-Bueno… creo que ahora debes estar muy confundida con esta
declaración, pero yo ya cumplí con mi parte.- aclaró Mariah, y de inmediato se
levantó de su sofá.
Ella subió al segundo piso de su hogar, dejando
completamente solos a Lisa y a Ethan, en una clase de transe.
-Lisa, yo…
-¿Por qué no me lo contaste?- le preguntaba Lisa indignada a
Ethan. –Éramos amigos, ¿no? Yo te lo conté todo de mí, y todo lo que tú me
dijiste fueron…
-No digas esa palabra.- le suplicó.
-Mentiras…- terminó por hablar Lisa, desmoronándose y sin
dejar de mirar a Ethan de una forma fulminante. ¿Por qué…?
-Antes que puedas seguir culpándome por esta escena, quiero
aclararte, que yo tampoco lo sabía… hasta esa “cita” que tuve con Mariah- le
dijo Ethan, haciendo énfasis en la última parte.
-Quiero escucharte, por favor.- y por primera vez, Lisa
pacificó su mirada de odio que le tenía a su entonces mejor amigo.
Ethan había tomado la mano de Lisa y la llevó hasta la casa
de ésta para hablar tranquilos. La historia fue breve, pero muy dura.
Ethan se contenía lo más que podía, pero Lisa podía sentir lo mal que éste lo
pasaba al mirar sus ojos y al sentir el apretón que éste le hacía al tener aún
su mano entrelazada. Ethan relataba que el día en que tuvo la cita con Mariah
había intentado ser lo más molesto posible con ella, sin embargo, ella no
parecía interesada en eso, más bien, había algo que le inquietaba, y de paso,
le inquietaba también a Ethan. De un momento a otro, Mariah había sacado un
porta retrato de su cartera, y le mostró la foto que hace pocas horas atrás
había visto Lisa…
Flashback
-¿De dónde haz sacado ésta foto? ¿Y cómo es que…?
-¿Papá te dijo alguna vez que había tenido otra hija antes
de ti?
-No… pero eso no puede ser verdad…
-Es verdad… se separó de mi mamá por diversos problemas, y
los culpo a los dos por igual.
-¿Entonces por qué no me lo dijo nunca?
-No lo sé… supongo que quería olvidarse de mamá por todo el
daño que causó…
-Pero… si hubiese sido así, te abandonó…
-Él no sabía que mi mamá estaba embarazada.- respondió
finalmente Mariah, haciéndole por fin entender a Ethan. –Pero bueno… yo si me
enteré que él tuvo a otro hijo, y por eso es que vine a este pueblo para poder
encontrarlo.
-¿Y por qué crees que yo soy tu hermano perdido?
-Porque la foto lo demuestra y te pareces mucho a nuestro
padre.- respondió Mariah, muy astuta como siempre.
Fin Flashback
-Al día después, yo estaba muy molesto, confundido y no
sabía en qué confiar. Había quedado en hacerme un examen de sangre, y verla en
la consulta médica, por eso es que estaba tan molesto ese día, y erróneamente
pensaste que estaba molesto contigo.
Flashback
-Ethan… yo…
-Lo siento Lisa, estoy ocupado. Luego hablamos.- dijo él,
fríamente, dejándola totalmente sola en el amplio salón. Bajó la mirada y
decidió salir de ahí.
Fin Flashback
-Ahora comprendo todo…- dijo Lisa… muy pensativa.
-Mariah es mi hermana, y a pesar de todas las cosas que ha
hecho, sé que hay una buena persona dentro de ella, solo que aún nadie lo ha descubierto.
-Lamento haber causado todo ese daño…- dijo arrepentida,
mirando hacia el suelo.
-No te disculpes, yo también ayudé en eso, fui cómplice, y
Mariah tampoco es el ángel, que digamos. Solo… cometimos errores, todos, pero
ya es hora de dejar de lado la guerra y ser amigos, o siquiera intentarlo.
-Si… tienes razón.- contestó Lisa, esbozando una sonrisa
sincera. –Lo haré por ti.- dijo Lisa, haciendo que Ethan se ruborizara.
