El apuesto chico rubio caminaba a la velocidad de un caracol
cuando se dirigía a su salón correspondiente del último grado. Debía tratar de
no perder los estribos y ser más paciente, este año al fin se libraría de ese
manicomio. No le prestaba mayor atención a las cosas que pasaban a su
alrededor, sobre todo porque sabía que gran parte de los alumnos de esa escuela
eran sangre sucia, algo que Draco detestaba y se negaba a aceptar.
Sus “amigos” no se habían dignado a saludarle, tal y como
había sido el año pasado. Ellos dejaron de juntarse con Draco tan solo porque
su familia estaba en bancarrota; otra razón para salir con buenos resultados
este año.
Pero entonces ahí estaba, era un mar de gente para entrar a
los salones, y él intentaba pasar sea como sea, empujando a los más chicos
simplemente por enojo. Pero no le duró mucho ese juego, porque entonces había
tropezado con alguien, y Draco, cuando estuvo apunto de gritarle de una forma
feroz, su voz se encontraba perdida ante esa minúscula belleza.
-Típico Draco, sin que hubiese pasado un minuto siquiera de
vernos, ya me estás haciendo la vida imposible.- reclamó ella, molesta. Inmediatamente
ella se levantó pero recogió primero los libros antes que a Draco.
Él no podía dejar de mirarla, ¿quién podría ser? ¿Acaso era
nueva? No lo sabía pero simplemente estaba hipnotizado ante tal belleza.
-Disculpa, ¿te conozco?- preguntó él desconcertado, hablando
en cierto modo de una forma arrogante.
-¿No es obvio? Granger… Hermione, ¿Hermione Granger? Hay por
favor hemos peleado desde que nos conocemos, no me vengas ahora con el cuento
que no te acuerdas de mí luego de todos los insultos que me haz dicho.-
contestó Hermione, de muy mal humor.
Draco le miró sorprendido, ¿en verdad era esa la chica
molesta con la que siempre peleaba? Pero… ¿en dónde estaban sus heridas, sus
ropas sucias, sus dientes de conejo y su pelo todo quemado? Claramente no era
la misma chica que conoció, no, ahora estaba mucho más linda que antes.
Pero… ¿qué demonios estaba pasando? ¿Acababa de olvidar su
orgullo contra Granger? La primera y última vez que le dijo un cumplido a una
mujer o había intentado seducirla, fue con Astoria, y ya habían pasado 3 años
más o menos de eso. Al parecer… el mundo estaba al revés
En cuánto Draco se dio cuenta de la atmosfera real que se
respiraba en el ambiente, comprendió que Hermione ya se había ido hace bastante
rato y que no había nadie por los pasillos. Miró desolado a su alrededor, y
caminó holgazán hasta el salón de pociones, la primera maldita clase del año.
Llegó al salón, y lo primero que vio, fue a aquella muchacha
rubia, de cabellos ondulados perfectos, con ojos concentrados al profesor; y
junto a ella… los insufribles de Potter y Weasley, dijo Malfoy dentro de su
mente. Y pensar… que esa chica siempre fue la insoportable sabelotodo… ahora
era la más hermosa del salón… ¿pero qué demonios…?
-Draco…- susurró Pansy, sacando bruscamente a Draco de sus
pensamientos. -¿No te parece que la clase estará mucho más divertida ahora?-
hablaba ella, entre risas.
-Seguro que si.- contestó él, con una sonrisa falsa.
Los segundos pasaban y el profesor hablaba y hablaba,
entonces recordó aquella ocasión, del año pasado, cuando Slughorn estaba
encargado de esa asignatura…
Flashback
Draco habitualmente era el primero en salir de clases, pero
ese mismo día lo hizo cambiar un poco. Slughorn le había pedido que lo esperara
después de clases, ya que había algo que quería hablar con él. Normalmente,
Draco hubiese burlado sus órdenes e ido inmediatamente, pero ya no quería más
problemas, así que decidió escuchar al viejo.
-¿Y qué me dices, Draco? ¿Entendiste la clase? ¿O más bien…
te ha gustado?- preguntó el anciano, de una sonrisa de oreja a oreja.
-Me da igual… ¿Eso era lo que tenía que decirme?- preguntó
Draco, bastante fastidiado con la situación.
