domingo, 29 de abril de 2012

Eneamor cap. 1 {Amortentia}


El apuesto chico rubio caminaba a la velocidad de un caracol cuando se dirigía a su salón correspondiente del último grado. Debía tratar de no perder los estribos y ser más paciente, este año al fin se libraría de ese manicomio. No le prestaba mayor atención a las cosas que pasaban a su alrededor, sobre todo porque sabía que gran parte de los alumnos de esa escuela eran sangre sucia, algo que Draco detestaba y se negaba a aceptar.

Sus “amigos” no se habían dignado a saludarle, tal y como había sido el año pasado. Ellos dejaron de juntarse con Draco tan solo porque su familia estaba en bancarrota; otra razón para salir con buenos resultados este año.

Pero entonces ahí estaba, era un mar de gente para entrar a los salones, y él intentaba pasar sea como sea, empujando a los más chicos simplemente por enojo. Pero no le duró mucho ese juego, porque entonces había tropezado con alguien, y Draco, cuando estuvo apunto de gritarle de una forma feroz, su voz se encontraba perdida ante esa minúscula belleza.

-Típico Draco, sin que hubiese pasado un minuto siquiera de vernos, ya me estás haciendo la vida imposible.- reclamó ella, molesta. Inmediatamente ella se levantó pero recogió primero los libros antes que a Draco.

Él no podía dejar de mirarla, ¿quién podría ser? ¿Acaso era nueva? No lo sabía pero simplemente estaba hipnotizado ante tal belleza.

-Disculpa, ¿te conozco?- preguntó él desconcertado, hablando en cierto modo de una forma arrogante.

-¿No es obvio? Granger… Hermione, ¿Hermione Granger? Hay por favor hemos peleado desde que nos conocemos, no me vengas ahora con el cuento que no te acuerdas de mí luego de todos los insultos que me haz dicho.- contestó Hermione, de muy mal humor.

Draco le miró sorprendido, ¿en verdad era esa la chica molesta con la que siempre peleaba? Pero… ¿en dónde estaban sus heridas, sus ropas sucias, sus dientes de conejo y su pelo todo quemado? Claramente no era la misma chica que conoció, no, ahora estaba mucho más linda que antes.

Pero… ¿qué demonios estaba pasando? ¿Acababa de olvidar su orgullo contra Granger? La primera y última vez que le dijo un cumplido a una mujer o había intentado seducirla, fue con Astoria, y ya habían pasado 3 años más o menos de eso. Al parecer… el mundo estaba al revés

En cuánto Draco se dio cuenta de la atmosfera real que se respiraba en el ambiente, comprendió que Hermione ya se había ido hace bastante rato y que no había nadie por los pasillos. Miró desolado a su alrededor, y caminó holgazán hasta el salón de pociones, la primera maldita clase del año.

Llegó al salón, y lo primero que vio, fue a aquella muchacha rubia, de cabellos ondulados perfectos, con ojos concentrados al profesor; y junto a ella… los insufribles de Potter y Weasley, dijo Malfoy dentro de su mente. Y pensar… que esa chica siempre fue la insoportable sabelotodo… ahora era la más hermosa del salón… ¿pero qué demonios…?

-Draco…- susurró Pansy, sacando bruscamente a Draco de sus pensamientos. -¿No te parece que la clase estará mucho más divertida ahora?- hablaba ella, entre risas.

-Seguro que si.- contestó él, con una sonrisa falsa.

Los segundos pasaban y el profesor hablaba y hablaba, entonces recordó aquella ocasión, del año pasado, cuando Slughorn estaba encargado de esa asignatura…

Flashback

Draco habitualmente era el primero en salir de clases, pero ese mismo día lo hizo cambiar un poco. Slughorn le había pedido que lo esperara después de clases, ya que había algo que quería hablar con él. Normalmente, Draco hubiese burlado sus órdenes e ido inmediatamente, pero ya no quería más problemas, así que decidió escuchar al viejo.

-¿Y qué me dices, Draco? ¿Entendiste la clase? ¿O más bien… te ha gustado?- preguntó el anciano, de una sonrisa de oreja a oreja.

-Me da igual… ¿Eso era lo que tenía que decirme?- preguntó Draco, bastante fastidiado con la situación.

