si hermana, disfruta hoy y a contar de mañana escucharemos todas tus quejas que tengas.- le sonrió Joe, para convencerla.

-Está bien… mañana me quejaré cuando estemos solos los tres.- Miley pensó bien la situación, y le sonrió malvadamente a Demi. –Mejor dicho, los cuatro.

-¿Eh? ¿Por qué yo?- preguntó Demi, muy inquieta.

-Porque ya eres como parte de la familiar.- le contestó Miley, provocando que Demi se emocionara mucho interiormente.

La fiesta era muy buena, todos reían en grupo y hacían payasadas. Solo habían bebidas porque Miley aún era muy pequeña, a pesar de que Joe y Selena ya habían probado los tragos un montón de veces.

Selena había invitado a un grupo de sus amigos de la universidad, y Joe a sus amigos, novia y obviamente a David Henrie, con lo que Selena no estaba muy a gusto. Moría de ganar por contarle lo que había pasado en el viaje de la escuela, viaje al que claramente no debió ir sino era con Joe, pero ya nada valía la pena, porque era la fiesta de Miley y no podía desviar la atención de ello…

-Oye Sel…- apareció nuevamente esa voz fastidiosa en el círculo de Selena, haciéndola un manojo de nervios.

-¿Qué quieres?- le preguntó como si nada, a nada más ni nada menos que Henríe.

-Baila conmigo esta pieza, ¿sí?- le preguntó con mucha ternura, mientras que clavaba sus ojos verdes sobre los ojos negros de ella.

-Sabes que no soy buena bailando…

-No importa, no tiene sentido si no bailo contigo.- le dijo, derritiendo la capa de orgullo que Selena había construido desde hace más o menos siete años atrás.

-Mejor ve a bailar con la cumplañera, o con Taylor… la NOVIA de tu mejor amigo.- le ordenó ella, haciendo énfasis y mirándole de una forma grotesca a los ojos. Sin embargo, la expresión que Selena esperaba por parte de David, fue totalmente diferente a la real.

Él solo seguía sonriendo ante tales dichos de Selena, seguramente él sabía que los había visto besándose en el viaje, por eso se comportaba de una forma tan extraña. –Por favor Selena, solo una pieza, es lo único que te pido.- y seguía repitiendo lo mismo, colmando la paciencia de Selena.

-Solo un baile.

-De acuerdo.- ambos se tomaron de la mano, y David llevó a Selena hasta el rincón del salón para bailar, donde justamente había sonado la canción favorita de Selena y David, una de las canciones más exitosas del rock de los 80’

Mientras que en otro lugar, Miley y Demi charlaban cosas ridículas y reían a carcajadas, hasta que Nick y James llegaron hasta donde ellas llegaron, con una postura muy decidida y seductora. Nick parecía deslumbrante, como nunca antes se había visto. Él hizo algo con su cabello, sus rulos estaban mucho más formados y relucientes, sus Levi’s negros rasgados con las converse, que hacían una perfecta combinación con su blusa blanca de tela suave y casi transparente que dejaba ver un poco sus músculos.

-Oye Demster, ¿te importaría bailar conmigo?- le preguntó James a Demi, muy dulcemente.

-¡Seguro que sí! Vamos.- le sonrió Demi, muy animada, y entonces fueron a bailar.

-¿Y tú no me sacarás a bailar, Nick?- le preguntó Miley, sonriente, sabiendo claramente la respuesta.

-No, no me gusta bailar.- le contestó él, como si nada mientras que se sentaba a un lado de ella y bebía un zumo de frutas. –Por cierto, feliz cumpleaños.- le dijo poco emocionado y de un bolsillo de su pantalón, sacó un pequeño regalo. –Ábrelo, ojalá que te guste.

Miley obedeció y sus ojos se empaparon en lágrimas en cuanto vio lo que le regaló: un hermoso anillo de piedras azules, como el color de sus ojos. –Nick, está hermoso…- dijo ella, anonadada, y con algunas dificultades para hablar bien a causa de la emoción. -¿Te importaría ponerlo en mi dedo?

-No me comprometeré contigo, Jonas.- dijo él en tono de broma, y ambos rieron. Nick le hizo caso a Miley y entonces le puso el anillo en el dedo anular de la mano derecha. Le quedaba perfecto, pensó Nick, obviamente pensó en lo mucho que le gustaba el azul y las piedras preciosas a Miley, encima combinaba perfectamente con el color de sus ojos. Definitivamente ese anillo se había hecho para pertenecerle a Miley.

Miley sin pleno aviso había acomodado su cabeza en el hombro de Nick, sorprendiéndolo. La noche era perfecta, todos se divertían y ellos dos estaban solos. Pasaron unos segundos en silencio, y ya eran más de las doce de la noche, lo que significaba que era navidad.

-Es igual que en aquellos tiempos…- susurró Nick, algo nostálgico al recordar cuando era amigo de Miley.

-Exactamente igual…- completó Miley, y se levantó del asiento, y al mismo tiempo levantó a Nick, quedando a un palmo de distancia de ambas bocas. Miley le dio un beso muy pequeño, pero para Nick, eso fue eterno y hermoso, algo que recordaría para siempre.

-Feliz navidad Nick.- le sonrió Miley.

-Feliz navidad… Smiley.- le dijo dulcemente, y nuevamente la volvió a besar, mucho más largo que el anterior, y con mucha más pasión. Un beso que ambos recordarían el resto de sus vidas, solo que en silencio, porque mañana Nick volvería a odiarla y Miley lo volvería a ignorar. O eso se creía…

sábado, 16 de junio de 2012

Lo lamento

Antes de hacer cualquier cosa, quisiera disculparme por no subir publicaciones, la verdad es que estoy muy ocupada con eso de la escuela, y estos son los examenes finales (Para el primer semestre) xdd ademas mi mamá está muy enferma, pero por lo menos, está mejorando c: y... me cambiaron la pc ._______. no tienen idea de cuanto me ha costado encontrar el blog, la verdad es que no tengo mucha memoria xdd pero henos aquí :)
Bueno... solo eso, si alguien que le importa ver mis series estaba algo ... confuso por ver que no he subido nada, aquí está la razón de ello ._.
Ahora sí, a escribir :)

lunes, 21 de mayo de 2012

The Jemi Move //Better than Revenge// {8º Parte}


-Bueno… creo que ahora debes estar muy confundida con esta declaración, pero yo ya cumplí con mi parte.- aclaró Mariah, y de inmediato se levantó de su sofá.

Ella subió al segundo piso de su hogar, dejando completamente solos a Lisa y a Ethan, en una clase de transe.

-Lisa, yo…

-¿Por qué no me lo contaste?- le preguntaba Lisa indignada a Ethan. –Éramos amigos, ¿no? Yo te lo conté todo de mí, y todo lo que tú me dijiste fueron…

-No digas esa palabra.- le suplicó.

-Mentiras…- terminó por hablar Lisa, desmoronándose y sin dejar de mirar a Ethan de una forma fulminante. ¿Por qué…?

