La mañana en LA estaba más fría como nunca antes, el sol parecía que no quería salir, a pesar de que ya fuese hora de. Taylor y Selena dormían cálidamente sin siquiera darse cuenta que Miley y Demi se habían despertado temprano por un simple motivo, su despedida de Estados Unidos. Todos lo sabían, pero nadie sabía a qué hora se irían. Nostálgicas miradas se intercambiaban entre el par de amigas, mientras que Miley dejaba un país que le había enseñado grandes cosas, Demi dejaba el país no sabiendo quien era su verdadero amor.
-¿Qué haremos en cuanto lleguemos a Chile?- preguntó Demi, curiosa –A pesar de todas las cosas, yo ya me siento parte de aquí.
-Lo sé… también me siento así.- suspiró por un largo rato –Pero yo hago esto, porque me están obligando y porque yo me quiero ir. Pero tú Demi… tú no tienes nada que ver en esto.
-Yo necesito un tiempo para mí sola, Miley. Así que con o sin ti, yo igual me iba a ir de aquí.- dijo Demi, seriamente, tomando un vaso de leche, sin dejar de mirar a Miley.
-Entonces, está decidido que nos vamos.- dijo algo afligida.
-Si…- voltea a ver el reloj que estaba detrás de ella y deja el vaso de leche en la mesa –Y ya es tiempo de irnos.
-Bien…- se dirige hasta el living y levanta algunas maletas –Hay que decirle adiós al lugar donde nos enseño tanto como cosas buenas, como cosas malas.- dijo en un tono de tristeza.
-Si… nos ayudó mucho a aprender como personas, y pudimos cantar que eso es lo mejor de este viaje.- sonríe de la misma forma que Miley – ¿Estás segura que será mejor irnos sin despedirnos de las chicas?
-Si…- sonríe maduramente –Estoy segura que sí. Ahora vamos antes de que perdamos el avión.
-Si, vamos.
Un par de horas habían pasado y Selena al fin se había despertado. Algo en su interior se derrumbaba y no sabía con exactitud de qué se trataba. Se levantó con mucha pereza de su cama y caminó descalza hasta la cocina, donde iría a tomar un vaso de leche. Entonces, en cuanto ya se dio cuenta que estaba despierta y que era otro día más, se dio cuenta que la casa estaba más vacía de lo usual. Dejó el vaso de leche a un lado y decidió ir a dar un paseo por toda la casa.
No había ni un solo desorden, y había un angustioso silencio, entonces lo que sus ojos miraron fijamente aquella cosa que estaba sobre la mesita de té. Literalmente, corrió hasta aquella mesita y vio una foto suya en que salía Demi, Miley y ella. Supo de inmediato el significado de esto, se habían ido.
Las lagrimas habían brotado de repente, y un desgarrador grito había estado apunto de desgarrarse de su garganta si no hubiese sido porque ella misma hubiese tapó su boca para silenciar el ruido. Sus dos mejores amigas, quienes consideraba de su familia, se habían ido, sin siquiera despedirse. No entendía el por qué, solo sabía que necesitaba respirar aire fresco. Caminó lentamente hasta la puerta, y antes de abrirla, miró afligidamente la casa y luego vio nuevamente la fotografía que estaba sobre la mesita. Mordió su labio inferior, intentando no llorar, cerró silenciosamente la puerta y finalmente salió de casa.
A Selena en realidad no le importaba estar caminando en bata, pijama y con pantuflas de cerditos, no, caminaba como una real sonámbula, llorando desesperadamente, y sin un rumbo fijo, ni siquiera la mirada elevaba. No, ella estaba destruida. No sabía en qué pensar, no sabía en quien podría sostenerse, sus pies volaban y necesitaba de algo que los mantuviera sobre tierra. Era la primera vez que se sentía tan mal en su vida. ¿Sería por que ahora se daba cuenta de quienes había perdido?
Selena ya había caminado varias calles, y sentía la brusca brisa de lluvia que se apoderaba de los cielos grises de Los Ángeles. Sus pies caminaban por voluntad propia, se arrastraba a lo largo de las calles, y sin darse cuenta, llegó hasta un parque, se mantuvo de pie, mirando intactamente los juegos de aquel parque, que se movían con el paso de la fuerza del atormentado viento. Frunció el seño y decidió correr de vuelta a la casa donde alojaban a cambiarse de ropa y hacer un largo viaje hasta Nueva York, destino: Casa Jonas.