-Algo así… ¿ya sabes cuáles son los olores de tu amortentia?

-No… ni tampoco me interesa esos temas del amor. Son solo patrañas.- contestó él, caminando hasta la puerta.

-Granger se ve una buena opción… ¿no crees?

¿Granger? ¿Por qué le estaba insinuando a Granger? ¿Qué tenía ella de especial como para fijarse en esa… sangre sucia? Obviamente el viejo ya estaba chiflado por la edad…

Draco volteó a verlo, sin darle crédito a ni una de sus palabras, apunto de estallar entre carcajadas. -¿Usted no cree que yo pueda sentir algo por esa chica, verdad?- preguntó él, sin creerlo.

-Quizá no ahora, pero si más adelanta; estoy seguro de eso.- confirmó él, seriamente.

-No son más que tonterías. El amor no funciona en mí.

-Ten Draco.- Slughorn tomó un pequeño frasco con un liquido blanco, casi gaseoso. Se lo depositó a Draco en las manos y dejó que lo oliera un poco. Al cabo de unos segundos se lo retiró y le miró atento. -¿Qué pudiste detectar en la poción?

-Bueno yo…- suspiró -¿Profesor, por qué intenta hacer cambiar mi opinión?- preguntó Draco, incomodo.

-Porque sé lo oscuro que puede llegar a ser tu mundo. Todos te ven como el chico malo de la escuela.

-No los culpo, yo soy así.- aceptó Draco pacíficamente.

-Pero yo sé que el mundo que ves, según ti, está en blanco y negro. Solo quiero hacerte creer en algo que sea más fuerte que cualquier otra cosa, y que tu alma y corazón vuelvan a nacer después de la tormenta.

Draco le miró confundido y extrañado a la vez. -¿Si le digo qué fue lo que olí, me dejaría en paz?

-Si, eso creo.

-Bien…- por un momento, Draco dudó en decir la verdad, pero como sabía que era un viejo que sabía muy bien las magias al revés y al derecho, decidió por primera vez en la vida ser sincero. –Pude detectar… un olor a vainilla, tierra mojada por la lluvia de primavera y… creo que algo de menta, mezclada con mantequilla.

-Interesante Draco… muy interesante…- dijo Slughorn, bastante impresionado de la respuesta.

-Bueno… ¿puedo irme?

-Claro… solo ven conmigo en tanto te des cuenta del amor que sientes por aquella persona.- se despidió, guiñándole el ojo.

-Seguro que… no.- contestó él y se cuestionó al haberse quedado con el viejo loco ese. Sin embargo… desde ese día, se hizo mucho más sensible con respecto a los temas de amor.

Fin Flashback

En cuánto Draco volvió a la realidad, se dio cuenta que todos se estaban yendo del salón, y que él era el único estúpido que estaba en la luna, sin poder prestarle atención al profesor. Pero… ¿quién lo haría? En cinco segundos toda su perspectiva se había esfumado con respecto a Hermione Granger. Por supuesto que seguía pensando que era una impura, pero una hermosa impura, pensaba Draco mientras babeaba al recordar esa mirada penetrante sobre la suya.

Draco caminaba vagamente por los pasillos de Hogwarts hasta que escuchó a Astoria hablar con una de sus amigas de Slytherin, quienes hablaban sobre un supuesto romance entre el cuatro ojos y la impura. ¿Qué estaría pasando? Digo… Draco sabía que entre esos dos había un fuerte lazo que los unía, pero… ¿amor? Eso debía verlo con sus propios ojos.

Al término del período de clases de hoy, Draco Malfoy se encaminó y apresuró en encontrarse con Granger a la salida del salón. Ella saldría en busca de Ginny para salir y hacer sus cosas de chicas, pero quizá eso tardaría por unos momentos… En cuánto la vio salir apresurada del salón, la siguió hasta las afueras del castillo, lugar que estaba desierto y era perfecto para tener una conversación con una chica que era casi nueva para él.

-¡Granger…!- gritó él, detrás de Hermione.

Ésta volteó casi en cámara lenta para Draco. Dios… ¿desde cuándo era tan hermosa? Se preguntaba Draco; su orgullo se hacía añicos. Draco caminó con una sonrisa burlona, forzada, ante Hermione y le encaró con simples palabras.