-Algo así… ¿ya sabes cuáles son los olores de tu amortentia?
-No… ni tampoco me interesa esos temas del amor. Son solo
patrañas.- contestó él, caminando hasta la puerta.
-Granger se ve una buena opción… ¿no crees?
¿Granger? ¿Por qué le estaba insinuando a Granger? ¿Qué
tenía ella de especial como para fijarse en esa… sangre sucia? Obviamente el
viejo ya estaba chiflado por la edad…
Draco volteó a verlo, sin darle crédito a ni una de sus
palabras, apunto de estallar entre carcajadas. -¿Usted no cree que yo pueda sentir
algo por esa chica, verdad?- preguntó él, sin creerlo.
-Quizá no ahora, pero si más adelanta; estoy seguro de eso.-
confirmó él, seriamente.
-No son más que tonterías. El amor no funciona en mí.
-Ten Draco.- Slughorn tomó un pequeño frasco con un liquido
blanco, casi gaseoso. Se lo depositó a Draco en las manos y dejó que lo oliera
un poco. Al cabo de unos segundos se lo retiró y le miró atento. -¿Qué pudiste
detectar en la poción?
-Bueno yo…- suspiró -¿Profesor, por qué intenta hacer
cambiar mi opinión?- preguntó Draco, incomodo.
-Porque sé lo oscuro que puede llegar a ser tu mundo. Todos
te ven como el chico malo de la escuela.
-No los culpo, yo soy así.- aceptó Draco pacíficamente.
-Pero yo sé que el mundo que ves, según ti, está en blanco y
negro. Solo quiero hacerte creer en algo que sea más fuerte que cualquier otra
cosa, y que tu alma y corazón vuelvan a nacer después de la tormenta.
Draco le miró confundido y extrañado a la vez. -¿Si le digo
qué fue lo que olí, me dejaría en paz?
-Si, eso creo.
-Bien…- por un momento, Draco dudó en decir la verdad, pero
como sabía que era un viejo que sabía muy bien las magias al revés y al
derecho, decidió por primera vez en la vida ser sincero. –Pude detectar… un
olor a vainilla, tierra mojada por la lluvia de primavera y… creo que algo de
menta, mezclada con mantequilla.
-Interesante Draco… muy interesante…- dijo Slughorn, bastante
impresionado de la respuesta.
-Bueno… ¿puedo irme?
-Claro… solo ven conmigo en tanto te des cuenta del amor que
sientes por aquella persona.- se despidió, guiñándole el ojo.
-Seguro que… no.- contestó él y se cuestionó al haberse
quedado con el viejo loco ese. Sin embargo… desde ese día, se hizo mucho más
sensible con respecto a los temas de amor.
Fin Flashback
En cuánto Draco volvió a la realidad, se dio cuenta que
todos se estaban yendo del salón, y que él era el único estúpido que estaba en
la luna, sin poder prestarle atención al profesor. Pero… ¿quién lo haría? En
cinco segundos toda su perspectiva se había esfumado con respecto a Hermione
Granger. Por supuesto que seguía pensando que era una impura, pero una hermosa
impura, pensaba Draco mientras babeaba al recordar esa mirada penetrante sobre
la suya.
Draco caminaba vagamente por los pasillos de Hogwarts hasta
que escuchó a Astoria hablar con una de sus amigas de Slytherin, quienes
hablaban sobre un supuesto romance entre el cuatro ojos y la impura. ¿Qué estaría
pasando? Digo… Draco sabía que entre esos dos había un fuerte lazo que los
unía, pero… ¿amor? Eso debía verlo con sus propios ojos.
Al término del período de clases de hoy, Draco Malfoy se
encaminó y apresuró en encontrarse con Granger a la salida del salón. Ella
saldría en busca de Ginny para salir y hacer sus cosas de chicas, pero quizá
eso tardaría por unos momentos… En cuánto la vio salir apresurada del salón, la
siguió hasta las afueras del castillo, lugar que estaba desierto y era perfecto
para tener una conversación con una chica que era casi nueva para él.
-¡Granger…!- gritó él, detrás de Hermione.
Ésta volteó casi en cámara lenta para Draco. Dios… ¿desde
cuándo era tan hermosa? Se preguntaba Draco; su orgullo se hacía añicos. Draco
caminó con una sonrisa burlona, forzada, ante Hermione y le encaró con simples
palabras.