-Gracias, y lo lamento mucho, risitas.- se disculpó él, y de
inmediato la abrazó tan fuerte como si fuera un oso de felpa, tal y como lo era
antes de creer que su amistad había llegado a su fin.
Meses habían pasado desde entonces… y Lisa, que antes de ese
año era una mala estudiante, ahora era la mejor junto a Ethan. Sus profesores
la alababan, y sus ex amigos simplemente la ignoraban y hablaban a sus
espaldas, pero ahora Lisa sabía con confianza que eso lo hacían por el hecho de
la famosa “envidia” Harvard, era la universidad más famosa de Estados Unidos, y
a pesar de que Lisa pudiese poner todos sus esfuerzos para entrar ahí, esa no
su prioridad; su más grande deseo era estudiar arte, pero luego se encargaría
plenamente de la literatura. Iría a una universidad de artes, por solo dos
años, y luego, trabajaría en lo que ama.
Pero… ¿Qué pasaría con Ethan? Él sería neurólogo, por lo
tanto serían como 5 años más o menos de estudio… ¿tanto tiempo pasaría sin él?
No se lo imaginaba, ya había formado parte bastante importante de su vida, y le
hizo sentir más viva que nunca… ¿En verdad todo terminaría así?
Caminó por los pasillos y saludó gratamente a Max, con el
que tiempo atrás por fin pudo hacer las pases, y ahora se llevaban de
maravillas al no ser populares. Mariah y ella ya se llevaban un poco mejor,
pero no eran amigas, aún así se saludaban con mucho afecto, y a su vez, Ethan
también era parte importante para ella, su hermano menor era él después de
todo.
Lisa fue al baño a retocar su peinado y su maquillaje, y fue
entonces cuando las puertas de los cubículos, se abrieron todas, y de ahí, las
chicas que se creían las más hermosas y populares, salieron de éstas.
-Vaya, vaya, vaya… si es mi querida Lisa Aniston.- dijo en
un tono burlesco la chica rubia que salía del cubículo, llamada Mandy.
-¿Qué quieres?- le preguntó Lisa, como si nada, aún retocándose
el maquillaje.
-Vinimos a preguntarte cómo se siente.- se incluyó a la
conversación Abigail, la peli-roja, quien se puso al lado izquierdo de Lisa,
mientras que Mandy se situaba en el lado derecho, apretándola como masa, y simplemente
la miraban por medio del espejo.
-¿Qué se siente qué?- preguntó Lisa, ingenuamente. -¿Cómo se
siente haber dejado de ser popular? Bueno, les diré… es lo mejor que me ha
pasado en la vida.
Ambas rieron como hienas, y entonces Mandy la empujó al
punto de casi hacerla caer al suelo. –Eres más ingenua de lo que pensé… ¿Sabes
por qué dejaste de ser popular? Porque eras tan obesa que nos opacabas al
resto, pero… wow… ahora pareces más gorda que antes. Estás asquerosa.
Lagrimas parecían brotar en los ojos de Lisa. Ese par
conocía su par débil y ahora parecía como si estaba en el mismo infierno. Su
corazón estaba apunto de explotar, su mente solo gritaba auxilio pero nada
parecía cambiar. Ella solo quería creer que nada de eso estaba pasando, que
simplemente su retorcida mente estaba jugando nuevamente con ella, ¡Qué ganas
de creerlo! Pero no… eso ya no era fantasía, eso estaba pasando, era la sucia y
vil realidad.
-No eres más que una ballena, una cerda, una desgraciada. No
sabes lo aliviados que estamos de que al fin hallamos podido librarnos de ti.
-Mandy, creo que ya entendió…- le susurraba Abigail, algo
preocupada.
-Si… ya acabamos con esta escoria.- miró satisfecha a Lisa, quien
parecía estar sufriendo de un ataque epiléptico. –Te hicimos un favor, Lisa Aniston.-
dijo ella finalmente. Ambas se fueron, Abigail salió primero por la puerta,
pero Mandy se fue al último porque quiso aprovechar la oportunidad para darle
una bofetada en el estomago a Lisa. La escena parecía como una película de
terror.