-Antes que puedas seguir culpándome por esta escena, quiero aclararte, que yo tampoco lo sabía… hasta esa “cita” que tuve con Mariah- le dijo Ethan, haciendo énfasis en la última parte.

-Quiero escucharte, por favor.- y por primera vez, Lisa pacificó su mirada de odio que le tenía a su entonces mejor amigo.

Ethan había tomado la mano de Lisa y la llevó hasta la casa de ésta para hablar tranquilos. La historia fue breve, pero muy dura. Ethan se contenía lo más que podía, pero Lisa podía sentir lo mal que éste lo pasaba al mirar sus ojos y al sentir el apretón que éste le hacía al tener aún su mano entrelazada. Ethan relataba que el día en que tuvo la cita con Mariah había intentado ser lo más molesto posible con ella, sin embargo, ella no parecía interesada en eso, más bien, había algo que le inquietaba, y de paso, le inquietaba también a Ethan. De un momento a otro, Mariah había sacado un porta retrato de su cartera, y le mostró la foto que hace pocas horas atrás había visto Lisa…

Flashback
-¿De dónde haz sacado ésta foto? ¿Y cómo es que…?

-¿Papá te dijo alguna vez que había tenido otra hija antes de ti?

-No… pero eso no puede ser verdad…

-Es verdad… se separó de mi mamá por diversos problemas, y los culpo a los dos por igual.

-¿Entonces por qué no me lo dijo nunca?

-No lo sé… supongo que quería olvidarse de mamá por todo el daño que causó…

-Pero… si hubiese sido así, te abandonó…

-Él no sabía que mi mamá estaba embarazada.- respondió finalmente Mariah, haciéndole por fin entender a Ethan. –Pero bueno… yo si me enteré que él tuvo a otro hijo, y por eso es que vine a este pueblo para poder encontrarlo.

-¿Y por qué crees que yo soy tu hermano perdido?

-Porque la foto lo demuestra y te pareces mucho a nuestro padre.- respondió Mariah, muy astuta como siempre.

Fin Flashback
-Al día después, yo estaba muy molesto, confundido y no sabía en qué confiar. Había quedado en hacerme un examen de sangre, y verla en la consulta médica, por eso es que estaba tan molesto ese día, y erróneamente pensaste que estaba molesto contigo.

Flashback
-Ethan… yo…

-Lo siento Lisa, estoy ocupado. Luego hablamos.- dijo él, fríamente, dejándola totalmente sola en el amplio salón. Bajó la mirada y decidió salir de ahí.

Fin Flashback
-Ahora comprendo todo…- dijo Lisa… muy pensativa.

-Mariah es mi hermana, y a pesar de todas las cosas que ha hecho, sé que hay una buena persona dentro de ella, solo que aún nadie lo ha descubierto.

-Lamento haber causado todo ese daño…- dijo arrepentida, mirando hacia el suelo.

-No te disculpes, yo también ayudé en eso, fui cómplice, y Mariah tampoco es el ángel, que digamos. Solo… cometimos errores, todos, pero ya es hora de dejar de lado la guerra y ser amigos, o siquiera intentarlo.

-Si… tienes razón.- contestó Lisa, esbozando una sonrisa sincera. –Lo haré por ti.- dijo Lisa, haciendo que Ethan se ruborizara.

-Gracias, y lo lamento mucho, risitas.- se disculpó él, y de inmediato la abrazó tan fuerte como si fuera un oso de felpa, tal y como lo era antes de creer que su amistad había llegado a su fin.

Meses habían pasado desde entonces… y Lisa, que antes de ese año era una mala estudiante, ahora era la mejor junto a Ethan. Sus profesores la alababan, y sus ex amigos simplemente la ignoraban y hablaban a sus espaldas, pero ahora Lisa sabía con confianza que eso lo hacían por el hecho de la famosa “envidia” Harvard, era la universidad más famosa de Estados Unidos, y a pesar de que Lisa pudiese poner todos sus esfuerzos para entrar ahí, esa no su prioridad; su más grande deseo era estudiar arte, pero luego se encargaría plenamente de la literatura. Iría a una universidad de artes, por solo dos años, y luego, trabajaría en lo que ama.

Pero… ¿Qué pasaría con Ethan? Él sería neurólogo, por lo tanto serían como 5 años más o menos de estudio… ¿tanto tiempo pasaría sin él? No se lo imaginaba, ya había formado parte bastante importante de su vida, y le hizo sentir más viva que nunca… ¿En verdad todo terminaría así?

Caminó por los pasillos y saludó gratamente a Max, con el que tiempo atrás por fin pudo hacer las pases, y ahora se llevaban de maravillas al no ser populares. Mariah y ella ya se llevaban un poco mejor, pero no eran amigas, aún así se saludaban con mucho afecto, y a su vez, Ethan también era parte importante para ella, su hermano menor era él después de todo.

Lisa fue al baño a retocar su peinado y su maquillaje, y fue entonces cuando las puertas de los cubículos, se abrieron todas, y de ahí, las chicas que se creían las más hermosas y populares, salieron de éstas.

-Vaya, vaya, vaya… si es mi querida Lisa Aniston.- dijo en un tono burlesco la chica rubia que salía del cubículo, llamada Mandy.

-¿Qué quieres?- le preguntó Lisa, como si nada, aún retocándose el maquillaje.

-Vinimos a preguntarte cómo se siente.- se incluyó a la conversación Abigail, la peli-roja, quien se puso al lado izquierdo de Lisa, mientras que Mandy se situaba en el lado derecho, apretándola como masa, y simplemente la miraban por medio del espejo.

-¿Qué se siente qué?- preguntó Lisa, ingenuamente. -¿Cómo se siente haber dejado de ser popular? Bueno, les diré… es lo mejor que me ha pasado en la vida.

Ambas rieron como hienas, y entonces Mandy la empujó al punto de casi hacerla caer al suelo. –Eres más ingenua de lo que pensé… ¿Sabes por qué dejaste de ser popular? Porque eras tan obesa que nos opacabas al resto, pero… wow… ahora pareces más gorda que antes. Estás asquerosa.

Lagrimas parecían brotar en los ojos de Lisa. Ese par conocía su par débil y ahora parecía como si estaba en el mismo infierno. Su corazón estaba apunto de explotar, su mente solo gritaba auxilio pero nada parecía cambiar. Ella solo quería creer que nada de eso estaba pasando, que simplemente su retorcida mente estaba jugando nuevamente con ella, ¡Qué ganas de creerlo! Pero no… eso ya no era fantasía, eso estaba pasando, era la sucia y vil realidad.

-No eres más que una ballena, una cerda, una desgraciada. No sabes lo aliviados que estamos de que al fin hallamos podido librarnos de ti.

-Mandy, creo que ya entendió…- le susurraba Abigail, algo preocupada.