-¿Así que los rumores son ciertos? ¿La dientes de madera es
novia del “héroe” de los leones?- preguntó él, haciendo burla y énfasis en la
pregunta.
-¿Y eso a ti por qué te incumbe Draco? Que yo sepa… es Harry
tu mayor enemigo, yo solo soy la que completa el plato…- dijo ella, sin
remordimiento y siguiendo adelante.
-Ni lo creas Granger… la verdad, si he estado bastante
interesado por ti.
-Oh… ¿así que ahora resulta que el hurón esta enamorado de
mí? Gran cosa…- dijo en tono de ironía, caminando aún más lejos de Draco,
dejándolo sin palabras.
-¡¿Cómo te atreves decir semejante cosa?!- gritó Draco,
indignado, pero en el fondo muy avergonzado.
-Mira Draco, he tenido un día muy pesado, ¿si? Lo que menos
quiero ahora es golpearte, así que por favor déjame tranquila.- le obligó y
entonces empujó, al fin pudiendo escapar de Draco.
Él se quedó bastante desconcertado luego de su encuentro con
Hermione, tanto que ni siquiera pudo dormir lo habitual. Estaba tan distraído,
pero sabía que debía dejar de lado esa obsesión y seguir como si nada; no era
más que una pérdida de tiempo pensar en Hermione.
Y entonces la vida seguía y sus pensamientos casi pudieron
persuadir el recuerdo de aquella muchacha más radiante que el rayo de sol de
una mañana de verano, pero entonces… la fantasía se hacía realidad… no de la
mejor forma. El receso había terminado, y antes de ir al salón, Draco quiso ir
a su cuarto en busca de un libro que se le había quedado sobre la cama. Cuanto
cruzaba la puerta del baño de niñas, un sollozo escuchó entre el silencio, y no
dudó en entrar porque de alguna forma, esto le era muy familiar.
-¿Granger? ¿Qué demonios…?
-¡Draco…!- gritó esa voz y entonces se lanzó entre sus
brazos, a llorar en su formidable pecho.
¿Qué estaba pasando? Él no era la clase de chico bueno para
consolar, o para decir cosas dulces, sin embargo, sentía la necesidad de serlo
ahora junto a Hermione. Él siempre fue cruel con ella, pero al verla en ese
estado de colapso sentimental, no podía dejarla sola; pero tampoco podía
mostrarse cariñoso o tierno con ella. ¿Qué debía hacer? Bueno… ya estaba
haciendo algo… la contenía en su pecho, e involuntariamente sus brazos la
abrazaban de una forma en que le trasmitía calor al frío cuerpo de Hermione.
Hermione empujó suavemente a Draco lejos de ella, y no pudo
ser capaz de levantar la mirada, incluso queriendo huir, Draco, de una fuerza
sobrenatural, la detuvo de las muñecas y no la dejó ir.
-Lamento que me hayas visto así, prometo que jamás se
repetirá y que no se lo diré a nadie.- le juró Hermione entre sollozos sin
dejar que Draco viera alguna de sus lágrimas.
-¿Quién es el causante de estas lágrimas?- preguntó él, sin
darle importancia a las palabras de Hermione.
-Nadie, yo…
-Granger, por favor… por primera vez en la vida intento ser
bueno.
-Es que yo…- un silenció se había apoderado de la atmosfera,
y sin embargo, Draco no parecía tener la intención de parar esa situación, por
la que Hermione se obligó a hacerlo. -¿Recuerdas la pregunta que me hiciste
ayer acerca del rumor de un romance entre Harry y yo?
-Si.- respondió disgustado.
-Harry me gusta… pero él… él ama a Ginny… y yo no soy nadie
para interferir en ese amor.
Así que Draco era el causante de sus lágrimas… repetía Draco
dentro de su mente. ¿Cómo se atrevió a tal brutalidad? No tenía ni un derecho
de hacer eso, nadie podía hacerla llorar más que él, y de una u otra forma
haría pagar ese castigo.
-Pero ya no importa… Ginny es brillante y hermosa… yo solo
soy una sangre sucia, fea y… nadie en comparación a ella.- decía Hermione,
desamparada.
-Tú eres perfecta frente a mis ojos.- le declaró Draco,
dejando sorprendidos a Hermione y a él mismo.