Lisa tardó en comprender lo que ocurría en el momento… habían
pasado muchos años desde la última vez que le dijeron gorda, pero esta vez, ya
había sido muy cruel. El sonido del agua le hacía reflexionar un poco, y a
ratos miró su panza, que no era para nada de una “obesa” pero aún así le hacía
sentir como si fuera eso. La tristeza y el dolor, y claro que la humillación
que le había tocado vivir no iba a desaparecer nunca.
Desearía que alguien hubiese estado en ese momento, pero las
únicas personas en quien podía confiar estaban fuera del alcance; Ethan estaba
enfermo, por lo que faltó a clases toda la semana, y su madre trabajaba como
siempre. Solo le quedaba llorar ese sufrimiento en silencio… y así lo hizo,
pero entonces vio un pedazo de vidrio por debajo de los lavados, lo recogió y
se cortó sin querer los dedos pulgar e índice.
Se levantó con dificultad del suelo y se miró al espejo
desolada, pero a la vez, con una tranquilidad absoluta. Lisa acarició su
cabello, y a ratos pensó que era hermosa, en una clase de utopía, pero… la
realidad era totalmente distinta. Quizá era el efecto de la humillación, quizá
un trance o un recuerdo de mi retorcida mente, pero lo último que recuerdo
haber visto de ese día, fue la mano con el pedazo de vidrio elevados, y luego…
todo fue sangre, la escena parecía la de un crimen.
Ethan le preguntaría que había pasado, pero Lisa era aún más
astuta. La tortura habría terminado en ese entonces, por lo que no tenía ni un
pesar. Faltaban más o menos 3 días para que Ethan volviese a ir a clases, y
ella quería estar diferente para cuando él la volviese a ver. Entonces fue al
supermercado y compró una tintura para pelo, un conjunto de ropa, y maquillaje.
Qué suerte que la llegada de Ethan justamente coincidía con la fiesta del grado,
que sería la última antes de fin de año, que sería en un mes más.
Ya lo había hecho todo en esos 3 días. Su pelo era rojo como
negro, más negro que la noche, y su ropa era un vestido floreado, muy al estilo
gótico, pero en ella se acentuaba muy bien. En realidad parecía una estrella, y
entonces se dirigió a la fiesta. A los primero que vio fue a Max y a las chicas
que la habían humillado 3 días atrás. Las miró con desprecio, pero entonces
siguió adelante y se encontró a otro compañero, con el que hablaban sobre arte
mientras bebían un poco de cerveza de mantequilla. Todo iba de maravilla hasta
que los ojos de Lisa se iluminaron al ver al Adonis frente a sus ojos, un
Adonis que todo ese tiempo había estado a su lado, nada más ni nada menos que
Ethan.
Él se veía muy agitado, parecía que la estaba buscando, y a
su vez, robaba las miradas de las estúpidas que Lisa apostaba que ni siquiera
se daban cuenta de quien realmente era, “la rata de laboratorio” como le decían
a principios de año. Ethan al fin la vio y le sonrió a distancia mientras caminaba
hacia ella. Lisa también hizo lo mismo, y se acercó a él, quedando en la pista
de baile.
-Luces preciosa hoy, sonrisitas.- dijo él, sonriéndole muy
tímido.
-Tú no te quedas atrás.- le devolvió la sonrisa, pero de una
forma más seductora y entonces apegó sus labios a los de él, besándolo de una
manera brutal.
A pesar que Ethan hubiese deseado desde el primer momento en
que la vio, esa no era la situación correcta. Ella estaba ebria, por lo tanto
no tenía pleno control sobre sí misma. Se sintió mal… muy mal, porque lo que
pensó que pudo haber sido un hermoso momento en su vida, no era más que un
engaño.
La separó y la arrastró hasta afuera, donde podrían estar un
poco más tranquilos, lejos de todo ese humo de cigarrillo, la música
ensordecedora y el alcohol.
-¿No te gustó mi beso?- le preguntó Lisa entre risas
alocadas, con la mirada perdida.
-Me hubiese gustado si hubiese sido con amor.- respondió él, anonadado.