-Si… ya acabamos con esta escoria.- miró satisfecha a Lisa, quien parecía estar sufriendo de un ataque epiléptico. –Te hicimos un favor, Lisa Aniston.- dijo ella finalmente. Ambas se fueron, Abigail salió primero por la puerta, pero Mandy se fue al último porque quiso aprovechar la oportunidad para darle una bofetada en el estomago a Lisa. La escena parecía como una película de terror.

Lisa tardó en comprender lo que ocurría en el momento… habían pasado muchos años desde la última vez que le dijeron gorda, pero esta vez, ya había sido muy cruel. El sonido del agua le hacía reflexionar un poco, y a ratos miró su panza, que no era para nada de una “obesa” pero aún así le hacía sentir como si fuera eso. La tristeza y el dolor, y claro que la humillación que le había tocado vivir no iba a desaparecer nunca.

Desearía que alguien hubiese estado en ese momento, pero las únicas personas en quien podía confiar estaban fuera del alcance; Ethan estaba enfermo, por lo que faltó a clases toda la semana, y su madre trabajaba como siempre. Solo le quedaba llorar ese sufrimiento en silencio… y así lo hizo, pero entonces vio un pedazo de vidrio por debajo de los lavados, lo recogió y se cortó sin querer los dedos pulgar e índice.

Se levantó con dificultad del suelo y se miró al espejo desolada, pero a la vez, con una tranquilidad absoluta. Lisa acarició su cabello, y a ratos pensó que era hermosa, en una clase de utopía, pero… la realidad era totalmente distinta. Quizá era el efecto de la humillación, quizá un trance o un recuerdo de mi retorcida mente, pero lo último que recuerdo haber visto de ese día, fue la mano con el pedazo de vidrio elevados, y luego… todo fue sangre, la escena parecía la de un crimen.

Ethan le preguntaría que había pasado, pero Lisa era aún más astuta. La tortura habría terminado en ese entonces, por lo que no tenía ni un pesar. Faltaban más o menos 3 días para que Ethan volviese a ir a clases, y ella quería estar diferente para cuando él la volviese a ver. Entonces fue al supermercado y compró una tintura para pelo, un conjunto de ropa, y maquillaje. Qué suerte que la llegada de Ethan justamente coincidía con la fiesta del grado, que sería la última antes de fin de año, que sería en un mes más.

Ya lo había hecho todo en esos 3 días. Su pelo era rojo como negro, más negro que la noche, y su ropa era un vestido floreado, muy al estilo gótico, pero en ella se acentuaba muy bien. En realidad parecía una estrella, y entonces se dirigió a la fiesta. A los primero que vio fue a Max y a las chicas que la habían humillado 3 días atrás. Las miró con desprecio, pero entonces siguió adelante y se encontró a otro compañero, con el que hablaban sobre arte mientras bebían un poco de cerveza de mantequilla. Todo iba de maravilla hasta que los ojos de Lisa se iluminaron al ver al Adonis frente a sus ojos, un Adonis que todo ese tiempo había estado a su lado, nada más ni nada menos que Ethan.

Él se veía muy agitado, parecía que la estaba buscando, y a su vez, robaba las miradas de las estúpidas que Lisa apostaba que ni siquiera se daban cuenta de quien realmente era, “la rata de laboratorio” como le decían a principios de año. Ethan al fin la vio y le sonrió a distancia mientras caminaba hacia ella. Lisa también hizo lo mismo, y se acercó a él, quedando en la pista de baile.

-Luces preciosa hoy, sonrisitas.- dijo él, sonriéndole muy tímido.

-Tú no te quedas atrás.- le devolvió la sonrisa, pero de una forma más seductora y entonces apegó sus labios a los de él, besándolo de una manera brutal.

A pesar que Ethan hubiese deseado desde el primer momento en que la vio, esa no era la situación correcta. Ella estaba ebria, por lo tanto no tenía pleno control sobre sí misma. Se sintió mal… muy mal, porque lo que pensó que pudo haber sido un hermoso momento en su vida, no era más que un engaño.

La separó y la arrastró hasta afuera, donde podrían estar un poco más tranquilos, lejos de todo ese humo de cigarrillo, la música ensordecedora y el alcohol.

-¿No te gustó mi beso?- le preguntó Lisa entre risas alocadas, con la mirada perdida.

-Me hubiese gustado si hubiese sido con amor.- respondió él, anonadado.

domingo, 29 de abril de 2012

Eneamor cap. 1 {Amortentia}


El apuesto chico rubio caminaba a la velocidad de un caracol cuando se dirigía a su salón correspondiente del último grado. Debía tratar de no perder los estribos y ser más paciente, este año al fin se libraría de ese manicomio. No le prestaba mayor atención a las cosas que pasaban a su alrededor, sobre todo porque sabía que gran parte de los alumnos de esa escuela eran sangre sucia, algo que Draco detestaba y se negaba a aceptar.

Sus “amigos” no se habían dignado a saludarle, tal y como había sido el año pasado. Ellos dejaron de juntarse con Draco tan solo porque su familia estaba en bancarrota; otra razón para salir con buenos resultados este año.

Pero entonces ahí estaba, era un mar de gente para entrar a los salones, y él intentaba pasar sea como sea, empujando a los más chicos simplemente por enojo. Pero no le duró mucho ese juego, porque entonces había tropezado con alguien, y Draco, cuando estuvo apunto de gritarle de una forma feroz, su voz se encontraba perdida ante esa minúscula belleza.

-Típico Draco, sin que hubiese pasado un minuto siquiera de vernos, ya me estás haciendo la vida imposible.- reclamó ella, molesta. Inmediatamente ella se levantó pero recogió primero los libros antes que a Draco.

Él no podía dejar de mirarla, ¿quién podría ser? ¿Acaso era nueva? No lo sabía pero simplemente estaba hipnotizado ante tal belleza.

-Disculpa, ¿te conozco?- preguntó él desconcertado, hablando en cierto modo de una forma arrogante.

-¿No es obvio? Granger… Hermione, ¿Hermione Granger? Hay por favor hemos peleado desde que nos conocemos, no me vengas ahora con el cuento que no te acuerdas de mí luego de todos los insultos que me haz dicho.- contestó Hermione, de muy mal humor.

Draco le miró sorprendido, ¿en verdad era esa la chica molesta con la que siempre peleaba? Pero… ¿en dónde estaban sus heridas, sus ropas sucias, sus dientes de conejo y su pelo todo quemado? Claramente no era la misma chica que conoció, no, ahora estaba mucho más linda que antes.

Pero… ¿qué demonios estaba pasando? ¿Acababa de olvidar su orgullo contra Granger? La primera y última vez que le dijo un cumplido a una mujer o había intentado seducirla, fue con Astoria, y ya habían pasado 3 años más o menos de eso. Al parecer… el mundo estaba al revés

En cuánto Draco se dio cuenta de la atmosfera real que se respiraba en el ambiente, comprendió que Hermione ya se había ido hace bastante rato y que no había nadie por los pasillos. Miró desolado a su alrededor, y caminó holgazán hasta el salón de pociones, la primera maldita clase del año.

