Luego de una larga conversación sobre Miley entre James y
Nick, ambos caminaron hasta la casa del último a pasar el rato, como era lo
habitual para disfrutar entre amigos cercanos. Ellos estaban viendo unos
asuntos en el computador, cosas tales como subir nuevamente su estado de ánimo
y recordar las fechas donde había fiestas. Para sorpresa de ambos, hoy había
una.
-Así que la tal… Miley está de cumpleaños… interesante.-
susurraba para sí mismo James Maslow, mientras mostraba una sonrisa traviesa a
lo largo de su rostro. –Supongo que tu hermana irá, ¿No?
-Eso creo… pero yo en realidad no tengo ganas de salir, no
hoy, sobre todo cuando mañana es navidad.- respondió Nick, si ánimos para nada,
mirando de una forma natural a James. Sin embargo, él lo miraba molesto. –No me
puedes obligar a salir a un lugar donde yo no quiero ir. Empeoraría la fiesta.
-Oh vaya… entonces creo que no te molestará si conquisto a
Miley para mí solo, precisamente, en el día de su cumpleaños.
Nick Swift al escuchar tal barbaridad se levantó de la silla,
miró inflexible a James, e hizo que el ambiente se hiciera sentir tenso. La
amistad de James era única, era su mejor amigo desde hace tiempo, pero no
estaba dispuesto a que le robara la chica de sus sueños, sobre todo cuando no
había pasado ni un día de haberle confesado que lo era Miley.
-¿Es un broma, cierto? Porque si no es así, entonces juro
que te haré la vida imposible.- le advirtió Nick, en un tono despiadado y
demasiado serio.
-Por supuesto que no lo haría, eso de robar las novias de
tus amigos solo trae problemas…- dijo James, con una sonrisa atolondrada en el
rostro. –El tema está en que, tienes una inmensa oportunidad de declararle tu
amor, y tú la desaprovecharás no yendo a la fiesta, y exponiéndote a que otros
chicos tomen tu lugar.
-Hay por favor…
-Es la verdad, Miley no es nada fea. Solo piénsalo, tiene
lindos ojos azules casi verdosos, tiene un pelo castaño claro casi rubio, es de
estatura mediana, es linda, simpática, inteligente….
-Bien ya entendí.- dijo Nick, hartado. –Pero… no lo sé…
-Amigo, no pienses, solo actúa.- le ordenó él, en su tono
característico, muy travieso.
Las horas pasaban, y Miley seguía fuera de su casa, comiendo
en una cafetería, leyendo un diario. El día había sido largo, y aún recordaba
la conversación que había tenido con Nick sobre lo que había pasado hace más o
menos 9 años. Ella deseaba profundamente que su amistad pudiese darse una
segunda oportunidad, pero si no ponían ambos de su parte, entonces no valdría
la pena. Miley a pesar de todo le guardaba mucho afecto, sobre todo porque era
cuñada de Taylor, la hermana de Nick, a pesar de que no la quisiera mucho que
digamos. La única razón por la que Miley aceptaba a Taylor como su cuñada, era
que Joe la amaba mucho, y le encantaba verlo feliz, sonriente. ¿Acaso así era
el amor? Esa magia que te hace pensar en la felicidad de otros sobre la tuya, y
que cada simple cosa que la persona hace, para ti es… adorable. Miley nunca lo
había sentido, pero deseaba sentirlo en toda su gloria lo más pronto posible.
El plan de Miley era encontrar un nuevo trabajo, para ayudar
con las cosas en la casa. Sus padres se habían matado toda una vida para tener
la casa donde actualmente Selena, Joe y Miley vivían, pero ya era hora de
pensar en ser independiente y ayudar.
Eran ya las nueve de la noche, y había mucho frio, estaba a punto
de nevar. A Miley le había ido bien con algunas ofertas de trabajo, incluso le
dijeron que volviera la próxima semana, lo que provocó mucha alegría en ella.
Llegó a su casa, pero antes de abrir las rejas, Demi había aparecido de la
nada, y le dijo que pasaran a la parte de atrás de la casa, porque quería
mostrarle algo.
Lo que nunca pensó era que Demi le haría una emboscada para
ponerle un lindo vestido descotado, sin importar que hubieran grados bajo cero,
y de inmediato, entraron a la casa.
-¡¿Qué es todo esto?!- preguntó Miley indignada al ver que
un montón de personas estaban allí, haciendo una fiesta.
-¡Sorpresa!- gritaron todos, y de inmediato Selena y Joe se
acercaron para abrazar a su hermana menor.
-Miley si te vas a enojar, entonces que sea mañana por
favor.- le pidió Selena, mirándole con unos ojos de cachorro.
-Si hermana, disfruta hoy y a contar de mañana escucharemos
todas tus quejas que tengas.- le sonrió Joe, para convencerla.
-Está bien… mañana me quejaré cuando estemos solos los
tres.- Miley pensó bien la situación, y le sonrió malvadamente a Demi. –Mejor dicho,
los cuatro.
-¿Eh? ¿Por qué yo?- preguntó Demi, muy inquieta.
-Porque ya eres como parte de la familiar.- le contestó
Miley, provocando que Demi se emocionara mucho interiormente.