Literalmente corrió hasta su casa y cambió rápidamente de ropa, tomó algo de dinero y se dirigió hasta el terminal. En cuanto llegó, compró de inmediato los boletos, y parecía que la vida por un segundo, estaba a su favor, por milagro, el próximo viaje saldría en unos cuantos minutos, lo que haría más corta la espera para poder hablar seriamente con Nick, Joe y Kevin.
No le importaba cuando tiempo tardaría en llegar hasta Nueva York, eran como seis horas y unos minutos, pero la verdad, tenía todo el tiempo del mundo. Cruzó la calle, y atravesó con cuidado a causa de los gigantescos buses que estaban cerca de ella. Subió al bus, y se sentó casi al final del pasillo, prendió su I-Pod y solo dejó que sus oídos oyeran el fuerte sonido de su música, y que sus ojos se preocuparan de la lectura del libro que tenía entre manos.
Poco tiempo antes de que partiese el bus, un chico bien alto se sentó a un lado de Selena, y ésta, tan metida dentro de sus pensamientos, no se dio cuenta de su presencia hasta que sintió varias veces el estremecedor dedo índice palpando su brazo izquierdo por un momento. Se quitó los audífonos algo molesta, y en cuanto se cruzó con esos ojos negros, pensó miles de cosas a la vez, que hizo que su mente se turnara en blanco, saliendo fuera de orbita.
-¿Selena?- preguntó esa voz grave masculina, bastante conocida para Selena.
-¿Jacob? ¿No que te habías ido a…?
-A España, si. Pero… me quise tomar un tiempo, las cosas no iban bien hace tiempo y necesito concentrarme en tener paz interna antes de pasar por más dramas.- dijo en un tono calmo, produciéndole paz a Selena.
-¿Sigues mal con lo de Taylor?- preguntó algo avergonzada.
-Lo he sabido superar, no digo que no me duela, pero la verdad… saber que terminamos por algo tan insignificante, me emputece.
-Por culpa de Logan…- dijo con algo de rencor, completando lo que Jacob intentaba terminar de decir –Tú no fuiste el único que salió perjudicado con esto…- le miró con mucha calma, sonriendo un poco.
-Logan a ti te gustaba, lo sé.
-Bueno… siempre lo encontré atractivo, me gustaba pero… supongo que Taylor se lo quedará para ella.
-¿Y no te enojas con ella?- pregunto Jacob, atento por oír la respuesta de Selena.
-No… porque ella sigue siendo mi hermana, quizá yo… encuentre algo mejor, solo espero que para la próxima, no volvamos a coincidir en el amor.- respondió Selena, con una sonrisa sobre su rostro, traspasando una tristeza interna en Jacob. Éste simplemente la abrazó durante el viaje, mientras cuidaba su sueño.
Para cuando el bus llegó a Nueva York, ya era de tarde. Selena agarró su bolso y tomó un taxi hasta la casa de los Jonas. Durante el viaje, Selena no dejaba de mirar el cielo, algo había cambiado, de un día a otro había madurado. Se sentía nostálgica, no triste pero si nostálgica. Tocaba un collar, que colgaba de su cuello, un collar que había comprado en Chile, el último día que estuvieron ahí. Se tomó un tiempo junto a Demi y a Miley fuera de los demás y se alejaron para poder comprar algo que demostrase el inmenso amor que tenían entre sí, como grandes amigas casi hermanas. Era un momento de risa, y mientras se molestaban entre sí, Demi se quedó contemplando algo que llamó la atención de Selena. Intercambiaron miradas y compraron 3 collares que eran de varios colores, con ligeros de talles de plumas y decoraciones pequeñas. Que el mensaje que transmitía era que su amistad podría tener múltiples facetas, pero que siempre iba a ser hermosa y fuerte, que era lo que demostraba la pluma. La pluma pertenecía a una hermosa ave, y a pesar de que estuviese debajo de una tormenta, y quedase maltratada, nunca se rompería.