Llegó al salón, y lo primero que vio, fue a aquella muchacha rubia, de cabellos ondulados perfectos, con ojos concentrados al profesor; y junto a ella… los insufribles de Potter y Weasley, dijo Malfoy dentro de su mente. Y pensar… que esa chica siempre fue la insoportable sabelotodo… ahora era la más hermosa del salón… ¿pero qué demonios…?

-Draco…- susurró Pansy, sacando bruscamente a Draco de sus pensamientos. -¿No te parece que la clase estará mucho más divertida ahora?- hablaba ella, entre risas.

-Seguro que si.- contestó él, con una sonrisa falsa.

Los segundos pasaban y el profesor hablaba y hablaba, entonces recordó aquella ocasión, del año pasado, cuando Slughorn estaba encargado de esa asignatura…

Flashback

Draco habitualmente era el primero en salir de clases, pero ese mismo día lo hizo cambiar un poco. Slughorn le había pedido que lo esperara después de clases, ya que había algo que quería hablar con él. Normalmente, Draco hubiese burlado sus órdenes e ido inmediatamente, pero ya no quería más problemas, así que decidió escuchar al viejo.

-¿Y qué me dices, Draco? ¿Entendiste la clase? ¿O más bien… te ha gustado?- preguntó el anciano, de una sonrisa de oreja a oreja.

-Me da igual… ¿Eso era lo que tenía que decirme?- preguntó Draco, bastante fastidiado con la situación.

-Algo así… ¿ya sabes cuáles son los olores de tu amortentia?

-No… ni tampoco me interesa esos temas del amor. Son solo patrañas.- contestó él, caminando hasta la puerta.

-Granger se ve una buena opción… ¿no crees?

¿Granger? ¿Por qué le estaba insinuando a Granger? ¿Qué tenía ella de especial como para fijarse en esa… sangre sucia? Obviamente el viejo ya estaba chiflado por la edad…

Draco volteó a verlo, sin darle crédito a ni una de sus palabras, apunto de estallar entre carcajadas. -¿Usted no cree que yo pueda sentir algo por esa chica, verdad?- preguntó él, sin creerlo.

-Quizá no ahora, pero si más adelanta; estoy seguro de eso.- confirmó él, seriamente.

-No son más que tonterías. El amor no funciona en mí.

-Ten Draco.- Slughorn tomó un pequeño frasco con un liquido blanco, casi gaseoso. Se lo depositó a Draco en las manos y dejó que lo oliera un poco. Al cabo de unos segundos se lo retiró y le miró atento. -¿Qué pudiste detectar en la poción?

-Bueno yo…- suspiró -¿Profesor, por qué intenta hacer cambiar mi opinión?- preguntó Draco, incomodo.

-Porque sé lo oscuro que puede llegar a ser tu mundo. Todos te ven como el chico malo de la escuela.

-No los culpo, yo soy así.- aceptó Draco pacíficamente.

-Pero yo sé que el mundo que ves, según ti, está en blanco y negro. Solo quiero hacerte creer en algo que sea más fuerte que cualquier otra cosa, y que tu alma y corazón vuelvan a nacer después de la tormenta.

Draco le miró confundido y extrañado a la vez. -¿Si le digo qué fue lo que olí, me dejaría en paz?

-Si, eso creo.

-Bien…- por un momento, Draco dudó en decir la verdad, pero como sabía que era un viejo que sabía muy bien las magias al revés y al derecho, decidió por primera vez en la vida ser sincero. –Pude detectar… un olor a vainilla, tierra mojada por la lluvia de primavera y… creo que algo de menta, mezclada con mantequilla.

-Interesante Draco… muy interesante…- dijo Slughorn, bastante impresionado de la respuesta.

-Bueno… ¿puedo irme?

-Claro… solo ven conmigo en tanto te des cuenta del amor que sientes por aquella persona.- se despidió, guiñándole el ojo.

-Seguro que… no.- contestó él y se cuestionó al haberse quedado con el viejo loco ese. Sin embargo… desde ese día, se hizo mucho más sensible con respecto a los temas de amor.

Fin Flashback

En cuánto Draco volvió a la realidad, se dio cuenta que todos se estaban yendo del salón, y que él era el único estúpido que estaba en la luna, sin poder prestarle atención al profesor. Pero… ¿quién lo haría? En cinco segundos toda su perspectiva se había esfumado con respecto a Hermione Granger. Por supuesto que seguía pensando que era una impura, pero una hermosa impura, pensaba Draco mientras babeaba al recordar esa mirada penetrante sobre la suya.

Draco caminaba vagamente por los pasillos de Hogwarts hasta que escuchó a Astoria hablar con una de sus amigas de Slytherin, quienes hablaban sobre un supuesto romance entre el cuatro ojos y la impura. ¿Qué estaría pasando? Digo… Draco sabía que entre esos dos había un fuerte lazo que los unía, pero… ¿amor? Eso debía verlo con sus propios ojos.

Al término del período de clases de hoy, Draco Malfoy se encaminó y apresuró en encontrarse con Granger a la salida del salón. Ella saldría en busca de Ginny para salir y hacer sus cosas de chicas, pero quizá eso tardaría por unos momentos… En cuánto la vio salir apresurada del salón, la siguió hasta las afueras del castillo, lugar que estaba desierto y era perfecto para tener una conversación con una chica que era casi nueva para él.

-¡Granger…!- gritó él, detrás de Hermione.

Ésta volteó casi en cámara lenta para Draco. Dios… ¿desde cuándo era tan hermosa? Se preguntaba Draco; su orgullo se hacía añicos. Draco caminó con una sonrisa burlona, forzada, ante Hermione y le encaró con simples palabras.

-¿Así que los rumores son ciertos? ¿La dientes de madera es novia del “héroe” de los leones?- preguntó él, haciendo burla y énfasis en la pregunta.

-¿Y eso a ti por qué te incumbe Draco? Que yo sepa… es Harry tu mayor enemigo, yo solo soy la que completa el plato…- dijo ella, sin remordimiento y siguiendo adelante.

-Ni lo creas Granger… la verdad, si he estado bastante interesado por ti.

-Oh… ¿así que ahora resulta que el hurón esta enamorado de mí? Gran cosa…- dijo en tono de ironía, caminando aún más lejos de Draco, dejándolo sin palabras.

-¡¿Cómo te atreves decir semejante cosa?!- gritó Draco, indignado, pero en el fondo muy avergonzado.

-Mira Draco, he tenido un día muy pesado, ¿si? Lo que menos quiero ahora es golpearte, así que por favor déjame tranquila.- le obligó y entonces empujó, al fin pudiendo escapar de Draco.

Él se quedó bastante desconcertado luego de su encuentro con Hermione, tanto que ni siquiera pudo dormir lo habitual. Estaba tan distraído, pero sabía que debía dejar de lado esa obsesión y seguir como si nada; no era más que una pérdida de tiempo pensar en Hermione.