La fiesta era muy buena, todos reían en grupo y hacían
payasadas. Solo habían bebidas porque Miley aún era muy pequeña, a pesar de que
Joe y Selena ya habían probado los tragos un montón de veces.
Selena había invitado a un grupo de sus amigos de la universidad,
y Joe a sus amigos, novia y obviamente a David Henrie, con lo que Selena no
estaba muy a gusto. Moría de ganar por contarle lo que había pasado en el viaje
de la escuela, viaje al que claramente no debió ir sino era con Joe, pero ya
nada valía la pena, porque era la fiesta de Miley y no podía desviar la
atención de ello…
-Oye Sel…- apareció nuevamente esa voz fastidiosa en el círculo
de Selena, haciéndola un manojo de nervios.
-¿Qué quieres?- le preguntó como si nada, a nada más ni nada
menos que Henríe.
-Baila conmigo esta pieza, ¿sí?- le preguntó con mucha
ternura, mientras que clavaba sus ojos verdes sobre los ojos negros de ella.
-Sabes que no soy buena bailando…
-No importa, no tiene sentido si no bailo contigo.- le dijo,
derritiendo la capa de orgullo que Selena había construido desde hace más o
menos siete años atrás.
-Mejor ve a bailar con la cumplañera, o con Taylor… la NOVIA
de tu mejor amigo.- le ordenó ella, haciendo énfasis y mirándole de una forma
grotesca a los ojos. Sin embargo, la expresión que Selena esperaba por parte de
David, fue totalmente diferente a la real.
Él solo seguía sonriendo ante tales dichos de Selena,
seguramente él sabía que los había visto besándose en el viaje, por eso se
comportaba de una forma tan extraña. –Por favor Selena, solo una pieza, es lo
único que te pido.- y seguía repitiendo lo mismo, colmando la paciencia de
Selena.
-Solo un baile.
-De acuerdo.- ambos se tomaron de la mano, y David llevó a
Selena hasta el rincón del salón para bailar, donde justamente había sonado la
canción favorita de Selena y David, una de las canciones más exitosas del rock
de los 80’
Mientras que en otro lugar, Miley y Demi charlaban cosas
ridículas y reían a carcajadas, hasta que Nick y James llegaron hasta donde
ellas llegaron, con una postura muy decidida y seductora. Nick parecía
deslumbrante, como nunca antes se había visto. Él hizo algo con su cabello, sus
rulos estaban mucho más formados y relucientes, sus Levi’s negros rasgados con
las converse, que hacían una perfecta combinación con su blusa blanca de tela
suave y casi transparente que dejaba ver un poco sus músculos.
-Oye Demster, ¿te importaría bailar conmigo?- le preguntó
James a Demi, muy dulcemente.
-¡Seguro que sí! Vamos.- le sonrió Demi, muy animada, y
entonces fueron a bailar.
-¿Y tú no me sacarás a bailar, Nick?- le preguntó Miley,
sonriente, sabiendo claramente la respuesta.
-No, no me gusta bailar.- le contestó él, como si nada
mientras que se sentaba a un lado de ella y bebía un zumo de frutas. –Por cierto,
feliz cumpleaños.- le dijo poco emocionado y de un bolsillo de su pantalón,
sacó un pequeño regalo. –Ábrelo, ojalá que te guste.
Miley obedeció y sus ojos se empaparon en lágrimas en cuanto
vio lo que le regaló: un hermoso anillo de piedras azules, como el color de sus
ojos. –Nick, está hermoso…- dijo ella, anonadada, y con algunas dificultades
para hablar bien a causa de la emoción. -¿Te importaría ponerlo en mi dedo?
-No me comprometeré contigo, Jonas.- dijo él en tono de
broma, y ambos rieron. Nick le hizo caso a Miley y entonces le puso el anillo
en el dedo anular de la mano derecha. Le quedaba perfecto, pensó Nick,
obviamente pensó en lo mucho que le gustaba el azul y las piedras preciosas a
Miley, encima combinaba perfectamente con el color de sus ojos. Definitivamente
ese anillo se había hecho para pertenecerle a Miley.
Miley sin pleno aviso había acomodado su cabeza en el hombro
de Nick, sorprendiéndolo. La noche era perfecta, todos se divertían y ellos dos
estaban solos. Pasaron unos segundos en silencio, y ya eran más de las doce de
la noche, lo que significaba que era navidad.
-Es igual que en aquellos tiempos…- susurró Nick, algo nostálgico
al recordar cuando era amigo de Miley.
-Exactamente igual…- completó Miley, y se levantó del
asiento, y al mismo tiempo levantó a Nick, quedando a un palmo de distancia de
ambas bocas. Miley le dio un beso muy pequeño, pero para Nick, eso fue eterno y
hermoso, algo que recordaría para siempre.
-Feliz navidad Nick.- le sonrió Miley.
-Feliz navidad… Smiley.- le dijo dulcemente, y nuevamente la
volvió a besar, mucho más largo que el anterior, y con mucha más pasión. Un
beso que ambos recordarían el resto de sus vidas, solo que en silencio, porque
mañana Nick volvería a odiarla y Miley lo volvería a ignorar. O eso se creía…