Selena había bajado del taxi, y tomó un largo respiro antes de entrar a la casa de sus amigos. Golpeó débilmente la puerta, pero lo suficientemente fuerte para hacerse sonar. Ella se mantenía cabizbaja hasta que una presencia masculina abrió la puerta y se posó sobre el umbral.
-¿Selena?- preguntó sorprendida, la voz masculina.
-Kevin, ¿puedo pasar?
-¡Claro!- contestó aún sorprendido al encontrarse a su amiga ahí. Selena entró lentamente hasta llegar a un sillón y sentarse. Ella y Kevin intercambiaron miradas secretas, transmitiéndose claramente el mensaje de una forma subjetiva.
-Mejor iré a llamar a Joe y a Nick.
-Claro, ve- contestó Selena, cabizbaja si ni un sentido.
De un segundo a otro, Nick y Joe estaban bajando de la escalera. Ambos se encontraban en una postura sorprendida, por la presencia de Selena en su casa, imitando la postura de Kevin. Selena se levantó del sillón, sin arrugar su rostro, simplemente los miraba sin rencor y sin sentimiento alguno, aunque por dentro estuviese gritando del dolor. Los tres hermanos sin dirigirle la mirada a su amiga, se sentaron en silencio mientras esperaban expectantes lo que iba a decir Selena.
-¿Supieron las últimas?- preguntó Selena sin mayor rodeo, sin dejar de mirarlos fríamente.
-¿Qué Miley se fue?- preguntó Nick, cabizbajo –Si, lo sabíamos.- contestó finalmente con un dejo de tristeza.
-Pues si… pero no se ha ido sola.- le contestó Selena, dejando a todos con una gran incógnita.
-¿De qué hablas, Sel?- preguntó Kevin, elevando una de sus cejas en una postura confusa.
-Demi se fue con ella. Nadie lo supo, ambas están viajando a Chile.- contestó Selena, derramando una lagrima que inmediatamente borró de su rostro. –Me quedé aquí, sola…
-Sel, no puede ser verdad lo que nos estás diciendo.- contestó Joe, finalmente, sin poder creer ni media palabra de lo que Selena decía.
-De hecho…- dijo Kevin, incluyéndose al fin. –Yo si sabía, Demi me lo dijo ayer en la noche.- contestó desamparado, mirando a Selena –No creí que en verdad podría irse, pero… lo hizo, finalmente de liberó de nuestro control.
-Debemos ir allá.- dijo Nick, en un tono autoritario.
-¿Para qué?- preguntó Selena intolerante –Ellas se escaparon de aquí porque este lugar les traía mucha presión, ustedes influyeron mucho en eso. Nick, te encargaste de destruir el corazón de Miley. Y Joe, tú nunca supiste valorar a Demi. Pónganse en el lugar de ellas, siquiera un segundo, háganlo.
Nick y Joe se quedaron mirándose, muy abatidos. Selena tenía mucha razón, no tenía sentido ir a buscarlas y pedirles perdón cuando aún no habían aprendido la lección. Aunque doliese, lo mejor que se podía hacer, era quedarse. Nick se lanzó abatido sobre el sillón, suspiró y agarró unos mechones y los apretó hacia dentro. Finalmente perdió a Miley, todo por su gigantesco ego. Ya no había nada que hacer.
Y Joe, por simples problemas se dio por vencido y dejó ir a Demi, a pesar de quererla demasiado. Se fue al lado de Camilla, quien a pesar de ser muy bella y simpática, nunca llegó a querer como algo más allá de eso. Eso era lo que más lo enfurecía, se sentía el imbécil más imbécil de todos. Pero que podría hacer ahora, solo quedaba que el tiempo solucionase las cosas.
Ya era de noche, y en el aeropuerto varias personas bajaban de éste. Muchas recogían en sus cosas que estaban en custodia. Pero dos señoritas estaban sentadas en una banca, llenas de bultos. Miraban a la gente apresurada corriendo de un lado a otro, mientras que ellas solo los miraban como unos grandes idiotas. ¿Para qué el apuro? De cualquier forma, alguien iba a decepcionarlos.
-¿Entonces…?- preguntó Demi, mirando atenta a Miley.
-Entonces… es hora de comenzar nuevamente aquí. Comenzaremos desde cero.- le contestó con una sonrisa nostálgica sobre su rostro, algo que quiso pasar de ser percibido, pero que Demi, si pudo observar.
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