Y entonces la vida seguía y sus pensamientos casi pudieron persuadir el recuerdo de aquella muchacha más radiante que el rayo de sol de una mañana de verano, pero entonces… la fantasía se hacía realidad… no de la mejor forma. El receso había terminado, y antes de ir al salón, Draco quiso ir a su cuarto en busca de un libro que se le había quedado sobre la cama. Cuanto cruzaba la puerta del baño de niñas, un sollozo escuchó entre el silencio, y no dudó en entrar porque de alguna forma, esto le era muy familiar.

-¿Granger? ¿Qué demonios…?

-¡Draco…!- gritó esa voz y entonces se lanzó entre sus brazos, a llorar en su formidable pecho.

¿Qué estaba pasando? Él no era la clase de chico bueno para consolar, o para decir cosas dulces, sin embargo, sentía la necesidad de serlo ahora junto a Hermione. Él siempre fue cruel con ella, pero al verla en ese estado de colapso sentimental, no podía dejarla sola; pero tampoco podía mostrarse cariñoso o tierno con ella. ¿Qué debía hacer? Bueno… ya estaba haciendo algo… la contenía en su pecho, e involuntariamente sus brazos la abrazaban de una forma en que le trasmitía calor al frío cuerpo de Hermione.
Hermione empujó suavemente a Draco lejos de ella, y no pudo ser capaz de levantar la mirada, incluso queriendo huir, Draco, de una fuerza sobrenatural, la detuvo de las muñecas y no la dejó ir.

-Lamento que me hayas visto así, prometo que jamás se repetirá y que no se lo diré a nadie.- le juró Hermione entre sollozos sin dejar que Draco viera alguna de sus lágrimas.

-¿Quién es el causante de estas lágrimas?- preguntó él, sin darle importancia a las palabras de Hermione.

-Nadie, yo…

-Granger, por favor… por primera vez en la vida intento ser bueno.

-Es que yo…- un silenció se había apoderado de la atmosfera, y sin embargo, Draco no parecía tener la intención de parar esa situación, por la que Hermione se obligó a hacerlo. -¿Recuerdas la pregunta que me hiciste ayer acerca del rumor de un romance entre Harry y yo?

-Si.- respondió disgustado.

-Harry me gusta… pero él… él ama a Ginny… y yo no soy nadie para interferir en ese amor.

Así que Draco era el causante de sus lágrimas… repetía Draco dentro de su mente. ¿Cómo se atrevió a tal brutalidad? No tenía ni un derecho de hacer eso, nadie podía hacerla llorar más que él, y de una u otra forma haría pagar ese castigo.

-Pero ya no importa… Ginny es brillante y hermosa… yo solo soy una sangre sucia, fea y… nadie en comparación a ella.- decía Hermione, desamparada.

-Tú eres perfecta frente a mis ojos.- le declaró Draco, dejando sorprendidos a Hermione y a él mismo.

domingo, 15 de abril de 2012

The Jemi Movie //Better than Revenge// {7º Parte}


Pasaron algunos días hasta que Ethan finalmente salió con Mariah, todo era tan sospechoso para Lisa que le hacía cuestionarse muchas cosas. ¿Por qué habría decidido salir con el mejor amigo de la chica que le arruinó? ¿Sería todo esto una trampa y Lisa finalmente caería? No… esto era muy extraño para ambos amigos.

Estaba atardeciendo, e Ethan había ido a recoger a Mariah a su casa, mientras que Lisa miraba atenta cada escena que sucedía en el momento. La moto de Ethan partió, y ahora solo dependía de Ethan averiguar más del plan de Mariah.

Lisa se dirigió hasta el cuarto donde dormía su madre, y le puso una frazada encima para que no se enfermase. Luego se dirigió al baño y se pesó. Dos kilos había subido, eso significó el fin del mundo para ella. Se encontraba tan obesa, tan gorda, ahora entendía por qué Max había preferido a Mariah en vez de ella. Mariah tenía el cuerpo de una modelo, en cambio ella, el cuerpo de una ballena amorfa.
Lo primero que hizo fue llorar, no sabía como podía adelgazar, todo era tan difícil y complicado que era una batalla difícil de poder ganar. Tantos años intentando adelgazar pero ella siempre se encontraba tan gorda. 
Sus ex amigos le decían que era linda, pero ella no lo aceptaba.

Entonces decidió que nada podía hacer ahora, más que olvidarse del amor. Se acurrucó entre una frazada y pensó en las cosas que podrían estar haciendo Ethan y Mariah en ese mismo momento, por un segundo, su mente era apoderada del odio y del remordimiento, por otro lado, su cometido ya había sido realizado; separarla de su ex novio, Max. Sus ojos comenzaban a cerrarse, y entonces el sueño se apoderó de ella, haciendo que su mente solo estuviese abierta a sus fantasías y experiencias pasadas.

Día lunes empezaba, una nueva semana, y un nuevo infierno para Lisa. Hizo lo típico que hacía todos los días y partió a la preparatoria. Sin embargo, algo había cambiado en su corazón, la momentánea felicidad que sentía había sido cambiada por el dolor, nostalgia y odio. Ni siquiera se despidió de su madre, y eso ya era raro. No importaba cuanto intentase descifrar la razón de su dolor, no conseguía nada. Se sentía como estar solo en un campo, bajo una intensa neblina, donde nadie podría escucharte.

Llegó a la preparatoria, todo parecía normal, excepto por el hecho que Max estaba aún muy dolido a causa de la traición por parte de Mariah. En cuanto pasó por el pasillo cercano a su salón, fue entonces que escuchó unas voces familiares hablando sobre Ethan y… ¿Mariah? Rápidamente Lisa se escondió entre medio de sus compañeros y escuchó la conversación. Pero ella no daba crédito para lo que escuchaba.
Entró al salón, y ahí vio a Ethan, y en cuanto quiso hablarle, fue que entró el reemplazo de Mariah, lo que impidió que pudiese decir algo. La clase terminó y entonces Lisa pudo ser capaz de sacar el habla y hacerle el interrogatorio a su entonces mejor amigo.

-Ethan… yo…

-Lo siento Lisa, estoy ocupado. Luego hablamos.- dijo él, fríamente, dejándola totalmente sola en el amplio salón. Bajó la mirada y decidió salir de ahí.

¿A qué se debe ese cambio repentino de ser de Ethan? Seguramente Mariah le metió porquerías dentro de estas; quizá quería vengarse de ella, y qué mejor que usar a Ethan pasa sus planes, después de todo ella consideraba a Ethan como alguien débil de corazón y alma. Pero… ¿qué pasaría si Ethan le hubiese contado su oscuro pasado? Eso sería fácil para manipularlo. Lisa aún recordaba una conversación que tuvo con su amigo, meses atrás.

Flashback

-Eres fuerte, Lisa.- habló él, luego de un largo silencio.

-¿Por qué lo dices?- le preguntó ella, confundida y atenta a la vez.

-Porque haz tenido muchos malos momentos en tu vida, y aún así estás de pie.

-Mis malos momentos, no se comparan con los tuyos.- le reprimió ella.