-¿Así que los rumores son ciertos? ¿La dientes de madera es novia del “héroe” de los leones?- preguntó él, haciendo burla y énfasis en la pregunta.

-¿Y eso a ti por qué te incumbe Draco? Que yo sepa… es Harry tu mayor enemigo, yo solo soy la que completa el plato…- dijo ella, sin remordimiento y siguiendo adelante.

-Ni lo creas Granger… la verdad, si he estado bastante interesado por ti.

-Oh… ¿así que ahora resulta que el hurón esta enamorado de mí? Gran cosa…- dijo en tono de ironía, caminando aún más lejos de Draco, dejándolo sin palabras.

-¡¿Cómo te atreves decir semejante cosa?!- gritó Draco, indignado, pero en el fondo muy avergonzado.

-Mira Draco, he tenido un día muy pesado, ¿si? Lo que menos quiero ahora es golpearte, así que por favor déjame tranquila.- le obligó y entonces empujó, al fin pudiendo escapar de Draco.

Él se quedó bastante desconcertado luego de su encuentro con Hermione, tanto que ni siquiera pudo dormir lo habitual. Estaba tan distraído, pero sabía que debía dejar de lado esa obsesión y seguir como si nada; no era más que una pérdida de tiempo pensar en Hermione.

Y entonces la vida seguía y sus pensamientos casi pudieron persuadir el recuerdo de aquella muchacha más radiante que el rayo de sol de una mañana de verano, pero entonces… la fantasía se hacía realidad… no de la mejor forma. El receso había terminado, y antes de ir al salón, Draco quiso ir a su cuarto en busca de un libro que se le había quedado sobre la cama. Cuanto cruzaba la puerta del baño de niñas, un sollozo escuchó entre el silencio, y no dudó en entrar porque de alguna forma, esto le era muy familiar.

-¿Granger? ¿Qué demonios…?

-¡Draco…!- gritó esa voz y entonces se lanzó entre sus brazos, a llorar en su formidable pecho.

¿Qué estaba pasando? Él no era la clase de chico bueno para consolar, o para decir cosas dulces, sin embargo, sentía la necesidad de serlo ahora junto a Hermione. Él siempre fue cruel con ella, pero al verla en ese estado de colapso sentimental, no podía dejarla sola; pero tampoco podía mostrarse cariñoso o tierno con ella. ¿Qué debía hacer? Bueno… ya estaba haciendo algo… la contenía en su pecho, e involuntariamente sus brazos la abrazaban de una forma en que le trasmitía calor al frío cuerpo de Hermione.
Hermione empujó suavemente a Draco lejos de ella, y no pudo ser capaz de levantar la mirada, incluso queriendo huir, Draco, de una fuerza sobrenatural, la detuvo de las muñecas y no la dejó ir.

-Lamento que me hayas visto así, prometo que jamás se repetirá y que no se lo diré a nadie.- le juró Hermione entre sollozos sin dejar que Draco viera alguna de sus lágrimas.

-¿Quién es el causante de estas lágrimas?- preguntó él, sin darle importancia a las palabras de Hermione.

-Nadie, yo…

-Granger, por favor… por primera vez en la vida intento ser bueno.

-Es que yo…- un silenció se había apoderado de la atmosfera, y sin embargo, Draco no parecía tener la intención de parar esa situación, por la que Hermione se obligó a hacerlo. -¿Recuerdas la pregunta que me hiciste ayer acerca del rumor de un romance entre Harry y yo?

-Si.- respondió disgustado.

-Harry me gusta… pero él… él ama a Ginny… y yo no soy nadie para interferir en ese amor.

Así que Draco era el causante de sus lágrimas… repetía Draco dentro de su mente. ¿Cómo se atrevió a tal brutalidad? No tenía ni un derecho de hacer eso, nadie podía hacerla llorar más que él, y de una u otra forma haría pagar ese castigo.

-Pero ya no importa… Ginny es brillante y hermosa… yo solo soy una sangre sucia, fea y… nadie en comparación a ella.- decía Hermione, desamparada.

-Tú eres perfecta frente a mis ojos.- le declaró Draco, dejando sorprendidos a Hermione y a él mismo.

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