-Pero yo siempre derramo alguna u otra lagrima por esos momentos. A ti en cambio, jamás te vi derrotada.- suspiró él y bajó la mirada mientras que su mente viajaba lejos de ese lugar.

-No digas eso Ethan…

-Es la verdad, Lisa… soy débil, y es por eso que siempre me muestro tan tímido. Además, agrégale mi escalofriante personalidad, que soy muy manipulable. Le temo al abandono y que el dolor se apodere de mí.

-Ethan yo… no garantizo que te haré totalmente feliz, pero siempre intentaré sacarte alguna sonrisa. Te lo prometo como la amiga que soy.- le prometió Lisa, y en ese momento, los brazos de Ethan se enredaban en su cintura, y se apegaban a su cuerpo. Él la abrazaba tan fuerte, que incluso sentía los latidos de su corazón, eso... hizo que Lisa se sintiese tan pura, pero a la vez le dio mucha nostalgia por Ethan. Deseaba hacer algo por él.

Fin Flashback

Hay estaba la clave, manipulable. Mariah era una arpía muy inteligente, y sabía perfectamente como llegar al corazón de los demás de una u otra forma, pero Lisa no estaba dispuesta a entregarle la amistad de Ethan tan fácilmente. Lisa corrió a la cafetería y ahí se encontró con Ethan, quien comía un sándwich de lo más cómo, pero solo. Él parecía muy distraído, y su expresión mostraba algo de melancolía. Lisa sin pensarlo dos veces, caminó hasta donde Ethan se encontraba, lo agarró fuerte de las mangas de su chaqueta y se lo llevó al patio.

-¿Qué sucede ahora, Lisa? Creí haberte dicho que…

-Si ya te escuché, pero es hora de que tú me escuches a mí.- le dijo ella, más ruda que antes, hablándole por primera vez de esa forma a su mejor amigo.

-Bien… pero que sea rápido.

-De acuerdo… ¿por qué estás tan molesto conmigo? ¿Pasó algo?- preguntó preocupada y algo triste también.

Ethan le miró de forma desorientada, pero a la vez culpable. Abrió la boca y entonces no le salían palabras. Era la primera vez que se sentía culpable por la tristeza de Lisa, bueno también se debía a que él era el culpable. Sin embargo, no estaba dispuesto a dar marcha atrás.

Él retrocedió y le miró sin ni una pizca de compasión. –Tú sabes qué hiciste.

-¡Claro que no lo sé! Si lo supiera, no estaría aquí como estúpida preguntándote que pasó.- suspiró ella, y volvió a mirarle seria. –Mira sea lo que haya pasado, te pido perdón si te he lastimado.

-¿Qué…?- preguntó él, atónito.

-Lo lamento, Ethan.

-Lisa… la verdad es que yo… yo estoy…- el timbre sonó y entonces ambos amigos se miraron avergonzados. Ethan fue el primero que salió, a pesar de que parecía muy interesado en decirle algo a Lisa. Esto hacía que aún más confusión se apoderase de la mente de Lisa, junto a mucha más frustración.

Ya era de noche, e Ethan nunca fue a su casa, como lo era de costumbre. Moría de la curiosidad de que pudo haber pasado. Él jamás había sido tan frio como ella, y sin embargo, la trataba como si fuera una escoria sin sentimientos. Las horas transcurrían, y decidió tomar un libro para ocupar su mente en otra cosa que no tenga que ver con Ethan. En cuanto terminó con eso, vio por la ventana la figura de Mariah junto a un chico, con el que se veía muy complaciente hablando.

Lisa no despegó la mirada ni un segundo de Mariah, y al parecer ella ya había dado cuenta del espionaje que Lisa cometía. Mariah se despidió del muchacho con un beso en los labios, muy apasionado. Por su parte, a Lisa le causó bastante asco la escena, y decidió ya no ver más. Estaba entusiasta por contárselo a Ethan, pero entonces recordó que las cosas entre ambos no estaban muy bien como para hablar de otra cosa que no sea de su quebrantada amistad.

Nuevamente pasó otro día, pero esta vez Lisa había salido más temprano de lo usual. El viento se encargaba de llevarla a su destino, algo quería… algo era lo que el destino quería para Lisa. Llegó hasta el hogar de Ethan, y él aún dormía en su cuarto. Se arrodilló frente a él, y examinó su alrededor, cada detalle visible. Algo le había llamado la atención, un portarretratos estaba boca abajo. Lo cogió y lo miró bien; estaba lleno de polvo, y en cuanto se limpió, pudo ver la imagen de Ethan cuando era solo un niño, junto a… ¿Mariah? Qué diablos estaba pasando.

Tiró el portarretratos a un lado y sacó su bolso por la ventana, puso un pie fuera de la ventana y entonces, ahí estaba Ethan, tomándole del brazo y mirándole desconcertado.

-Lisa, te lo puedo explicar…

-No necesito que tú me lo expliques.- al instante, Lisa se había apartado de Ethan y posteriormente escapado del hogar de Ethan.

Lisa corrió muy rápido, y no importaba cuanto traspirase, ella no se sentía cansada para nada, su curiosidad era mayor que el cansancio. Llegó hasta la puerta de la casa de Mariah, y a los 4 minutos después, Mariah abrió la puerta, mostrando una cara llena de maquillaje corrido, y en pijama, sin contar que estaba con bastantes ojeras y despeinada. Ésta le miró como si nada, y bastante molesta por la interrupción de su sueño.

-¿Qué quieres ahora niñata? Tengo migraña y no estoy de ánimos para soportarte hoy.

-Quiero saber qué tipo de relación tienes tú con Ethan.- le dijo ella, rápidamente.

Por primera vez, Lisa veía sorprendida a Mariah con aquella pregunta, incluso le cambió el estado de ánimo. Parecía como si ese fuera un tema muy delicado para Mariah, tanto, que ya no actuaba tanto como una verdadera puta. Mariah se hizo a un lado, y dejó pasar a Lisa a su casa.

Lisa se sentó en el sofá, frente a Mariah, y éste le miraba muy pensativa, intentando descifrar algún secreto que estaba dentro de su cabeza. Era como si Ethan significase mucho para Mariah, y eso le parecía extraño a Lisa.

-¿Y? ¿Me vas a decir o no?- preguntó Lisa impaciente.

-Antes que nada, quiero saber qué es lo que Ethan significa para ti.

Cada vez más Mariah sorprendía a Lisa con sus palabras. ¿Qué le importaba a Mariah lo que Ethan significa para ella? Bueno obviamente Ethan era como un hermano para ella, pero… desde que salió en esa cita con Mariah, su actitud había cambiado. Quizá Mariah hizo algo para separarla de la única persona que en verdad le importaba. Pero aún así… Mariah se notaba preocupada por Ethan, demasiado como para querer hacer algo en su contra, más bien solo era algo en contra de Lisa. Si… su bondad no podía ser tan buena.

-Ethan es mi mejor amigo, lo quiero y aprecio mucho.- respondió ella.

-Pero no lo amas.- interfirió ella.

-Yo no… yo no sé que decir…- dijo ella, débilmente.

-Que estupidez…

-¿Y qué me dices de ti? No me vas a decir que lo amas, ¿o si?- preguntó ella sin poder creerlo.

-Claro que lo amo, pero no de la forma en que tú crees.

-Explícame.- le exigió Lisa.

-Ethan es mi…

-¡Espera Mariah…!- le gritó Ethan, detrás de la puerta, bastante agitado.

-¿Ethan…?- preguntó Lisa extrañada. -¿Qué demonios está pasando?

-De cualquier forma se iba a enterar Ethan, y yo se la quiero decir.- dijo Mariah. –La verdad es que Ethan es mi hermano.- dijo finalmente, bastante seria, y cayéndole como un disparo al corazón de Lisa. ¿Acaso su mayor enemiga era la hermana de su mejor amigo?

jueves, 29 de marzo de 2012

Buscando a la Chica Ideal ~ Capítulo 3 ~ Secreto Revelado

Solo dos días habían pasado desde que Selena había llegado a casa, y ya estaban planeando el cumpleaños de Miley. Ambos hermanos estaban muy conmocionados, con el cumpleaños de Miley, se cumplirían 16 años desde que su mamá se fue de ese mundo. El ambiente era tenso, con una profunda pena para los tres hermanos. Ni uno amaba esa fecha, ni siquiera Miley que era su cumpleaños, pero, esta ocasión sería distinta.

Joe había tenido varias pesadillas últimamente, relacionadas con sus hermanas, padres e incluso con Demi y Taylor. La relación entre Joe y Taylor estaba un poco desgastada, el día en que llegaron de vuelta, Taylor despreció a Joe rechazando su beso, y no dirigirle tanto la palabra. ¿Qué habría pasado en el viaje? Se preguntaba Joe, y Selena se sentía tan culpable de saber perfectamente lo que había pasado y no poder contarle a su hermano. Estaba en aprietos y no sabía como salir de ellos. Era asquerosamente difícil y rara la situación.

Miley pasó todo el día encerrada, mientras Joe y Selena discutían los planes para el cumpleaños. Encerrada en el cuarto, solo con la compañía de su música y sus pensamientos. Qué fecha más triste que iba a ser en apenas 3 días, sin sus padres, y solo en compañía de sus hermanos. Al menos los tenía a ellos, y a Demi, quien había sido incondicional con ella. Había estado yendo a casa los últimos días, a hacer unos trabajos y jugar play station y nintendo junto a Joe. Selena la había aceptado, e inclusive les había molestado con ser novios, pero inmediatamente Joe concluyó molesto que solo eran amigos y que él amaba desesperadamente a Taylor. Nunca más se volvió a repetir esa escena.

Pero fuera de todo el dolor que causaba el 24 de diciembre, que justamente coincidía con navidad, Miley había pensado mucho en Nick. Era el hermano de la insoportable animadora de Taylor, y al parecer era de familia lo de ser insoportable, y sin embargo, Miley le debía técnicamente la vida a él. La salvó de todos esos hombres malos, y ella prometió guardar silencio. No recordaba con exactitud por qué había surgido el odio con ambos, hasta ahora.

Flashback

Miley hace dos noches soñó con lo que pasó el día anterior, la noche en que casi es violada por esos malos hombres. Nick llegó de la oscuridad y la salvó como todo un héroe, obviamente ahora tenía otra percepción de él. Pero… justamente ahí cambió su sueño, ahora eran unos niños. Era el primer día de 2º grado, y ellos dos se sentaban juntos.

-Préstame un lápiz, por favor.- le pidió Nick amablemente.

-Seguro toma.- le sonrió ella y se lo pasó.

Unos niños que se sentaban un puesto delante de ellos, susurraban cosas que Miley no prestaba atención, pero fue algo que cambió totalmente a Nick en su forma de pensar. Antes eran muy buenos amigos, pero luego de ese día, él la empezó a tratar de un modo distinto, se enojaba y la molestaba, y Miley se cansó de esas humillaciones, así que el odio comenzó a ser mutuo.

Fin Flashback

Fue entonces que Miley recordó  que antes Nick y ella eran muy unidos, unas cuantas veces se quedaban en la casa de uno de ellos, ellos eran… los mejores amigos. Ahora entendía Miley, ellos dejaron de ser amigos por haber surgido el rumor que entre ellos dos había amor, no amistad. Nick seguramente lo pensó y si le dio la razón a sus compañeros, “Imbécil” pensó Miley, en lo muy ingenuo que había sido él al haber preferido  escuchar a los demás y no a ella, quien fue hace años atrás, su mejor amiga.

Miley no lo pensó dos veces para levantarse e ir a hablar con Nick sobre el tema. Se puso encima una simple sudadera, se tomó el cabello, y lo cubrió con el gorro que tenía la sudadera, rápidamente salió del cuarto. Miley llegó hasta la puerta de salida, y justo se encontró con sus dos hermanos, quienes estaban hablando prácticamente en susurros, algo que Miley captó de inmediato. Ella suspiró y decidió cerrar la puerta y dirigirse hasta donde estaba Joe y Selena.

-Chicos, yo no quiero ni una fiesta, así que olvídenlo, ¿quieren?- les ordenó ella, en un tono más bien serio.

-Pero Miley, son tus 16, es una edad importante para las mujercitas de tu edad.- agregó Selena, anonadada.

-¿Y de qué sirve celebrar si mis padres no están conmigo?- dijo Miley, en un tono duro, y sin embargo sentía algo a morir por dentro.

-Miley, no…- hablaba Joe, inmediatamente interrumpido por su hermana menor.

-Basta chicos, odio estas fechas. Ustedes no saben cómo me siento todos los días al saber que yo fui la causante de la muerte de mamá y de la locura de papá. Les ruego, que si me tienes siquiera un poco de consideración, no hagan nada para mí cumpleaños.- dijo finalmente, saliendo destrozada de casa.

-Pero qué rayos…- decía Selena, sin poder entender la situación.

-Comprendo que Miley se sienta culpable y todo lo demás, pero odiar la fecha de su cumpleaños… esto ya ha ido demasiado lejos.

-Hm…

-¿Qué sucede?- preguntó Joe, mirando confundido a su hermana Selena.

-Miley siempre se pone así para su cumpleaños.- miró Selena a Joe, mientras que éste le observaba atento. –Tú nunca te diste cuenta de eso porque recién este año se han acercado más.

-Pero… es mi hermana, no puedo permitir que siga así.- dijo Joe, seriamente.

-Simplemente le haremos la fiesta de cualquier modo. Las invitaciones ya se han entregado, y la comida ya está lista para servir. Ven, tenemos cosas que hacer.- le ordenó su hermana, y Joe inmediatamente acató las órdenes.

Nick POV:

“Eran las 10 en punto, y yo yacía acostado solo vestido por mis calzoncillos, ya que la noche anterior estudié hasta tarde y me dio flojera poner de mi pijama. Tuve un maravilloso sueño, pero mi vida parecía arruinarse cada vez más con el hecho de despertar cada mañana y darme cuenta que todo lo que vivía en sueños, era una hermosa fantasía que jamás podría ser realidad. Me levanté y me duché. Terminé de vestirme y bajé hasta donde estaba Taylor, mi linda pero fastidiosa hermana.”

-¿Qué hay para desayunar?- pregunté vagamente, buscando algo rico concuerde a mis gustos.

-No lo sé, mamá no dejó nada para comer. Yo misma tuve que cocinar algo para mí.- decía la chica de pelo ondulado, indignada.

Nick miró fijamente una cosa verde que sobresalía del plato. –No me digas que eso estabas comiendo.- hablaba él, asqueado.

-Pues si… son huevos.- respondió ella, sonriente.

-¡Qué horror Taylor! No sirves para la cocina.- caminó hasta la cocina y la encendió. Inmediatamente depositó sobre esta, para cocinar unos huevos.

En cuestión de minutos, la mesa de la casa de los Swift estaba llena de comida. Taylor miró hambrienta cada una de las cosas, y técnicamente se tragó todo lo que le cupo en su estomago. Que fue casi la mitad de la comida que preparó Nick.

Los dos hermanos comían plácidamente y veían atentos las noticias, mientras que Nick notó unos sobres sobre unos libros. Él no tardó en abrirlos y leer su contenido. Se quedó helado cuando vio las cartas.

-¿Quién ha enviado esto?- preguntó Nick, intolerante.

-Mi novio la trajo ayer por la noche, mientras estabas encerrado en tu cuarto escuchando tu infernal música.- dijo ella, desinteresada.

-Cómo sea… no pensarás ir, ¿o si?
-Es una fiesta, tengo que ir para que los demás vayan. Tómalo como un favor hacia esa chica Mildred.

-Se llama Miley.- le corrigió él.

Nick inmediatamente se levantó de su silla y tomó su bolso, sin decir palabra alguna, salió de su humilde pero confortable casa. Su propósito era ir hasta su amigo, James Maslow, a jugar algo de voleibol, pero sus planes fueron arruinados al encontrarse con la presencia de Miley, justamente la chica de la que hablaban. Ella estaba justo frente de la reja que dividía a la casa de la vereda, y Nick se quedó contemplándola por un momento. Ella vestía de unos shorts que le llegaban hasta un poco más arriba de las rodillas, de un color beige; una polera sin mangas que dejaba ver el nacimiento de los generosos pechos de Miley, y su simple peinado, sin quemar, su pelo natural: semi ondulado. El perfecto toque que Nick amaba en una mujer.

Cuando Nick por fin pudo volver a tierra, se dio cuenta que de verdad estaba allí, y no era obra de sus pensamientos, como otras veces. Él abrió la reja, y miró rudamente a Miley, haciéndola sentir inferior a causa de la diferencia de estaturas.

-¿Qué haces tú aquí?- preguntó sin rodeo.

-Necesito que aclaremos algo.- respondió Miley.

-¿Así? Que yo me acuerde, tú y yo no tenemos nada que aclarar.- dijo finalmente, intentando zafarse de la presencia de Nick.

-Es sobre algo que pasó en segundo grado.- le dijo Miley, llamándole la atención a Nick. –Cuando éramos los mejores amigos y tú dejaste que los otros niños rompiesen nuestra amistad.

Nick tardó en un momento, y es que hace mucho tiempo no tocaba ese tema. Él volteó a ver lentamente a Miley, quien estaba en una postura seria e indolente. Él suspiró y se dirigió a Miley. –Ellos creyeron que tú y yo éramos novios. Nunca sentí tanta vergüenza en mi vida.

-¿Tan fea era para que sintieses vergüenza de mí?- preguntó Miley, dolida, haciendo pensar mucho a Nick. La situación era difícil, y ponía entre la espada y la pared a Miley.

Demi entró a la casa de los Jonas, muy sonriente como siempre. Joe la dejó en el living junto a Selena, quien estaba comiendo un sándwich. Joe caminó hasta la cocina para darle algo de jugo a su invitada, y luego, todos los presentes se juntaron para conversar el tema principal de su reunión.

-Entonces planean igualmente hacer la fiesta para Miley.- habló Demi, muy atenta.

-Si, es nuestra hermana y cumplirá una edad especial.

-Lo sé, cuando cumplí los 16 me dijeron que era una edad muy importante para cada chica.- contestó.

-Pero… ¿qué pasará si a Miley no le gusta?- dijo Joe, desanimado.

-Le gustará, solo si nos ve a todos felices, y sin mencionar el tema de su mamá, solo mencionar su cumpleaños y nada más.

-Selena y yo ya enviamos las invitaciones, espero que todos vengan.

-¿Invitaron a Taylor también?- preguntó Demi, curiosa.

-Si.- respondió Selena. –El enamorado éste quiere traerla aquí.- contestó, en una forma molesta. -¿Por qué?

-Porque significaría que todos vendrán.- sonrió ella ilusionada, mirando el techo. –Rápido, hay que ordenar la casa para cuando lleguen los invitados.- dicho esto, los tres se levantaron de los sillones y fueron a ordenar la casa para la fiesta de cumpleaños de Miley.

Mientras que con Nick, la cosa era distinta. Él viajaba en un autobús, planificando las cosas, no para la fiesta, sino las cosas que podrían llegar a suceder ahora. La larga conversación que tuvieron y que duró poco más de dos horas, lo dejó mucho en qué pensar. Miley nuevamente se había introducido bien adentro de su mente, las palabras que salieron a través de esa dulce voz, lo habían dejado como a un bobo frente a ella. Deseaba con todas las fuerzas de su shockeado corazón olvidar aquel encuentro con su ex mejor amiga, y aunque lo intentaba, nada servía.

-Hey Nick, concéntrate.- le gritó su amigo James del otro lado del jardín.

-Perdón… no sé qué me pasa hoy.- respondió Nick, apagado de ánimos, dejándose caer en el pasto.

James caminó largos pasos hasta donde Nick se hallaba, y le miró divertido, mientras que Nick le miraba serio. –Yo si sé lo que pasa, Miley otra vez está metida en tu mente.

-¡¿Quién te dijo que esa estaba dentro de mis pensamientos?!- le gritó él furioso y ofendido.

-Con tan solo ver la cara de bobo que tienes, cualquiera podría darse cuenta.

-Es que… me hizo recordar el suceso que pasó en segundo grado, cuando nuestros compañeros difundieron el rumor que nos amábamos más que como amigos.

-¿Y eso era verdad?- preguntó él, inocentemente.

Nick miró atento a James, su amigo, por pocos segundos. Bajó la mirada y apretó fuertemente su mano, hasta dejarse marcas en estas. Ya no valía la pena negarle una verdad a su mejor amigo. –Lo era… y lo sigue siendo.- respondió finalmente él, mirando a otro lado, ruborizado, y mirando el cielo, recordando a su pequeña secreta amada.